sábado, 28 de agosto de 2021

FERNÁN GÓMEZ Y EL LOTO BLANCO

 

Esta semana todo el mundo ha hablado de Fernando Fernán Gómez. Pero el año pasado, adelantándose a su centenario el 28 de agosto del 2021, Manuel Hidalgo me invitó a dar una charla en un curso sobre el actor/director que organizaba en la Universidad de Verano de El Escorial. La maldita Covid19 impidió que se hiciera, pero yo ya tenía escrito el texto de mi intervención, centrado en el cine más comercial y menos valorado de Fernán Gómez. Me gusta mucho este texto, larguísimo, del que extraigo algunos párrafos como homenaje y recuerdo de…

  

EL MALVADO FERNÁN GÓMEZ

Entre las 26 películas que dirigió Fernando Fernán Gómez a lo largo de su larga trayectoria, hay unas cuantas, más de las que seguramente él habría deseado, que se pueden considerar encargos o simples productos alimenticios. Son sus películas más olvidadas, incluso las más maltratadas por la crítica. Es cine, en muchos casos, realizado a disgusto, sin ganas. Pero incluso en este grupo, donde se puede enmarcar casi la mitad de las que dirigió, hay grandes diferencias. Para esta conferencia en la que, como diría el propio Fernán Gómez, me ha tocado bailar con la más fea, he escogido ocho títulos que me parece merecen una revisión, o por lo menos una mirada con ojos nuevos, sin prejuicios añadidos. Son películas rodadas entre 1956 y 1971, dos fechas importantes en su vida y en su carrera, las ocho corresponden a los años que compartió con Analía Gadé. Una época feliz en un primer tramo, 1956- 1965, muy dura en el segundo y último tramo, 1966-1971.

Tener una idea de su vida es imprescindible para entender este periodo, pero también hace falta contextualizarlo en lo que pasaba en España en esos momentos. En 1956, cuando realiza El malvado Carabel, tuvieron lugar las famosas Conversaciones de Salamanca que dieron un vuelco al cine español; la fecha de 1971 que he escogido para cerrar este periodo, también es significativa. A finales de 1970 se celebra el Juicio de Burgos y la lucha antifranquista se extiende, incluso en los ambientes culturales y cinematográficos de los que Fernán Gómez no era ajeno.

En estos primeros años de su carrera como director, Fernán Gómez no rechazaba los encargos porque le gustaban las cosas que le proponían. Más tarde, a mediados de los sesenta y con la decepción de los dos grandes fracasos de sus obras maestras, El mundo sigue y El extraño viaje, no los rechazaba porque necesitaba trabajar. Por eso estas ocho películas se pueden dividir en dos grupos: las que le gustaban: El malvado Carabel, Solo para hombres, La venganza de Don Mendo, Ninette y un señor de Murcia. Y las que no le gustaban o le gustaban menos: Los palomos, Mayores con reparos, Crimen imperfecto, Como casarse en siete días. (En este blog recordaré solo las cuatro primeras, en la conferencia de El Escorial, hablaba de todas.)

 


Fernán Gómez irrumpe en 1956 con una adaptación de la novela de Wenceslao Fernández Flores, El malvado Carabel, el mismo año que se encuentra con Analía Gadé en el rodaje de Viaje de novios de León Klimowski. Fernán Gómez conoció a Wenceslao Fernández Flores cuando participó en El destino se disculpa, de Sáenz de Heredia, en 1945. Crítico con la República, el escritor gallego convivió con el franquismo no sin ciertas contradicciones. De talante liberal, nunca fue bien visto ni por las izquierdas que le acusaban de adicto al régimen, ni por la cultura oficial a la que no le gustaba la mayoría de sus ideas. En palabras de Fernán Gómez, gran admirador de él y su literatura, Wenceslao Fernández Flores “era un autor de derechas con ideas de izquierdas.”…


