Aguas tranquilas, de Naomi Kawase
Aguas tranquilas integra un
díptico de la naturaleza con El bosque
del luto. No es que la naturaleza en cualquiera de sus formas no forme
parte del mundo de Naomi Kawase, una directora muy sensible a los efectos de la
luz, del sonido, del color, casi tanto como Murakami lo es en literatura. Pero
en estos dos films, la naturaleza, el bosque en una, el mar en otra, se
convierten además de protagonistas, en contenedores de las historias. Las aguas
tranquilas no son solo las que atraviesa nadando la joven Kioko y en las que
aparece el cuerpo de un hombre muerto. Las aguas tranquilas son las que ella y
su amigo Kaito deben cruzar para entender la vida y la muerte. La compleja vida
de la madre de Kaito, la dulce muerte de la madre de Kioko. El mar que rodea la
isla donde viven ese verano que cambiará su vida, es el marco que envuelve su
proceso de crecimiento. Todo es sencillo, todo es hermoso, todo es doloroso.
Crecer cuesta y el mar está ahí para ayudar a dar el paso de hacerse adulto,
como un nuevo nacimiento. Me gustaría mucho que Naomi Kawase se atreviera en
algún momento a poner en imágenes un cuento o una narración de Haruki Murakami.
Son dos pensamientos muy cercanos, dos universos que ven un poco más allá de lo
que la realidad muestra. La naturaleza como puerta hacía otros mundos. Aguas tranquilas es un film precioso e imprescindible.
La dama de oro, de Simon Curtis
No
sé si realmente este film es un biopic de un cuadro o de una mujer o de las dos
cosas. La historia de cómo María Altmann
consiguió recuperar La dama de oro de
Klimt que los nazis había robado de su casa en Viena al principio de la segunda
guerra mundial, es apasionante y Helen Mirren se encarga de hacerla más
atractiva aun con un sentido del humor y una inteligencia irónica inigualable. En
todo lo que sucede en la actualidad, la película está muy bien. En lo que sucede
en el pasado, es más convencional y rutinaria, como una buena serie de televisión
británica sobre los malos nazis y los buenos judíos vieneses. Pero no importa.
Uno se queda con María/Helen, disfrutando con ellas al vencer a los Goliats de
la burocracia internacional.
Felices 140, de Gracia Querejeta
Dos
o tres cosas acerca de la última película de Gracia Querejeta.
1.
¿Por
qué le gustan tanto los títulos con números?
Tres
en raya, Siete mesas de billar francés, 15 años y un día, Felices 140…
2.
¿Por qué todos sus adolescentes se parecen
tanto?
En
sus películas siempre hay un personaje adolescente, chico, que es testigo de lo
que pasa sin intervenir directamente (en contadas ocasiones es el protagonista)
y asume el rol de la inocencia cautiva de la estupidez de los adultos.
3.
¿Por
qué no permite que Maribel Verdú sea feliz de una buena vez?
Maribel es una actriz estupenda, lo ha
demostrado de sobras, pero no hay manera de que la dejen disfrutar y reírse. En
este último film, toda la primera parte es cierto que es más convencional y
parece que la hemos visto antes, pero Maribel está perfecta en el tono de
comedia, muy guapa y relajada mientras se puede reír de la vida y de las cosas.
Luego, en la segunda parte, quizás más interesante dramáticamente, pierde la
sonrisa y vuelve a sufrir como nadie. Por favor una comedia para Maribel¡¡¡
4.
¿Por
qué le cuesta tanto hacer comedia?
Estoy segura que si Gracia se dejara ir un
poco y dejara aflorar el humor, algunas de sus películas ganarían mucho. La
historia de estos Felices 140, es una
comedia negra negrísima, del tipo que hacían los viejos estudios Ealing en
Londres. Pero Gracia no quiere que lo sea y es una lástima.
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