sábado, 26 de octubre de 2019

PARÁSITOS Y CLEPTÓCRATAS



(unos bonitos parásitos de Ramon)
La definición que da el diccionario de la RAE es muy sencilla: “Parásito. Organismo que se alimenta de las sustancias que elabora un ser vivo de distinta especie, viviendo en su interior o sobre su superficie, con lo que suele causarle algún daño o enfermedad.” Solo esta frase ya justifica el título de la que es sin duda una de las mejores películas del año, Parásitos del director coreano  Bong Joon-ho. El propio director ha pedido que no se explique demasiado del argumento de esta comedia negra que habría hecho feliz a Azcona, que no se cuente lo que pasa aunque si se pueda contar que la risa abierta y la sonrisa congelada del horror se mezclan a lo largo de su argumento. Todos los que aparecen en esta historia de lucha de clases son parásitos unos de otros, todos viven a expensas de los demás. Pero lo mejor no es eso, lo mejor es la manera como Bong Joon-ho construye su historia. Se podría explicar el argumento, pero nunca se podrá explicar los giros de guión, la planificación de las secuencias, la composición de los personajes, la elección de los espacios, las casas donde viven, la ciudad con sus escaleras, la lluvia. Es eso lo que la hace singular y única. Aunque quizás no tenga nada que ver, (no la he revisado desde hace muchos años) viendo Parásitos me ha venido a la cabeza una película de Paco Betriu del año 1980 que se llamaba Los fieles sirvientes. Copio aquí el argumento que aparece en Filmaffinity: “En una lujosa masía catalana, el personal de servicio ha preparado un gran banquete y se espera la llegada de los invitados. Todo está dispuesto pero nadie llega. El ama de llaves y los demás criados ocuparán por unos momentos el lugar de sus señores y, al igual que ellos, se comportarán despóticamente. Una sátira sobre las miserias humanas.” Los parásitos están por todas partes, por ejemplo, los políticos, personajes que viven a costa de la gente que supuestamente deben servir desde las instituciones que parasitan en su único favor. Son organismos perniciosos que destruyen el cuerpo que habitan pudriendo su esencia ultima mientras chupan (literalmente con sus sueldos enormes y su incapacidad infinita) la sangre de los que deberían atender en lugar de explotar. Pero los parásitos muchas veces no saben que lo son  e incluso intentan demostrar que los parásitos son otros. El resultado es una situación que tiene mas de tragedia que de comedia. Pero eso es otra historia.

CLEPTÓCRATAS
Justo la semana que vi Parásitos, Filmin estrenó un documental muy interesante que se llama Los cleptócratas. Es un trabajo de investigación que analiza el fraude de 3.500 millones de dólares del gobierno malayo por parte de un grupo de inversores ligados al presidente del gobierno con múltiples tentáculos que llegaron incluso hasta Hollywood y  El lobo de Wall Street de Martin Scorsese. Al margen de que el documental es estupendo, me ha permitido conocer a fondo lo que es la cleptocracia. Según la RAE la cleptocracia es “un sistema de gobierno en el que prima el interés por el enriquecimiento propio a costa de los bienes públicos.” Según otras definiciones “Cleptocracia (del griego clepto, 'robo'; y cracia, 'poder' = dominio de los ladrones) es el establecimiento y desarrollo del poder basado en el robo de capital, institucionalizando la corrupción y sus derivados como el nepotismo, el clientelismo político, de forma que estas acciones delictivas quedan impunes debido a que todos los sectores implicados  están corruptos”. Más claro el agua. Leyendo estas líneas (y viendo el documental) me di cuenta de que tenemos ejemplos muy cercanos de cleptocracia a gran escala muy cerca de casa, aquí mismo, vaya. Y me preguntaba quién se atrevería en Catalunya a hacer un trabajo parecido sobre nuestros queridos cleptócratas de cabecera: la familia Pujol al completo con su patriarca y su matriarca, cabezas  de una hidra de múltiples tentáculos ladrones, que han depredado el país a su antojo y beneficio, con ramificaciones corruptas en todos los ámbitos de la información, la cultura, la educación y la economía. Sería apasionante hacer un Lobo ( o mejor jauría) de Mitre Street junto a un documental donde se destapara todo lo que robaron mientras construían un muro de protección a base de inventarse un país ficticio, una historia falsificada, unos agravios inexistentes y sobre todo y eso los hace aun mas despreciables que todo el entramado malayo, un odio visceral y emocional contra los otros al mismo tiempo que utilizaban todos los mecanismos de esos otros para llenar sus arcas de dinero robado. No es mala fórmula, llenar la cabeza de mentiras mientras me llena el bolsillo de dinero.  ¿Alguien se atreverá?


