domingo, 25 de mayo de 2014

ELECCIONES





(El rapto de Europa en una cerámica griega)
Domingo de elecciones europeas. Domingo de pensar en que queremos ser. Domingo de imaginar un mundo donde realmente ser europeo signifique algo. Yo creo en Europa, siempre he creído. Creo en una Europa de las regiones, no de las naciones. Detesto la idea de nación, cada vez más. Me gustaría una Europa que prescindiera de los estados y se apoyara en las regiones naturales. Supongo que me sale mi vena geográfica, pero sería mejor tener un Presidente Europeo elegido por todos y luego unidades de convivencia naturales, no ficticias, cercanas a los habitantes y que sirvieran de puente entre la macrorealidad del continente y la microrealidad de sus gentes. Pero eso es una utopía casi tan imposible como las que plantea para desconcierto y regocijo de sus seguidores el kagemusha, doble de un político socialista, en la divertida y muy pertinente Viva la libertad. Toni Servillo se desdobla en dos hermanos gemelos: uno, político de profesión, aburrido de si mismo tanto como están aburridos de él sus compañeros de partido y sus votantes; el otro, filósofo y con una mentalidad tan libre que le toman por loco, consigue desde la sensatez de su comportamiento y aplicando el sentido común, el humor y la reflexión acaparar las miradas de todos. No es un revolucionario. Es, ni mas ni menos, alguien que piensa y está en contacto con la vida. Si en estas elecciones hubiera mas Giovannis y menos Enricos, a lo mejor conseguiríamos alguna cosa. Pero me temo que la política es feudo de los enricos de los partidos, asi que nos tenemos que conformar con los giovannis del cine.

Fama
Se estrena también hoy un documental espectacular. Se trata de A 20 pasos de la fama. Ganó el Oscar al Mejor Documental, pero no es eso lo que hace que sea bueno. Lo que convierte esta película en algo inolvidable es conocer a esas figuras, mujeres y negras en su mayoría, que siempre han estado a 20 pasos de la fama de los cantantes a los que han prestado sus voces como acompañantes. Neville nos las presenta ahora y recorre con ellas su historia en un repaso impresionante de los últimos cincuenta años de la música rock y pop. Lo que sorprende mas es escuchar las declaraciones de grandes divos de la música, Springsteen, Sting, Jagger…, en las que reconocen cuanto les deben a Judith Hill, Lisa Fischer o Darlene Love entre otras. Una delicia.


Y si hablamos de política y de fama, solo me queda remitirles a la entrada anterior, la que publiqué el miércoles, donde hablaba de Welcome to New York.

miércoles, 21 de mayo de 2014

WELCOME TO NEW YORK


(la foto no es mía, hace mucho tiempo que no voy a Nueva York)
Es difícil hincarle el diente a esta película. O haríamos mejor en decir a esta(s) película(s). Porque hay varias encerradas en las dos horas que dura el nuevo experimento de Abel Ferrara. La primera y más evidente, es la de verla como una representación de lo que pudo pasar y lo que pasó en el turbio (en todos los sentidos) asunto de la violación a una camarera negra por parte de Dominique Strauss-Khan cuando era director de Fondo Monetario Internacional. Es cierto que esta historia está ahí, pero lo está como un fantasma, como un reflejo distorsionado de una realidad que nunca llegó a esclarecerse del todo.
Tampoco creo que se pueda decir que lo mas interesante de Welcome to New York sea ver a un Depardieu sin ningún rubor ni vergüenza en enseñar su inmensa humanidad, o  mejor dicho, ballenidad. No. Eso forma parte de su personaje impúdico y atípico desde hace muchos años.
Lo que me parece mas interesante, lo que hizo que me quedara viéndola  hasta el final es la forma como Ferrara trata los espacios y las situaciones. La primera parte, la que podemos calificar de porno-soft, está rodada como un porno amateur, mal iluminado, feo, con encuadres desagradables y personajes y momentos que te echan para atrás. La reacción ante este fragmento es decir: “!que mala es esta película¡”. Pero de pronto, todo cambia y entramos en otra “forma”. El juicio y sobre todo el episodio de la cárcel, es de un realismo casi hanekiano. Duro, seco, frío, sin contemplaciones. Ahí el personaje Depardieu se muestra en toda su desnudez humillante. La de antes era una desnudez impúdica y desagradable, esta es humillante. Algo se despierta en el espectador que se da cuenta del cambio en la textura de las imágenes. Y cuando pensamos que ya está, que ya lo hemos entendido, el film da un tercer giro narrativo y formal, estético y ético. La aparición en escena de Jacqueline Bisset transforma la pantalla en un escenario de teatro donde los dos personajes centrales establecen un duelo verbal y corporal en un espacio mínimo. Son dos largas secuencias de tono bergmaniano, escenas de un matrimonio que aspiraba a conquistar un trono y ve sus esperanzas truncadas. La desesperación de Bisset no es por la estupidez malsana de su marido, sino por haberse dejado pescar en una trampa que le condena al ostracismo político y a ella con él.

