sábado, 14 de junio de 2025

MAS ALLÁ DE LA CIUDAD


“La ciudad es un lugar donde  no tienes miedo a encontrarte con alguien que no quieres ver. Puedes desaparecer.”, dice un personaje de una serie que estoy viendo estos días. Es verdad, la ciudad es anonimato, es privacidad, todo depende de lo que busques en ella. En ese espacio que llamamos rural, campo, lo de fuera, este anonimato es mucho más difícil de conseguir. De eso hablan tres estrenos de esta semana. Tres películas de muy distintas procedencias: una argentina, una rumana, una francesa, con historias y tonos muy distintos. Pero las tres poniendo el acento en esa falta de privacidad que, a veces, va acompañada de falta de respeto.

 


Miss Carbón, Agustina Macri, Argentina

Parece un escenario de Dickens: la cuenca minera carbonífera de Río Turbio, en la Patagonia argentina. Los personajes podrían ser de Dickens: una joven trans (Dickens no la habría hecho trans, pero, bueno), con un sueño: ser minera. A partir de este deseo, el film se aleja de cualquier aroma dickensiano, ¿quién en su sano juicio quiere meterse en una mina de carbón? Carla Antonella Rodríguez quiere hacerlo. Y no parará hasta conseguirlo en una historia basada en un personaje real, muy real, y ambientada hace dos días,  entre el 2009 y el 2012. Carla, que nació Carlos, se enfrenta a su padre, a su familia, a su pueblo. Y se enfrenta doblemente: primero porque se siente mujer, segundo porque quiere romper la absurda leyenda que prohíbe la entrada a las mujeres en la mina porque “causan derrumbes”. Carlos/Carla, consigue ser contratada en la mina y demuestra que puede ser la mejor en su trabajo; Carla/Carlos, se transforma definitivamente en mujer al mismo tiempo que se transforma definitivamente en minera. Con la ayuda de un grupo de mujeres marginadas, las prostitutas, las mujeres trans que son las únicas que le dan refugio cuando su padre le prohíbe entrar en su casa. Pero no solo con ellas. Contra todo pronóstico (más sabiendo que es una historia real), los mineros, sus compañeros de galería, de oscuridad, de miedo y peligro, la aceptan tal y como es, como uno de los suyos. Y cuando la empresa quiere sacarla de la mina,  es decir cuando Carlos ya es Carla, se ponen a su lado para que sea readmitida. Cosa que no hacen las mujeres que trabajan en las oficinas para las que Carla es una especie de monstruo contaminante. Con el reconocimiento de los derechos de las personas trans en una ley del 2012, Argentina dio un paso para la normalización social de este colectivo. Y con la lucha de Carla, la minería dejó atrás una de las costumbres más obsoletas del país. Por suerte no olvidó otra de las costumbres más arraigadas, la de elegir a Miss Carbón, premio que obtiene Carla en una celebración del cumplimiento de sus sueños. Cuento de hadas minero, basado en hechos reales, esta es una historia de final feliz. Las mujeres pueden ser mineras y el colectivo trans tiene sus derechos reconocidos. Al menos de momento, ya veremos qué pasa si Milei sigue su campaña de regresión moral y social.

 


La receta perfecta/Vingt Dieux/Holy cow, Louise Courvoisier, Francia

De los tres títulos  que tiene este film francés, el que más me gusta es el inglés. Holy cow/Vaca feliz. No porque las vacas que salen sean particularmente felices como no lo son sus personajes, al menos no al principio. Me gusta porque de alguna manera refleja una mirada a la vida rural desprovista de idealizaciones: las vacas son felices, pero  no es nada fácil vivir en el campo con ellas. El debut de esta chica francesa es una especie de homenaje a toda la gente que vive o sobrevive en los trabajos de agricultura y ganadería. Gente que no quiere irse a la ciudad, que sabe lo duro que puede ser sacar adelante una granja, pero no renuncia a hacerlo. Todo empieza con una muerte: el padre de Totone, fabricante artesano de quesos, muerte repentinamente. A sus 18 años, el inconsciente Totone, debe hacerse cargo de su hermana Claire. Y debe sacar adelante el negocio del queso. Para ello, se propone hacer el mejor queso Comté de la región. Porque estamos en el Jura, en el Franco-Condado, frontera con Suiza, denominación de origen del queso Comté que compramos en las tiendas. Quizás en otras manos, esta historia habría sido un drama social de tintes negros. Pero Louise Courvoisier, que conoce muy bien ese territorio, no quiere ser pesimista. Sin idealizar el bucólico paisaje, sin caer en tópicos urbanitas, sin apelar a la nostalgia o la añoranza, el film es una invitación a intentar vivir y trabajan en el campo. Y si de paso se consigue encontrar una chica estupenda, fabricar un queso digno de Obelix en una marmita casi tan mágica como la de Panoramix, y transitar un duelo que conduce a la vida adulta, mucho mejor. Una buena receta, una gran degustación.

 


Tres kilómetros al fin del mundo, Emanuel Pârbu, Rumania

Tres kilómetros no es una gran distancia, pero tres kilómetros pueden significar vivir o no vivir (no morir, eso es otra cosa). Tres kilómetros de agua separan una pequeña isla en el delta del Danubio de la ciudad más cercana. Pero en realidad, esos tres kilómetros son una franja infranqueable entre la intolerancia y la aceptación del diferente. Adi es un joven que pasa el verano con sus padres en la isla. Su padre es pescador en crisis permanente, su madres es de una religiosidad enfermiza. La isla está dominada por una especie de mafioso que controla el pueblo, como si aun estuvieran en la edad media. O en la época de Ceaucescu, al que este personaje y el policía local echan de menos. En este caldo de cultivo se produce una agresión: Adi recibe una paliza terrible. Lo que sucede a partir de ahí, es una combinación malsana de miedo, fanatismo, intolerancia y violencia. Adi descubrirá quiénes son sus padres  de una manera brutal al mismo tiempo que descubre algo que ni él mismo sabía: su homosexualidad. Con el rigor y la solidez del cine rumano contemporáneo, Pârbu cuenta esta historia luminosa en sus paisajes, oscura en sus odios y rencores, con un ritmo pausado, sin estridencias. Deja que sea la mirada de Adi la que nos  conduzca desde el estupor ante lo que sucede, hasta el desprecio que acaba generando en él. El paraíso socialista se erigió sobre un paraíso arcaico y atrasado. La Rumania profunda, tan lejos de Bucarest, aun arrastra los males que esa doble herencia ha dejado en las heridas del país. 

