sábado, 30 de abril de 2016

PREMIO


El martes pasado, 26 de abril, me entregaron el Premio Alfonso Sánchez que otorga la Academia de Cine Español. Fue un día muy bonito, muy emocionante. Había mucha gente acompañándome y otra mucha me mandó mensajes desde distintos sitios. He de confesar que antes de recibirlo estaba muy nerviosa. No sabía que podía pasar ni cómo iba a reaccionar. Pero fue entrar en el acogedor bar de la Academia, donde me encontré con muchos amigos, y pasarse todos mis miedos. El acto lo presentó Edmon Roch y para mí fue muy significativo que lo hiciera él al que conozco desde que era casi un crío. Me sentí feliz de verle ahí, todo un vicepresidente y uno de los grandes productores de este país. Luego proyectaron un vídeo que me hizo emocionar, especialmente las palabras de Marta Esteban recordando nuestras vidas paralelas desde que teníamos 13 años. Después me tocó a mí. No había preparado nada. Solo tenía el principio de lo que quería decir: “Si mi padre viviera, hoy sería su cumpleaños, y seguro que estaría muy orgulloso y feliz, pero también muy sorprendido de que me dieran un premio por esa cosa absurda con la que me ganaba la vida: escribir de películas.” También tenía el final: “Yo no estaría aquí si Ramon Herreros, mi marido, no hubiera traído la oficina de la Filmoteca Nacional a casa en aquel lejano 1976. Seguramente sería urbanista, que era mi profesión y no crítica de cine, así que a él se lo debo en gran parte.” Entre medio improvisé y agradecí a todos los que estaban ahí y los que no estaban que escribieran, dirigieran y produjeran cine, porque sin ellos, yo no tendría nada que hacer.
Fue un día de aquellos que se recuerdan y que marcan un punto, no de final, pero sí de inflexión. Espero seguir escribiendo de cine (español y de todo el mundo) muchos años más.  Pero lo que este premio ha significado para mi no se volverá a repetir.




TRUMBO Y LOS GUIONISTAS



( la razón de esta foto la encontrarán en la segunda parte de esta entrada)

El macartismo y la caza de brujas han sido tratados en el cine desde muchos ángulos y con muchos matices. Las listas negras que llenaron de parados la industria de Hollywood (y de paso llenaron las cárceles) han alimentado muchas ficciones. Unas mejores que otras. Trumbo viene a sumarse a ese subgénero de caza de brujas centrándose en el personaje del guionista Dalton Trumbo. Es de agradecer al director Jay Roach y especialmente al actor Bryan Cranston que este biopic hollywodiano no tenga el tono moralizante de este tipo de films. El Trumbo de Cranston tiene un punto de prepotencia, de superioridad, de desprecio y de avaricia, que le hace aparecer mucho más humano que si lo hubieran presentado como un héroe luchando por la libertad. Trumbo lucha, si, pero en primer lugar por él mismo, no solo por su dignidad, también por su nivel de vida. Retrato de una época en la que Holllywood era una cárcel dorada con barrotes invisibles que impedían respirar a sus profesionales, este Trumbo podría hacer un bonito programa doble con ¡Ave César! de los Coen. Los dos hablan de guionistas amordazados.

La que no está nada amordazada es Paz Alicia Garciadiego que, junto con Arturo Ripstein, estuvo en Barcelona hace unos días para presentar la retrospectiva que le dedica la Filmoteca de Catalunya. Ácidos, rápidos, irónicos, inteligentes, brillantes, Arturo y Paz dieron una lección de cómo se puede trabajar juntos desde hace más de treinta años y no haber muerto en el intento. Y ella, en especial dio una lección de lo que es escribir un guión. Me quedo con algunas perlas de ambos: Hay que establecer un pacto de verosimilitud con la historia (no que sea realista, que sea verosímil en si misma); la manera de contar el cuento es el cuento (la forma es tan importante como el contenido, por eso se entienden tan bien: ambos se respetan en sus territorios); el arte le da estructura a la realidad (la realidad nunca está estructurada, es el arte el que la ordena).

