sábado, 30 de agosto de 2025

PROPUESTAS DE VERANO 5

 

Últimas propuestas de un verano extraño, de mucho calor y muchos incendios, un verano que  deja un regusto a ceniza, no solo por las tierras calcinadas, también por la desaparición de figuras del paisaje del cine: Terence Stamp, o las más cercanas y dolorosas de Verónica Echegui y Eusebio Poncela.  Últimas propuestas que coinciden con el final del mes, un libro, una serie y dos estrenos.

Un libro: Cara de pan, Sara Mesa

Hace unos días entré en una librería. Buscaba un libro, (que no encontré), pero al dar una vuelta por las mesas, de repente vi  uno entre el barullo de títulos y novedades. Se llamaba Cara de Pan y era de Sara Mesa. Lo compré. No era una novedad, es del 2018, no lo conocía. Descubrí a Sara Mesa con Un amor de Isabel Coixet y me gustó mucho la limpieza de su escritura, la claridad con la que narra. En este aun me gusta más. Sara hace que conozcamos a los personajes antes de saber como son. Poco a poco y casi sin darnos cuenta, vamos sabiendo su edad, su aspecto, como viven. Y cuando acabamos de leerlo, tenemos a Casi y al Viejo incorporados a nuestro pequeño universo literario. Es un libro corto, apenas 137 páginas, divido en dos partes desiguales de número de páginas: El parque y La cafetería. No cuento más, solo que es la historia de una amistad imposible, de amor a los pájaros, de setos en un parque…

 


Una serie: A muerte, Dani de la Orden Apple Tv

Tenía pendiente ver esta serie desde su estreno en el mes de junio, pero la iba dejado porque no me gustaba el título. Sigue sin gustarme y menos ahora, después de conocer la muerte absurda y completamente injusta de Verónica Echegui. Fue esto lo que me decidió a verla. Son siete episodios cortos que se ven en una tarde. Es una historia de amor clásica, es fácil imaginarse a James Stewart y Margaret Sullavan, la pareja de El bazar de las sorpresas, (Lubitsch 1940), haciendo de Raúl y Marta, dos personas destinadas a encontrarse y a quererse justo cuando la vida está dispuesta a separarlos, quizás para siempre. Es ese siempre el que le da un matiz melancólico a una historia de diálogos frescos y de personajes creíbles en sus exageraciones. Porque la vida, efectivamente, ha separado para siempre a Raúl y Marta. La posible segunda temporada ya no se podrá hacer, Marta/Verónica ya no está. No sé si hice bien en verla justo ahora, creo que es una serie para reírse con algunas situaciones, llorar con otras. Pero justo esta semana, todo era más difícil. Me gustaba Verónica, me gustaba su desparpajo, su naturalidad y su corto como directora, Tótem Loba, me parece muy bueno. Se la puede recordar de muchas maneras, una de ellas es viendo la serie, la otra viendo el corto que está disponible en Filmin. Ha sido una lástima perderla.

 


Estreno 1 La terra negra, Alberto Morais

Alberto Morais es un habitual en este blog donde he hablado de Las olas, Los chicos del puerto y La madre, sus tres films anteriores. Ahora toca hablar de La terra negra. Recupero unas frases de lo que escribí en anteriores entradas sobre su cine porque siguen siendo válidas para esta tierra negra: “Morais es un director con un universo propio que se construye en torno al silencio y el paisaje.” “Morais ha demostrado tener una especial sensibilidad para retratar el paisaje y para convertir lugares neutros en espacios cargados de sentido.” En La terra negra vuelve a trabajar con Laia Marull, con la que ya hizo Las olas hace 14 años y La madre hace 9 años. Vuelve a Valencia y sus pueblos sin personalidad, a su monótono paisaje de secano. Vuelve al humanismo de las historias pequeñas. Las olas hablaba de la memoria y la vejez; Los chicos del puerto hablaba del desconcierto y la adolescencia; La madre hablaba de un reencuentro. Ahora, Morais nos cuenta una historia de hermanos y lo hace de la mano de María, una Laia Marull adusta, fuerte y seca y Miquel, siempre hay un Miquel en el cine de Morais, que en el rostro y el cuerpo de Sergi López encarna la fuerza de la tierra, el misticismo y su capacidad de sacrificio. Pero Sergi/Miquel no es el hermano de Laia/María. Su hermano es Ángel (Andrés Gertrúdix), el que no se deja vencer y se resiste a ser expulsado de esas tierras y de ese molino donde han crecido. En torno a ellos, los vecinos del pueblo que no quieren al extraño, Miquel, ni a la desarraigada, María. Como en Perros de paja, como en As bestas, como en tantos otros ejemplos en el cine y la literatura, no se quiere al que viene de fuera, al que no sigue las reglas, al que no acepta las normas establecidas desde que la memoria es memoria. Y aun menos, si el que llega tiene la capacidad de perturbar como el Terence Stamp que acaba de morir hacía en Teorema de Pasolini,. Dividido en dos partes: Dies Irae y Vía Crucis, Morais no duda en romper el mismo las reglas asumidas de la narración, incluso introduce algún elemento místico, (la música de Bach, el cuadro de Zurbarán) de forma muy sutil. Lo hace y nos engancha en este film bressoniano (como casi todos los suyos), de una rara belleza seca como los centros de flores del campo que hace Miquel.