El regalo de esta semana es una ventana hacia el exterior por la que pueden mirar todos estos personajes.



 

sábado, 7 de junio de 2025

DÍPTICO MÍSTICO

Sirat. Trance en el desierto, Oliver Laxe

“En árabe, Sirat significa "el camino" o "la ruta," algo que sugiere una dirección, un destino o una vía espiritual. Puede designar igualmente la conducta o el comportamiento. En el Islam, la palabra sirat se utiliza para designar el Puente Sirat, un puente sobre el infierno que los creyentes deben cruzar para entrar al Paraíso”. 

“Yo lo veo de otra manera: la vida es solo ese momento en el que el pez está fuera del agua, antes de volver a casa. La muerte es la vuelta a casa, la puerta a trascendernos y emanciparnos.” (Oliver Laxe) 

“Yo también he experimentado la muerte mucho tiempo, ¿Cuándo? Antes de nacer. La muerte es el dejar de ser. Después de mi, será como antes de mí. Nos equivocamos cuando pensamos que la muerte sigue a la vida, cuando en realidad la precedió y la sigue.” (Séneca)

 


Tres citas para empezar a entender Sirat. Para disfrutarla como experiencia artística de belleza desértica, no hace falta saber nada. Simplemente dejarse llevar por las imágenes de la espléndida fotografía de Mauro Herce, por el calor, por la música totémica de la Rave compuesta por Kangding Ray, sumergirse en el trance que es ese viaje hacia el fondo de la vida. Pero si se quiere ir un poco más allá para intentar comprender el sentido profundo de esta historia escrita por Oliver Laxe en colaboración con Santiago Fillol (como Mimosas), las tres citas nos ayudan a abrir un camino, un sirat, en el film, o mejor dicho con el film. Porque en realidad la compañía del desierto que se adentra en potentes camiones por rutas desconocidas, huyendo de un mundo en guerra, va en busca de este puente para pasar al otro lado. Y si se encuentra con la muerte, es porque la muerte, como dice Séneca, precede a la vida y la sigue después. La vida es el viaje que hace Luis acompañado de su hijo pequeño Esteban, cuando se lanza detrás de la caravana de los peregrinos de la rave: Stefi, Josh, Tonin, Bigui y Jade, seres incompletos que conforman un nuevo organismo compuesto de sus partes, al que se añaden Luis y Esteban de una forma natural, orgánica, en su búsqueda del elemento femenino, su hija, su hermana, perdida entre los espejismos rituales del desierto. Oliver Laxe es un director físico y metafísico: físico porque sus películas son experiencias de exigencia y de resistencia, ya sea en las montañas del Atlas marroquí o en el luminoso desierto que separa y une Marruecos y Mauritania. Pero es sobre todo metafísico porque trasciende ese mundo lleno de dificultades y de escollos, de dolor y de pérdida, para realizar un viaje casi alquímico. Sus personajes son y no son realidades. Un hombre adulto y un niño buscando una mujer joven se hunden en las arenas del desierto al ritmo totémico de una música envolvente, mágica, ritual, de la mano de una compañía de titiriteros como los que Bergman retrataba en El séptimo sello, que cogen de la mano a esos dos seres y los acompañan en su viaje para dejar de ser lo que eran, para ser otra cosa. El Puente de Sirat solo lo pueden pasar los justos, los que confían, los que no ven con los ojos sino con el alma. Y al otro lado, un tren que circula hacia ningún sitio… Siento si me ha salido un poco confuso este texto, no querría añadir oscuridad a un film luminoso y transformador. En realidad, lo único importante es ver la película, vivirla, dejarse llevar por ella, bailarla y salir un poco transformados.

Sirat es en cierto modo la segunda parte de un Díptico Sufi que Oliver Laxe ha creado en el desierto marroquí. Mimosas era un film de montañas, de rocas, de hombres; Sirat es un film de arenas, de desfiladeros, de mujeres. Lo de mujeres puede sonar extraño, pero no tanto. Porque es una mujer la que provoca ese viaje con su desaparición. Luis, Esteban y la extraña compañía, van en su busca y por ella emprenden ese viaje al otro lado. De Mimosas escribí en el blog en la entrada del 7 de enero del 2017.


Mimosas, Oliver Laxe

“Desierto místico. Así podemos definir el desierto de las misteriosas Mimosas de Oliver Laxe. Mimosas es, desde su titulo, un enigma, un cuento, un viaje. Western oriental que atraviesa un paisaje de lagos de un azul profundo en las altas montañas nevadas del Atlas marroquí, esta preciosa historia de inspiración sufí, es un viaje interior y exterior voluntariamente no datado en el tiempo ni en el espacio. Una caravana dirigida por un viejo jeque intenta llegar a una ciudad santa a través de las montañas. Cuando el jeque muere, la caravana se desintegra. Solo dos hombres, Ahmed y Said, se comprometen a llevar el cuerpo del jeque hasta su destino. Junto a esta historia hay dos más. La que sucede en un universo paralelo donde Shakib, un alma limpia, inocente y pura es escogido para cruzar al otro mundo y ayudar a Ahmed y Said en su misión; y la del propio rodaje que tuvo que vencer múltiples dificultades de frio, nieve y accidentes, llevando a lomos de mulas el material cinematográfico para rodar en 35 mm., mientras Oliver Laxe y Santiago Fillol reescribían día a día el guión en función de los obstáculos a los que se enfrentaban. “Quería perderme en el camino, quería colocarme en una posición en la que no sabía por dónde ir, como los personajes de la historia. Quería hablar de otro nivel de percepción, otro nivel de entender el mundo. La película habla de alguien que en cierto modo se deja ir a su aire, que se entrega a su intuición Los obstáculos hacen que el film se haga a si mismo, los obstáculos determinan las elecciones que haces.” Al salir compren un ramo de mimosas amarillas para seguir “oliendo” el aroma de esta película.”

(Mimosas está en Filmin, verla después de ver Sirat es una excelente ocasión de acercarse al Díptico Místico de Oliver Laxe.) 

El regalo de esta semana es un cuadro que he usado otras veces, creo que es  el mejor para acompañar el film de Oliver Laxe.