Me gustó mucho reencontrarme con ellos y recordar que fue hace casi veinte años¡¡¡ (¡Por Dios, como pasa el tiempo!) que Andrea Martini y yo hicimos el libro sobre Arturo y Paz para el Festival de Turín. En este recuperar textos históricos, he puesto en el otro blog un retrato a dos voces que escribí sobre ellos en ese libro. 

MARCIANADAS

Se han estrenado esta semana dos películas españolas “marcianas”. Son marcianas por distintas razones, pero las dos son raras.




(no suelo poner fotos de la película, pero esta me gusta mucho)

La primera “marcianada” se titula Crumbs y se puede ver en algunos cines de España: Barcelona, Valencia, Madrid, Vigo... La dirige Miguel Llansó y en su producción están implicados algunos de los directores y guionistas mas imprevisibles del cine español: Velasco Broca, Quino Piñeiro… Hace un par de años, Carlos Losilla organizó un ciclo dentro del Festival de Cine de Autor, titulado “El otro cine español”. Entonces escribí en el blog:

El común denominador (si es que lo hay) entre todas estas películas, es su carácter de “no ficción” o por lo menos “no ficción” convencionalmente entendida. Es lógico. Realizadas casi sin medios y como actos de voluntad, es evidente que resulta mucho más fácil mirar la realidad que ya existe que inventarla. Se trata de reconvertir esa realidad  en algo personal a través de la mirada de un director o un colectivo, pero en el fondo, no deja de ser la realidad que te rodea. El gran reto del Otro Cine Español, es llegar a dejar de ser Otro, incluso a dejar de ser Español y convertirse simple y sencillamente en Cine. En cine que cuenta historias que no necesariamente tiene que ser pesimistas, oscuras, o deprimentes, que pueden arriesgarse a ir más allá.

Pues bien, uno de estos nuevos otros, Miguel Llansó, ha decidido hacer simplemente CINE, se ha arriesgado y ha conseguido hacer una película inclasificable, insólita, sorprendente, marciana, nunca mejor dicho. Rodada en Etiopia y con actores etíopes, Crumbs habla de un mundo post apocalíptico en el que una nave espacial domina el cielo hacia el que miran Candy y Pajarito, dos personajes inesperados tanto física como espiritualmente. Se ha hablado de Werner Herzog como referente en cuanto a los paisajes, desiertos y selvas, magníficamente filmados por Israel Seoane; se evoca a David Lynch por los espacios abandonados y los lugares en ruinas que recuerdan extrañamente a Cabeza Borradora; pero Crumbs tiene también algo de la inocencia de Ed Wood y en otro terreno respira la atmósfera de La Torre Oscura de Stephen King. Crumbs tiene mucho del descaro de quien sabe que puede hacer lo que le dé la gana porque es el único dueño de su historia: una tortuga ninja volando en el espacio, un Santa Claus encerrado en una cueva, un alienígena nazi con máscara. Todo vale en esta inmersión en una ciencia ficción renovada que habla de las migajas que dejamos para el futuro, restos de una civilización plastificada. Todo vale, sobre todo porque la realización y la producción están muy cuidadas, porque los actores funcionan en su anormalidad y muy especialmente porque se invita al espectador a dejarse llevar por un cine que es todo menos adormecedor.


(el cartel de la película ya da idea de que estamos antes un film poco convencional)

La segunda marcianada de la semana se titula Quatretondeta y está dirigida por Pol Rodríguez. Aquí estamos ante un film completamente distinto por producción y por presupuesto. Pero no tan alejado de Crumbs en cuanto a intenciones. Aunque  Quatretondeta no es una película de ciencia ficción, su personaje principal, ese Tomás perdido en el paisaje que interpreta José Sacristán, no está tan lejos del Candy de Crumbs. Ambos son seres marginados en el mundo y ambos buscan un objetivo. Claro que el de Tomas es mas comprensible: enterrar a su mujer en Quatretondeta donde ambos vivían. Y para conseguirlo no dudará en embarcarse en una aventura inverosímil a la que hay que mirar no buscando la realidad, no intentando entender lo que pasa, sino como un sueño, un cuento, una fantasía mental en la que un ogro (Sergi López) impide al héroe cumplir su destino y una princesa dormida  (Laia Marull) acaba por despertar gracias a un anciano que le devuelve la vida no con un beso sino con una misión. Rodada íntegramente en el campo alicantino, los paisajes y los espacios son tan importantes como los personajes. No le pidan a la película lo que no puede dar. Déjense llevar por ese Tomás desmemoriado y enamorado hasta el punto de… no cuento mas.