Welcome to New York no es un film fácil y por eso entiendo que no lo hayan querido estrenar en las salas. Es una película para ver en pantalla pequeña y parar y volver a escuchar un diálogo, fijarse en una escena, reflexionar en una idea de la (no)ética que propone. Estrenarla en plataformas on line es lo mas inteligente que podían hacer. Y presentarla en Cannes, el festival del glamour francés, pero fuera de sus circuitos, al margen, una fantástica promoción. Ferrara ha despertado la polémica, ha sacado a la prensa de cine de su sopor. Y lo mejor es que cualquiera, desde su casa, puede tomar posiciones y decidir que piensa de esta película. Está en Filmin por cuatro euros.

viernes, 16 de mayo de 2014

CANNES ESTÁ A 10.000 KM


De los estrenos de esta semana solo destaco uno. Y lo hago con plena conciencia de que estamos ante una película que merece ser tenida en cuenta. 10.000 km de Carlos Marqués-Marcet. Este primer film de un director que vive a caballo de España y Estados Unidos, o mejor dicho de Barcelona y Los Ángeles, es el mejor ejemplo de lo que se puede hacer en el cine si se tienen las ideas claras.
10.000 km es la historia de amor de Sergi y Alex. Un chico y una chica de ahora mismo. Los dos buscándose la vida, los dos encontrándola. Él se queda en Barcelona cuando a ella le surge la oportunidad de irse a Los Ángeles con una beca. Ella se va. Su amor se resiente, pero no se destruye. Se transforma a ritmo de skypes, mails, miradas y sonidos virtuales.  Marqués-Marcet nos demuestra que sabe rodar a personas, no solo a máquinas, en un primer plano-secuencia espectacular donde nos sentimos cerca de los dos personajes, tocándolos, oliéndolos, viviendo con ellos. Después, la separación nos los muestra fragmentados, mediatizados por el encuadre de la pantalla, pero siempre vivos. En el cine contemporáneo se ha usado mucho el ordenador como elemento narrativo, pero nunca hasta ahora lo había visto tan integrado en la historia, tan perfectamente lógico y necesario. Y lo que es mas raro y difícil, tan poco monótono y repetitivo. Las conversaciones entre un Sergi desencantado y rutinario que añora a Alex y su vida confortable, con una Alex que disfruta de una libertad creativa total, aunque teñida de la tristeza de no tener a Sergi cerca, son siempre distintas, siempre cambiantes y nos van contando como esa relación crece, se duele, está a punto de perderse y se recupera en unas imágenes que prácticamente no salen de un piso en Barcelona y un apartamento en LA. Tour de force de dos actores estupendos, 10.000 km es ese tipo de película low cost que se ajusta a su presupuesto para sacarle el máximo provecho sin renunciar a contar una historia cercana, universal y reconocible.