 

 

 

 

 

sábado, 31 de mayo de 2025

NO LUGARES

  

La idea del No Lugar se aplica en antropología y en urbanismo a esos espacios que no forman parte de la historia, que están fuera, al margen

En realidad los No Lugares, tal como los define el creador de la idea, Marc Augé, no son exactamente los que yo intento reflejar en este entrada del Blog. Porque para Augé, los No Lugares son espacios donde el anonimato del individuo se funde con el anonimato de la colectividad: aeropuertos, centros comerciales, parkings, carreteras y autopistas. Nada de eso existe en las dos películas que me parecen las más interesantes de esta semana, ni en el libro que acabo de leer. Pero, ¿no son en realidad No Lugares, los espacios dibujados en ellos? Bueno, que cada uno decida.

 


La trama fenicia, Wes Anderson

Wes Anderson es un nombre recurrente en este blog. Creo que he hablado de casi todas sus películas, no de todas, porque hay algunas que no me gustan. Pero es cierto que en la mayoría he encontrado cosas interesantes. De la última, Asteroid City, escribí: “La rareza de Anderson es contagiosa en su alegría y en su ingenuidad. También en su inconfundible capacidad de crear imágenes kitsch, apasteladas, artificiales, en las que se enmarcan sus historias, siempre corales, sin centro, sin aparente motor. A veces le salen pequeñas maravillas como Fantástico Sr Fox o Moonrise Kingdom, otras resulta menos acertado, El Gran Hotel Budapest o La crónica francesa, pero siempre está lleno de imaginación. Su nuevo artefacto, Asteroid City, es para mí, una de las mejores.” Este párrafo me sirve para explicar porque su nuevo trabajo, La trama fenicia, es algo diferente a sus anteriores películas. Es menos rara que las otras, cuenta una historia con principio y final; las inconfundibles imágenes de Anderson han perdido los colores pasteles, para entrar en los colores ocres, verdes y grises; deja de ser coral y tiene un único y auténtico protagonista, el inmortal magnate Zsa-zsa Korda, bien acompañado de su hija monja y de un extraño secretario. Esto es lo diferente, lo parecido es el tono entre el humor, la crítica, el artificio, y la falta de realidad (no de verosimilitud). Lo parecido es el tipo de cine que lleva haciendo Anderson desde sus primeros trabajos, acercándose a personajes y colectivos que están fuera del tiempo. Fuera de lugar. Habitantes de No-Lugares. Rodada completamente en los estudios Babelsberg, el film nos cuenta “una oscura historia de espionaje con una relación padre-hija en su núcleo”. Una película de aventuras, venganza y familia que en cierto modo la emparenta con Life Aquatic, realizada 20 años antes. Si en aquella historia el azul y el agua eran dominantes, en esta nueva, el amarillo y el verde son los (no) espacios donde Zsa-zsa Korda vive y muere continuamente. En realidad la historia no interesa demasiado pero sirve de MacGuffin: una trama de poder y dinero, corrupción y traiciones, intentos de asesinato, crisis de fe y personajes que no son lo que aparentan. Todo servido de la mano de un Benicio del Toro encantado de morir y resucitar continuamente, de la revelación del rostro de Mia Threapleton, hija de Kate Winslet, y de un pelirrojo encantador Michael Cera. Al fondo de la escena, el desfile de cameos imprescindibles: Tom Hanks, Scarlett Johansson, Benedict Cumberbatch, Brian Cranston, Mathieu Amalric… Acabo este texto como acababa el de Asteroid City: “A Wes Anderson lo adoras o lo detestas. Yo, casi siempre, lo adoro”.

 


Si yo pudiera hibernar, Zoljargal Purevdash

Este film mongol dirigido por una mujer de nombre imposible, sucede en un No Lugar por excelencia: los suburbios de chabolas de una gran ciudad, en este caso Ulan Bator. Yo creo que toda Mongolia es un No Lugar, deshabitado, vacío, y paradójicamente, contaminado. Uno de los países más grandes del mundo, con una densidad de 2 habitantes por km2, que se transforma en 296 habitantes por km2 en la capital Ulan Bator, una de las más invivibles del mundo. Es en este espacio suburbial donde vive una familia en una yurta plantada en el patio de una pequeña casa. En esta yurta helada, el frio pude llegar a los 30 grados bajo cero durante días y días, sobrevive una madre viuda y alcohólica con sus cuatro hijos. El mayor Ulzii, un chico de 14 años, es un prodigio para la física. Él y sus dos hermanos pequeños, acuden a la escuela en la ciudad mientras su madre intenta encontrar trabajo. Pero los habitantes de los no lugares son a veces no habitantes y la mujer, cansada y superada por las circunstancias, decide alejarse de esa yurta y esa ciudad y volver al campo. Es entonces cuando Ulzii debe tomar una decisión. El argumento no es tremendamente original, lo que es original es el espacio donde sucede, y las soluciones que sugiere. Eso es lo que hace de este film mongol, suave en su dureza, solidario en su individualismo, una propuesta que escapa de los lugares más comunes para habitar un No Lugar cinematográfico.

 


La muy catastrófica visita al zoo, Joël Dicker

Los zoológicos son también en cierto sentido No Lugares. No lugares para los animales que viven en ellos fuera de sus hábitats; no lugares para los visitantes que al verlos se colocan en un espacio fuera de su entorno cotidiano. Que conste que soy una  defensora de los zoológicos. En una entrada de este blog del 19 de octubre del 2019, contaba una visita al Zoo de Madrid donde lo dejaba muy claro: “Aprovechando que estaba en Madrid, hice una cosa que hacía mucho tiempo quería hacer: ir al Zoológico. Me sorprendió como sorprendió a todos los que estaban conmigo que quisiera ir al Zoológico. Parece que nadie va al Zoo en estos tiempos. Nadie adulto, quiero decir, porque niños había montones y era extraordinario verlos descubrir que el ¡Rey León está vivo! No entiendo la manía que les ha entrado a los progres en contra de los Zoos. Si entiendo que se quiera acabar con Zoos insalubres para los animales, con espacios pequeños y descuidados, pero si el Zoo está bien y los animales tienen espacio y pueden vivir en buenas condiciones, es una fuente de placer, de alegría  y sobre todo, para los niños, de contacto con la naturaleza que está tan lejos de su vida cotidiana.” Por eso el nuevo libro de Joël Dicker (también soy fan de este escritor suizo) me llamó inmediatamente la atención. Lo que no podía imaginarme es que me iba a encontrar con un libro divertido, lleno de hallazgos de lenguaje, con una trama encadenada que parece un collar de catástrofes protagonizada por un grupo de niños de siete años y narrada en primera persona por Joséphine, una niña que intenta explicarles a sus padres “la muy catastrófica visita al zoo”. No me resisto a copiar el razonamiento de Joséphine antes de empezar a contarles a sus padres lo sucedido, mientras se come pequeños trocitos de bizcocho de zanahoria. No es un spoiler, está en las primeras páginas: “Mis padres querían explicaciones, pero para explicárselo todo había que explicar que la catastrófica visita al zoo pasó por culpa de la catastrófica función del cole que pasó por culpa de la catastrófica obra de teatro que pasó por culpa de la catastrófica visita de Papá Noel que pasó por culpa del catastrófico Santa Plas que pasó por culpa de la catastrófica clase de seguridad vial que pasó por culpa de la catastrófica clase de gimnasia que pasó por culpa de la catastrófica presentación en el salón de actos que, a su vez, pasó por culpa de una catástrofe inicial.” Si quieren saber los porqués de todas estas catástrofes les invito a vivirlas de la mano y el lenguaje de Joséphine que acaba asumiendo que hará “un propósito de merienda”.