(la foto es de Elena Posa, tomada en Senegal)
AFRICA(S)
Junto a Parásitos se estrena una película mucho mas pequeña, mas cercana, mas sencilla que vale la pena que no pase desapercibida. Se llamaba hasta hace poco Staff only y ahora se estrena como El viaje de Marta. Es la segunda película de Neus Ballus, la directora de La plaga y esta rodada en Senegal, en un resort para turistas occidentales, donde Marta pasa unas vacaciones obligadas con su padre y su hermano. El aburrimiento y el desprecio a lo que simboliza su padre, llevan a Marta a conocer el mundo que está en las dependencias detrás del cartel Staff Only, solo para trabajadores.  Marta entra en contacto con otra gente, otra vida, otra realidad y despierta y comete un error y aprende que los actos tienen consecuencias para terceras personas y descubre un camino de reconciliación con su padre. Es una historia que permite a la realidad colarse en la ficción y deja ver, detrás de su aparente sencillez, una sociedad muy alejada de los tópicos que estamos habituados a tener de África, ya sea por la influencia del cine de Hollywood, ya sea por la presencia obsesiva de malas noticias que nos llegan desde un continente olvidado y explotado. Vale la pena verla y vale la pena, al volver a casa, buscar tres de los films africanos mas interesantes e importantes de la historia del cine: Tres joyas clásicas indiscutibles: Hatari¡ de Howard Hawks, Mogambo, de John Ford y La reina de África, de John Huston.

EL RINCÓN DE LAS SERIES


Recupero esta sección para recomendar una serie que es un spin off de otra, pero es sin ninguna duda, mucho mejor. Se trata de The Good Fight que se puede ver en Movistar. The Good Fight nace de una serie bastante popular hace unos años, The Good Wife emitida entre 2009 y 2016. En este spin off, la protagonista es la abogada Diane Lockhart que, arruinada por un escándalo financiero monumental, debe volver a trabajar y esta vez lo hace en un bufete de abogados de color, especializados en la defensa de los derechos civiles, donde trabaja otro de los personajes que vienen de The Good Wife, Luca Quinn. Esta dedicación a temas sociales y políticos no impide que sea un grande y caro bufete donde Diane es una de las pocas personas blancas que trabajan y sobre todo mandan. Escrita por Michelle y Robert King, la serie tiene tres temporadas y lo mas interesante, aparte de sus tramas muy bien escritas, es el trasfondo político del momento, con Trump en el poder y los demócratas intentando plantarle cara. The Good Fight es una excelente serie política con unos títulos de crédito espectaculares. La primera temporada del 2017 es muy buena, la segunda y la tercera no la superan pero están muy bien. Habrá que esperar a la cuarta temporada que se anuncia para el año que viene para saber en que punto están estos “buenos luchadores”.
(si ven los títulos de crédito de la serie entenderán porque he escogido este jarrón de Ramon)



