No
he visto Torrente 5, asi que no digo nada. De los demás estrenos, el mejor es Los tontos y los estúpidos, de Roberto Castón. Me remito a lo
que escribí en la entrada 3 del Festival de San Sebastián a raíz de su proyección en Nuevos Directores.
Asi
que me queda como recomendable solo uno, El veredicto del belga flamenco
JanVerheyen. El veredicto, tal como su título indica, es una película de
juicios. Un género cinematográfico que da mucho juego por la teatralidad de su
puesta en escena que sin embargo puede ser muy cinematográfica (Testigo de
cargo, sin ir mas lejos). En ese sentido, no hay suspense en este film, pero si giros inesperados. Hay un
delito, un culpable y, primera novedad, un no juicio. Entonces, se produce un
nuevo delito, un nuevo culpable, y esta vez si, un juicio. Es este segundo
juicio el que resulta mas descorazonador y el que pone el dedo en la llaga en la
moralidad de la legalidad. El primer delincuente sale libre por un error de
procedimiento en su enjuiciamiento. El segundo, víctima del primero, convertido por esta injusticia en juez y
parte, es juzgado con todo el peso de la ley. Lo que se pone en cuestión en
este interesante thriller que en ningún momento cae en la rutina televisiva, es
hasta que punto la legalidad de las leyes escritas en los papeles tiene que
seguirse al pie de la letra, o, si por el contrario, debe estar sujeta a
interpretaciones subjetivas de cada caso. Es un terreno suficientemente ambiguo
como para que cada uno decida por si mismo. Yo no me pronuncio, Verheyen si lo
hace.
Aprovecho
esta película para recomendar un curioso libro sobre temas judiciales. Se llama
Otros abogados y otros juicios en el cine español. Está escrito por Emilio G.
Romero y publicado por Laertes. Emilio plantea un enriquecedor viaje por la
historia judicial española desde los años 40 hasta ahora mismo a través de una
veintena de films que se revisan desde una óptica específica.
2
Y
ya que estoy con libros quiero hablar de una preciosa novela que he descubierto
gracias a la generosidad de una amiga que me la regaló. Se titula El paso de la
hélice, de Santiago Pajares, publicado por Destino. Es uno de los libros más
bonitos, inquietantes y sugerentes que he leído en mucho tiempo. Ambicioso sin ser
pretencioso; intrigante como una serie de televisión de las buenas; con
personajes y paisajes que se quedan contigo. Y lo más sorprendente es que está
escrito cuando el autor tenía 23 años¡¡¡¡
En
su último taller de dibujo, Ramón utilizó un párrafo del libro para que sus
alumnos lo ilustraran como quisieran. Este es el párrafo:
“El
bosque estaba formado por un enorme entramado de hayas y abetos. Se les unían
pinos albares, dando al conjunto pequeñas notas de color con sus anaranjados y
verdes. Parecían descomunales bonsáis de hasta treinta metros y ellos pequeños
liliputienses que hubieran perdido la referencia de tamaños.”
Este
es un dibujo de los que se hicieron en ese taller.
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