(las tres películas anteriores de Alberto Morais: Las olas, Los chicos del puerto y La madre, se pueden ver en Filmin).

 


Estreno 2 El volcán, Damián Kokur

Un volcán en Las Canarias. Inmediatamente pensamos en una erupción y sus consecuencias, tan recientes y aun presentes en la isla de La Palma. Y sí, hay un volcán en este volcán: el Teide que domina el horizonte de Tenerife. Y hay una erupción, solo que no es de lava ni de fuego: es emocional. ¿Qué haría cualquiera de nosotros que se encontrara en esas circunstancias? Febrero del 2022, una familia ucraniana de clase media, pasa sus vacaciones de invierno en Tenerife. Roman, el padre, su nueva esposa Anastasia y los dos hijos que él ha tenido antes, la adolescente Sofía y el pequeño Fedir. No parecen muy felices, pero van a la playa y se preparan para volver a casa. Con lo que no contaban es que al llegar al aeropuerto su vuelo esté cancelado: Rusia acaba de invadir Ucrania y no podrán volver. A partir de este momento, el film cambia de tono, ya no son turistas, aunque sigan en el hotel, son refugiados. No saben nada de lo que pasa en su país, solo lo que la televisión española va contando y algunos pocos contactos con sus gentes en Kiev. Durante esos días de desconcierto, de estar desubicados, de no entender que pasa, intentarán seguir adelante como fantasmas deambulando por la isla, por el volcán. En este punto, el relato da un nuevo giro y pasa a centrarse en Sofía, la adolescente. Todo lo veremos desde ella, todo lo viviremos desde su percepción. Sofía se pierde en las calles y encuentra a otros desubicados, expatriados, inmigrantes: latinos que conservan su alegría, africanos que arrastran su maltrato. Y mientras, el tiempo pasa. Roman y Anastasia deberán tomar alguna decisión, pero ¿Cuál? La película dirigida por un joven polaco, sirve para recordarnos que Ucrania lleva ya más de tres años en guerra con una Rusia que se crece. Me gustaría saber que ha sido de esta familia en su vuelta a Kiev, si es que han podido volver. 

El regalo de esta semana son flores que podría recoger Miquel en el campo para hacer un arreglo floral para María.



 

sábado, 23 de agosto de 2025

PROPUESTAS DE VERANO 4


Dos propuestas (que son cinco) de verano muy americanas: un libro (una saga mejor dicho) y dos series (que son cuatro) ambientadas en el mismo año.


Un(os) libro(s) Los mensajeros de la oscuridad John Connolly

Este verano he leído la última entrega de la serie de libros de John Connolly  sobre el detective Charlie Parker. Leí el primer libro, Todo lo que muere, en el 2005 y me sorprendió que siendo tan americano estuviera escrito por un irlandés. Desde entonces los he leído todos, llevo 20 años siguiendo a Parker y sus fantasmas a lo largo de 22 títulos, el último Los mensajeros de la oscuridad. Y espero que siga. Porque aun no me he cansado del detective mas  atormentado del mundo, ni de sus inseparable amigos el inteligente Ángel y el elegante Louis, sus auténticos ángeles de la guardia en el mundo tenebroso y oscuro donde se mueven todas sus historias. Charlie no es un detective normal, en ningún sentido. Charlie ve cosas que otros no ven, tiene enemigos muy peligrosos que surgen de las zonas más oscuras de la mente y la tierra. No hace falta leerlos todos para sumergirte en sus historias, pero para mí, que los he ido leyendo a medida que se publicaban, ha sido como ver crecer a un amigo y acompañarlo en su camino en esa  América tan stephenkingiana de los paisajes brumosos de Maine donde vive Charlie, uno de los lugares más antiguos y con más secretos enterrados de todo Estados Unidos. Cuando aparece Parker por primera vez en 1999 (aquí se publicó más tarde), Bill Clinton aún era presidente y el país vivía los últimos años de una edad de la abundancia. En los 25  años transcurridos entre el primero y el último, Estados Unidos, y el mundo, ha dado un vuelco de 360ª. Nada es igual. Ni en la tecnología, no había móviles en 1999, ni en la política, no había populismos ni yihadismo en 1999, ni en la vida diaria, la vida era más fácil y sobre todo más despreocupada y sin redes sociales en 1999. Pero si había maldad y esa maldad que atacó duramente al detective Charlie Parker, estaba ahí, acechándonos a todos. A medida que Connolly iba avanzando en la vida de Parker, el mundo iba cambiando: el ataque a las Torres  Gemelas, la guerra de Irak y Afganistán que desangró el país, George Bush en sus dos mandatos fraudulentos, la esperanza negra de Obama que tuvo que lidiar con la mayor crisis económica del mundo en 2008,  la primera presidencia de Trump y el ascenso lento pero imparable de la amenaza rusa y de la extrema derecha. Todo esto está en los libros pero no es el tema de los libros. Las historias y los seres depravados a los que se enfrenta Charlie son mucho más antiguos, mucho más tenebrosos y crueles, tienen sus raíces en Lovecraft. Pero ahí está Charlie un superviviente acompañado de sus hijas, la hija muerta y la hija viva, a las que hemos visto morir y nacer. Y Maine y Portland y el pantano y el misterio. Si no lo conocen y les apetece, empiecen por el principio. Vale la pena leerlos en orden, pero no de golpe, es mejor dejar pasar un tiempo antes de leer otro y así seguir con los 22. Hay lectura para años.