Después de realizar el díptico de las dos vidas, Fernán Gómez volvió su mirada hacia el teatro popular de Miguel Mihura, adaptando Sublime decisión, obra estrenada en el teatro en abril de 1955, bajo el título de Solo para hombres, con Analía Gadé y él mismo como protagonistas. La película empieza con un recurso cinematográfico que utilizó en muchas de sus películas: dirigirse al público directamente para situarlo en el contexto. En este caso contarles la historia de la sublime decisión de Florita, una señorita del Madrid de 1895 que decide trabajar en lugar de casarse, poniendo en evidencia a sus compañeros de la oficina de Obras Públicas, ejemplos perfectos del funcionario vago e inútil que La Codorniz dibujaba en La oficina siniestra…. La verdad es que sin ser, ni pretenderlo, una película feminista, Solo para hombres no deja de tener una actualidad prolongada en el tiempo, tanto en la España de principios de siglo que retrata la película, como en la de los años cincuenta cuando se rueda o incluso ahora mismo en que, a pesar de los muchos avances en las conquistas laborales de la mujer, sigue habiendo un comportamiento muy machista en muchos sentidos y sobre todo, una desigualdad salarial inaceptable en pleno siglo XXI. Al margen de la ingenuidad de algunos de sus gags, Solo para hombres sigue siendo una película con muchas cosas que funcionan y en la filmografía de Fernán Gómez se puede colocar como una precuela de su díptico sobre la Vida, por delante y alrededor. En el fondo, Florita y Pablo podían ser los abuelos de Antonio y Josefina, con parecidos problemas y dificultades frente al mundo.


Un año después de Solo para hombres, Fernán Gómez se embarca en un proyecto que podemos calificar de delirante: la adaptación de la obra de teatro La venganza de Don Mendo, de Pedro Muñoz Seca. Primero dudó, pero aceptó el reto. Lo explica muy bien en El tiempo amarillo. “La eficacia cómica de La venganza de don Mendo seguía estando vigente. Creo que esta eficacia, este éxito de la obra ante los públicos de este siglo, tiene su origen en el odio, el aborrecimiento que siente el público normal hacia nuestro teatro clásico. Odio que les viene a unos de no haber ido al colegio y no haberse enterado de en qué consiste y a otros de sí haber ido y sí haberse enterado.” Estrenada a finales de 1962, la película fue un gran éxito que sorprendió al mismo Fernán Gómez. No hay una explicación clara para este éxito. Reírse de lo que se consideraba teatro serio, puede ser una causa, pero la película también conectó con un público joven a través de los números musicales que recuerdan a los de Escala en Hi Fi, un popular programa de la televisión en 1961. Muchos críticos cargaron contra la película por motivos extra cinematográficos, (la figura de Muñoz Seca, fusilado en 1936 en Paracuellos, no estaba bien vista entre la izquierda)... Pero lo mejor fue el público que cayó rendido, como la reina Berenguela, Magdalena y Azofaifa, ante el apuesto trovador con sus largas melenas rubias, una de las caracterizaciones que más han divertido a Fernán Gómez. Vista ahora, La venganza de don Mendo tiene la gracia de ser un producto kitsch, absolutamente encantador en su inocencia transgresora.

 


Entre La venganza de don Mendo de 1961 y Ninette y un señor de Murcia, de 1965, no solo pasan cuatro años, pasa una vida entera para Fernán Gómez. Es en esos años cuando dirige las que se consideran sus dos mejores películas: El mundo sigue, en 1963 y El extraño viaje, en 1964. Fernán Gómez llega a Ninette, su segundo Mihura, muy decepcionado por el doble fracaso de las dos películas que ni siquiera se han estrenado, y por el principio del fin de su relación con Analia Gadé…. Estos dos hechos se aprecian en cierta melancolía y tristeza que recorre la comedia de Miguel Mihura. Ninette y un señor de Murcia, no es una de las mejores películas de Fernán Gómez, pero si es una buena comedia nacida de un encargo al que se prestó con ganas por el respeto que le tenía a Miguel Mihura. (Escribí el texto de la conferencia durante el confinamiento del año pasado y he de reconocer que me sentí muy cerca de Andrés, el señor de Murcia “confinado” en un piso de París del que no consigue salir en ningún momento).

Acabo este pequeño homenaje a Fernán Gómez con la frase que cerraba esa conferencia “no nata”: “Yo le tenía mucho respeto a Fernán Gómez, como actor, como director y como persona. Pero después de volver a ver o incluso descubrir por primera vez estas películas alimenticias, además le he cogido mucho cariño. No hay nada mejor que ver cómo se las ingenia alguien inteligente para sobrevivir en medio de la mediocridad para animarme y animarnos a superar nuestra propia realidad.”

