sábado, 23 de febrero de 2019

ARTEFACTO



“Se entiende por artefacto cualquier objeto fabricado con cierta técnica para desempeñar alguna función específica. Los artefactos son producto de sistemas de necesidades sociales y culturales (también llamados intencionales aunque dicha expresión ha entrado en desuso), y se les emplea generalmente para extender los límites materiales del cuerpo. En dicho sentido, todo aparato es un artefacto, pero no todo artefacto es un aparato.”
Creo que esta definición de la palabra “artefacto” le gustaría mucho a Godard como primera introducción a El libro de imágenes, su nuevo artefacto audiovisual. Me resulta por completo imposible resumir el argumento de este trabajo inclasificable. Quizá lo mejor sea recurrir al propio Godard que decidió que se explicara el film con tres frases: Nada excepto silencio. Nada excepto una canción revolucionaria. Una historia en cinco capítulos, como los cinco dedos de una mano.
A punto de cumplir 90 años, Godard sigue haciendo el cine que quiere sin tener en cuenta ni mercados, ni gustos, ni siquiera fidelidades a nada ni a nadie. Un cine que puede controlar y manipular sin moverse de casa. Si podemos dividir la enorme obra cinematográfica de Godard nos salen cuatro (no cinco) grandes periodos: el del cine narrativo (1960-1967), el del cine militante (1967-1980), el del cine de la reconciliación con el relato (1980-1987) y el del cine de la memoria, (1987-2017), el más largo y sin duda el más experimental y creativo de toda su carrera que concluye brillantemente en este libro de imágenes.
Godard nunca ha puesto las cosas fáciles con su cine. Incluso en las más convencionales de sus películas, hay saltos narrativos y elementos distorsionadores. Pero nunca hasta ahora había hecho un producto que es un reto al espectador, un desafío en toda regla. Narrativo e ideológico. El director manipula la imagen, la distorsiona, altera su color y su formato, encadena un montaje rompedor y fragmentario en sus relaciones, y utiliza una banda sonora especialmente pensada para provocar al espectador. Estos son algunos de los rasgos distintivos de este ensayo poético, cinéfilo y político. Me atrevo a decir que este film, más que cualquiera de sus anteriores, no se puede ver desde una óptica convencional: ir a una sala, sentarse y ver una película. Godard en El libro de imágenes, exige una participación, vivir la experiencia, pero también propone otra cosa: no intentes entenderlo todo, no te creas capaz de seguirla en su integridad. En este sentido, unos subtítulos arbitrarios que dejan fuera más de la mitad del discurso del propio Godard con su voz cansada y los diferentes diálogos multilingües (no siempre subtitulados) de los muchos fragmentos de películas utilizados, hacen buena una de las mejores frases de todo el libro de imágenes: la lengua no hace el lenguaje.
Si prescindimos del esfuerzo de entender la lengua y nos centramos en entender el lenguaje, este experimento se convierte en un viaje apasionante por la historia de la cultura y del cine para todos los que tengan memoria de estas películas, muchas de ellas olvidadas. El juego de ver cuántas se identifican es una tentación que sólo algunos pueden jugar. Porque, y en esto queda claro que estamos ante la obra de un hombre mayor, no un viejo, Godard nunca será un viejo, es que la mayor parte de los filmes y los textos literarios utilizados seguramente son completamente desconocidos para un público menor de 35 años. Dividido en cinco capítulos como los cinco dedos de la mano, este libro de imágenes nos lleva desde los remakes hasta los trenes, (una de sus pasiones, compartida por otros cineastas, en el que, para mi, es el más bonito capítulo del film),de la historia del cine a la historia real, de una revolución fracasada (la soviética) a una revolución en marcha (la islámica). En este sentido quizás el capítulo menos críptico y, vuelvo a lo personal, el menos interesante desde mi punto de vista por ser muy poco critico, es el que dedica a Arabia y el mundo árabe. No al Islam, o no exclusivamente al Islam, sino a una manera de entender el mundo alternativa a la occidental, capitalista y eurocéntrica que ha dominado la cultura occidental. Esa cultura que, paradójicamente, nutre con sus novelas, ensayos, músicas y películas todo el imaginario de su discurso teórico. Contradicción que intenta contrarrestar utilizando, como ya hizo en filmes anteriores, imágenes reales robadas en las televisiones árabes.
El libro de imágenes ganó una Palma de Oro Especial en Cannes del año pasado. No podía ser de otra manera. Había que reconocer el trabajo ingente de elaboración de este collage fragmentado de la contemporaneidad, pero no se podía considerar en igualdad de condiciones que el resto de filmes en competición. Godard no es Dios, pero si es único.


