viernes, 19 de noviembre de 2010

18 COMIDAS


Comer no es alimentarse. Comer es relacionarse. Comer es necesario para vivir. Comemos tres veces al día. Por la mañana, al mediodía, por la noche. Por la mañana lo hacemos con el ánimo despierto. Tenemos todo el día por delante para hacer lo que queramos (o lo que podamos). Al mediodía, normalmente empezamos a estar cansados y necesitamos parar y mirar dónde estamos. La noche, sirve para darse cuenta de lo que ha dado de si ese día. ¿Hemos conseguido lo que queríamos? Tres comidas al día multiplicadas por seis grupos de personas que dos a dos, tres a tres o cuatro a cuatro, se entrecruzan en un día cualquiera que, sin embargo, será diferente. La mañana nos los presenta en su contexto y los conduce a dos comidas catárticas. En una, un hombre y una mujer se reencuentran tras años de no verse. Ella, se siente vacía en su vida familiar, él, intenta encontrar en la música un aliciente para seguir. No es un melodrama, no es una comedia: es una conversación entorno a una mesa. La otra reúne a cuatro personajes: una pareja homosexual y el hermano de uno de ellos al que acompaña una chica que ha conocido esa misma mañana. Es una comida hecha de cosas no dichas, de silencios que se callan con palabras. Las dos son retos para los actores que improvisan a partir de una línea maestra. Como todas los que mantienen los protagonistas de estas comidas: improvisaciones rodadas de forma seguida, sin cortes, dejandolos hablar y moverse. Nueve días de rodaje son suficientes con este planteamiento. El trabajo importante viene luego, en el montaje para darle sentido y coherencia a esas 18 comidas a las que Jorge Coira nos invita de la mano de Luis Tosar y su música callejera.

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