En FlixOlé se pueden ver estas y otras muchas películas de Fernán Gómez.

 

EL RINCÓN DE LAS SERIES


The White Lotus HBO

Creo que a Fernán Gómez le habría gustado mucho esta serie de Mike White. Como alguna de sus películas alimenticias, también The White Lotus nació como un relleno estival de la cadena; como algunas de sus películas alimenticias, se ha convertido en un éxito inesperado y sorprendente. La historia de este hotel para ricos en Hawai se puede ver resumida en sus preciosos créditos (son los más bonitos que he visto en mucho tiempo). Todo empieza con flores hermosísimas, frutas apetecibles, animales felices, pero poco a poco, la podredumbre se va apoderando de las piñas, los gusanos se comen las hojas y los peces mueren en el mar, para acabar con una misteriosa imagen de unos nativos remando en una canoa contra las olas. Ahí está contado todo lo que pasa en esta comedia negra y delirante que empieza con un cadáver en un avión y dedica sus seis episodios a contarnos el misterio de esa muerte, jugando con nosotros, provocándonos para intentar adivinar quién de todos los seres despreciables que pululan por el hotel es el muerto. Pero hay muchas más cosas en el lujoso hotel The White Lotus. Se puede hacer una lectura marxista de la serie: los blancos ricos simbolizan el colonialismo depredador que llegan a los lugares vírgenes para explotarlos sin piedad (la irresponsable Paula y su relación con Kai, la tremenda Tania y su manipulación de Belinda o la peor de todas, el insoportable Shane y la persecución de Armond). Se puede hacer una lectura sociológica: las relaciones de poder en una familia disfuncional; los nuevos ricos que se creen con derecho a todos los abusos; las inseguridades y los controles de las madres, incluso desde el más allá. Pero la lectura más interesante de todas fue la que hizo Ramon: lo que muestra la historia de las siniestras vacaciones de estos personajes en un supuesto paraíso es la incapacidad de ver el mundo que les rodea. Incapacidad de entender lo que le pasa a una joven camarera, incapacidad de ver el paisaje maravilloso, incapacidad de disfrutar del lugar y de la naturaleza; incapacidad, en definitiva, de vivir. Todos los turistas de lujo del White Lotus están ciegos y todos, menos uno, seguirán más ciegos si cabe al final de esa semana inolvidable. El ritmo, la música, los propios personajes, todo es perfecto en esta serie que tiene una de las imágenes más chocantes, inesperadas y contundentes de la historia de la televisión. ¡Larga vida al White Lotus! 

El regalo de esta semana son una hojas de las que puede nacer un loto blanco




sábado, 21 de agosto de 2021

AFGANISTÁN


Esta semana podría hablar de Annette, la nueva película de Leos Carax que inauguró el pasado Festival de Cannes. Pero no me ha gustado (no digo que no sea buena, lo es, que no sea arriesgada, lo es, que no esté bien,seguramente, digo simplemente que no me ha gustado). No tengo ganas de hablar de algo que no me estimula ni siquiera para criticarla. ¡Y eso que me encantan los musicales!

Pero hay otro motivo para no hablar de ella. Esta semana del ferragosto en la que se cumplen cuatro años del terrible atentado de Las Ramblas (casi parece de otra era glaciar), los diarios y las televisiones se han llenado con imágenes de Afganistán y el  paseo triunfal de los talibanes recuperando el país para la barbarie. Tras más de cuarenta años de guerras, civiles y con potencias externas, los fundamentalistas vuelven a retroceder a la Edad Media (con el apoyo de las nuevas tecnologías) y se convierten otra vez en un nido de conflictos que se extenderán por todo el planeta en poco tiempo. Es probable que los talibanes que ahora dominan Afganistán sean un poco más inteligentes que los muyahidines de los ochenta o los analfabetos que volaron los Budas de Bamiyán hace veinte años, pero no por eso dejan de estar regidos por la Ley de la Sharía que condena a la mitad de la población, las mujeres, a la esclavitud, la humillación, la marginación absoluta. Con la conquista del poder en todo el territorio, Afganistán es, de nuevo, una tierra hostil.

