(Mila es mi Philomena particular. Sensatez, calidez y sabiduría popular)
Se me ponen los pelos de punta pensando que habría hecho Ken Loach o Mike Leigh con el argumento y los personajes de esta película. No quiero ni imaginarlo. Monjas malísimas que roban bebes a pobres e inocentes chicas; americanos ricos que se creen con derecho a comprar esos bebes en un lucrativo negocio para las monjas; un periodista cínico que se aprovecha de
Aquí tenemos el drama personal de una mujer mayor que
encarna la esencia de la sencillez, capaz de disfrutar del sexo y de la vida
sin miedo a llamar las cosas por su nombre, pero sin ganas de ajustar cuentas
con nadie y lo que es mas importante, con capacidad de perdonar. Ella solo
quiere saber. Y para saber contacta con un periodista descreído y mordaz que
aprende con ella lo que de verdad es importante. Y lo importante no suele ser
lo que nos creemos que es.
Pero si este precioso guión funciona es gracias a la interpretación
de dos actores en estado de gracia. Steve Coogan y Judi Dench cruzan entre si
unos diálogos inteligentes -que maravilla el concepto bi-curioso aplicado a los gays- y se
crecen uno frente al otro. Las monjas son malas o tontas como corresponde, pero
reciben el desprecio que se merecen; los americanos son menos estúpidos y
prepotentes de lo que se podía esperar y acaban siendo los aliados. Y aunque
podemos prever lo que va a pasar, todo termina como en una novela romántica.
Como dice Philomena: “no me lo habría imaginado ni en un millón de años”.
Aprovecho que esta semana no hay películas dignas de ser
comentadas y en la que estamos sumergidos en la ola Oscar , para
reivindicar tres actrices británicas absolutamente imprescindibles. La primera Judi Dench ,
en liza por el Oscar a la mejor actriz por esta Philomena. Con sus 79 años,
Dench llena de vida sus personajes, ya sea una muy especial M en la serie James Bond ,
ya sea esta mujer común y corriente imbuida de eso que se llama sabiduría
popular. La segunda también tiene 79 años, es Maggie Smith, una presencia
arrolladora en la serie Downton
Abbey , culminación, de momento, de una carrera donde su
especialísimo rostro ha robado escenas en decenas de películas. La tercera es
un poco más joven, Helen Mirren tiene casi setenta años y sigue conservado ese
atractivo entre salvaje y aristocrático que tenía en Age of consent, de Michael Powell hace 45 años. Si no han salido
este fin de semana a disfrutar del aire frío, recuperen algunos de los films de
estas tres damas del cine mundial. No lo lamentarán.
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