El regalo de esta semana es un león/oso en un no lugar.



sábado, 24 de mayo de 2025

DE TORTUGAS Y OLIVOS




Andaluces de Jaén
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
quién levantó los olivos?

No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor. 

Unidos el agua pura
y a los planetas unidos,
los tres dieron la hermosura
de los troncos retorcidos.
.........



Los tortuga, Belén Funes

El precioso poema Aceituneros de Miguel Hernández apareció en el  libro Vientos del pueblo de 1937. En 1968, Paco Ibáñez lo convirtió en un himno de la resistencia antifranquista. Sus palabras tienen una gran belleza y encierran una realidad terrible cantada de manera poética. La nueva película de Belén Funes me ha hecho recordar el poema y la canción. Porque sus protagonistas, esas dos mujeres, son las nuevas andaluzas de Jaén, aceituneras y tortugas altivas que plantan cara no al terrateniente, sino a la transformación del campo que está convirtiendo el  mundo rural en una plataforma de placas solares y molinos de viento al servicio de las ciudades deshumanizadas, donde las aceituneras se ven obligadas a dejar su casa por la presión de los nuevos dominadoras, los fondos buitres que expulsan a la gente para explotar esos espacios en su beneficio. De todo esto habla Los tortuga. ¿Por qué este título? El film lo explica: tortuga se llamaba a los inmigrantes que dejaban, su pueblo, sus tierras, sus olivos, sus campos andaluces, para buscarse la vida en Barcelona o Madrid. Eran tortugas no por su lentitud, sino porque se llevaban la casa acuestas. Como los padres de Belén, la directora, como el padre  de Anabel, su alter ego en el film, que a los 18 años hereda los olivos paternos en Jaén, aunque ella vive con su madre en Barcelona. La primera larga secuencia, rodada en el campo durante la recogida de la oliva, tiene un aire documental y poético, de una gran serenidad. En cierto modo, esa secuencia no nos prepara para lo que la película va a contar. Porque la historia de verdad es la que viven Anabel y su madre en Barcelona. La madre, exilada chilena (otra tortuga que cruzó el mar, seguramente obligada), es taxista, es decir vive en su caparazón. Anabel, mas aceitunera que tortuga, recoge y mira a su alrededor, ella quiere ser cineasta. Las dos viven el duelo de la muerte reciente del padre. Las dos a su manera se refugian en sus caparazones para hacer frente a una nueva realidad que se complica aún más con el aviso de que deben abandonar su piso. ¿Dónde van a ir las nuevas tortugas aceituneras? ¿Será ese revulsivo el que rompa sus caparazones y las reúna para cerrar el duelo y empezar una nueva vida? Eso es lo que nos cuenta este film que nace de la realidad y se expande como un árbol de olivo en múltiples ramas.

 


(Castelao y Virxinia el día de su boda)

Antes de nós, Ángeles Huerta

Castelao no es andaluz de Jaén,  pero en cierto modo si fue una tortuga, un exilado en 1939, cuando tuvo que salir de España con un ligero caparazón físico,  y un gran caparazón ideológico. Castelao está considerado el padre del nacionalismo gallego y es una referencia obligada en la historia de Galicia, y de España, de la primera mitad del siglo XX. Pero el film de Ángeles Huerta no nos habla del Castelao tortuga, nos cuenta el Castelao antes de ser Castelao. Dos momentos de su vida alternan en una narración no exactamente lineal. En 1918, un joven Daniel Castelao, su mujer Virxinia y su hijo, se trasladan a Rianxo, su pueblo natal, para ayudar a combatir la terrible epidemia de gripe del 18. Daniel recupera por un tiempo su carrera de medicina y lucha como puede con la epidemia, al mismo tiempo que descubre el poderoso e hipnótico poder de la piedra tallada en los cruceiros de los caminos o en los hórreos que guardan el trigo. El segundo momento es en 1929, Daniel y Virxinia han perdido a su hijo y viven su duelo en Bretaña, donde encuentran refugio a su dolor en paisajes muy símiles, pero que no son los suyos. El título juega con la doble significación de nós: nos de nosotros, Daniel y Virxinia que eran él y ella y pasaron a ser nosotros; y el Nós del Grupo Nós que reunía en torno a la Revista Nós a poetas y escritores que consiguieron dar a la lengua y la cultura gallega un alto nivel intelectual. Castelao formaba parte de ese grupo, pero lo que nos cuenta la película es lo que era antes de ser. Con una clara influencia de Manoel Oliveira en la estructura, pero sobre todo en la fotografía y la interpretación, el film de Ángeles Huerta, con guión de Pepe Coira, se escapa de las nuevas corrientes del cine gallego y entronca con una tradición más portuguesa que española. 

El regalo de la semana es una tortuga roja que avanza lenta pero segura



 

sábado, 17 de mayo de 2025

RAREZAS

 

“La "rareza" se refiere a la cualidad de ser poco común, inusual, o extravagante. Puede referirse a una cosa, una persona, o una característica. En términos generales, indica algo que se sale de lo normal o esperado.” (definición de la IA)

Esta semana hay tres rarezas para comentar. Son muy distintas entre sí, pero las tres son rarezas interesantes, incluso muy interesantes. Una ficción, un documental y una serie. Raras pero apetecibles.