sábado, 23 de abril de 2016

FESTIVAL D'A Y OTRAS COSAS



D’A 2016
El Festival de Cine de Autor de Barcelona que dirige Carlos Ríos acompañado de un pequeño pero muy eficiente equipo, llega a su sexta edición y sigue creciendo. Los diez días que dura son una oportunidad única de reencontrase con viejos conocidos que casi siempre acuden a las citas del festival, Philippe Garrel, Sharunas Bartas, Guy Maddin, Aleksander Sokurov. Pero también es la ocasión de descubrir nuevos talentos que sumar a la lista de autores y ahí aconsejo que se arriesguen o se dejen guiar por el director o por algún crítico de confianza. En todo caso, si están en Barcelona o cerca, no desaprovechen esta oportunidad.



(en esta piscina solo han pasado cosas buenas, pero sirve para enmarcar las dos películas)

Cegados por el sol
La película que ha inaugurado el D’A de este año ha sido Cegados por el sol, que acaba de estrenarse. Fui a verla sin saber nada de ella y mientras la veía pensaba: esto me suena, esto lo he visto. El  misterio se aclaró cuando al final descubrí que era un remake de La piscina de Jacques Deray, el film que volvió a reunir a Alain Delon y Romy Schneider años después de separarse. Cuando llegué a casa busqué a ver si encontraba La piscina, y si, está en Filmin. La comparación entre las dos películas es muy dura para la más antigua. El film de Deray ha envejecido muy mal. Pero no sus protagonistas.
La Marianne de Romy Schneider le planta cara a la esbelta Tilda Swinton y sale ganando en su morbosidad; entre el Jean-Paul  de Alain Delon y  el Paul de Matthias Schoenaerts la verdad es que hay una dura competencia: los dos son actores muy guapos y muy seguros. En cambio entre Maurice Ronet, tercer elemento en discordia, y Ralph Fiennes, gana por goleada Ralph, su personaje crece en todos los sentidos con la exuberante excentricidad y la fragilidad que esconde el Harry que interpreta en Cegados por el sol. Pero si Ralph gana a Maurice, Jane Birkin se merienda a la pobre Dakota Johnson solo con un parpadeo. Penélope es Jane y su extraña ambigüedad; Dakota, con su plana cara de pan, es incapaz de cualquier expresividad.
En cuanto a las peliículas, la versión de Luca Guadagnino es mucho más interesante que la de Deray. La piscina era un melodrama de gente guapa y ociosa. Cegados por el sol es un melodrama donde juega un papel muy importante el miedo al fracaso (la mudez de Marianne es sintomática), la sensación de que la vida se escapa por todas partes y la mala conciencia de la gente rica que ve pasar por su lado la desgracia de los otros sin prestarle atención.Ni una ni otra son grandes films pero una y otra tienen su interés y son, ambas, muy agradables de ver.




(mi primera crítica)

 La Vanguardia
Acabo de leer el libro de Lluis Foix, Aquella porta giratòria. Lo he leído con ganas porque en algún momento de mi vida también pasé por esa puerta giratoria. La del edificio de La Vanguardia en la calle Pelayo de Barcelona. Foix habla de un  país, una ciudad y un diario que ya no existen. Para mejor, me atrevo a decir. Aunque en la memoria hay momentos, sobre todo de aquella redacción, que se añoran.
Foix recuerda sobre todo de los años 70 y primeros 80, desde que entró como simple becario hasta que llegó a director durante un tiempo. El libro se acaba casi en las mismas fechas en que yo empecé a colaborar  en las páginas del periódico. Nunca se me había ocurrido que podría ser crítica de cine. Yo trabajaba en la Filmoteca, ya de la Generalitat, cuando me llamó Félix Fanés para proponerme compartir con él la crítica de cine de La Vanguardia. Mi audacia y mi inconsciencia me hicieron decir que si. Nunca antes había escrito una crítica. Pero me fui al cine y la escribí en aquellos papeles especiales que te dejaba el diario para que te ajustaras a los caracteres que te pedían. Mi primera crítica salió el 19 de noviembre de 1983. Y allí empezó todo.