 


Dos series: La edad dorada, Julian Fellowes,1883, Taylor Sheridan, Sky Showtime

¿Por qué hablo de las dos series juntas? Porque las dos suceden en el mismo tiempo histórico: 1882-1883. Una en Nueva York, la otra en el lejano oeste camino de Montana. Ver las dos en paralelo es un buen ejercicio de historia para entender ese complejo país en el que convive lo más sofisticado con lo más brutal, la rancia tradición con la insolente modernidad. El despilfarro de los nuevos ricos con la lucha por la supervivencia de los colonos en el lejano oeste. Todo está ahí: los demócratas y los republicanos, los que miran adelante y construyen y los que dejan el pasado atrás pero no el peso de sus prejuicios. Y la violencia, una violencia diferente en la ciudad de la que se ejerce en los polvorientos caminos de las carretas, pero violencia siempre. Y el triunfo del individuo frente a lo colectivo. Hay que triunfar, hay que conquistar, hay que imponer: la nueva riqueza sucia del petróleo y los ferrocarriles, frente a la riqueza heredada de la vieja aristocracia; la nueva riqueza sucia de las ganaderos frente a  la riqueza de los indios que son los auténticos propietarios de las tierras ocupadas. Ambas series son historias de familias. La edad dorada evoca la década prodigiosa de 1882, cuando Nueva York era el centro de una revolución urbanística, cultural y social muy lejos del salvaje oeste y la culta Europa. En este contexto acompañamos a Marian Brook, una joven sin fortuna que llega a Nueva York para vivir en casa de sus tías Ada y Agnes, representantes de la vieja tradición de americanos descendientes de los primeros colonos, auténtica aristocracia neoyorquina, en la calle 61 del Upper East Side de Manhattan. Al mismo tiempo que ella, se instalan en la gran nueva casa que se levanta enfrente, los Russell, una poderosa familia de nuevos ricos industriales. En la segunda temporada de La edad dorada, Berta Russell consigue destronar a la vieja aristocracia neoyorquina construyendo el Metropolitan Opera House. Toda la lucha de Bertha tanto en la primera como en la segunda temporada, es conseguir ser aceptada en la restringida y elitista sociedad neoyorquina de los 400, las familias que realmente  contaban y cuentan, con la mayor influencia en la vida pública. En la tercera temporada, que es la que se estrena ahora, Berta Russell  da un paso más al empeñarse en casar a su hija con un duque inglés. Mientras, la vida de Marian y de su amiga Peggy, una chica negra periodista y escritora a la que conoce en el tren que la lleva a Nueva York en la primera temporada, da varios giros en sus particulares historias. Y de fondo, el oeste como tierra prometida y explotable.

Ahí enlaza La edad dorada con 1883, una precuela de Yellowstone en la que encontramos a los tatarabuelos de John Dutton luchando por llegar a Oregón aunque el destino los conduce a Montana donde sentarán las bases del futuro rancho Yellowstone que se consolidara en una segunda (falsa) temporada en la serie 1923, donde John Dutton con el rostro envejecido de Harrison Ford, ya es el poderoso dueño de un gran rancho. Comparar 1883 y La edad dorada da mucho juego, también lo puede dar ver en paralelo 1923 y Boardwalk Empire, de Martin Scorsese, las dos pasan en los primeros años 20, una en el lejano y salvaje oeste, la otra en el cercano pero también salvaje este de Nueva York y Atlantic City. Son series muy buenas en todos los sentidos, entretenidas, apasionantes, llenas de giros. Son series que se pueden ver separadas unas de otras, pero juntas, 1883/La edad dorada; 1923/Boardwalk Empire,  componen el mejor fresco histórico, social, económico y político de Estados Unidos. Donald Trump no nace de la nada. Tampoco Barak Obama nacía de la nada. Tienen muchas raíces.  Una curiosidad: un irlandés se inventó a un detective típicamente americano; un inglés, Julien Fellowes, se ha inventado a dos familias genuinamente americanas. Al principio sorprende. Luego te das cuenta de que Estados Unidos es un país de acogida, hay pocos americanos que  no tengan abuelos o tatarabuelos europeos o chinos. Quizás por eso los europeos los conocen tan bien.  