sábado, 19 de octubre de 2019

RETRATO Y MADRID



(una mujer en llamas de Ramon)
RETRATO
Esta semana se estrena una película magnifica, una de las mejores del año. Al menos para mi. Se titula Retrato de una mujer en llamas, está dirigida por Céline Sciamma y protagonizada por dos actrices que funcionan como dos piedras preciosas engarzadas en una joya: Adèle Haenel y Noémie Merlant. La historia pasa en 1770 en una isla lejana. En la gran mansión de la isla vive Héloise, una joven obligada a casarse con un rico milanés que ha pedido un retrato para conocerla. Pero Héloise se resiste a dejarse retratar porque no quiere casarse. Su madre contrata entonces a Marianne, una pintora que llega a la isla con el objeto de hacer el retrato de Héloise solo observándola, sin que ella lo sepa. Esta es la premisa. A partir de aquí se abren infinitos caminos para la historia, caminos que llevan a la reflexión sobre la representación, la realidad, el poder del retrato para capturar el alma, robarla de alguna manera, la presencia y la ausencia. Y el amor que surge en esos paisajes románticos y salvajes de mujer joven en llamas dignos de un cuadro de Caspar D. Friedrich. La película tiene una gran belleza, pero eso no sería suficiente para convertirla en una gran película. Este retrato tiene un corazón ardiente bajo una luz fría, es puro romanticismo en imágenes. Es un auténtico regalo.
***********************************************************************
MADRID

(el encuentro con Arturo Ripstein y Paz Alicia Garciadiego en Cineteca 
la foto es de Alcides Taleb)
1
He estado en Madrid invitada por el Festival de Cine de Madrid que organiza la Plataforma de Nuevos Realizadores, para presentar y acompañar a Arturo Ripstein y Paz Alicia Garciadiego, Premio Mirada Internacional de este año, y a Paco Betriu, Premio Mirada Nacional. Escuchar a Arturo Ripstein y Paz Alicia Garciadiego, es casi un show, un espectáculo. Nunca se atropellan ni se pisan uno al otro, pero no tienen reparo en contradecirse o replicarse, sobre todo Ripstein a Paz. En Madrid asistí a dos encuentros con ellos. En uno como espectadora, en otro, como interlocutora. Los dos fueron interesantes y sobre todo divertidos. El primero tuvo lugar en la Casa de América y era una conversación con el periodista Santiago Tabernero. Santi es muy cuidadoso y detallista y avanzó poco a poco en la historia de esta pareja de creadores mexicanos. Quizás por eso, como cuando estudiábamos historia y nunca llegábamos al siglo XX, en el caso de esta charla nunca pasamos de los principios de uno y de su encuentro en 1985, hace ya 35 años y quince películas. No está mal, toda una vida y toda una carrera en común. Pero no importó porque las preguntas de Santi eran inteligentes y ellos tenían cosas que contar y las contaron provocando la sonrisa o directamente la risa entre el público. El segundo encuentro con ellos fue en Cineteca Matadero después de la proyección de La calle de la amargura, su penúltimo film del 2015. (Han terminado otro, El diablo entre las piernas, que se estrenó en Toronto y llegará a los cines en el 2020). Yo estaba de moderadora, en lo que fue mas un coloquio que una charla, gracias a que el público intervino mucho, (cosa rara) porque la película lo permitía y también permitía hablar de su carrera. Hablar de Patricia Reyes Spínola, que aparece en trece o catorce de sus películas; hablar de México, la ciudad, sus calles y barrios, lugares especiales donde ellos ruedan sus especiales historias; hablar de momentos o secuencias o películas; hablar de la huella que han dejado en el cine mexicano, por ejemplo en Amat Escalante que se considera su seguidor. Hablar de cómo trabajan juntos, cada uno en su terreno, pero con una idea común; del origen de sus historias, de antropología y de memoria. Hablar de cine y de vida o de una vida en el cine o del cine como vida. Estuvo muy bien. Fue una lección y fue divertida.
Con Paco Betriu compartí un coloquio después de ver Furia Española en una copia inédita y única con alguno de los 22 cortes de censura incorporados. Fue muy ameno y entretenido y sobre todo fue interesante comprobar que la salvaje furia de esta película tan española tiene una carga de transgresión que muchos directores de ahora mismo no se atreverían ni a imaginar. Fue una estupenda ocasión de recordar que Paco merece un lugar en la historia del cine de nuestro país.