Un apunte sobre Cafarnaúm.
La semana pasada se estrenó Cafarnaum, de Nadine Labaki, Como no hice entrada, se me quedó pendiente comentarla. La verdad es que no tenía muy claro escribir de ella. No es una película que me entusiasme, aunque sí creo que es un film importante. Pero ante las críticas que he leído estos días, si me gustaría pronunciarme sobre el film. Cafarnaum tiene uno de los principios más impactantes del cine de los últimos tiempos: no desvelo nada, está en el tráiler: un niño denuncia a sus padres ante un tribunal por haberle traído al mundo. Difícilmente se puede superar ese inicio. La película está condenada a ir hacia abajo en un tobogán de penurias, hasta remontar el vuelo en la parte final. Solo esa secuencia justifica el premio que obtuvo en Cannes. Lo que sigue es el vagar de un airado niño de doce años por las calles de Beirut, arrastrando un carrito de cacerolas con un bebe negro dentro. El niño es muy guapo, es muy listo, y las imágenes que busca la directora son, a veces, no siempre, hermosas en su dolorosa realidad. Quizás por eso una buena parte de la crítica la ha acusado de porno miseria. Yo creo que no lo es. Mientras pensaba en esto me venían a la cabeza las novelas de Dickens, ¿es Oliver Twist porno miseria?, o algunos cuadros de niños de Murillo, ¿pinta el sevillano porno miseria? Creo que no, o al menos no lo que yo defino como porno miseria: hacer espectáculo de la parte más sórdida del mundo. Aclaro, no es un juicio de valor sobre la obra, tampoco es un juicio moral, mi aproximación a la porno miseria tiene mas que ver con la sensibilidad. Y pongo dos ejemplos de autores que me gustan mucho y que admiro. Buñuel en Los olvidados no hace porno miseria; González Iñárritu en Biutiful si hace porno miseria. Por eso pienso que Cafarnaum no es porno miseria.
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La semana pasada estuvimos en Arcos de la Frontera presentando Flores en la frontera y una exposición de las acuarelas de Ramon para el libro. En el blog de La Casa Grande, el hotel de Elena Posa que lo ha publicado, he escrito un pequeño resumen de esa presentación. Si alguien lo quiere ver este es el enlace:







sábado, 9 de febrero de 2019

ESTA SEMANA CUATRO ESTRENOS



HIGH LIFE
De qué va: Una enorme caja cuadrada navega por el espacio infinito. Dentro, un grupo de hombres y mujeres, criminales a los que se ha ofrecido la salvación en una misión suicida, sobreviven como pueden enfrentados entre sí y utilizados por una científica enloquecida en un experimento genético. Al final, solo uno de ellos y un nuevo pasajero, que no es alien precisamente, conseguirá llegar a su destino.
Porqué hay que verla: Lo primero, para preguntarse porque Claire Denis se ha metido en este berenjenal. Lo segundo, para comprobar que la ciencia ficción puede ser minimalista y que no hay que tener miedo de hacer el interior de una nave del espacio que parece salida de unos decorados de serie B de los años cincuenta. Tercero, para recordar sin vergüenza Naves misteriosas y Solaris, de las dos bebe este cuento existencialista y metafísico. Y cuarto, porque a pesar de su densidad casi tan grande como el agujero negro al que se dirigen, y de ser casi como diez negritos pero sin criminal, High Life produce una extraña sensación que puede, o no, fascinar. Desconcertante.


TRINTA LUMES
De qué va: Una aldea perdida en los montes de Lugo, Alba, una niña que ve a los muertos, desaparece en la bruma. Treinta luces, que son también treinta almas, la buscan en el bosque y en las casas abandonadas. Un cuento mágico de niebla y de sombras, de misterios y curiosidad. Twin Peaks no está lejos.
Porqué hay que verla: Por su propuesta de cine documental y ficción en una mezcla parecida a la de Entre dos aguas. Personajes reales, lugares auténticos, una historia inventada. Sus imágenes son muy sugerentes, la tradición de la Santa Compaña ronda en sus encuadres. Diana Toucedo nos lleva a explorar lo desconocido de la mano de Alba, el puente entre dos mundos paralelos. Romanticismo fantástico en tierras gallegas. Hermosa.