La critica era de la película Cielo líquido, de Slava Tsukerman. Si alguien tiene la curiosidad de leerla, este es el enlace a la hemeroteca de La Vanguardia:





sábado, 16 de abril de 2016

FABRICE LUCHINI Y EUROPA


1. Fabrice Luchini
"Quand t'es pas de gauche, tu peux être moyen. Quand t'es de gauche, c'est l'excellence : le génie moral, le génie de l'entraide... C'est trop de boulot ! (...) Moi, mon fonds de commerce, ça a plutôt été de voir ce qui est petit, moyen, minable chez les êtres humains." (1)

Una gran frase de Fabrice Luchini, un hombre libre, que no duda jamás en alinearse con lo que le parece justo a él, no lo que la presión social le obliga decir que está bien. Como me gusta este actor. Desde siempre. Lo descubrí en Perceval le Gallois, de Rohmer, con una mirada perdida y un físico ambiguo. Luego lo fui viendo en distintas películas, de Rohmer sobre todo, pero cuando de verdad me ha enamorado es en los últimos cinco años.  Piensen, si no, en películas como Potiche y En la casa, de François Ozon, Molière en bicicleta, de Philippe Le Guay. O las dos que se pueden ver en estos momentos en nuestras pantallas, Primavera en Normandía, de Anne Fontaine y El juez, de Christian Vincent. Fabrice Luchini se ha hecho mayor  con una dignidad envidiable y con mucha mala leche. Nadie mejor que él puede encarnar esos personajes que están en medio: en medio de la edad, en medio del paisaje, en medio de la sociedad. Como el profesor de En la casa, o el actor retirado de Molière o sin duda ese panadero fascinado por Flaubert que ve en su vecina una Emma Bovary en potencia. Pero sobre todo ese juez, Michel Racine, duro y austero, aburrido y encerrado, que se derrite como un azucarillo cuando se reencuentra con  Ditte Lorensen-Cottret, una mujer que ha sido la única capaz de romper su cascarón de soledad. Un humor sutil, la mirada de Luchini y de Sidse Babett Knudsen, al final de la película, el ambiente de la provincia, todo es perfecto en este film que merece no pasar desapercibido. He visto que la última película de Luchini, Ma Loute, de Bruno Dumont, está en la programación de este nuevo Cannes tan conservador y previsible. Ojala la veamos pronto aquí.

(1)   Cuando no eres de izquierdas, puedes ser normal. Cuando eres de izquierdas, tienes que ser excelente: el genio moral, el genio de la autoayuda… ¡Es demasiado trabajo! Yo, en realidad, prefiero preocuparme de lo que es pequeño, mediocre y miserable en los seres humanos.



2 Crossing Lines
Crossing Lines es una serie europea. Hace unos años, esto sería un problema (¿recuerdan el europudding y sus nefastas consecuencias en el cine?). Crossing Lines es europea, pero no es europudding. Es algo más.  Es inglesa, es francesa, es alemana. Tiene actores italianos, irlandeses, franceses y americanos. Pasa en toda Europa y los escenarios son uno de sus principales atractivos, al menos en la primera temporada. Pero lo que me parece más interesante de Crossing lines, es decir cruzando líneas, en este caso fronteras, es la reivindicación de una policía multinacional capaz de actuar en toda Europa bajo el paraguas del Tribunal Penal de La Haya. Una policía que a veces es aceptada por las policías locales y otras veces es atacada y combatida en aras de la tan sobrevalorada soberanía nacional. Los capítulos son más o menos interesantes, se resuelven de forma casi siempre inverosímil, pero el fondo de la serie es realmente importante. Hay un capítulo en la segunda temporada, se titula La zona de eliminación, donde un francotirador austríaco, ultranacionalista y anti europeo, pone en jaque a la policía de varios países. La conversación final de este capítulo es, para mi, la clave de toda la serie. Louis, el jefe del grupo de operaciones de Crossing Lines, habla con el francotirador que se declara furioso nacionalista y un individualista por encima de todo:
Louis: El mundo se vuelve más pequeño. Cada día un poco más.
Francotirador: Y engulle a la gente, engulle vidas, engulle la individualidad.
Louis: Yo no estoy perdiendo mi identidad. Está creciendo. Soy un ciudadano, no solo de Francia, soy un ciudadano de Europa y del mundo.