En realidad nunca dejó de serlo. A finales de los años sesenta del pasado siglo, coincidiendo con la guerra de Vietnam, Afganistán se convirtió en el paraíso de los happy (hippie) flowers de medio mundo que encontraron en sus montañas y valles llenos de amapolas, ríos de droga en forma de heroína. Fue esa invasión pacífica y feliz la que fortaleció a los señores de la guerra y del opio, organizados en clanes feudales alimentados por el narcotráfico. Los hippies fueron las primeras víctimas (las mujeres lo habían sido antes, lo serian después y lo siguen siendo ahora mismo) de estos nuevos muyahidines poderosos y feroces contra los que se produjo un levantamiento comunista apoyado desde el Kremlin en el año 1978, acompañado de una ocupación militar de las tropas de la URSS. Ese fue el principio de una guerra desigual que iba a prolongarse doce años, en la que la poderosa Unión Soviética acabó sucumbiendo ante las guerrillas medievales enriquecidas por el dinero de Washington que vio en esos barbudos y primitivos muyahidines la posibilidad de debilitar al oso ruso. Y lo debilitó, sin duda. 

En 1989, los soviéticos abandonaron Afganistán víctimas de sus propios errores, acelerando el derrumbe del comunismo en Berlín, mientras en Kabul nacía una nueva elite de poder talibán que acabó convirtiendo el país en el Emirato Islámico de Afganistán, un reino del terror que duró entre 1996 y el 2001. Los americanos se dieron cuenta demasiado tarde que habían estado alimentando la bestia que se revolvería contra ellos y las consecuencias se vieron el 11 de septiembre del 2001 con el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, Los talibanes le declaraban la guerra al mundo. La Edad Media contra el Mundo Moderno. A partir de aquí, Afganistán fue tierra hostil para la coalición internacional que invadió el país en apoyo a una República Islámica de Afganistán supuestamente laica y prooccidental. De eso hace veinte años en los que la herida abierta del país asiático no ha dejado de supurar dolor, muerte, corrupción, ruina económica, ruina moral y destrucción, acompañada de tibios avances en los derechos sociales y en la libertad de las mujeres, conquistados lentamente y muchas veces en contra de los propios dirigentes. Mientras tanto, los pacientes talibanes se retiraron a las montañas y desde allí organizaron su estrategia en una doble dirección: acoso en el exterior, atentados en todo el mundo, acoso en el interior, guerra civil permanente. Terrorismo en el mundo, guerra de guerrillas en su territorio. Una guerra de desgaste, desigual en sus fuerzas y en sus estrategias, condenada a fracasar.

 En el 2014 comenzó la retirada lenta pero imparable de las tropas occidentales que ha culminado este año, materializando la derrota definitiva. En el verano del 2021, Afganistán vuelve a ser talibán, vuelve a regirse por la intransigente, arcaica y terrible Ley de la Sharia, con el apoyo económico y político de China que sabe que allí hay litio y otros minerales raros, el nuevo oro mundial. En su toma de Kabul, los talibanes hicieron promesas de moderación, nadie se los creyó. Tres días después, ya ha comenzado la represión y las mujeres han desaparecido de las calles. Los afganos que han colaborado con el invasor intentan salir del país antes de que los masacren, las mujeres se esconden en sus casas y desempolvan el burka azul celeste con rejilla. La herida se ha infectado del todo y el mundo no sabe como curarla. Estados Unidos no tiene ya tiritas para tanta pus.


Todo este proceso histórico se ha visto reflejado en el cine. Películas y series, se han convertido en una lección de historia visual escribiéndola o rescribiéndola según quien domina el relato. Esta es una pequeña cronología cinematográfica de la herida afgana, la primera fecha es la Histórica; la segunda fecha es la de realización de la película. A veces coincide porque son contemporáneas, otras es diferente. Si sé que se pueden ver en alguna plataforma, lo apunto. 

1980. La guerra de Charlie Wilson , Mike Nichols, 2007, Amazon. Un intento de explicar el inicio de la ayuda americana a los muyahidines en su lucha contra la invasión soviética.

1984, Cargo 200 de Aleksei Balabanov, 2007, Filmin. Siniestra y contundente fábula sobre el papel de la Unión Soviética en Afganistán.

1988, La novena compañía Fiodor Bondarchuk , 2005. Crónica de la última operación militar soviética que acabó en una terrible derrota.

