viernes, 11 de octubre de 2024

INFILTRADA(S)

 

Infiltrado/da. Persona introducida subrepticiamente en un grupo adversario, en territorio enemigo.( de los diccionarios)

Infiltrados hay muchos en el cine y en las series; infiltradas hay menos. Hay infiltrados famosos, hay infiltradas desconocidas. Todas las infiltrada(o)s corren peligro. Si son descubiertos su vida y su tapadera se acaba. Violentamente.

Esta semana me he encontrado con tres tipos de infiltradas (todas mujeres o de género femenino), tres personajes que se ven obligados a vivir otra vida, por razones políticas, por razones fantásticas, o por razones absurdas. Las tres pelis me gustan y creo que merecen un poco de atención.

 


Infiltrada 1: Infiltrada en ETA. La infiltrada, Arantxa Echevarría

La infiltrada es la nueva película de Arantxa Echevarría, una directora muy especial, con una filmografía ecléctica y diversa (no dispersa) en la que conviven melodrama, comedia y thriller. La infiltrada pertenece a este último grupo. Aunque más que un thriller político, es el retrato de una soledad absoluta, de un desamparo emocional. En una de sus mejores interpretaciones Carolina Yuste da vida a Arantxa, una joven policía que recién salida de la Academia con 22 años, es reclutada para que se infiltre en ETA. Seis años le costó a la falsa Arantxa ser aceptada por la cúpula de la banda. Seis de los ocho años que pasó con ellos siendo otra persona, viviendo otra vida. Cuando al final consiguió ser aceptada, su trabajo fue decisivo para la caída del Comando Guipúzcoa y para desenmascarar la supuesta tregua del 1998. Basada en un personaje real, una joven policía nacional que actualmente vive fuera de España, el film está centrado en el personaje de Arantxa y en cómo es instrumentalizada por dos entornos profundamente machistas: la policía y ETA. En ese contexto, donde su único contacto con el mundo es un duro comisario, Arantxa sobrevive en una tensión continua. Echevarría nunca la pierde, ni siquiera cuando cambia el punto de vista al grupo de apoyo que la sigue durante esos ocho largos años, entre 1992 y 2000. La infiltrada es un gran thriller muy bien rodado; pero sobre todas las cosas, es un film sobre la memoria de hechos muy cercanos todavía, espinosos, dolorosos, de los que es difícil hablar. Reconociendo a esta mujer, la primera infiltrada en ETA, mucho antes que otros más conocidos, Arantxa Echevarría ha encontrado la manera de hacerlo. Ya solo por eso, podemos hablar de una gran película.

 


Infiltrada 2: En su propio cuerpo. La sustancia, Coralie Fargeat

Quizás alguien se sorprenda de que coloque esta película de terror gore, orgia de despropósitos, entre las películas de infiltradas. Pero para mí es más que evidente que estamos ante un fenómeno de infiltrada bajo la apariencia de eso que se llama doppelganger o simplemente historias del doble. La sustancia es una película de muchas capas, muchas infiltraciones podíamos decir, el film habla de la soledad, de la tiranía de la belleza eterna, la sexualización de las figuras televisivas, del abuso de poder. Aunque la más importante es el miedo a envejecer materializado en la sustancia del título, una extraña pócima que permite que de tu cuerpo salga un yo que eres tú, pero mucho más joven. A lo mejor teníamos que hablar de extracción y no de infiltración, pero me gusta pensar en esta doble, joven y arrogante, como una infiltrada en la vida de su contenedor. A ver si me explico. Elisabeth Sparkle es una mujer triunfadora, hermosa, rica, famosa, es la estrella de un programa de televisión. Pero hay un pero importante, aunque conserva su atractivo, Elisabeth tiene más de 50 años y los productores del programa quieren sangre joven, mejor dicho, carne joven. Ahí entra en juego la dichosa substancia que ofrece ser más joven, más hermosa, más perfecta, igual a ti, pero mejor. Elisabeth cae en la tentación y tras una terrible y dolorosa mutación renace como Sue, es ella pero es otra.  La Elisabeth de cincuenta años la encarna una Demi Moore espectacular en su belleza, en su seguridad, en los enormes riesgos que corre al meterse en la piel de una mujer que está pasando por lo que casi todas las actrices pasan en un momento determinado: la aparición de la segunda mujer. Esa segunda mujer que empieza a surgir cuando la primera está a punto de perderse, y que Caroline Fargeat ha llevado hasta el extremo fantástico de recrear en una Elisabeth más joven con los rasgos de Margaret Qualley. Pero vuelve a haber un pero, usar la sustancia tiene sus riesgos y sus reglas. Como en el caso del encantador Gizmo, si no se respetan las reglas corremos el peligro de que se convierta en un Gremlin. Las dos Elisabeth no recuerdan a Gizmo y los Gremlins y lo que les pasa… mejor vean la película para saberlo.

 


Infiltrada 3: En una isla perdida. Robot salvaje, Chris Sanders

No estoy segura que en el caso de Roz lo adecuado sea hablar de infiltrada. Si, quizás sí, Roz es una infiltrada de metal en un mundo de naturaleza. Es un robot en una isla llena de animales, plantas y ríos. En realidad más que Robot salvaje habría que llamarla Robot Crusoe, porque como el famoso naufrago, Roz deberá aprender a vivir en un mundo que no conoce. Ros es una robot muy espabilada y con muchos recursos, capaz de programarse para entender el lenguaje de esos seres peludos y miedosos que la rodean por todas partes. Una vez que consigue entenderlos la vida para Roz parece que será más fácil. Solo lo parece, porque como buena infiltrada involuntaria -Roz ha caído por error en esa isla-, Roz deberá hacerse pasar por lo que no es: la mama de un pequeño ganso. Esa es su tapadera, una tapadera tan profunda que le produce un cruce emocional. Ser mama de Brightbill es una tarea que emprende primero como un deber (está programada para cumplir los deseos de sus dueños), pero poco a poco se va convirtiendo en algo más importante para ella. Como no podía faltar, Roz tiene un amigo, en la figura del zorro Fink, un astuto y solitario animal que al lado de Roz también cambia su naturaleza. La historia de Robot salvaje es muy ingenua, muy elemental, muy fácil si se quiere: entre Fink y Roz, acaban con las luchas internas de los animales en la selva y consiguen que todos vivan en paz entre ellos. Una utopía bonita y feliz para contar a los niños: y vivieron felices…. No importa esta posible carga de azúcar, el guión es tan bueno (todo encaja, todo es verosímil, todo funciona) la realización tan bonita y Roz tan adorable, que dejamos de lado cualquier reticencia sobre la simplicidad del mensaje. Robot salvaje haría un gran programa doble con Robot dreams. Un poco de esperanza en que convivir con nuestros amigos de metal no será el desastre que podemos temer cuando la IA acabe por controlar nuestras vidas. Hay una frase en esta película que me parece perfecta para resumir esta entrada. A veces para sobrevivir, debemos convertirnos en más que aquello para lo que fuimos programados.

El regalo de esta semana es una posible infiltrada en otro cuadro.



 

1 comentario:

  1. Bon dia,

    Una bonica entrada, la que ens has regalat aquesta setmana.

    Gràcies i bona setmana entrant

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