sábado, 24 de mayo de 2025

DE TORTUGAS Y OLIVOS




Andaluces de Jaén
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
quién levantó los olivos?

No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor. 

Unidos el agua pura
y a los planetas unidos,
los tres dieron la hermosura
de los troncos retorcidos.
.........



Los tortuga, Belén Funes

El precioso poema Aceituneros de Miguel Hernández apareció en el  libro Vientos del pueblo de 1937. En 1968, Paco Ibáñez lo convirtió en un himno de la resistencia antifranquista. Sus palabras tienen una gran belleza y encierran una realidad terrible cantada de manera poética. La nueva película de Belén Funes me ha hecho recordar el poema y la canción. Porque sus protagonistas, esas dos mujeres, son las nuevas andaluzas de Jaén, aceituneras y tortugas altivas que plantan cara no al terrateniente, sino a la transformación del campo que está convirtiendo el  mundo rural en una plataforma de placas solares y molinos de viento al servicio de las ciudades deshumanizadas, donde las aceituneras se ven obligadas a dejar su casa por la presión de los nuevos dominadoras, los fondos buitres que expulsan a la gente para explotar esos espacios en su beneficio. De todo esto habla Los tortuga. ¿Por qué este título? El film lo explica: tortuga se llamaba a los inmigrantes que dejaban, su pueblo, sus tierras, sus olivos, sus campos andaluces, para buscarse la vida en Barcelona o Madrid. Eran tortugas no por su lentitud, sino porque se llevaban la casa acuestas. Como los padres de Belén, la directora, como el padre  de Anabel, su alter ego en el film, que a los 18 años hereda los olivos paternos en Jaén, aunque ella vive con su madre en Barcelona. La primera larga secuencia, rodada en el campo durante la recogida de la oliva, tiene un aire documental y poético, de una gran serenidad. En cierto modo, esa secuencia no nos prepara para lo que la película va a contar. Porque la historia de verdad es la que viven Anabel y su madre en Barcelona. La madre, exilada chilena (otra tortuga que cruzó el mar, seguramente obligada), es taxista, es decir vive en su caparazón. Anabel, mas aceitunera que tortuga, recoge y mira a su alrededor, ella quiere ser cineasta. Las dos viven el duelo de la muerte reciente del padre. Las dos a su manera se refugian en sus caparazones para hacer frente a una nueva realidad que se complica aún más con el aviso de que deben abandonar su piso. ¿Dónde van a ir las nuevas tortugas aceituneras? ¿Será ese revulsivo el que rompa sus caparazones y las reúna para cerrar el duelo y empezar una nueva vida? Eso es lo que nos cuenta este film que nace de la realidad y se expande como un árbol de olivo en múltiples ramas.

 


(Castelao y Virxinia el día de su boda)

Antes de nós, Ángeles Huerta

Castelao no es andaluz de Jaén,  pero en cierto modo si fue una tortuga, un exilado en 1939, cuando tuvo que salir de España con un ligero caparazón físico,  y un gran caparazón ideológico. Castelao está considerado el padre del nacionalismo gallego y es una referencia obligada en la historia de Galicia, y de España, de la primera mitad del siglo XX. Pero el film de Ángeles Huerta no nos habla del Castelao tortuga, nos cuenta el Castelao antes de ser Castelao. Dos momentos de su vida alternan en una narración no exactamente lineal. En 1918, un joven Daniel Castelao, su mujer Virxinia y su hijo, se trasladan a Rianxo, su pueblo natal, para ayudar a combatir la terrible epidemia de gripe del 18. Daniel recupera por un tiempo su carrera de medicina y lucha como puede con la epidemia, al mismo tiempo que descubre el poderoso e hipnótico poder de la piedra tallada en los cruceiros de los caminos o en los hórreos que guardan el trigo. El segundo momento es en 1929, Daniel y Virxinia han perdido a su hijo y viven su duelo en Bretaña, donde encuentran refugio a su dolor en paisajes muy símiles, pero que no son los suyos. El título juega con la doble significación de nós: nos de nosotros, Daniel y Virxinia que eran él y ella y pasaron a ser nosotros; y el Nós del Grupo Nós que reunía en torno a la Revista Nós a poetas y escritores que consiguieron dar a la lengua y la cultura gallega un alto nivel intelectual. Castelao formaba parte de ese grupo, pero lo que nos cuenta la película es lo que era antes de ser. Con una clara influencia de Manoel Oliveira en la estructura, pero sobre todo en la fotografía y la interpretación, el film de Ángeles Huerta, con guión de Pepe Coira, se escapa de las nuevas corrientes del cine gallego y entronca con una tradición más portuguesa que española. 

El regalo de la semana es una tortuga roja que avanza lenta pero segura



 

No hay comentarios:

Publicar un comentario