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Quizás por eso, porque es cercana, universal y reconocible, me pregunto como es que no la han elegido en Cannes, en la Semana de la Crítica o la Quincena de Realizadores. Cannes acaba de empezar con el estreno de una película, por lo que cuentan las crónicas, perfectamente olvidable: Grace de Monaco que, por cierto, se estrena en España la semana que viene. Viendo la programación oficial, no hay en toda su selección nada realmente nuevo, distinto, estimulante. El festival es una larga presencia de directores consolidados y muchas veces acomodados que no despierta ninguna curiosidad. No se si en las otras secciones, en Un certain regard donde se pasará la película de Rosales, Hermosa juventud, único film español en TODO el festival (mas un corto en la Semaine de la critique), la quincena o la semana, habrá cosas interesantes. Es probable, como también es probable que nunca las veamos estrenadas por aquí a no ser en circuitos paralelos. No lo dudo, pero, de todos modos no puedo dejar de hacerme una reflexión: si los seleccionadores de las distintas secciones del festival no han sido capaces de darse cuenta que en el cine español están pasando cosas interesantes, con películas como 10.000 km y otras muchas que están renovando el panorama; si no han sabido descubrir el potencial de este movimiento que nace de la gente y sus ganas de hacer y decir, ¿por qué tengo que creer que no hay nada en otros países y geografías completamente ignorados por ellos que no han sabido descubrirlo? Quedarse en lo cómodo, no arriesgar, no buscar, es lo mas fácil, pero también lo mas aburrido. Y Cannes, desde aquí, parece muy aburrido.

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Hay una reflexión al margen sobre el festival de Cannes que me gustaría plantear. Este inmenso escaparate del cine mundial se sostiene económicamente en su enorme mercado. Un mercado al que es (era) indispensable ir si uno quería vender o comprar alguna cosa. Un mercado carísimo pero ineludible en el negocio del cine. Bien, esta función, sobre todo la de vender películas acabadas, está desapareciendo rápidamente gracias a Internet y las plataformas donde se pueden subir las películas y mandar un enlace para que sean vistas por programadores o compradores. Eso significa que si un festival, por ejemplo, debía llevar a Cannes por lo menos cuatro seleccionadores para llegar a cubrir toda la oferta del mercado, ahora, con que vaya uno es suficiente. Y la función de este uno no será la de ir a las salas, puesto que la mayoría de las películas que le interesan las habrá podido ver antes en su oficina o en su casa. La función y esa si es importante, será la de hablar, negociar. El contacto personal seguirá siendo necesario. Pero para eso no hace falta pagar un prohibitivo stand en el mercado ni estar todo el festival. Con una habitación  en un hotel, una mesa en un restaurant y tres días bien aprovechados, se pueden hacer los mismos o mas negocios que antes. Resultado, preveo que el festival de Cannes entrará en una crisis económica muy grande en pocos años. Sobre todo porque no tiene el sostén del público (como Berlín o San Sebastián). Y esa crisis se agudizará aun más si no son capaces de renovar su programación con nuevas miradas y nuevas formas. 

sábado, 10 de mayo de 2014

ÚLTIMOS PLANOS

Esta semana se han estrenado catorce películas. Una barbaridad. Es completamente imposible para nadie –ni siquiera para los críticos- verlas todas. Eso significa que, por fuerza, se quedarán en la cuneta del olvido algunos títulos que en otras circunstancias podrían haber tenido mas suerte. O por lo menos la oportunidad de encontrar su público. Yo no las he visto todas ni mucho menos. Entre las que he visto, algunas prefiero olvidarlas piadosamente; entre las que no he visto, me arriesgo a perderme algo realmente interesante. Pero como no se puede llegar a todo, me voy a limitar a hablar de tres de ellas. Mejor dicho, de tres planos casi finales que justifican  su recomendación. Un plano de un árbol cayendo, un plano de un oso polar en la nieve, un plano de un sombrero con un agujero de bala.



El árbol
Se trata de un castaño centenario. Es hermoso, majestuoso. Es símbolo de un mundo que desaparece. Este gran castaño enfermo se encuentra en el jardín del castillo en Italia  donde Valeria Bruni Tedeschi acaba la que es su tercera película autobiográfica. Esta, más que las otras, es un ajuste de cuentas con su propia vida lleno de humor, distancia, ironía, ternura y añoranza. Una forma de decir adiós a su hermano; una manera de reconciliarse con su madre; un camino para cerrar su relación con Louis Garrel. Toda la película es un psicodrama ligero que se ve con media sonrisa, a veces poniéndose del lado de esa  chica que sabe que se le acaba el tiempo de la juventud, otras detestándola por su banalidad, pero siempre sintiendo que estás ante un ejercicio de sinceridad absoluta. Este tono suave desaparece hacia el final de la película cuando Louise/Valeria se enfrenta a tres pérdidas: la de su hermano, la de su amante y la del árbol centenario. De las tres, es la del árbol la que más me duele. No porque las otras no sean tristes narrativamente. Me duele, porque veo desaparecer ante mis ojos un árbol maravilloso al que le han diagnosticado una muerte segura y lenta, y al que se le practica una eutanasia definitiva y real: sin efectos especiales, sin trampas de cine. El  castaño se corta de verdad ante mis ojos y eso, lo siento, me hace mucho daño.