La edad dorada y Boardwalk Empire, están en HBO; 1883 y1923, están en Sky Showtime.

El regalo de esta semana es un árbol que podría estar en Maine, o en los bosques de Montana



sábado, 16 de agosto de 2025

PROPUESTAS DE VERANO 3

 

Estamos en la semana más quieta del año. Según para quién, claro. Los bomberos, los voluntarios, la UME, no tienen un momento de calma. Ni los vecinos de los pueblos que ven como su vida se quema literalmente ante sus ojos. El fuego lo domina todo esta semana: la tierra, el cielo, las noticias, la política. Unos reaccionan ayudando, otros reaccionan burlándose, unos lo miramos desde lejos y con temor, otros lo viven como una realidad que anuncia lo que vendrá. Los fuegos y el calor dominan las pocas conversaciones de este verano caluroso como ninguno. Desde casa, miro con prevención las montañas que rodean Barcelona y aporto mi granito de arena regando no solo mi jardín (menos mal que parece que la sequía se ha acabado), también la calle y el terreno de al lado  donde crecen las hierbas secas. Soy muy mayor para ir de voluntaria y supongo que estorbaría más que otra cosa. Y además, me quedaría embobada porque el fuego, en su devastación insondable es un espectáculo fascinante, único en su grandeza destructora. Con esto no quiero decir que me gusten los fuegos, pero si el fuego de una chimenea, de una hoguera de San Juan, me hipnotiza, ¿qué pasaría si me viera frente a una lengua de fuego de kilómetros y de gran altura? Cuando estos fuegos se consigan controlar y se haga balance de los daños (materiales, forestales, humanos y políticos) habrá que preguntarse porque han sucedido. Encontrar respuestas e intentar soluciones preventivas es tan importante como apagarlos. El campo está abandonado, los bosques descuidados, los pueblos vacíos o aislados. Entre otras cosas, es en ese espacio de lo que se llama la España vaciada donde hay que poner el acento. Pero eso no sucederá mientras sea más importante atacar que sentir empatía. En fin, en esta semana de silencio y calima, de sol implacable, lo único que nos queda es encerrarnos en casa. Leer o ver pelis o series, o simplemente estar con uno mismo. Así que hay van cuatro Propuestas de verano: un libro y tres series.

 

Un libro. El gran libro de los gatos Edición de Jorge de Cascante, ilustrado por Alexandre Reverdin Blackie Books

Si te gustan los gatos te encantará este libro; si no te gustan los gatos, te encantará este libro. ¿Cómo es posible? Pues si es posible porque este libro sobre gatos es en realidad una antología de poemas, relatos, fragmentos y Maullidos que han tenido a los mininos como protagonistas. (A favor del autor debo decir que también tiene El gran libro de los perros). No es un libro para leer seguido, hay que mirarlo como si fuéramos gatos: acercarse a él, olisquearlo, darle algún golpecito con la pata a ver si se mueve, demostrarle una indiferencia que no sentimos y al final rendirse a sus muchos y variados cuentos. Algunos me han encantado, otros ya los conocía, también hay que me han aburrido un poco y como buena gatuna, los he dejado de lado, no se debe perder el tiempo con lo que no te apetece cuando se puede seguir buscando auténticas joyitas. Y si no se tiene ganas de leer algo más largo, te puedes divertir con los ocurrentes Maullidos. Un solo ejemplo para no agotar: “Ningún gato debería subirse a la mesa del comedor durante la cena a no ser que esté convencido de poder estar a la altura de la conversación.” (Fran Lebowitz). No se puede acabar de maullar este libro sin hacer referencia a los maravillosos dibujos de Alexandre Reverdin. Nunca un gato tuvo tantas versiones, expresiones, y caritas. ¡No hay uno igual al otro! Como tampoco hay un gato igual a otro. 


Serie 1 Indomable. Estados Unidos, 2025 Netflix

A ver, no es una gran serie. Su historia es previsible y sus personajes los hemos visto muchas veces. Entonces ¿Qué hago recomendándola? Pues sí, la recomiendo, porque solo por sus paisajes ya vale la pena verla. Está ambientada en el Parque Nacional de Yosemite, en la Sierra Nevada de California, un lugar impresionante en su grandeza, en sus cumbres, en sus bosques, en los ríos y lagos. Todo empieza en uno de las montañas más emblemáticas del parque, la pared de granito de El Capitán. Mientras suben su peligrosa muralla, unos escaladores ven caer el cuerpo de una mujer. El encargado de averiguar qué ha pasado es Kyle Turner, un agente especial que trabaja como investigador del Servicio de Parques Nacionales en colaboración (más bien mala) con los rangers, la policía forestal del parque. Como se pueden imaginar, Turner es solitario, arisco, desagradable, prefiere ir a caballo que en coche, tiene un secreto dolor y no sabe cómo controlarlo. Pero Turner encuentra una compañera perfecta en la figura de Naya Vasquez, una joven policía de Los Ángeles que ha pedido el traslado a Yosemite. La historia está bien contada, pero a mí lo que me mantuvo ante sus seis episodios fueron los paisajes. Yosemite es un lugar para señalar en mi mapa de sitios a los que nunca iré, pero es igual, porque mi mapa de espacios inolvidables es otra forma de viajar.