SOFIA
De qué va: En la Casablanca de ahora mismo, Sofía, una chica de veinte años, está a punto de tener un hijo en un embarazo que ha negado. Cuando nace el bebe empieza el verdadero problema para Sofía. Qué hacer con él, Tiene que buscar un padre y casarse si no quiere ir a la cárcel. Su hipócrita familia solo quiere salvar las apariencias. Sofía y Omar se casarán pero no vivirán felices ni comerán perdices.
Porqué hay que verla: Para comprobar que hay países muy cercanos donde aun se persigue y se encarcela a la gente por tener relaciones antes del matrimonio. Para darte cuenta de que Marruecos es una sociedad hipócrita, corrupta y machista,  con unas diferencias de clase brutales que la directora, Meryem Benm’Barek pone en evidencia. Cine de mujeres que va más allá del discurso feminista. Sofía se niega a ser una víctima y toma una decisión, aunque en esa decisión arrastre a Omar, un pobre chico que en realidad es el único inocente en toda esta historia. Suerte de Lena, una mujer que conserva la dignidad en ese entorno. Necesaria.


TRES IDÉNTICOS DESCONOCIDOS
De qué va: Tres idénticos desconocidos descubren por casualidad a los 19 años que son hermanos gemelos, trillizos, separados a los seis meses y dados en adopción en familias de clases sociales distintas. Su encuentro les produce una gran alegría, por fin se sienten completos, pero también es el principio de una enorme presión emocional muy difícil de gestionar, mas cuando poco a poco van descubriendo el oscuro experimento que hay detrás de su separación.
Porqué hay que verla: Porque pocas veces se ven historias como esta. El gran acierto del director Tim Wardle es el de contar esta increïble historia dejando que sus protagonistas hablen y la recuerden con sus propias palabras en un film que es un drama familiar, una película de suspense y una experiencia cinematográfica apasionante. Sin quererlos, los trillizos reencontrados enlazan con los experimentos genéticos de la doctora loca de High Life. Solo que en el film de Claire Denis, todo es pura invención y en el de los hermanos Bob, David y Eddie, es pura realidad. Sorprendente.
La semana que viene estaré de viaje. Volveré al blog el viernes 22.
 


sábado, 2 de febrero de 2019

DE TODO UN POCO



Una película
Pocos estrenos reseñables hay esta semana. Tan solo uno merece unas líneas. Green Book no es un film imprescindible, pero si es una película agradable, convencionalmente agradable, diría. Este cuento capriano (de Frank Capra) es tan previsible como entrañable. Desde el principio sabemos cómo acabará la relación del gordo guardaespaldas italiano del Bronx y el elegante y culto panista negro. En realidad da igual lo que les ocurre en su viaje por el profundo sur en el otoño de 1962, cuando la lucha por los Derechos Civiles no había empezado. No importa mucho comprobar el racismo y el clasismo de unos blancos que abren sus salones para que el negro elegante les deleite con su música, pero no abren sus baños para que pueda hacer sus necesidades. En fin, nada nuevo en una historia que se salva por los dos actores Mortensen y Ali, y por un humor soterrado que aflora en los momentos más tensos. Lo único de verdad sorprendente de Green Book es el éxito que ha tenido en Estados Unidos. No deja de ser un rayo de esperanza en el páramo trumpiano el hecho de que este film sobre la tolerancia, la inteligencia, la amistad y el aprendizaje, sea uno de los favoritos del público. Menos mal.