 

(una de las fotos más raras de Evgen Bavčar, bueno, todas son raras y hermosas)

Rareza 1 Centaures de la nit/Cantauros de la noche, Marc Recha

La última película de Marc Recha. Centaures de la nit, es una rareza absoluta. Todo el cine de Marc es especial, peculiar, personal, pero rarezas, en realidad solo tiene dos: la primera, El cielo sube, y esta última, Centaures de la nit. Curiosamente hay un extraño vínculo entre las dos: blanco y negro, formato cuadrado, cine de pensamiento (y de imagen). Al volver del pase donde la vi, me surgieron una serie de reflexiones que apunté sin ningún orden concreto, tal como me venían a la cabeza. Son estas.

1 La espléndida fotografía en blanco y negro y pantalla cuadrada de Peter Zeitlinger, que retrata el Monasterio de Poblet y sus alrededores con una belleza stendhaliana. Si el título nos remite a John Ford, la fotografía de Zeitlinger nos evoca los cielos, paisajes y rostros de Gabriel Figueroa.

2 El hecho de que todos los hombres que salen, TODOS, sean ciegos, los que van de excursión en el autobús, los monjes, los campesinos. Ninguno ve nada. Y el que menos ve es Alex, el protagonista. Esta ceguera no les impide actuar. Los ciegos “ven” otras cosas. Especialmente el ciego fotógrafo, capaz de retratar lo que no se ve (él no lo ve) como si fuera el protagonista de la Macchina Ammazzacttivi de Rossellini. (Después he sabido que este personaje evoca la figura de un auténtico fotógrafo ciego Evgen Bavčar.)

3 En cambio, todas las mujeres ven con sus ojos, aunque tampoco ellas son capaces de “ver” de verdad. La autoritaria Señora Conxita, solo ve lo que ella quiere ver y eso es más bien poco y tan limitado que le impide apreciar la belleza del entorno o la ironía de las situaciones. Su empeño en que canten la canción como está escrita, sin aceptar variaciones, es la prueba de su rigidez, y la hace merecedora de la paliza que le propinan sus pupilos; la cariñosa y dulce Joana, la conductora del autobús, ve a los hombres ciegos y le gustaría ver lo que ellos ven, pero tampoco puede porque su sencillez la aleja de lo que está más oculto; las tres almas que acompañan a Alex el protagonista, solo le ven a él y él solo las ve a ellas porque existen en su interior, existen en su oscuridad. Y queda una mujer, el amor, la posibilidad de una vida plena, pero ella tampoco ve lo que necesita Alex. En definitiva es una película de ciegos y de ciegas.

4 La inquietante secuencia de los pechos de una mujer donde Alex y su amigo hunden su rostro, con los pezones metidos en sus ojos ciegos. En esos pechos, los ciegos ven el universo, las estrellas, el agua, el mundo. La mujer es el Todo, parece querer decir Marc Recha. Es una secuencia buñueliana cien por cien que le habría encantado hacerla al director aragonés.

5 La materialidad o la fisicidad de la película. Sorprende que una historia que pasa en el Monasterio de Poblet, en su iglesia y en sus campos, sea tan poco espiritual, esté tan privada de poesía, no de magia. Centaures de la nit es el film más físico que he visto en mucho tiempo. Quizás sea porque los ciegos necesitan tocar para conocer, para sentir. Es un film de piedras que se tocan. De gente que se toca, de objetos que se tocan.

6 Me gusta mucho que sea una película de aventuras, que haya una búsqueda del tesoro escondido, (las reliquias eslovenas), que juegue con el cuento de hadas (las tres almas son como Flora, Fauna y Fantasía para Alex) que incluso se atreva a un par de números musicales. Marc se deja ir, no se descontrola, pero si se libera de cualquier atadura formal.

7 Es una película hecha sin subvenciones, sin el ICAA, sin el ICEC, sin TVE, sin TV3, es realmente un film independiente de verdad. Y eso solo ya es una auténtica rareza.

Tres cosas para acabar: La primera, en cierto modo, como apuntaba al principio de este texto,  esta película cierra un círculo que se abrió hace 35 años con El cielo sube. Centaures de la nit vuelve a la pureza del cine, al poder de la palabra, a la evocación más que la mostración. La segunda, para mí la película se acaba en el plano del agua y las estrellas. Marc la prolonga todavía un poco más. Creo que no hace falta. Pero ¡quién soy yo para decirle a un director donde acabar su película! La tercera, me encanta un titulo tan fordiano.

 


Rareza 2 Almudena, Azucena Rodríguez

Alguien puede pensar que tiene de raro un documental sobre la escritora Almudena Grandes, una de las más leídas, premiadas y conocidas de nuestro panorama literario. Si fuera un documental “normal”, no tendría nada de rareza, pero Almudena no es un documental al uso. Es un retrato sentimental hecho por una amiga y un compañero de vida, que la ponen a ella en primera persona (hay tanto material gravado de Almudena que se puede hacer una serie¡¡¡). Lo bonito de este documental es que, aunque la narradora es ella, – en una entrevista inédita que le hizo Azucena hace años, pero sobre todo en sus intervenciones públicas y algunas privadas–, lo que deja ver es una Almudena desconocida, la que reivindica a Julio Verne y Los hijos del Capitán Grant, como lectura inspiradora; la que reconoce que le gusta Stephen King y Juego de tronos; la que recorre ese Madrid de calles y fiestas; la que vive el futbol a tope; la que es capaz de escribir con un bebe a su lado, parar, darle de comer y seguir como si nada; la que tenía unos cuadernos maravillosos en los que esbozaba sus personajes, sus historias, cuadernos que deberían ser estudiados en todos los cursos de escritura. Una mujer alegre, divertida, con matices, comprometida, si, pero no dogmática. Para mucha gente Almudena ha sido una compañera con sus libros, para muchos otros, no es más que el nombre de una estación de tren, o de una biblioteca. Antes de ver el documental pensaba que a Almudena no le gustaría ser el nombre de una estación de tren, pero después de verlo, creo que estaría muy contenta. ¿Qué es la literatura, las novelas, sino viajes, cruces de trenes en la vida, personas que van y vienen cada una con su historia a cuestas? Una estación es una novela con muchos personajes. Y eso es lo que ella hacía. Almudena, el documental, ha tenido en mí un efecto colateral. Hace muchos libros que la había dejado de leer, pero al salir del cine, lo que más me apetecía era correr a una librería y comprarme todos sus libros.