 


Serie 2 Escandalosas, Sarah Williams. Movistar+

Con estas chicas no viajas en el espacio pero si en el tiempo. Estamos en Inglaterra en 1932, donde las seis hermanas Mitford viven al margen de las reglas que su aristocrática familia debería encarnar. Ninguna sigue las normas. Nancy, Pamela y Diana son las tres mayores, Unity, Jessica y Deborah, son las tres pequeñas. Tan solo hay un hermano, Tom, heredero único de la escasa fortuna familiar que queda. Nancy tiene 28 años, está soltera y es escritora sin demasiado éxito (más tarde se convertiría en una gran novelista). Pamela tiene 25 años, es independiente y le gusta vivir en la naturaleza. Diana tiene 22 años y está casada con un rico barón. Unity tiene 18 años y las ideas claras de lo que quiere. Jessica tiene 15 años y también tiene las ideas muy claras, aunque en otra dirección. La pequeña Deborah tiene 12 años y mira a sus hermanas fascinada. Las seis, su hermano, sus padres, su mundo, parecen una creación de Julian Fellowes, el padre de Dowton Abbey y La edad dorada. Pero no. 

Porque estas seis escandalosas, avanzadas y distintas hermanas existieron de verdad y dejaron su huella en la literatura, Nancy: en el ecologismo, Pam; en la política Diana, Unity y Jessica; y en la aristocracia, Deborah. El retrato que se hace de la alta sociedad inglesa de esos turbulentos años es una pequeña lección de historia. Porque todos los personajes que aparecen fueron reales y todas las relaciones que se cuentan fueron exactamente así. La serie está basada en la novela de Mary Lovell, The Mitford Girls, y está narrada en primera persona por Nancy, que no duda en interpelar al espectador saltándose la cuarta pared. La aventura de Diana y Unity con el nazismo, incluso con Hitler al que conocían personalmente y con el que acostumbraban a cenar, es un buen ejemplo de cómo anida el fascismo en el corazón de cierta aristocracia conservadora. Pero el que Jessica sea comunista, también es un buen ejemplo de la forma en que las ideas socialistas arraigaban entre ciertas capas sociales. Entre diálogos ingeniosos, situaciones divertidas, amores y desamores, presentación en sociedad y presentación en Nuremberg, amistades y rivalidades, la serie avanza en la década de los treinta y nos deja con las ganas de saber qué pasó con las seis hermanas durante la guerra y después. Siempre podemos leer sus biografías en Wikipedia, pero no tendrá el mismo aroma gamberro, la misma elegancia de su vestuario realmente magnífico, ni la misma ironía y gracia con la que estas chicas se enfrentan a escándalos, divorcios, infidelidades y extremismos políticos.

 


Serie 2 Vera Filmin 2011-2025 14 temporadas

Vera es Vera Stanhope, y Vera Stanhope es Brenda Blethyn. Ninguna otra actriz podría ser Vera. Vera, creación de la novelista británica Anne Cleeves, es una policía atípica, una mujer mayor, más bien gordita, que viste invariablemente una gabardina y un gorro arrugado encima de vestidos floreados y chalecos de lana. Vera es la jefe de homicidios de la región de Northumberland, en el noreste de Inglaterra. Cada temporada tiene cuatro episodios de una hora y media que se pueden ver de forma independiente, aunque hay una ligera historia que se mantiene entre todos ellos y un equipo de policías fieles a los que vemos envejecer en la pantalla. No en balde pasan 15 años entre la primera y la última temporada. Este verano tórrido y quemado, ver un capítulo de Vera cada tarde, antes de cenar, se ha convertido en un refugio climático. Porque Vera es una serie inteligente y a ratos divertida; porque los asesinatos que siempre resuelve la sagaz detective son muy distintos y los métodos empleados también; porque los espacios naturales, los espacios urbanos y los espacios humanos que aparecen son el mejor documental que se pude hacer de la Inglaterra pre brexit y postbrexit. Porque el equipo que la acompaña fielmente funciona perfectamente en sus papeles, en especial el sargento que es su mano derecha y que ha cambiado una vez (en lo que yo llevo visto), una especie de hijo adoptivo para la solitaria Vera. Y luego está su coche, un jeep de la vieja escuela, como ella. Vera, su jeep, su gorro y su ironía me han conquistado. Menos mal que aún me quedan seis temporadas para llegar a septiembre.