Es un momento muy especial y muy oportuno. Sobre todo ahora en que crecen los movimientos a izquierda y derecha (los extremos siempre se juntan por detrás del punto medio) en contra de la idea de Europa y se hace cada vez mas urgente la reivindicación de una Europa de la gente y de la cultura no solo del dinero.

(Crossing Lines se puede ver en Netflix y en varias cadenas de televisión españolas)


3
En esta semana donde cada día hemos tenido una noticia (¿sorpresa?) sobre casos de corrupción y robos organizados: el ladrón Mario Conde, el evasor Aznar,  el exministro Soria y los papeles de Panamá, el alcalde de Granada y la corrupción urbanística, los chantajes y extorsiones de Manos Limpias… me parece muy útil recordar una frase muy antigua que encontré hace muy poco:


Si tienes ingresos sin trabajar duro, alguien trabajó duro sin recibir ingresos. (Maimónides)



sábado, 9 de abril de 2016

JULIETA Y OTROS NOMBRES


(una posible Julieta dibujada por Ramon)
Julieta tiene un nudo en el estómago y una lágrima en el corazón. ¿Tiene Almodóvar un nudo en el estómago  y una lágrima en el corazón? No lo sé. El nudo puede que sí, siempre ha vivido angustiado; la lágrima espero que no. Me lo pregunto porque Almodóvar siempre está hablando de sí mismo, su biografía se construye con sus películas. Él siempre es el protagonista, travestido o no, de sus historias. Por eso me inquieta esta Julieta de la que se ha dicho hasta la saciedad que es la más contenida, la más austera de su cine. Es cierto, pero no estoy segura que eso sea bueno. Hay cosas en este nuevo Almodóvar que me parece bien que ya no estén. Me alegra que no haya tramas paralelas que distraen, enredan, molestan a su historia central: me parece bien que no aparezca ese humor tan suyo, ¿o era de Chus Lampreave? Pero me sabe mal que no tenga esta Julieta ni uno solo de esos momentos de calma, de paz, de sosiego que eran las canciones, no la música, siempre excelente, de Alberto Iglesias. Echo en falta las canciones que daban un respiro en La Flor de mi secreto, que detenían el melodrama en Volver, que jugaban narrativamente en La ley del deseo. Esas canciones/diálogo que aquí no están. Y también echo de menos los colores. Hay mucho rojo en este film de mujeres de rojo como son habituales en su cine, pero no hay color. Es una película en grises. Como es gris la vida e incluso el dolor de esa Julieta que cuando es feliz es azul, y cuando está hundida es beige. No comparto su culpa, no me gusta el macguffin, no entiendo las reacciones de los personajes. Aunque si entiendo el silencio, ese silencio de las cosas no dichas, de las cosas no habladas, de las cosas que se van posando como capas de piedras en un rio hasta ahogarlo. El silencio es la clave de todo. Ese silencio que un Almodóvar asediado por los ruidos (1) desea más que nada en el mundo. Ese silencio que flota en la película donde escuchamos mas los pensamientos que las palabras. 
(1)
“Junto a las migrañas, tengo ahora otra dolencia que es directamente de ciencia-ficción: tengo pitidos que son como niños gimiendo en mi pecho; se llama broncoespasmo. Y otra más que se llama acúfenos o tinnitus, y que es un pitido muy intenso que al parecer no existe y que genera tu cerebro. Yo, encima, lo tengo en el oído bueno y es como una chicharra agudísima que te impide escuchar al de al lado. No son dolencias orgánicas, ni psicosomáticas; son muy misteriosas y, desde luego, te pueden fastidiar directamente la vida…” (Almodóvar. La cita esta en la conferencia Chicas en familia, que hice el año pasado en El Escorial. La conferencia entera está colgada en el otro blog en una entrada del 22 de julio del 2015)