1989, Ultima misión en Afganistán, de Pavel Lugin, 2019, Amazon. Reescritura de la guerra con una glorificación de las tropas soviéticas, siguiendo las consignas más patrióticas de la Rusia de Putin.

2001 Kandahar, Moshen Makhmalbaf, 2001. Reflejo de la situación de Afganistán bajo el régimen fundamentalista del Emirato Islámico que dominó el país entre 1996 y 2001.

2003 A las cinco de la tarde, Samira Makhmalbaf, 2003. 2008 El caballo de dos piernas, Samira Makhmalbaf, 2008. Samira Makhmalbaf mostró en estas dos películas la tenue esperanza de un cambio con la apertura de las escuelas para niñas en el Afganistán del 2003 y cinco años después, la terrible realidad de un país destrozado por la guerra y sumido en la más absoluta desesperanza.

2001, Doce valientes, Nikolai Fuglsig, 2018 Netflix. Cine bélico puro, cuenta como un equipo de soldados de élite de las Fuerzas Especiales une sus fuerzas con la Alianza del Norte de Afganistán para derrotar a los talibanes, gobernantes del país.

2004, Hermanos, Susanne Bier, 2004. El punto de vista de los prisioneros de guerra y los traumas que conlleva en su vida profesional y familiar.  

2007 Buda explotó por vergüenza, Hana Makhmalbaf 2007. Bajo la estatua del Buda que destruyeron los talibanes, una niña intenta sobrevivir a la intolerancia aún más dolorosa de los otros niños.

2007, Leones por corderos, Robert Redford 2007, Amazon. El punto de vista intelectual sobre una guerra impopular a través de tres historias interconectadas.

2011-2020 Homeland, Netflix. La mejor crónica de la guerra en los últimos diez años desde distintos puntos de vista, una lección de cine y de historia en ocho temporadas magnificas.

2011, La noche más oscura, Kathryn Bigelow, 2012, Netflix. Excelente thriller político. Crónica de la investigación de la CIA, que acabó con la vida de Osama Bin Laden, líder de Al-Qaeda, la madrugada del 2 de mayo del 2011.

2015, Una guerra, Tobias Lindholm, Filmin. El punto de vista de los que esperan la vuelta de los soldados destinados en Afganistán, en este caso, la familia de un militar danés que se ve envuelto en una gran contradicción.

2016, Nobel, Per-Olav Sorensen, Filmin. El punto de vista político, las intrigas internacionales, a través de la historia de un soldado noruego en la guerra de Afganistán.

 La serie documental Afghanistan: the wounded land/Afganistán, el país herido, dirigida por Mayte Carrasco y Marcel Mettelsiefen, recorre medio siglo de historia afgana a través de cuatro episodios de 52 minutos cada uno en la que descubrimos un país completamente distinto, “tan bonito como maldito” en la que se plantea la pregunta “¿cómo empezó todo?”. Pendiente de estreno en Filmin.

Para conocer el Afganistán de los hippies, más que una película vale la pena leer un libro muy útil en estos momentos. Un invierno en Kandahar, Afganistán antes de los talibanes, de Ana María Briongos, publicado en el año 2015.

El regalo de esta semana no podía ser otro que un mosaico de rostros de mujeres. Un pequeño homenaje. 

 




