El Atlas de las nubes
Las nubes nos permiten imaginar figuras, historias,
paisajes. Las nubes nos hacen soñar. Quizás por eso David Mitchell le puso el
título de Atlas de las nubes a un
libro que juega con el tiempo, con el mito del eterno retorno, con el karma y la
idea de que nada de lo que hacemos es inocente. Lo que nos suecde hoy puede ser
consecuencia de lo que hicieron otros hace tiempo y , a su vez, puede condicionar lo que otros sentirán
dentro de mucho tiempo. La conexión cósmica. Esta idea es la que planea sobre esta
película de dirección tricéfala en la que se entrelazan seis historias de
distintos tiempos, cuatro reconocibles, dos imaginados, protagonizados por los
mismos actores en diferentes personajes
para dar mayor énfasis a la relación. Irregular por su desmesurada duración,
pero fascinante por algunas de sus imágenes; dispersa en algunas historias,
pero envolvente en otras. El Atlas de las
nubes es una de esas películas río para ver con calma, con tiempo por
delante. Para disfrutarla y guardarla en algún rincón de la memoria. Es un film
para volver a ver al cabo del tiempo, porque seguramente, en cada nuevo
visionado, nos identificaremos mas con uno u otro personaje.
Escribir un guión es un trabajo solitario y muchas veces
ingrato. Sobre todo cuando no se te ocurre nada. Claro que todo es mas fácil si
tienes un amigo un poco loco que se dedica a robar perros. Y otro amigo más
loco aun que se dedica a devolver esos perros. Y si los dos consiguen meterte
en un lío espantoso cuando uno de eso perros es propiedad de un poderoso mafioso. Con estructura de
cajas chinas, diálogos absurdos, paisajes extraños y aun más extrañas
relaciones, Siete psicópatas es una
película divertida, inteligente, sorprendente, amoral que tiene a su favor un
trío de actores absolutamente adorables.
Blue Valentine
El amor es un tema recurrente en el cine y la literatura. El
desamor también. Blue Valentine habla
de amor y desamor. De un amor que nace condenado al fracaso y del desamor que
duele y hace daño cuando ese fracaso es un hecho. Dos actores en estado de
gracia, Ryan Gosling y Michelle Williams, dan vida a una pareja que se crea y
se desintegra en dos momentos que alternan temporalmente en un relato dual: el
de su encuentro y el de la separación, seis años después. Con un momento
particularmente duro: el intento de reconciliación en el espacio hostil de una
habitación de hotel. Demasiado indie, quizás; demasiado convencional; quizás.
Pero hermosa y triste. Como la vida misma.