sábado, 13 de diciembre de 2025

ILUSIONES

 

 


La Gran Ilusión, Relato Intermitente del cine catalán. TV3 y 3Cat

A principios del verano del 2024 recibí una llamada de Lluis Salgado. Me proponía si quería colaborara en la segunda temporada de la serie La Gran Ilusión. Historia intermitente del cine catalán, creada por Alex Gorina y Esteve Riambau en el 2019. Casi cinco años más tarde, empezaban a preparar la segunda temporada, dirigida esta vez por él. Dije que si sin saber muy bien donde me metía. Pero  desde el primer contacto en la productora tuve la sensación de haber caído en un pastel de nata (o de chocolate o lo que a cada uno le guste mas). Porque me encontré con un equipo  que fue creciendo a medida que avanzaba el proyecto, en el que reinaba la armonía, el buen humor y el respeto. Un equipo intergeneracional con personas de distintas edades, embarcadas con ilusión en que esta Gran Ilusión fuera, no solo una serie importante, sobre todo fuera un espacio de creación colectiva. Fueron varios meses de trabajo, de documentación, de escritura, de rodajes, de montaje, de postproducción. Meses en los que a veces todo encajaba o todo se desencajaba, eso formaba parte del proceso. Fue un placer escuchar puntos de vista de gente más joven que no había vivido lo que se estaba relatando y que to recordaba en primera persona por haber estado ahí. Fue un gusto ver como escuchaban, o mejor dicho, escuchábamos. He aprendido muchas cosas  que no sabía y he conseguido explicar muchas otras que si sabía. El resultado está ya en la mesa para ser servido y degustado. En TV3 en directo se estrenó el pasado lunes 8 de diciembre, con la emisión de dos capítulos. Los siguientes, se verán el lunes  15 y el lunes 22. Pero la serie entera (primera y segunda temporada) está en la plataforma 3Cat, disponible en sus 15 capítulos, siete de la primera temporada, seis de la segunda. No es la Historia del Cine Catalán, es una Historia del Cine Catalán (y por extensión del cine español, y de la sociedad y la cultura en general).Si se ve entera, el recorrido va de los orígenes al 2010, si solo se ve la segunda, empieza en 1960. Muchos recordaran cosas, otros las descubrirán. Yo me quedo con un trabajo hecho con una ¡gran ilusión!

La gran ilusión  https://www.3cat.cat/3cat/la-gran-illusio/ 

Uno de los sets de rodaje de la serie. Todos preparados.

             

También tienen una gran ilusión las protagonistas de los dos estrenos más interesantes y extraños de la semana. Dos mujeres que buscan escapar de sus respectivas jaulas y encontrar la libertad de vivir. Goliarda y Teresa son muy diferentes, viven en países, tiempos y sociedades muy distintos, pero ambas comparten este anhelo por dejar de ser lo que son y además, las dos tienen otra cosa en común. Tanto Goliarda como Teresa cuentan con una amiga indispensable y esa amiga se llama Roberta en ambos casos. Curiosa coincidencia.

 

La vida fuera, Mario Martone

Martone abandona por una vez su Nápoles natal y fija su mirada en la Roma de 1980, en un tórrido ferragosto en el que Goliarda sobrevive como puede. Su novela L'arte della gioia/El arte de la alegría, ha sido rechazada por todas las editoriales. Goliarda a sus 55 años se siente fuera del mundo, lejos de todo, mientras deambula por una Roma no turística y espera encontrarse con su amiga Roberta. Roberta es una joven delincuente, detenida varias veces por política y terrorismo. Cómo conoció Goliarda a Roberta y porqué son amigas, es lo que nos cuenta esta hermosa película, llena de luz y tonos cálidos en una estructura no lineal hecha de pequeñas viñetas. Desesperada por su situación y sin saber bien lo que hace, Goliarda roba unas joyas y acaba detenida y encerrada en la prisión de Rebibbia. Allí conoce a un grupo de reclusas con las que establece una curiosa sororidad. En especial con Roberta, una atractiva y rebelde joven de 30 años. Cuando salen de la cárcel, las dos amigas continúan esa extraña amistad hecha de dependencias y agresiones, sin relación con el sexo, pero no por eso menos pasional. Las dos tienen que aprender a vivir fuera, donde la libertad en realidad no existe. La libertad la encontró Goliarda en Rebibbia y en sus reclusas. Una libertad y una energía que le dio fuerza para volver a vivir. Si esta película funciona, es por la química que se produce entre Valeria Golino, excelente Goliarda y la rebeldía furiosa de Matilda De Angelis, una Roberta inolvidable. La vida fuera tiene, además un efecto secundario importante: dar a conocer a una de las escritoras italianas más interesantes de los últimos cuarenta años, olvidada durante mucho tiempo en la misma Italia donde la redescubrieron a finales de los noventa cuando ella ya había muerto. (En España se pueden encontrar algunos de sus libros: El arte de la alegría, publicado por Lumen en 2015 y La cárcel de Rebibbbia, publicado en 2021 por la editorial Rata).