 El oso
Un paisaje helado, aparentemente muerto, sin vida. Blanco y callado. Dos figuritas humanas cogidas de la mano en medio de esa desolación silenciosa ven como algo se mueve en el horizonte. La cámara se acerca y vemos que es un oso polar que nos mira directamente a los ojos. Es un signo de esperanza, de vida. Todo puede volver a empezar. Siento explicar esto y de alguna manera destripar el final de Rompenieves, el film post apocalíptico de Bong Joon-ho. Aunque en realidad tampoco desvelo nada. No diré quienes son esas figuritas en el paisaje ni como han llegado hasta allí. Solo contaré que esta extraña y fascinante película de ciencia ficción con trasfondo de crítica social a nuestro mundo, está llena de imágenes sugerentes, personajes raros, momentos sorprendentes. Lo que queda de la humanidad tras un desastre climático, se refugia en un tren que avanza sin parar jamás, dando la vuelta al mundo en un año. Un tren donde se reproducen los esquemas de la sociedad: los que mandan; los que disfrutan de este mandato sin hacer nada; los que sirven a los que mandan con su trabajo y los explotados y marginados. Cada uno de estos grupos ocupa un segmento del tren imaginado por Jacques Lob y Jean Marc Rochette. Un tren que bebe en las páginas de Stephen King y en las imágenes de Terry Gilliam. No se equivoquen pensando que es una mas de las películas de acción post apocalíptica. Hay mucha mas cosa en este film. Hay, por ejemplo, un oso polar.

El sombrero
Al final de Una noche en el viejo México, el joven Gally cruza el puente que une (o separa) Estados Unidos y México. Se detiene en medio, se quita el sombrero tejano que ha llevado toda la película, contempla el agujero de bala que lo atraviesa, sonríe, se lo pone y sigue adelante caminando hacia una nueva vida. Es un final  inesperado para una película que es fácil encasillar en el apartado western crepuscular o road movie con anciano al fondo. El segundo trabajo de Emilio Aragón, un encargo que él aceptó con todas las consecuencias, cuenta la historia de un viejo tejano, Robert Duvall, al que la vida le da una última oportunidad de  cambiar su destino. Sin el trascendente sentimiento de Bruce Dern en Nebraska; sin la mala leche de Jack Nicholson o Juan Diego en dos películas de temática parecida (A propósito de Schmidt y Anochece en la India),  esta aventura de frontera se mueve entre dos orillas. Como el puente que une y separa los dos países. La orilla de la nostalgia por un pasado perdido; la orilla de un futuro que siempre se puede construir. La orilla del melodrama generacional; la orilla de la historia de amor. La orilla del humor sin estridencias; la orilla del cine negro sin tragedia. Lo mejor de esta película no es su guión, ni siquiera el magnífico recital de Duvall en un personaje hecho a su medida. Lo mejor es el tono de cotidianidad sin heroísmos que preside toda la acción, incluido el episodio de cine negro que atraviesa la aventura de estos seres perdidos en una noche en el viejo México.