El regalo de esta semana es la Negrita en una de sus visitas al estudio de Ramon



sábado, 9 de agosto de 2025

PROPUESTAS DE VERANO 2

 

 


Un libro: Buenas noches, lechuza, de Jordi Ibáñez Fanés

Hay libros que tienes que esperar a que te llamen. Necesitan “su momento”. Eso es lo que me ha pasado con Buenas noche, lechuza de Jordi Ibáñez. Lo tenía en mi mesa desde hace varios meses. Y un día de esta semana “me llamó”, “léeme”, me dijo. Y lo leí. Casi de un tirón, en dos tiempos. Valió la pena esperar a leerlo cuando el libro estaba dispuesto. Creo que no lo habría disfrutado tanto en otro momento. Porque es un libro raro, si, pero esa es su gracia; es un libro divertido, cosa que no me esperaba; es un libro de asesinatos y espías rusos. También un libro de monjas y de submarinos, de ancianos inteligentes y filosofas sobrepasadas. Y de Barcelona, de los intelectuales barceloneses, de literatura y de cine. De política y sobrinas, de ahora mismo y de hace cincuenta años. Conviven en sus páginas Straub y Huillet con Chejov, Miterrand con Luis XVI, policías con subsecretarios, maoístas con independentistas, la pandemia con la trama rusa de Putin. Pero no es un libro difícil, al contrario. Hay que dejarse envolver por el punto de partida de un asesinato múltiple en una residencia de ancianos durante el verano de 2023, que sirve de macguffin para la historia que se cuenta en el primer capítulo y se retoma en sus consecuencias en el cuarto. Entre medio, una conversación entre espías, Sebastián y Alexis, que da una (posible) explicación del asesinato. Y luego está Alba. Alba y Sebastián. Tío y sobrina, amigos y cómplices en sus conversaciones. La lechuza y la naranja. Me lo he pasado muy bien leyéndolo justo ahora en que la Rusia de Putin, cada vez más parecida a la Rusia de estos espías de la cuarta edad, está tan presente. Es un libro políticamente incorrecto, es un ajuste de cuentas con el hacerse mayor, es una pequeña y suave burla de un tipo de intelectual académico, es una crónica desencantada de la historia reciente. Todo escrito con la libertad de quien no tiene que rendir cuentas a nadie.

 

Una película. Aquel verano en París, de Valentine Cadic

Hay un tenue hilo de seda que entrelaza tres cuentos de verano de distintas épocas: Empieza en El rayo verde, de Eric Rohmer, se prolonga en La virgen de agosto, de Jonás Trueba y acaba en Aquel verano en París, de Valentine Cadic. Delphine, Eva y Blandine son tres hermanas en su desconcierto veraniego, en su vagabundeo urbano, en su desubicación en esos días de vacaciones en los que no hay nada que hacer. Y esa nada es precisamente lo que provoca la tristeza de Delphine, la curiosidad de Eva, la sencillez de Blandine. Las tres son historias muy bonitas y vale la pena verlas para acompañarlas en su búsqueda de un rayo verde, unas flores blancas o una piscina de aguas azules. Pero hablemos de este verano en París. Estamos en el año 2024, París vive sus Olimpiadas. Blandine, una joven inocente y tranquila, callada y con mucha paciencia, llega a París desde su Normandía natal porque quiere ver una prueba de natación de su atleta favorita. Pero la ciudad y los parisinos no están muy dispuestos a ponerle las cosas fáciles. Blandine lo acepta casi todo, bueno todo, con una resignación absoluta. Incluso verse envuelta en las protestas de los que estaban en contra de las Olimpiadas. Blandine es adorable, quieres que todo le salgan bien. Quieres estar con ella en el parque con su sobrina, en el puente sobre el Sena, como querías estar con Eva en el  viaducto, en el Parque del Oeste, o con Delphine en el Luxemburgo o en el pequeño pueblo costero. La gran diferencia entre los tres films es la relación de las mujeres con el amor: en 1986, Dephine busca y necesita el amor romántico, alguien con el que ver el rayo verde; en 2019, Eva busca y necesita un amor distinto, un amigo, alguien con quien compartir una charla, una copa o un paseo. En este 2025 post todo (pandemias, metoo, guerras) lo que Blandine busca no es el amor, (en realidad lo acaba de perder) sino el sentirse parte de algo. Aunque al final descubra que la mejor compañía que puede tener es la de ella misma.

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Un recuerdo. Pere Joan y Carles

 Esta no es exactamente una propuesta veraniega, pero si es un buen momento para recordar dos directores catalanes, barceloneses, que han muerto hace pocos días. Pere Joan Ventura y Carles Balaguer. Los conocía a los dos, no éramos amigos, pero con los dos he tenido mucho trato a lo largo de los años. En una industria tan pequeña como la catalana, incluso, la española, no es raro que acabes conociendo a todo el mundo. Mas si ese “mundo” son dos personas que se salen de lo convencional. Por distintas razones y con diferentes resultados, pero los dos eran figuras marginales en el cine catalán. La muerte de Pere Joan el 28 de julio y la de Carles el 30, los ha unido de una forma extraña en la memoria colectiva. O como mínimo en mi memoria.