(Madrid desde una ventana)

2
El día que Ripstein y Paz Alicia estuvieron en Casa de América, vino a verlos Gerardo Herrero. Aproveché para charlar con él de la película que se ha estrenado este viernes, El asesino de los caprichos. Comentamos el pase en el Festival de Sitges, donde se presentó para acompañar la entrega de la Máquina del Tiempo a Maribel Verdú, una de sus protagonistas. Gerardo estaba muy contento, entre otras cosas, porque al acabar la proyección se le acercaron varios espectadores a agradecerle haber hecho una película Normal. Es un elogio enorme, no solo respecto al tipo de cine que se ve en el Festival de Sitges, sino en relación al cine que se ve en general. Es cierto, El asesino de los caprichos es una película normal. Cuenta una historia mas o menos negra, la de un asesino en serie que tiene como sello poner en escena los caprichos de Goya en cada uno de sus asesinatos. Dos inspectoras de policía muy diferentes, Carmen, una mujer cínica y muy desagradable y Eva, sensata y tranquila, investigan los crímenes. No hay mas y no hay menos. Una película normal que entretiene sin pretender salvar el mundo ni el cine, con dos actrices que funcionan en su contraste Maribel Verdú como la malhumorada Carmen y Aura Garrido como la dulce Eva. Un film de género destinado al gran público, en el que sin embargo hay algunas decisiones difíciles o arriesgadas que Gerardo tuvo que tomar para conservar algo de lo que han hablado mucho los Ripstein estos días: la verosimilitud del relato. No la verdad, no la realidad, la verosimilitud. Y en aras de esa verosimilitud en El asesino de los caprichos hay algún giro de guión arriesgado. 


(un oso simpático en el Zoo)
3
Aprovechando que estaba en Madrid, hice una cosa que hacía mucho tiempo quería hacer: ir al Zoológico. Me sorprendió como sorprendió a todos los que estaban conmigo que quisiera ir al Zoológico. Parece que nadie va al Zoo en estos tiempos. Nadie adulto, quiero decir, porque niños había montones y era extraordinario verlos descubrir que el ¡Rey León está vivo! No entiendo la manía que les ha entrado a los progres en contra de los Zoos. Si entiendo que se quiera acabar con Zoos insalubres para los animales, con espacios pequeños y descuidados, pero si el Zoo está bien y los animales tienen espacio y pueden vivir en buenas condiciones, es una fuente de placer, de alegría  y sobre todo, para los niños, de contacto con la naturaleza que esta tan lejos de su vida cotidiana. Tuve la suerte de coincidir con tres de los espectáculos educativos que ofrece el Zoo: el de los delfines, animales maravillosos e inteligentes, divertidos y muy cariñosos. Hay nueve delfines en el delfinario y parece que son muy felices. Luego vi un espectáculo de aves tropicales que volaban por encima de los espectadores. Era muy bonito. Y el tercero era con dos leones marinos que parecían divertirse mas que los espectadores. Supongo que los animalistas pensaran que es una explotación de los pobres bichos y que soy una inhumana por haber disfrutado viendo a elefantes, jirafas, osos y lémures en “cautividad”. Quizás, pero me parece que acercar a los niños (y a mas de un adulto) a los animales es casi tan importante como salvarlos (¿de quién?) Lo único que se tiene que exigir es que estén bien cuidados, en buenas condiciones ambientales y respetados. Lo mínimo que se puede pedir para cualquier ser vivo, sea humano o animal.


4
Otra de las cosas que hice fue ir a ver una de las muchas y excelentes exposiciones que hay en Madrid. Solo una, no tuve tiempo de mas, pero valió la pena. Es una exposición en el Palacio de Gaviria que se llama Brueghel. Maravillas del arte flamenco. Es una gran exposición, con cuadros de todos los Brueghel que son muchos mas que el que todos tenemos en la cabeza. Me gustó mucho, pero no solo por los cuadros, preciosos casi todos. Me gustó constatar que los cuadros flamencos de los Brueghel eran en realidad el cine del siglo XVI. Mientras en la Europa Católica la pintura y el arte estaba controlada por la nobleza y la iglesia y se dedicaba casi exclusivamente a servirles en forma de retratos imperiales o historia sagrada (lo que no quiere decir que no haya obras maestras) en los Países Bajos, dominados por el protestantismo y el calvinismo, tenían como objeto de la pintura a la gente común, eso que se suele llamar, el pueblo. Un pueblo que seguramente los burgueses que compraban esos cuadros no veían mas que de lejos y tapándose la nariz, pero que han quedado como representación de la vida y las costumbres de su tiempo. Son cuadros narrativos en los que se cuenta una historia. Hay que verlos con calma buscando todos sus rincones. Son cuadros llenos de cosas y de detalles que de repente te llaman, como en una película cuando de repente ves un objeto, un árbol, un vestido. Es un placer seguir esta magnífica muestra que no apabulla a pesar de tener muchas y muy importantes obras. Hay comedias, melodramas, tragedias, terror, crímenes y hasta algunas cosa que podíamos definir como “experimentales”. Son cuadros “normales” que dejan memoria de su tiempo desde la excelencia de su realización. Como el buen cine
++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
La semana que viene volveré a hablar de series, lo prometo.