Una mujer
Ya que no hay mas pelis, me gustaría hablar de una mujer que he recuperado esta semana gracias a un libro publicado hace poco. Se trata de Conchita Montes y el libro se titula Conchita Montes. Una mujer frente al espejo. Recuerdo descubrir a Conchita Montes en un ciclo de cine español de los años cuarenta y cincuenta que hicimos en la Filmoteca en el año 1976-77. No era una actriz convencional, ni por su belleza, moderna y muy americana, ni por el tipo de películas en las que aparecía, casi todas dirigidas por Edgar Neville. Fue más tarde cuando me enteré de la relación sentimental/profesional que mantenían Conchita y Neville, un amor que duró toda su vida sin que en ningún momento se plantearan casarse. Ni siquiera vivir juntos. Pero todo el mundo en España sabía que aquella espigada y elegante mujer era la pareja del más atrevido director del cine español de esos años. El libro de Aguilar y Cabrerizo me ha permitido saber más cosas. Como por ejemplo, que Conchita Montes era la inventora y autora del Damero Maldito de la revista La Codorniz que mi abuela nos enviaba a México puntualmente. O que era la única mujer aceptada como un igual en algunas de las tertulias intelectuales más exquisitas de Madrid. O su labor como traductora de inglés y francés, idiomas que dominaba a la perfección después de vivir en Estados Unidos y en París. Todo esto y más cosas de las que cuentan en este libro, hizo de ella un personaje único, irrepetible y muy atípico en la gris y oscurantista sociedad del franquismo. Conchita Montes nunca se plegó a la mediocridad del régimen y milagrosamente, tanto ella como Neville, consiguieron hacer un puñado de excelentes películas. Si leen el libro,  seguro que les entran ganas de verlas, en la plataforma FlixOle de cine español se pueden encontrar casi todas.


Un hombre
También esta semana he tenido oportunidad de entrevistar a un hombre que forma parte de la historia del cine: Barbet Schroeder que ha venido a la Filmoteca a presentar un ciclo sobre su trabajo. Ha sido un placer hablar con alguien como él, inteligente, divertido, con una carrera que nace en la Nouvelle Vague y sigue aun en plena actividad. Barbet Schroeder fue productor de algunas películas míticas de Rohmer antes de convertirse en director en 1969 con un film que se convirtió en un canto generacional, More, rodado en Ibiza de forma clandestina, en casa de su madre que vivía en la isla desde hacía años. More hablaba de drogas, de sexo, de libertad, pero sobre todo hablaba de la tragedia de la destrucción de un ser humano por amor. Una película Romántica a la que la música de Pink Floyd añade un aire nostálgico y evocador. Entre More y su último trabajo, El venerable W del 2017, han pasado cincuenta años, muchas películas y muchas cosas que han hecho de Barbet Schroeder un fino analista del mal, sobre todo en lo que él llama la Trilogía del Mal que engloba los documentales sobre Idi Amin Dada, el dictador ugandés; El abogado del terror, centrado en un hombre especializado en defender lo indefendible; y este ultimo y estremecedor documental sobre el monje budista Whiratu, un supremacista de la raza birmana que es uno de los mayores instigadores de la islamofobia que ha llevado a la persecución y exterminio de los rohingyas, la minoría musulmana que vive en las costas de Myanmar, en un genocidio inconcebible. Es un retrato que hiela la sangre, mas si pensamos que lo que este hombre que nada tiene que envidiar a los nazis en cuanto a sus ideas, es un monje budista. Schroeder afirma que le resulta muy difícil saber lo que es el mal, él no juzga a sus personajes, les deja que se expresen ellos mismos, que se autorretraten en su soberbia. Pero reconoce que los líderes del mal que ha conocido y los que sabe que existen, tienen en el nacionalismo extremo y el populismo mas feroz unos rasgos comunes. Explica que fue a Birmania porque quería entender como un monje budista se veía implicado en un genocidio tan terrible. Pero que volvió con un documento que no habla de budismo, ni siquiera solo de Birmania, sino de nuestro mundo y nuestro tiempo, de lo que está pasando actualmente en muchos países de Europa. Por desgracia, y eso lo digo yo, tenemos ejemplos muy cercanos de manipuladores comportamientos nacionalistas y populistas en España. Si pueden vean sus películas en la Filmoteca y si están lejos, aprovechen que en Filmin están las tres entregas de la Trilogía del Mal.

Dos noticias
Para acabar, dos buenas noticias. Una, es que el viernes 1 de febrero volvió a emitirse el programa de cine La Cartellera de BTV en el que colaboro. Es una nueva etapa llena de ilusión. Los que lo hacemos estamos muy contentos con el resultado a pesar de las enormes dificultades con las que nos hemos tropezado para sacarlo adelante.
La segunda es un texto que ha publicado Ramon en su blog hablando del libro de Haruki Murakami, La muerte del comendador. Es tan estimulante lo que cuenta Ramon que dan ganas de leer el libro ya. Si quieren ver el texto de Ramon en su blog este es el enlace.