 


A Pere Joan lo conozco desde los lejanos tiempos de Comisiones Obreras y la primera Filmoteca. Era operador de cámara, trabajaba en la tele y era un asiduo de las sesiones de la Filmo. Un poco más tarde, le traté cuando fue el director de fotografía de algunos films de Portabella. Pero sobre todo coincidí con él y con Giorgina Cisquella, su compañera de vida, de militancia, de compromiso, en la filmación del documental El efecto Iguazú, sobre el Campamento de la Esperanza de los obreros de Sintel en la Castellana de Madrid el año 2001. Pere Joan era un outsider con conciencia de clase y compromiso político.

 


Carles Balaguer, era otra cosa. También era un outsider y un marginal, pero desde la perspectiva de alguien que es consciente de vivir un tiempo que no le toca. Carles Balaguer era un señor, educado, elegante, serio. Culto y cinéfilo. La necesidad de dejar memoria de una Barcelona oculta, pero no canalla, burguesa pero transgresora, le llevo a realizar un documental único: La casita blanca. La ciudad oculta, sobre el meublé más famoso de la Barcelona de los años 50, 60 y 70. Empezó haciendo ficciones, pero donde demostró su manera de entender el cine fue en los documentales. Y en las salas de cine, porque Carles, crítico esporádico y devoto de Truffaut, tuvo la brillante idea de inventarse los Cines Méliès, pequeño cine-estudio consagrado a los clásicos y a las películas que a él le gustaban (y a muchos más). Los Méliès abrieron sus dos salas en 1996 y hasta el 2020 estuvieron llenos de espectadores. Superaron crisis, superaron un incendio, pero no superaron la COVID y el confinamiento de la pandemia. Los Méliès cerraron a mediados de julio del 2020. Cinco años más tarde, Carles ha cerrado la sesión de su propia vida. Una vida entregada a sus dos pasiones. Porque gracias a un artículo de Joaquín Luna en La Vanguardia, he descubierto su segundo gran amor: el club de futbol CE Europa. “El cine y el CE Europa fueron sus dos pasiones, muy en la línea de su figura distinguida, culta y reacia a dejarse arrastrar por las corrientes mayoritarias, más vulgares…”. Joaquín dice que se le va a echar de menos en el campo del Europa, también se le echará de menos desde el cine cada vez que se compruebe el empobrecimiento cultural que nos rodea. 

El regalo de esta semana es una acuarela de un verano en París



 

sábado, 2 de agosto de 2025

PROPUESTAS DE VERANO (1)


Vuelvo al blog después de una corta pausa. Empieza agosto, el mes donde todo se detiene y (parece) que hay tiempo para todo. De ahí mis propuestas de verano.


Un libro: Un animal salvaje, Joël Dicker

El 21 de marzo del 2020, en pleno confinamiento, hablé por primera vez de un libro de Joël Dicker, La verdad sobre el caso Quebert. Decía en la entrada: “Hay un misterio, el pasado y el presente se entrelazan, una casa en la playa, una amistad, un crimen y una crisis”. Hace poco, el 31 de mayo de este año, volví a hablar de un libro de Dicker, La muy catastrófica visita al Zoo. Han pasado dos meses y vuelvo a hablar del autor suizo porque su último libro, Un animal salvaje, me ha encantado. Dicker tiene un estilo muy personal, reconocible, pero en cada libro es distinto. Unos son mejores que otros (todos son interesantes) pero este es muy bueno. Comparte con Harry algunas cosas; un misterio, el pasado y el presente, casas bonitas, no en la playa sino en Ginebra, una amistad (más bien falsa), un crimen (un robo en este caso) y varias crisis. Con el zoo la unen la construcción del libro partiendo del hecho consumado, el robo, y viendo poco a poco como se llega hasta allí. Dicker es especialista en describir personajes que detestas, pero a los que no puedes dejar de seguir. En este libro no se salva nadie, y eso es lo mejor. No se salva nadie de la quema moral, otra cosa es que el libro no solo se salve, sino que sea adictivamente entretenido. Se lee muy deprisa y sabe mal que se acabe.

 

Una serie: Ted Lasso, Bill Lawrence, Appel TV (en Movistar)