sábado, 5 de octubre de 2019

INADAPTADOS



(Phoenix da más miedo sin máscara que con máscara, es más cercano y reconocible)

Joker
“La podredumbre moral que lleva a Joker, un demente diagnosticado, a ser visto como un héroe habita también en la masa embriagada de furia. Los mismos que en una de las primeras secuencias dan una paliza simplemente porque sí al enfermo mental Arthur Fleck, antes de convertirse en el Joker, podrían ser los que lo adoran como mito en los últimos momentos. Es la conjura de la ira, desembocando en la irracionalidad de la masa. Es la complicación moral de una película formidable y retorcida.” Este párrafo de la crítica de Javier Ocaña en El País del 4 de octubre, me parece ejemplar para explicar esta película importante, imprescindible, insoportable. Cada época tiene los héroes que se merece y también los villanos que se merece. El Joker de Jack Nicholson en el Batman de Tim Burton del año 1989, era un histrión sin razones, un malvado porque si, producto de una sociedad amoral y sin escrúpulos abocada al triunfo de la banalidad y la estupidez que dominaron los años en los que mandaba esa gente tan antigua y olvidada que eran los yuppies. El Joker de Heather Lodger en El caballero oscuro de Christopher Nolan en el 2008, era mucho mas sombrío, peligroso, complejo, un anuncio de la crisis galopante que se nos venía encima y que sin duda él representaba. El Joker de Joaquín Phoenix en esta extraordinaria película de Todd Phillips es un producto de este tiempo de ruina moral y de ruina mental en el que la violencia es el caldo de cultivo para crear monstruos entre todos los que, manipulados de una u otra manera, son capaces de ponerse la máscara de un horrible payaso para aterrorizar a los que tienen al lado. Pero el Joker de Phoenix no sería una gran película solo por esta lectura político social. Lo es porque hace del realismo un instrumento del fantástico, todo es verosímil en la transformación en monstruo del hombre que ríe. Todo pasa en su rostro, en su cuerpo, en su mirada, mas que en su disfraz al que no recurre hasta el final, cuando llega el apoteósico encuentro con un Robert de Niro mayúsculo, capaz de sostenerle el tipo a un Phoenix en estado puro. Joker no es una película de superhéroes, no es una película de comic, no es un film para adolescentes. Gotham se parece demasiado a Nueva York o a Barcelona, o a cualquier otra ciudad de ahora mismo llena de ratas animales y humanas, el mundo que retrata y las gentes que pululan por sus calles y metros las encontramos cada día a nuestro alrededor y los manipuladores del pensamiento y las conductas los tenemos metidos en casa. Joker es una película para los tiempos de Trump, de Johnson, de Torra. No se la pierdan, aunque les duela, aunque les incomode, aunque les moleste.



