Inadaptado,
da.
Esta
es la definición de la palabra inadaptado en el Diccionario de la Academia. Una
palabra que se adapta (¡qué bien, me ha salido una frase contradictoria!) como
un guante a los personajes de varias películas que se estrenan esta semana.
(a veces me salto mis propias reglas, hoy es una de esa veces: estas son dos fotos de Papusza)
1.
Inadaptada es Bronislawa
Wajs, Papusza, la primera mujer
gitana que escribió poesía en una Polonia dominada por las intolerancias de
todo tipo que han perseguido a ese país a lo largo del siglo XX. Primero
la de su propia gente, que no entendía porque esa niña se empeñaba en aprender
a leer y a escribir; después la de los nazis, dispuestos a eliminar la raza gitana de la
faz de la tierra, igual que habían hecho con los judíos; luego la de los
comunistas, que consideraban a los gitanos poco menos que animales. Esta
película hermosa en sus imágenes y dura en su historia, tiene el mérito de
hablarnos de una escritora absolutamente desconocida aquí y me
atrevo a decir que en muchos otros países. La ignorancia de las culturas europeas más
allá de Francia, Inglaterra o Alemania es algo que nos debería hacer enrojecer.
Pero no me voy a lamentar por eso cuando la mayoría de nuestros estudiantes no han leído a
los clásicos castellanos o catalanes y muchos se creen que todos nacieron en la
Plaza Cataluña.
2.
Inadaptados son los protagonistas de Un
día perfecto de Fernando León. Inadaptados que han sabido canalizar su
inadaptación hacia la ayuda humanitaria.
Si no estuvieran metidos en esta aventura tintinesca aunque trágica (no sé
porque me ha salido lo de tintinesca, pero ha sido involuntario, así que lo
dejo) estos aventureros serían delincuentes ellos, monjas ellas. Pero su
incapacidad para vivir en la absurda normalidad del día a día cotidiano, les ha
llevado a vivir la absurda anormalidad de las zonas en conflicto donde se
empeñan en intentar lo imposible: por ejemplo, conseguir una cuerda para sacar
un cadáver de un pozo. Le agradezco muchísimo a Fernando León que haya
planteado esta historia desde el humor, desde la distancia, sin dramatismos
innecesarios, pero sin eludir la sordidez de la guerra fratricida. Y sobre todo, le agradezco que haya reunido un grupo de actores que parecen haber nacido para
ser Mambru, B, Sophie y Katya.
3.
Inadaptada es Ricki, la veterana cantante de rock duro (no quiero escribir
vieja, o mayor, adjetivos que no le cuadran a la vitalidad, belleza y energía
de una Meryl Streep que acaba de cumplir 66 espléndidos años).Ricki no ha
tenido una vida fácil porque no ha querido. Tenía un sueño y peleó por él
aunque en el camino se dejara retazos de sentimientos muy importantes. Y sin
embargo, al final y eso es lo que me gusta de este tranquilo melodrama, es que su conservadora rebeldía, su inadaptación, acaba triunfando
e imponiéndose ante la estrechez de miras de los que nunca fueron inadaptados.
Chapeau por Mamie Gummer, digna hija de su madre dentro y fuera de la pantalla.
Ambas merecen el Oscar aunque solo sea por soportar esos horribles peinados.
4. Inadaptada es Sun, la anciana mujer
china que después de 22 años en Inglaterra todavía no ha aprendido ni una
palabra de inglés. Y sin embargo, eso no le impide enamorarse de un vejete
divertido que conoce en la residencia donde vive y al que no comprende mas que
por gestos. También es un inadaptado Richard, novio del hijo muerto de Sun, empeñado
en comunicarse con ella. Pero Richard
cometerá el error más grave que se puede cometer: pensar que las palabras son
el mejor vehículo para comprenderse. Cuando Sun empieza a entender lo que se
dice, empieza a despreciar a quienes lo dicen. Gran lección la de Lilting, del coreano Hong Khaou. La
lengua no solo no rompe barreras, las crea. El idioma separa y diferencia; los
gestos, las miradas, los sentimientos no necesitan traducción.
5. Inadaptada es Perrin, la triste
profesora de música que en Las sillas
musicales se encuentra de pronto arrastrada a vivir la vida de otro después
de provocar un estúpido accidente. La morosa tranquilidad de la provincia
francesa, es el marco perfecto para que Perrine salga de su caparazón. Gracias,
en parte, a la ayuda de una divertida Carmen Maura, ama y señora de una muy
particular residencia de ancianos que se llama Porca Miseria.
Y creo que ya no hay mas inadaptados en
las pantallas. Fuera, empezamos a estarlo o serlo todos un poco.
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