No es una novedad ni mucho menos. La primera temporada es del 2020 y la última del 2023, son 34 episodios en tres temporadas. Hace tiempo que la descubrió todo el mundo, al menos toda la crítica. Yo acabo de verla este verano y he entendido porque se convirtió en un fenómeno mundial de las series. Bueno, lo he ido entendiendo a medida que me adentraba en la historia de este ingenuo y pollianesco entrenador de futbol americano que cambia su Kansas natal por un equipo de futbol (no americano) en Inglaterra sin tener ni idea del juego y sus reglas. La artífice de su contratación es la espléndida Rebeca Welton, dueña del AFC Richmond, un equipo de futbol que ha conseguido arrebatar a su impresentable ex marido con la intención de llevar el equipo al desastre y así destruir algo que él siempre ha querido. La llegada de Ted y su fiel compañero Beard, provoca rechazo, burla y desconfianza en los jugadores y en la afición. Pero… si quieren saber cómo consigue Ted darle la vuelta a esta situación y alcanzar varios éxitos (no todos futbolísticos), vale la pena que vean la serie entera. Y digo entera, porque es una serie que crece, no solo en duración de sus capítulos, los de la primera temporada duran 30 minutos, los de la última una hora, también en profundidad de los personajes. Todos, absolutamente todos, tienen un arco de crecimiento. Quizás el que menos el propio Ted, que sigue siendo bueno, ingenuo y pollianesco. Pero los demás crecen y cambian: la espectacular e inteligente Rebecca, el imprevisible Beard, el niño prodigio Nate, el gruñón Roy, la adorable Keely, el encantador Leslie, el pedante critico de deportes Trent Crimm, y los jugadores que merecen un párrafo especial. Jamie, el guaperas, Sam el concienciado, Rojas el tonto bueno, Colin el que tiene un secreto, Isaac el capitán y todos los demás. Si te gusta el futbol disfrutarás con los partidos (sale Guardiola en uno de los capítulos finales), si no te gusta el futbol disfrutarás viendo como se (de)construye un equipo. Si te gustan los dramas, hay algunos, si te gusta la comedia surrealista, hay mucho. Pero lo mejor de todos. Si tienes ganas de ver una serie de buen rollo, positiva, optimista, liberada de trabas emocionales y con mucho humor, Ted es tu guía. Por qué insisto en lo de pollianesco, es algo que solo entenderán los que recuerden los libros o las películas de Pollyanna. Ah! Otra cosa. Para ser una serie que trata de futbol, con muchos protagonistas masculinos, es la menos testosterónica que se pueda imaginar. Y las dos protagonistas femeninas, no solo rompen todos los esquemas previsibles en sus relaciones, también son las que suelen tener las ideas más claras y tomar las mejores decisiones. Una excelente compañía para el mes de agosto. Aprender con Ted a Creer (Believe).

 

Un estreno: Una película inacabada, Lou Ye

En enero del 2020 en España vivíamos en la inopia de lo que en China estaba sucediendo en la ciudad de Wuhan. En febrero nos empezaban a llegar noticias extrañas que hablaban de un virus. En marzo, nos cayó encima el rayo: la pandemia, el confinamiento, los muertos… tres meses tardamos en reaccionar y ser conscientes de lo que pasaba. En China, mientras tanto, llevaban desde finales de enero confinados y sin información. Este es el contexto histórico de Una película inacabada. Dos veces inacabada se podría decir, o dos veces inacabada y una vez terminada. Todo empieza cuando un director de cine decide recuperar las imágenes rodadas diez años antes, en 2009, de una película que quedó inacabada por falta de presupuesto. A finales del 2019, el director consigue reunir al mismo equipo técnico y de actores, más gordos, con familia pero con el mismo entusiasmo, para rodar un final a esa historia. El rodaje durará cuatro semanas y tiene que terminar antes del fin de año chino, el 25 de enero. Quedan solo tres días para acabar cuando empiezan a llegar noticias de que pasa algo raro, rumores que se cuelan en el hotel donde vive el equipo. Todo pasa muy deprisa, cas sin darse cuenta, se encuentran atrapados en ese hotel, lejos de sus casas, con la prohibición de salir de la habitación. Son los primeros momentos de la pandemia y nadie sabe qué hacer. La película queda inacabada de nuevo. La de la ficción, porque la real se va construyendo como un puzle con conversaciones de móvil,  videos privados, imágenes documentales de televisión, momentos de angustia y de soledad. Centrada en el protagonista masculino de las tres películas, la del 2009, la del 2019 y la que estamos viendo, el film consigue transmitir la sensación de desamparo e incertidumbre que se vivió en China y poco después en todo el mundo. La recomendación del director a su equipo fue: grabarlo todo, las rutinas, las comidas, las conversaciones con la familia. Hay que dejar testimonio. Con material rodado ahora mismo y con imágenes de archivo del momento, Una película inacabada se erige en un testimonio casi documental de cómo empezó todo. Un recordatorio necesario, especialmente porque no cae nunca ni en el miedo, ni en el pánico, ni en la conspiración. Es un film profundamente humanista y con algunos rasgos de humor sobre un tiempo y un país que no están tan lejos. El cine como motor de la memoria colectiva. No estoy segura que a las autoridades chinas les haya hecho demasiada gracia mostrar como gestionaron el inicio de la pandemia, pero para el público de este 2025, es imprescindible. (No tengo constancia de lo que pudo suceder en España con los rodajes que estaban en marcha el 13 de marzo del 2020. Me gustaría saberlo).

 

Un festival: Atlántida Film Fest en Filmin

Es el único festival que conozco que tiene dos patas, una presencial en Mallorca y otra On Line en Filmin, Atlántida Film Fest es una excelente oportunidad de sumergirse en un mar de cine y descubrir tesoros escondidos. Dura hasta el 25 de agosto y hay de todo. Exploren y arriesguen, a ver que encuentran. 

El regalo de esta semana es la ilustración que utilicé en el blog el 26 de enero del 2020, sin saber que en China empezaban los confinamientos. Todo es memoria.