sábado, 26 de abril de 2025

ACOMPAÑAR

 




El último suspiro, Costa Gavras

Cuando una película hecha por alguien joven trata del tema de acompañar a un enfermo que muere, Los destellos, de Pilar Palomero, Polvo serás de Carlos Marqués-Marcet, creo que responde a un deseo de cubrir el vacío que dejó la pandemia cuando tanta gente murió sola. Pero cuando es un hombre de 90 años el que se acerca a este tema, creo que los motivos son otros. Costa Gavras tiene 92 años y en su última película, nos permite asomarnos a un deseo más que otra cosa. El último suspiro es una especie de testamento vital de un director que sabe que el final no está lejos, pero aun tiene la energía de ponerse al frente de un rodaje y hacer un film lleno de ternura, reflexión, pensamiento y acompañamiento. El último suspiro adapta libremente un libro de conversaciones entre Régis Debray y Claude Grange, Debray un pensador, Grange, un cuidador. Todo sucede en una clínica de cuidados paliativos en la que se ayuda a los enfermos y a las familias, a pasar un trance inevitable, pero que no tiene porque ser traumático. Augustin Masset es el médico, Fabrice Toussaint, es el escritor, uno y otro están encarnados en la inmensa humanidad de Kad Merant (el médico) y el falso cinismo de Denis Poladydès (el escritor). Con una gran serenidad e incluso con bastante humor, los acompañamos mientras acompañan a sus pacientes entre los que está Ángela Molina, que al ritmo que va tendrá un máster en aprender a morir dignamente. 

 

Todo lo que no sé, Ana Lambarri

El cine español hecho por mujeres, y creo que el cine en general hecho por mujeres, está cambiando lentamente de eje central en sus temas. Siguen siendo historias pequeñas, cuestión de presupuestos casi siempre, pero ya no son eso que se suele llamar “historias de mujeres”. Son historias de personas. Historias de relaciones con el mundo, de trabajo, de familia, de decepciones, de amores, de éxitos. De todo.  Eso es lo más interesante de este primer largometraje de Ana Lambarri.  Después de haberse ocupado de mujeres (problemas de mujeres) en la trilogía de sus cortos 16, 26, 36, Ana Lambarri convierte la protagonista de su primer largo en una mujer que está pidiendo a gritos que alguien la acompañe  mientras atraviesa varias crisis. La principal, una crisis laboral. Laura es programadora, es muy buena en lo que hace y lleva años intentado perfeccionar un programa que puede ayudar al almacenamiento de datos. La conocemos cuando le acaban de comunicar que suspenden su investigación. La reencontramos tiempo después, en un momento que su vida no es un lecho de rosas: Laura está trabajando en la FNAC, su padre está siguiendo un tratamiento para el cáncer, su hermana es avasalladora y dominante, tiene un medio novio con el que no quiere dar un paso definitivo y vive en una habitación que alquila a una amiga. Seguiremos al lado de Laura durante tres años en los que le pasan cosas, cosas normales que nos pueden pasar a cualquiera, cosas buenas, cosas malas, cosas tristes, algunas alegres.  Laura no es especial, simplemente es. Para mí, esa limpieza en el personaje, esa forma de narrar  sin sobresaltos, sin clímax, como la vida, es lo que más me ha gustado de este film tranquilo que te invita a acompañar a una mujer en un periodo de cambios, no convulsiones, en su vida. Estupenda Susana Abaitua como Laura.

 


Sujo, Fernanda Valadez, Astrid Rondero

Las dos directoras de Sujo son mexicanas. La película Sujo es mexicana. Pero no es una típica película mexicana. Hay sicarios, hay niños, hay mujeres que cuidan, pero no hay ni un solo lugar común.  En México, cada día aparecen noticias de sicarios muertos, hombres jóvenes asesinados. La buena sociedad mexicana suele alegrarse de eso: “un peligro menos”. Pero Fernanda y Astrid  han decidido preguntarse quién son esos jóvenes muertos, quienes son los niños y adolescentes que se entregan a la violencia y a la muerte. En qué momento se torció su vida, cuándo y por qué les falló la sociedad. Por eso miran este mundo desde otro punto de vista. Sujo es un niño pequeño cuando su padre, un sicario de un cartel en un pequeño pueblo de Guanajuato, es asesinado. Su tía Neme lo acoge y lo protege, intenta que conozca otro mundo. Sujo crece junto a sus amigos Jeremy y Jai, los tres acaban cayendo en las redes del cartel, en realidad no hay otra salida para ellos. Pero Sujo logra escapar y consigue llegar a México D.F. donde descubre que hay otro mundo posible. Un rayo de esperanza para el futuro. Fernanda y Astrid creen que existe este rayo de luz y quieren  hacerlo posible. Sujo ha tenido mucha suerte: ha encontrado tres mujeres que le han acompañado y protegido en su crecimiento. El protagonista de la película se llama Sujo, un nombre que no quiere decir nada en castellano, pero que para Fernanda, una de las dos directoras, tiene un hondo significado. Sujo y el caballo blanco, una leyenda de Mongolia recogida por Yuzo Otsuka, fue uno de sus libros de cabecera cuando era niña. Y fue en honor al Sujo mongol que el Sujo mexicano se llamó así en un extraño y bonito hermanamiento entre dos mundos distintos.

 


100 libros juntas, Marga Melià

Mas que acompañar, las cinco mujeres que protagonizan este bonito documental se acompañan entre sí y sobre todo, se dejan acompañar por los libros, esos fieles amigos que a veces decepcionan, a veces sorprenden, a veces iluminan y siempre, siempre dejan una huella. Asun, Velia, Evelyne, Mabel y Patricia, forman un Club de Lectura que celebra sus 100 libros juntas a lo largo de diez años. Son mujeres jubiladas, pero no viejas. Se encuentran cada mes para comentar el libro que han leído, aunque entre reunión y reunión, cada una de ellas devora muchos otros libros. Recuerdo que el añorado Paco Camarasa de la librería Negra y Criminal, decía que los clubes de lectura eran un refugio y un caldo de cultivo de sólidas amistades. Tenía razón. Por eso me encanta  escuchar a estas cinco mujeres que para celebrar su décimo aniversario deciden pasar un fin de semana juntas en la hospedería del Monasterio de Sant Lluc en Mallorca. Es una delicia escucharlas en sus charlass sobre todo, no solo sobre libros. Marga Melià, las observa, las admira y no puede resistirse a compartir un club de lectura con ellas. El ejemplo de estas cinco mujeres es estupendo.

El regalo de esta semana es un caballo blanco como el caballo blanco de Sujo




 

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