 


Rareza 3. El eternauta, Bruno Stagnaro Netflix

Todos los que tenemos algún amigo argentino hemos oído hablar de El Eternauta. Yo también, aunque la verdad es que no me había preocupado nunca de buscar que era exactamente ese comic que entusiasmaba en el cono sur. ¿Qué tiene esa aventura de ciencia ficción de Héctor Germán Oesterheld, un hombre con una historia personal terrible, publicado en 1956-57, para lograr unir a los argentinos de distintos colores? ¿Qué tenía El Eternauta que la hacía tan singular? Creo que lo principal es que cualquiera puede ser Juan Salvo. Y también, la cotidianidad, la cercanía de las calles y los espacios de una ciudad, Buenos Aires, reconocibles, su sencillez alarmantemente premonitoria. Creo que no fuimos los únicos que empezamos a ver la serie de Netflix, sin saber exactamente de qué iba, un día después de El Gran Apagón. ¡Menudo susto ver que la semanal partida de truco de Juan y sus amigos se ve interrumpida por… un apagón! Si, lo mismo que el lunes 28 de abril. Ah¡¡ No, por favor, no ya lo hemos vivido, no quiero ver qué más pasa. Pero sí ves, y te sumas a ese grupo de supervivientes a una nevada mortífera que mata todo lo que toca, una extraña nieve que cae en pleno verano y que obliga a estos robinsones urbanos a convertirse en éter (de aire) nautas (de navegar) con las mas inverosímiles de las cosas que se pueden encontrar en una casa y que nos recuerda que tenemos que tener el a mano el famoso kit de supervivencia. Cuando Juan sale a la calle para saber que ha pasado con su hija y su mujer, se lanza a una aventura en el espacio urbanita llena de obstáculos, enemigos, algún amigo, hasta que se tropieza con las cucarachas gigantes… y no cuento mas, porque la gracia de El Eternauta es ir descubriendo con Juan, Tano, Lucas y sus mujeres, Ana, Elena, lo que van encontrando y su manera de sobrevivir a lo que les ha caído encima. La historieta de Oesterheld, con dibujos de Francisco Solano López, se publicó semanalmente entre los años 1957-1959. En ese momento, el autor no podía imaginar que unos años más tarde, viviría su propia odisea de eternauta ante la invasión de maldad destructiva que cayó sobre Argentina y Chile entre los años 1973-1983. La serie que se estrena ahora, con un Ricardo Darín estupendo tras su máscara de supervivencia, también permite una lectura política: ¿o no son los Milei, Trumps, Putin y demás ralea unas auténtica cucarachas invasoras? Al margen de esta digresión, la serie de Stagnaro es muy entretenida, con toques de humor, una cierta distancia con el drama y muy bien ambientada. Vale la pena verla, y por una vez, no verla toda seguida. Darin lo recomienda y estoy de acuerdo con él. La historia de El Eternauta se disfruta más viendo un capítulo cada día.

 


Una recomendación FLOW

En la lectura de las Cartas Morales a Lucilio de Séneca que vengo haciendo desde hace tiempo, he encontrado una frase en la Carta 121 que es perfecta para mi última recomendación: “Los animales no podrían conservar la vida sin quererla: esta voluntad por sí sola, no les serviría de nada, pero sin ella, ninguna cosa les serviría.” Eso es lo que hace el maravilloso gatito negro de Flow     y todos sus compañeros, eternautas, o acuanatutas, en la preciosa película que se puede ver desde el viernes 16 en Filmin. (En la entrada del 25 de enero de este año, hablé mucho de la película)                                     

El regalo de esta semana recuerda al Poblet de los ciegos de Marc.



 

 

 

sábado, 10 de mayo de 2025

ESTO TAMBIÉN PASARÁ

 

También esto pasará es un titulo magnifico, sea en una novela, en una película o en una entrada d este blog. También esto pasará es una frase que Milena Busquets utilizó en el libro sobre su madre, y María Ripoll ha puesto en la película basada en el libro de Milena. La frase es el centro vital de un mini cuento sufí. “Un rey, buscando consejo para lidiar con la alegría y la tristeza, le pide a sus sabios un mensaje para llevar grabado en un anillo. Los sabios le dan el mensaje "Esto también pasará". El rey lo lleva cuando es feliz y cuando es infeliz, y se da cuenta de que la vida es efímera y que todo pasa.”Las tres películas de esta semana hablan de eso, de que también esto pasará.

 


(un rincón en una pequeña quinta barcelonesa)

Una quinta portuguesa, Avelina Prat

Descubrí a Avelina Prat con su primera película Vasil. Entonces escribí en el blog “Esta es la historia de una amistad extraña y desigual tanto como de un proceso de humanización por ósmosis.” (entrada del 5 de noviembre del 2022, por si alguien quiere verla). Vasil era una película única, no alineada, o como dice Alex Gorina, “Avelina Prat transita el cine por una vía totalmente suya con pocos contactos con las directoras de su generación”. Con su segunda película Una quinta portuguesa, la directora valenciana demuestra que sigue su camino al margen de cualquier moda. Esta es la historia de un hombre que se convierte en otro, de una mujer que desaparece y aparece en el rostro de otra y de otra mujer que vive en un mundo que no es de nadie. El protagonista, Fernando, Manolo Solo espléndido en su desconcierto, se encuentra un día que su mujer, Milena, se ha ido. Sin saber muy bien qué hacer, acaba renunciando a su trabajo de profesor de geografía y busca refugio en un pueblo costero de Portugal. Allí conoce a Manuel, un jardinero que le habla de una quinta portuguesa. Dejando atrás a Fernando, su yo urbano, el nuevo Manuel llega a esa quinta que es un paraíso de flores, árboles, belleza y paz, donde reinan a distintos niveles, Amalia y Rita. Lo que viene después mejor lo descubren y lo disfrutan y lo viven viendo esta película imprescindible en la que las cosas pasarán  para ir dejando en el alma de Fernando/Manolo, y de las mujeres que le rodea: la sutil Amalia, la cariñosa Rita, la Mlilena reencarnada, un aliento de felicidad envidiable y duradera. Una quinta portuguesa es una película preciosa, como las flores que con tanto amor cuida Fernando/Manuel.