 


El sendero azul, Gabriel Mascaro

Tereza tiene 77 años, conserva toda la fuerza física y la claridad mental para seguir trabajando. Pero no la dejan. Una nueva ley del gobierno de Brasil ha decidió que los viejos no pueden seguir trabajando y que deben ser “retirados” a una colonia donde se les cuidará hasta que mueran. De la noche a la mañana, Tereza se encuentra sin trabajo, sin dinero, sin control sobre su vida (es su hija la que decidirá todo lo que puede o no puede hacer) y sin casa. Su destino es ir a parar a una colonia de viejos donde la humillarán de todas las formas posibles (terrible la secuencia en la que la obligan a ponerse un pañal). Pero Tereza tiene una ilusión: antes de que la priven de vida, quiere volar en avión. Como no puede comprar un billete sin la autorización de su intolerante hija, Tereza se lanza a una aventura en busca de una manera de cumplir su sueño. Lo que empieza como un cruce entre 1984 y Soylent Green, se convierte en un viaje a través del cine tanto como un viaje a través del Amazonas.  No quiero desvelar nada de ese viaje, solo hacer un pequeño itinerario que va de La reina de África a Dune, pasando por Howard Hawks y acabando en el más extraño David Lynch, al que le habrían encantado los caracoles  de baba azul que abren la mente. En su última etapa, cuando Tereza conoce a Roberta, encuentra la libertad de vivir en ese inmenso rio, lejos de controles y de limitaciones. Me olvidaba de citar a Herzog. Si el veterano director alemán ha podido ver esta película premiada en Berlín, seguro que se habrá sentido muy cercano de Tereza. (perdón por si parece un poco inverosímil este recorrido, pero si ven la película, lo entenderán).

El regalo de esta semana es para mis compañeros de La Gran Ilusión.



sábado, 6 de diciembre de 2025

CIENFUEGOS

 

Un besin José Luis

“La verdad es que me hacía ilusión tenerte con nosotros. Reserva para 2026, a partir del 23 de octubre! Un beso grande, grande (perdona no me alargue más, ya imaginas la saturación del día de hoy)”. Este es el último mail que tengo de José Luis Cienfuegos. Incluso en un día tan complicado como es la inauguración de la Seminci, encontró un momento para escribirme, y para emplazarme a vernos el año que viene. Ya no podrá ser.  Mi paisaje emocional, sentimental, incluso profesional, ha perdido una figura importante.

No recuerdo bien cuando conocí a José Luis, pero creo que fue en Gijón, antes de que él lo dirigiera. Me llamaron para ofrecerme dirigir el festival al que querían dar una nueva orientación. Les dije que no muy amablemente, y les dije también, que me parecía importante que  escogieran a alguien de allí, que conociera la ciudad y el festival, alguien que pudiera conectar con un público más nuevo. Ese alguien fue José Luis Cienfuegos que entonces trabajaba en el departamento de prensa. Era el año 1994. Fue un acierto. José Luis levantó el festival y convirtió Gijón en un punto de referencia obligado para los cinéfilos de toda España, sin perder nunca de vista a su gente, su ciudad. Trabajé un par de veces con él en el festival, con él y con Fran Gayo, una gran persona con el que era muy fácil colaborar, una persona que me acabo de enterar, murió este mismo año sin que se hablara mucho. Año negro para el mundo del cine. Con ellos hice un precioso ciclo que se llamó Una parte del cielo, Directoras Europeas en el nuevo milenio, con el que disfrutamos mucho. También fui un año como jurado. Siempre encontrábamos un rato para tomarnos un vino, o mejor, una sidra. Cuando tuvo que dejar Gijón de manera tan abrupta e incomprensible, escribí en el blog: “Gran valor del Festival de Gijón el de hacer que un cine considerado difícil y minoritario fuera un éxito de público con salas llenas. La destitución fulminante de José Luís Cienfuegos como director del Festival, al frente del cual llevaba 15 años, es una de las peores noticias de un tiempo lleno de noticias malas. No solo por lo que significa que un grupo de amigos se queden sin trabajo en estos momentos, sino como síntoma del empobrecimiento provinciano que se va extendiendo como una mancha de aceite por toda la península. El cine ha perdido un gran escenario”.  Ahora podría decir, “El cine ha perdido un gran referente” y nosotros, muchos, hemos perdido un gran amigo. La última vez que le vi fue en San Sebastián, durante el festival. Todos íbamos corriendo de un lado a otro. Vi a Cienfuegos de lejos, caminando por el boulevard, era inconfundible, siempre con la chupa de cuero, las gafas de pasta y el pelo punki que llevó toda su vida. Nos paramos un momento, aunque teníamos prisa. Nos dimos un beso y quedamos en vernos en Valladolid. Por diversas circunstancias, al final no pude ir a la Seminci, lo que provocó el e-mail que encabeza estas líneas. Ya no se sí volveré. Los lugares están unidos a las personas. Valladolid era Fernando Lara, Valladolid era Javier Angulo, Valladolid era José Luis Cienfuegos. Ahora no sé que será. En todo caso nunca será igual. Un besin José Luis.

 


En el 2011, José Luis Cienfuegos y Ángel Sala dieron una charla sobre Festivales en el marco del Base Film Festival de la ESCAC.

 

En uno de los paseos que Ramon y yo hacemos por Barcelona, nos encontramos con esta calle. Le mandé la foto y me contestó con risas. No guardo esa respuesta, es una lástima.

 

Esta es la foto que ha puesto en su portada el Festival de Gijón, dirigido en estos años por uno de sus más grandes amigos y colaboradores, Alejandro Díaz. (Foto Paloma Ucha)

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Se han estrenado dos películas que recomiendo, Valor sentimental, de Joachim Trier y Golpes, de Rafael Cobos. Pero no tengo ganas de escribir de ellas. Lo siento. 

El regalo de esta semana es para Cienfuegos.