sábado, 14 de agosto de 2021

UN LIBRO



Un diàleg imaginari., de Lluís Maria Todó

Leer un libro de la primera a la última página de un tirón, sin parar, es una de las sensaciones más gratificantes que se pueden tener. No siempre es posible. O no tenemos tiempo, o no tenemos ganas o el libro es muy largo o es muy denso o… mil cosas. Pero cuando sucede, es algo estupendo. Eso me ha pasado con el último libro de Lluís Maria Todó, Un diàleg imaginari. Todó siempre escribe en primera persona, pero este libro es mucho más personal que cualquier otro Tanto por las circunstancias en que lo ha escrito, como por el tema que trata, este precioso libro es antes que nada un autorretrato literario del escritor realizado a través de los pinceles, mejor dicho las plumas, de tres escritores franceses fundamentales en su educación sentimental y profesional: “Stendhal, el maestro en las artes de vivir, amar y escribir; Flaubert, artífice de una perfección impoluta que parece costarle la vida; Proust, el más grande de todos, la compañía eterna, el inventor de muchos de nosotros”. Este diálogo imaginario no es un ensayo literario, ni mucho menos un estudio académico. Al contrario, se lee como una novela de aprendizaje en la que el escritor se convierte en un personaje en busca de un tiempo perdido en su memoria, cuando leyó o releyó estos autores y como “le cambiaron la vida”. El libro de Todó no se si “te cambia la vida”, pero si produce una doble sensación. Por un lado te lleva a recordar cuando y como leíste tu estos libros o cualquier otro que pudo producir un efecto parecido; por otro lado, y eso es algo que me comentó Ramon antes de que yo leyera el libro, despierta un inmediato e irrefrenable deseo de leer o releer La cartuja de Parma, Rojo y Negro, Madame Bovary y desde luego En busca del tiempo perdido. Despertar este deseo es una de las cosas que más le agradezco a Todó. Pero además, algunas de su reflexiones me han hecho sentirme muy cercana, Por ejemplo, afirma que “cuando te haces mayor y has leído unas cuantas páginas, agradeces que la voz de los libros, además de hechizarte el oído, te resulte amistosa, cordial, que tenga aunque solo sea un poco de sabiduría y de serenidad”. Hago mía esta frase y la aplico al cine. Después de tantos años viendo películas que intentan provocar radicalismos vacuos y no son capaces de soportar el paso del tiempo, agradezco muchísimo no solo reencontrarme con los clásicos, sino apreciar en los nuevos creadores esa capacidad de serenidad, de belleza y de inteligencia que no está reñida, ni mucho menos, con la más rabiosa actualidad. O esta otra reflexión que hace al hablar de Proust: “Proust te enseña a mirar, a sentir, a leer y a interpretar; dicho de otra manera, te muestra todos los beneficios intelectuales y morales que puedes sacar de un cuadro, un cuarteto de cuerda o la iglesia de un pueblo, pero también de un jardín abandonado, un suburbio anodino o una tarde de aburrimiento, porque la experiencia estética es siempre una operación intelectual que no va ligada necesariamente a la belleza.” Es cierto y eso me invita a justificar o entender, porque puedo pasarme una tarde viendo una serie sin importancia o simplemente mirando pasar las nubes. No siempre hay que estar viendo, leyendo o pensando cosas sublimes. Un diàleg imaginari, es uno de esos libros-ventana que te dejan ver el exterior y  te ayudan a respirar mejor. Un auténtico regalo.

 

EL RINCÓN DE LAS RAREZAS



El misterio de God's Pocket, Amazon

Fue Ramon el que descubrió esta película explorando las plataformas. Le llamó la atención el actor, Philip Seymour Hoffman. Me preguntó si la conocía. No, no la conocía. Así que empezamos a verla sin ninguna expectativa. Fue una sorpresa. Nos encontramos ante una comedia negra, casi un melodrama negro, con un cadáver recalcitrante digno de Azcona, un barrio cerrado y endogámico anclado en un tiempo que puede ser los años 60 o los 70 o los 80, antes de los móviles y de Internet desde luego y un cronista cínico que acaba recibiendo una tremenda paliza. Cuando acabamos de verla, coincidimos en que era una rareza con un conjunto de actores estupendos encabezados por Philip Seymour Hoffman, Christina Hendricks, John Turturro y Richard Jenkins. Al día siguiente busqué información de la peli y me encontré con varias cosas curiosas: es la penúltima película de Seymour Hoffman estrenada en Sundance en 2014 pocos días después de su trágica muerte; es la primera película dirigida por John Slattery, un actor unido para siempre al personaje de Roger Sterling en Mad Men; es la adaptación de la primera novela del escritor Pete Dexter en la que recuerda la paliza que le mandó al hospital y le convirtió en escritor. También descubrí que la película se había estrenado en marzo del 2016 sin que yo recordara nada de ella. Luego leí algunas críticas, casi todas eran más bien desalentadoras. Supongo que esa es una de las razones por la que no me enteré que se estrenaba y por la que Slattery no ha vuelto a la dirección. Y sin embargo, algo tiene esta historia que la hace rara, especial. Empieza en un funeral, y lo que nos cuenta el film son los tres días antes de ese funeral que congrega a todo el barrio, durante los cuales Mickey Scarpato, el extraño, el que no perteneces a la comunidad, intenta enterrar al hijo de su mujer, la exuberante Jeanie, que ha muerto “accidentalmente” en la obra donde trabaja. El espectador sabe que esa muerte más que merecida, León era un chico despreciable, no ha sido un accidente. Pero no importa. Todos lo creen, todos menos su madre empeñada en averiguar qué le ha pasado a su hijo. Y ahí entra el periodista, el cronista del barrio, famoso en toda la ciudad al que le encargan escribir sobre el caso y acaba malherido en la calle, no sin antes haber obtenido algunos beneficios colaterales. Mientras Mickey intenta encontrar el dinero para el funeral de León, en el barrio ocurren otras cosas inesperadas, sobre todo las que conciernen al personaje de Turturro. La luz, el tono, la atmosfera, la propia evolución de los personajes, no son nada convencionales y pueden explicar la extrañeza de la crítica y supongo del público. El misterio de God's Pocket no es una película redonda, es irregular y en algún momento se le escapa de las manos al director, pero es uno de esos films honestos, inesperados que de vez en cuando te demuestran que el cine no se limita a los dos grandes mundos antagónicos: el cine comercial y el cine de autor. Hay vida más allá de estas dos categorías.  