miércoles, 7 de mayo de 2014

STUPOR MUNDI EN FILMIN


EL documental STUPOR MUNDI. UNA APROXIMACIÓN A LA OBRA DE RAMON HERREROS,  se estrena hoy mismo, 7 de mayo, en la plataforma on line FILMIN. Es una gran noticia para todos los que hemos estado trabajando en este proyecto. Que se pueda ver en FILMIN significa que gente que vive en muchos lugares de España lo pueda ver. Y eso es lo que queremos, que se vea y se disfrute.
La gente que sigue el blog sabe que utilizo cuadros y dibujos de Ramon como ilustración de mis textos en una especie de peculiar simbiosis de imagen y palabras.
Con el estreno de este documental en una plataforma tan asequible y fácil de acceso como FILMIN, los que tengan ganas de saber algo mas de él y su trabajo podrán hacerlo.
Stupor Mundi no es un documental de artista al uso. Es una mirada al pintor y su obra a través de los ojos y las reflexiones de la gente que vive con sus cuadros, los disfruta y los tiene interiorizados como parte de su vida diaria. Es este punto de vista lo mas interesante de una aventura que comienza con un cuadro de un árbol amarillo y las ganas de saber mas acerca de quién lo pintó.
Yo, evidentemente, no puedo ser objetiva en este caso (bueno, casi nunca lo soy). Estoy demasiado implicada en todo el proceso de creación del documental. Pero precisamente por eso creo que puedo pedir que lo veáis y lo disfrutéis.

Stupor Mundi, Una aproximación a la obra de Ramon Herreros.
Estreno en
Si estás abonado a la plataforma, es gratis. Si no lo estás cuesta 2,95.

Buscar por el título o bien en catálogo.

sábado, 3 de mayo de 2014

ALBERTO Y CARMINA


(un paisaje andaluz de Ramón como recuerdo de Alberto Elena)

Esta semana quería hablar de Carmina y amén, y de la película que clausura el D’A mañana domingo, 10.000 km.
Pero voy a empezar hablando de un amigo que ha muerto. Me doy cuenta que en los últimos meses he hablado de varios amigos muertos. Supongo que es ley de vida. Aunque no es cierto, Alberto Elena no tenía edad para morir, (si es que hay una edad para eso). Apenas tenía 56 años y le quedaban muchos más para seguir impartiendo no solo sabiduría, que la tenía, sino tolerancia. Quizás porque se dedicó a estudiar los cines periféricos de países del mal llamado Tercer Mundo; quizás porque conocía muy bien los contextos de las sociedades árabes (Irán, Irak, Palestina, Egipto); o porque dirigió su mirada al cine que se hacía y se dejó de hacer en África, Alberto era una persona que ponía por encima de todo la capacidad de entender al otro. 

Es curioso como pasan las cosas. Buscando en los mails la fecha en que le conocí (en el Festival de Las Palmas del año 2006), me ha salido una primera referencia a su nombre en un envío del blog del año 2010, Y casualidades (o no) esa referencia hablaba del estreno de la película de Paco León, Carmina o revienta. No sé cómo ni porqué, pero juro que ha sido así. Y he pensado que Alberto me daba permiso para mezclar en su recuerdo una reflexión sobre la segunda parte del díptico Carmina de Paco León. Una película marginal y periférica como los cines que a él le gustaban tanto y que además habla de como enfrentarse a la muerte.

El que Paco León haya dispuesto de mas dinero y medios para hacer esta segunda entrega no ha cambiado su tono ni su estilo, pero si la calidad de la gente que la ha hecho que ha podido estar mejor pagada. De eso se trata: el low cost sirve para empezar, pero en la segunda tienes que pagar como un profesional. Carmina y amén, es, además, un salto cualitativo en su cine. El director no se ha limitado a seguir a su madre y a su hermana con sus ocurrencias berlanguianas o azconianas. No. Ha decidido colocarlas, sobre todo a su madre, en una situación extrema y hacerle hacer y decir cosas de una violencia interna importante. Prácticamente una sola localización, el piso de Carmina donde entran y salen las vecinas y su hija, con una incursión al exterior, con homenaje incluido a Julieta Serrano, son el espacio donde esta Carmina trama y construye su historia en un film mucho mas triste y cruel que el anterior, una historia que congela la sonrisa y te invita a pensar que detrás de algunas cosas incomprensibles, hay una lógica de supervivencia. Con Carmina y amén, Paco cierra el círculo. No creo que pueda ni deba volver a Carmina. Ahora le toca un segundo salto para consolidarse como uno de los nombres a tener en cuenta en el panorama de nuestro cine.

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10.000 km, se estrena dentro de poco. Volveré a ella en su momento.