(fotos de Daniel Sánchez Arévalo en el set de entrevistas en el Festival de San Sebastián)

Diecisiete
Para compensar del dolor y la furia de Joker, es muy saludable el contrapunto de esta comedia, o drama, o dramedia, pequeña, sencilla, hermosa e inesperada de Daniel Sánchez Arévalo. Estamos en las antípodas del Joker, aunque su protagonista también es un joven, el Héctor de diecisiete años, marginado de la sociedad, distinto, incapaz de comprender y asumir las injustas y absurdas leyes de una sociedad enferma. Pero la reacción de Héctor y sobre todo la de la película entera es muy diferente. Joker cae en el lado oscuro de un mundo sombrío, Héctor cae en el lado luminoso de un mundo limpio, en un paisaje lleno de belleza, donde la extraña comunidad de la caravana se lanza a la búsqueda de un tesoro: un perro llamado Oveja. Diecisiete reúne un cuarteto protagonista realmente insólito: Héctor, el adolescente que no entiende el mundo y es incapaz de relacionarse con nadie; su hermano mayor Isma, que intenta salvarle, ayudarle, enseñarle a querer y a entender; su abuela una mujer que no habla y solo utiliza una palabra para comunicarse, con la que es capaz de expresar todos los sentimientos posibles, y un perro de tres patas que se llama precisamente Taraparo, la única palabra que pronuncia la abuela. Esta extraña familia se embarca en una vieja caravana en busca del perro Oveja y en esos pocos días que pasan juntos, rozando situaciones absurdas con vacas amistosas, en espacios abiertos y luminosos, la comunidad logra transmitir una sensación de paz, de armonía en la que la sonrisa nunca te abandona a pesar de que lo que está contando (no quiero ni pensar lo que habría hecho Ken Loach con este argumento) es muy duro y complicado. En los seis años que lleva sin hacer una película larga, en los que ha explorado la literatura, el mundo del corto, la publicidad, Sánchez Arévalo ha depurado su estilo lo ha limpiado de barroquismos, lo ha hecho más sencillo y con ello ha ganado en todos los sentidos. Una película feliz para contrarrestar los tiempos de cólera en los que vivimos.



(árboles de Ramon en llamas)
Lo que arde
Esta semana no hay Rincón de las series porque quiero hablar de una película que se estrena la semana que viene, el viernes dia11 que no estaré en Barcelona. Me parece tan importante, al menos para mí, como para no dejarla pasar. Así que, contra mi costumbre, me adelanto al estreno y hablo de Lo que arde, de Oliver Laxe.
A veces te encuentras con películas que son como ocnis, objetos cinematográficos no identificados. Lo que arde es uno de ellos. Aparentemente es un film realista, casi un documental, sobre la vida de un hombre, Amador, un pirómano que al salir de la cárcel vuelve a su pueblo. Aparentemente es un relato sencillo sobre la dificultad de Amador de relacionarse con los demás, su deseo de soledad, su incomodidad en ese monte gallego y en esa aldea perdida del Lugo profundo, moviéndose entre sus tres vacas, su perra Luna y su madre Benedicta, una mujer arraigada en la tierra, que no hace preguntas. Eso es aparentemente, pero ya desde el inicio, con ese magnífico plano de árboles mecidos por el viento en un bosque que no parece real, jugando con el sonido y la luz, Laxe nos sitúa en un mundo fuera del mundo. Amador es casi un extraterrestre llegado de otro planeta; su madre Benedicta es una mujer que encierra toda la sabiduría del pasado y del futuro y el bosque, el bosque es el refugio donde los dos esconden su incapacidad de entender este mundo. Todo es de una gran armonía en este film sencillo y hermoso. Todo encaja, todo progresa como ese impresionante incendio en el que el director y su equipo se mete hasta lo mas profundo para filmar la belleza de la destrucción, las llamas hipnóticas que lo devoran todo en un final que si evoca algún recuerdo es el de las palmeras ardiendo en Apocalipsis Now. Si, Lo que arde es un ocni. Sin duda. Para unos un relato etnográfico de corte documental; para otros una denuncia de la especulación del suelo provocada con los incendios; para mí, una onírica experiencia sensorial a través de la imagen y el sonido que debería verse en pantalla grande, muy grande, para apreciar todos los matices de la belleza que muestra.
 ----
Buscando un titulo para esta entrada acabo de darme cuenta de que las tres películas hablan de seres inadaptados, incapaces de vivir en la sociedad ante la que reaccionan de distintas maneras. Hay algo en común entre Arthur, el Joker, Héctor el adolescente y Amador el pirómano. Ninguno de los tres soporta el mundo en el que les ha tocado vivir.