 


También esto pasará Maria Ripoll

Si, también esto pasará y vendrán otras cosas y otras películas y otros libros. Pero de momento, lo que tenemos hoy y aquí es un curioso ejercicio de creación bastante insólito. En el 2015, Milena Busquets (curioso, otra Milena) publicó un libro doloroso y emocionante sobre su vida con su madre, Esther Tusquets. María leyó el libro en un momento de muy cercano emocionalmente a lo que Milena contaba, pero entonces no pudo comprar los derechos. Pasaron los años y por fin, en el 2024, pudo hacerlo. La película se estrena esta semana en los cines. Pero lo más interesante es lo que vino después. Milena Busquets siguió el rodaje de cerca, estuvo en Cadaqués mientras filmaban y compartió secuencias con el equipo. Era extraño, “Ella escribe un libro con el deseo de poder ver otra vez a su madre y de repente en el rodaje “ve” a su madre, que vale, era Susi Sánchez, pero era “su” madre.”, dice María Ripoll. Y de esa impresión nació un deseo: escribir un libro que reflejara la sensación de “me quiero quedar aquí”. La dulce existencia es un texto de memoria, de cine, de sentimientos: “Al final del paseo vi aparecer a una figura alta y desgarbada, muy bella, con una chaqueta de punto rojo sobre los hombros. Era Susi Sánchez, pero también era mi madre. Sabía que era Susi Sánchez, no me había vuelto loca, no se parecía en nada a mi madre, y sin embargo, bueno, lo que yo soñé, deseé, escribí y seguí deseando hasta el final de los tiempos, volver a ver a mi madre, tenerla una vez más delante de mí, estaba ocurriendo.” La magia del cine revive los recuerdos, les da cuerpo y permite cerrar círculos perfectos: un libro, una película, un libro. Leer, ver, leer, es toda una experiencia.

 


Condenada belleza del mundo, Luis Martín-Santos

Leer La dulce existencia, un libro literario que es un making of creativo sobre un rodaje, me hizo recordar otro libro precioso y muy poco conocido: Condenada belleza del mundo, de Luis Martín Santos. En el año 1963, tras la trágica muerte de su mujer Rocío, Luis Martín-Santos aceptó la invitación de su amigo Antxon Eceiza para ir al rodaje en Almuñécar de El próximo otoño. Luis cogió el coche huyendo de un San Sebastián de tristeza y viajó solo hasta Almuñécar en la costa granadina. De ese viaje nació uno de los libros más hermosos que he leído nunca sobre el cine. Es un making of del rodaje de Eceiza y es a la vez, una reflexión emocional sobre la belleza y la creación. Sus primeras palabras son estas: “Condenada belleza del mundo: Piedras secas, aldeas olvidadas, olivos retorcidos, viñas implantadas en esa tierra estéril que se descuelga hasta el mar. Condenada belleza del mundo: ¡Cómo te precipitas desde lo alto sobre los montes cansados, sobre la carretera que desciende, sobre las piedras rojas, sobre la mansedumbre de la tierra que te espera! Quiero comprenderte, quiero poder seguirte hasta el pasado desde donde llegas, transportada a lomo de los infinitos coitos fecundos de los animales, de las semillas de las plantas, de los pólenes que acarrearon los insectos, de los recuerdos de las existencias concluidas, casi evanescentes, que de nuevo surgen cuando te vemos tan limpia como la esfericidad de una piedra pulida por las aguas del tiempo en la mano de Alguien que la va a arrojar contra nuestra frente de hombre.”. Martín-Santos habla de la tierra a la que llega y en cierto modo está describiendo a su propia mujer  y su deseo de recuperarla. Luego, ya sumergido en el rodaje, nos describe sin nombrarlos a todos los que participan en ese trabajo, con distancia y con inteligencia, con el ojo de un científico que disecciona el alma. Publicado por primera vez en el 2004, el libro se puede encontrar en el volumen 1 de la Narrativa Breve de Luis Martín-Santos publicado por Galaxia Gutenberg.

 


El cielo de los animales, Santi Amodeo

También esto pasará podrían decirse los protagonistas de la inclasificable nueva película de Santi Amodeo, El cielo de los animales, basada en un libro de relatos del escritor americano David James Poissant. Es curioso cómo se enlazan los títulos de esta semana a partir de las pérdidas y del dejar que el tiempo pase: la pérdida de la Milena de Fernando, la pérdida de Milena/Blanca en el film de María y la pérdida de los seres queridos que protagonizan estos cuatro cuentos sobre difuntos pasados y futuros: los que fueron, los que serán y los que se van ante nuestros ojos. Y también curioso que un libro como Condenada belleza del mundo nos dé la clave para entender el film de Santi Amodeo: “seguirte hasta el pasado desde donde llegas, transportada a lomo de los infinitos coitos fecundos de los animales, de las semillas de las plantas, de los pólenes que acarrearon los insectos.” En este film extraño y luminoso, dorado y verde, hay animales, una serpiente terciopelo, abejas en una colmena, un cocodrilo. Pero sobre todo hay personas que viven un momento difícil sin dramatismo, incluso con un cierto humor, (Manolo Solo vuelve a aparecer en un personaje antológico convertido en protector de un cocodrilo). Las piscinas, el agua mejor dicho, une las tres historias, la de Diego y Amanda, la de Vega y Darío, la de Beni y Fran, y a su vez une todas las piezas. El agua del riego en el jardín de la quinta portuguesa, el agua del mar en el Cadaqués de Milena/Blanca/María, el agua del Mediterráneo de Almuñécar, el agua que llena el cielo de los animales. 

El regalo de esta semana es un azul de agua limpia



sábado, 3 de mayo de 2025

OSCURIDAD

 


La palabra oscuridad tiene muchas definiciones en el Diccionario de la RAE.

Falta de luz para percibir las cosas.

Lugar sin luz, o con luz muy escasa.

 Falta de luz y conocimiento en las facultades intelectuales o espirituales.

Falta de claridad en lo escrito o hablado.

Carencia de noticias acerca de un hecho o de sus causas y circunstancias.

Bajeza en la condición social.