El regalo de esta semana es una lectora feliz.



sábado, 7 de agosto de 2021

MADRES

 

No sé si es un tema muy veraniego. Pero es un tema eterno. La maternidad. No voy a entrar en un terreno muy resbaladizo y emocionalmente difícil como es el de tener o no tener un hijo; quererlo y no poder tenerlo; o tenerlo y no poder quererlo. Son variantes de un mismo problema que no me atrevo a analizar y mucho menos a opinar. Pero este párrafo me sirve de introducción a una película invernal que extrañamente se estrena en agosto: Madres verdaderas de Naomi Kawase.

 


Madres verdaderas

¿Quiénes son en realidad las madres verdaderas de este cuento moral, con aires de documental y trasfondo entre romántico y melodrama? Lo es Satoko, la madre adoptiva cariñosa, dedicada, pendiente de su hijo Asato; lo es Hikari, la adolescente embarazada que debe dar su bebe en adopción por imposición de su familia. Naomi Kawase lo tiene muy claro, las dos son verdaderas, una porque le da la vida y al hacerlo se destroza la suya; la otra porque le cuida y al hacerlo enriquece la suya. Y en medio Asato, el niño que tiene dos madres y debe aprender a convivir con esta idea. Lo mejor de esta película delicada, sutil, sin un asomo de sentimentalismo, es el ritmo que las olas que se escuchan en el primer y negro fotograma del film marcan a todo el relato. Las olas que hacen que Satoko dude de su hijo de seis años ante una falsa acusación de otro niño y como esa duda la lleva a recordar cómo llegó Asato a sus vidas. El pasado documentalista de esta cineasta japonesa, única e inconfundible, se cuela en este primer flashback al mostrar una institución dedicada a acoger jóvenes embarazadas que no pueden cuidar a sus hijos. En este punto, la película da un primer giro y nos cuenta la historia de la madre biológica de Asato, la adolescente Hikari, su amor juvenil, sus miedos, sus dudas y su dolor al entregar al bebe recién nacido. El film da un nuevo giro con la confrontación entre los padres adoptivos y la joven Hikari cuando aparece seis años después reclamando a su hijo. Pero Kawase no entra en el terreno del enfrentamiento y vuelve a desconcertarnos con la incorporación de un nuevo personaje, Takako, una joven problemática que complica la vida de Hikari. Se puede pensar que a lo mejor el film es demasiado larga, o que las elipsis a veces son un tanto confusas, pero no importa, porque lo que cuenta es el ritmo del oleaje que va y viene, acompañado del viento en las hojas y del sol que se pone lentamente en el mar. El sol nunca sale, siempre se oculta, como si Kawase quisiera mostrar que la vida es hermosa en ese punto en el que la luz se pierde, con la seguridad de que volverá a salir otro día para volver a ponerse. Kawase, vuelve a emocionar.

 


Pequeños milagros en Peckham St.

También hay una madre en esta película búlgara rodada en Inglaterra. Pero es muy diferente y en realidad, aunque es la protagonista, su maternidad no es el eje central de la historia. Los pequeños milagros de Vesela Kazakova & Mina Mileva, dos directoras búlgaras que viven en Londres, se titula en su versión original Cat in the Wall, es decir Gato en la pared, un titulo metafórico y real mucho más ilustrativo de lo que se cuenta en este film pequeño, sencillo, sin pretensiones, pero lleno de energía donde Irina, una madre soltera con un hijo, inmigrante y arquitecta de profesión, se encuentra metida en un conflicto racial, social, laboral e incuso emocional cuando un precioso gato rubio se queda atrapado en su casa. Ambientada en uno de esos edificios típicamente ingleses, en un barrio de clase trabajadora del Londres del Brexit, el film toca muchos temas de actualidad sin darles demasiada importancia: la gentrificación de las grandes ciudades y el derecho a la vivienda, el discurso del odio y la difícil convivencia multicultural de inmigrantes y londinenses, las dificultades para prosperar profesionalmente en una sociedad cerrada, clasista y racista, los problemas de ser una madre soltera. Todos estos conflictos explotan con el detonante del lindo gatito y llevan a Irina a tomar decisiones muy importantes. Igual que Kawase deja ver su pasado documentalista en todo su cine, el debut en la ficción de estas dos mujeres búlgaras se nutre de su mirada documental dando a toda la historia de ese edificio un aire tan realista como un telediario, pero muy alejado del cine más ideológico de Ken Loach. En realidad, estos milagros son una comedia social con una intención muy clara, como afirma una de sus directoras: “Huí de la cara oscura del capitalismo poscomunista en Bulgaria y he disfrutado de mi realización a nivel profesional en Gran Bretaña. Para mí esta película narra la pérdida de compasión y normalidad que me encontré por primera vez allí” y añade: “Para nosotras, esta película es un lamento por la pérdida de la tolerancia y normalidad en Londres, una de las ciudades más progresistas y de mayor aceptación cultural de Europa.” El milagro y no pequeño, seria que Inglaterra se librara de Johnson y los johnsons que llenan sus calles por los efectos terribles del Brexit. Pero eso no está al alcance de Irina, ni de nadie.

 

EL RINCÓN DE LAS SERIES


 

Madres trabajadoras. Netflix

Como estaba con el tema madres, busqué en las plataformas alguna serie de madres. Me encontré montones, pero al final me decidí por ver una serie canadiense que se llama Madres trabajadoras, en Netflix. El titulo me llevó a engaño, pensé que sería una serie de corte social en la que se mostraría las dificultades de las madres que trabajan para salir adelante con sus hijos. Bueno, en realidad no era tanto un engaño como un enfoque distinto. Porque estas madres son Trabajadoras, son Madres y tienen Conflictos familiares y profesionales. Pero son de una clase media alta, con profesiones liberales, bien pagadas y con vidas resueltas económicamente en el Toronto más cosmopolita. Madres trabajadoras es una comedia creada e interpretada por Catherine Reitman, hija de Ivan Reitman, el director de Los cazafantasmas. Nacida en Hollywood, criada en los estudios y los rodajes, Catherine tiene un don para los diálogos rápidos y ácidos, una facilidad enorme para plantear situaciones complicadas con ligereza y reírse de ella y sus amigas, madres recientes que están a punto de volver al trabajo tras una baja por maternidad. Todos los episodios empiezan en una reunión de madres en un curso de lactancia bastante extravagante y en esa pequeña introducción se dan las pistas para seguir las vidas de Kate, Anne, Jenny y Frankie. junto con sus maridos Nathan, Lionel, Ian y Giselle. La serie comenzó en el 2017 y tiene cinco temporadas. Yo solo he visto la primera de 10 episodios. No sé si las otras tienen el mismo nivel de acidez, carga critica y humor, no tengo muy claro que el planteamiento de para cinco temporadas. En todo caso, la primera me la he tragado en dos tandas, con episodios de 30 minutos, después de ver la secuencia inicial del episodio piloto. Tras esa exhibición de desinhibición no me quedó más remedio que saber más de estas madres trabajadoras que ponen en evidencia que Todas las Madres Trabajadoras tienen problemas para la conciliación.

(Acabo de darme cuenta que las tres propuestas de esta semana están dirigidas por mujeres, curioso. O no) 

El regalo de esta semana no podía ser otro que uno de los cuadros mas bonitos de Ramon: el retrato de una madre y su hijo.