Las cinco definiciones se dieron la mano el lunes en lo que llamamos “El Gran Apagón”. La falta de luz para percibir las cosas en cuanto se hizo de noche y todavía mucha gente seguía a oscuras; Lugar sin luz o con luz muy escasa, todo el territorio en cuanto anocheció y en las tiendas desde que empezó el apagón; Falta de conocimiento en las facultades intelectuales o espirituales, las que dieron nuestras autoridades balbuceantes durante toda la jornada; Falta de claridad en lo escrito o hablado, nadie entendía las primeras cosas que se dijeron. Carencia de noticias acerca de un hecho o de sus causas y circunstancias, lo que nos tocó sobrellevar, ayudados por la radio que fue el instrumento de tranquilidad y de comunicación ante la no comparecencia de nadie que diera una explicación; Bajeza en la condición social, esta, por suerte, solo se dio en los que mandan: la ciudadanía se comportó con una dignidad y un civismo asombroso, dando pruebas de una madurez que no se merecía ser tratada como si fuéramos niños que no entendemos nada. Si tuviste la suerte de no estar en un tren, un ascensor o un atasco, si no eras un enfermo que necesita asistencia de máquinas conectadas a la red, si estabas tranquilo por tus hijos, el día se vivió de una manera serena, incluso festiva. No tener Internet dejó a todos sin la posibilidad de trabajar, pero también provocó que no nos pudiéramos comunicar con nadie. Eso fue lo más angustioso de sobrellevar, ¿dónde estarán mis hijos, mis amigos, mis padres? La gente salió a la calle, hablaba, compartía, esperaba. Poco a poco sentimos que las cosas empezaban a arreglarse. La luz iba volviendo lentamente y nosotros nos dejábamos llevar por el no “tener que hacer” nada en concreto. En algún momento volvió el recuerdo de los días de confinamiento de la pandemia, pero entonces al menos podíamos hablar unos con otros. Fue un día raro, muy raro. Y aunque se empiezan a dar algunas explicaciones técnicas, nadie en el gobierno ha asumido la responsabilidad de nada: como siempre, la culpa es de otro.

(Aprovecho para recordar que en el blog he hablado de dos series y una película que tienen mucho que ver con lo que sucedió el lunes. Si alguien quiere leerlos son estos: El colapso Filmin, 25 julio 2020; Apagón, Movistar, 21 octubre 2022; Dejar el mundo atrás, Sam Esmail, Neflix, 16 diciembre 2023)



La buena letra, Celia Rico Clavellino

No he podido evitar empezar esta entrada hablando del apagón, porque, además, enlaza con el estreno de la semana que más me ha gustado: La buena letra de Celia Rico. El film de Celia no es oscuro, pero si habla de un lugar donde falta la luz. La luz para ver, en una España de posguerra apagada y silenciosa, en la que la gente se encerraba en las casas y en sí misma para preservar la luz interior que cada uno llevaba dentro. Unos más que otros. Ana más que Tomás, Isabel más que Antonio, la nieta más que la abuela. La buena letra está basada en una novela de Rafael Chirbes, pero es una película de Celia Rico. Aun siendo muy diferente en el tiempo, Celia sigue hablando de lo que pasa en el interior de una casa, de sus zonas de luz y sus zonas de sombra, de familias en las que las mujeres son centrales, aunque en este film haya también hombres. Ana es la madre, la esposa, la cuñada, Ana es el alma de esa casa en un pueblo del interior de Valencia iluminado por bombillas que apenas dan luz. Ana es la que conserva las tradiciones, la que guarda el secreto de la continuidad que enlazará el pasado (la abuela) con el futuro (la hija). Ana tiene buena letra, por eso asume el papel de escribir las cartas que supuestamente envía su cuñado Antonio a su vieja madre. En esas cartas, Ana vuelca su imaginación, sus deseos, sus frustraciones y anhelos. Y cuando el auténtico Antonio vuelve, Ana se siente despojada de ese otro yo. Ana no quiere al Antonio real: Ana es el Antonio imaginado. Por eso no soporta la presencia de Isabel. Isabel es la otra cara de la moneda de las mujeres en esa España sin luz. Isabel es moderna, quiere hacer las mismas cosas que los hombres, se pone pantalones. No está dispuesta a quedarse en la cocina. Pero sobre todo Isabel le ha robado a Antonio. Celia cuenta con una delicadeza exquisita esta historia de silencios y zonas de sombra con rayos de luz que se cuelan por las ventanas. Convierte una novela introspectiva y epistolar, narrada en primera persona por la voz del pensamiento de Ana, en una película de miradas, de objetos, de pequeños detalles, de puntadas de una costura, (Celia y la costura están muy unidas) que va dibujando el paisaje interior de una mujer que vio como la oscuridad se cernía sobre ella, y consiguió combatirla con la palabra escrita.

( Al escribir este texto me he dado cuenta de la estrecha relación que tiene La buena letra con El espíritu de la colmena de Víctor Erice. Allí también hay una mujer que escribe cartas en una casa silenciosa durante los años más duros de la posguerra. Pero lo que en el espíritu de Erice era dorado, en la película de Celia es azul y blanco.).

EL RINCÓN DE LAS SERIES


La agencia, Sky Showtime

Cuando empecé a ver La agencia, sentí que ya la había visto. ¡Claro! Era Oficina de infiltrados, la serie francesa de Eric Rochant que protagoniza Mathieu Kassovitz y que se puede recuperar en Movistar+. Pero, entonces, que hago, ¿Veo el remake americano producido por George Clooney, dirigido por Joe Wright y protagonizado por Michael Fassbender? Si, lo veo, porque me interesa comprobar como la han hecho suya. La primera diferencia es la agencia. Aquí se trata de la oficina de la CIA en Londres encargada del servicio de infiltrados en todo el mundo; la segunda es el país en conflicto, Siria en la francesa, Sudán y Bielorrusia en la americana; la tercera es la introducción de la Guerra en Ucrania y un problema con un agente secuestrado en Bielorrusia que atraviesa los 10 capítulos de la serie. En cuanto a las similitudes, son importantes. Martian/Paul, debe salir de Sudán dejando atrás una mujer a la que quiere profundamente, Samia; Malotrou/Paul, debe salir de Siria dejando atrás una mujer a la que quiere profundamente, Nadia. Los dos tienen una hija adolescente que les cuestiona e intenta comprenderlos. Los dos juegan un papel decisivo en la oficina con estrechas relaciones con sus jefes: Richard Gere en una, Jean Pierre Darrouisin en la otra. En las dos hay una trama paralela, la de Danny y Marina, jóvenes agentes entrenadas para infiltrarse en Irán. Pero lo mejor de ver este remake no es su actualización a los tiempos que corren (la francesa se rodó en 2015, durante el conflicto en Siria y esta se ha rodado en plena guerra de Ucrania) sino la forma en que está planificada la serie, con una frialdad robótica de tonos azules y grises. Fassbender rodó esta serie un año antes de meterse en la piel del espía George Woodhouse de Confidencial. Seguro que su papel como el sufrido Paul/Martian le sirvió para encontrar el tono frío y falto de empatía del film de Soderbergh.

El regalo de esta semana es una imagen de luz en la oscuridad