(así está de manoseado mi ejemplar del mítico libro de entrevistas)
Recojo aquí lo que dije de Hitchcock/Truffaut cuando la vi en San Sebastián: “Hitchcock/Truffaut, de Kent Jones. Lo mejor que he visto en Donostia. Una lección de cine en toda regla. Oír la voz de Hitchcock en las cintas que grabó Truffaut para su mítico libro, es un regalo para cinéfilos y no cinéfilos. Un film imprescindible que debería verse en todas las escuelas, las de cine por supuesto, pero en las otras también. Un documento que deja huella.”
Este film desmonta varias teorías sobre las entrevistas: 1. No es imprescindible hablar el idioma del otro para hacer una buena entrevista. Lo que es imprescindible es saber que preguntar y tener una gran traductora. 2. No hay que tener miedo al entrevistado. Lo que hay que tener es respeto a su trabajo. 3.Una buena entrevista es cosa de dos: el que pregunta y sabe conducir la entrevista más allá del guión prefijado en función de las respuestas; el que responde cuando se da cuenta que las preguntas se salen de lo trillado y esperado. Tres lecciones que sirven para cualquiera que haga entrevistas de cine o de lo que sea. Un buen entrevistado nunca contesta diciendo: “me alegro que me haga esa pregunta” una y otra vez. Un buen entrevistador sorprende al entrevistado con un punto de vista inesperado.



(Chema Prado, Marta Esteban y yo en algún momento de los primeros noventa)
No quiero acabar esta entrada sin dedicarle un recuerdo a Chema Prado en el momento de su jubilación. Chema ha sido el alma de la Filmoteca Española durante casi cuarenta años. Chema era la Filmo. A ella dedicó toda su vida, su energía, la colocó en el mundo, hizo de la institución algo imprescindible. Chema no se acomodó al cargo. Tenía un objetivo y no paró hasta conseguirlo: la Ciudad de la Imagen, auténtico espacio de conservación del cine español de todos los tiempos. Chema y yo nos conocemos desde que los dos empezamos a trabajar en la Filmoteca, él en Madrid, yo en Barcelona, en el lejano año 1976. En los años setenta, Chema y Ramon Herreros sentaron las bases de una nueva Filmoteca abierta a las tendencias más nuevas sin olvidar nunca el cine clásico. Ramon y yo dejamos la Filmoteca cuando se convirtió en Filmoteca de la Generalitat; Chema siguió en la filmo española en distintos cargos. Desde hace 26 años, era el director, pero era algo más que eso. A veces estar tantos años en el mismo puesto produce un acomodo, un abandono de la iniciativa. Les ha pasado a muchos políticos y a muchos profesores. Pero Chema no cayó en ese abismo rutinario. Y nunca fue un freno para la incorporación de gente nueva en las distintas áreas de la Filmoteca. Chema se ha jubilado y muchos lo lamentaremos. Aunque tal como están las cosas en el mundo de la cultura y del cine, quizás es lo mejor que podía hacer. !!!Feliz jubilación Chema.¡¡¡




sábado, 2 de abril de 2016

¿ENFERMEDADES?

No creo que las cosas y las personas normales sean muy interesantes para hacer una película. De alguna forma cuando algo va mal se produce una especie de iluminación. En otras palabras, cuando algo no funciona puedes apreciar mejor lo que sí funciona. Por eso es bastante normal que dramáticamente te intereses más por las situaciones conflictivas y las situaciones conflictivas se manifiestan siempre con el cuerpo. El cuerpo manifiesta siempre los desajustes psicológicos, todos nuestros estados emocionales se muestran de una forma física. Esa relación entre lo físico y lo psíquico me fascina. (1)

La semana pasada, poco antes de irme a Nantes, tuve una experiencia muy extraña y sugerente. Me explico. Fui a ver la última película de Paco León Kiki, el amor se hace, mientras estaba acabando de leer la novela de David Cronenberg Consumidos. ¿Cuál fue la experiencia? La de encontrarme en dos lenguajes distintos, cine y literatura, una manera muy parecida de acercarse al sexo y al placer. Las dos a través de supuestas enfermedades; las dos utilizando la ironía y el humor.
La verdad es que no me sorprendió en ninguno de los dos casos.


De Cronenberg  puedo esperarme cualquier cosa. Ha demostrado en casi todas sus películas una capacidad inaudita de crear historias, personajes, imágenes y situaciones aberrantes que sin embargo están llenas de una extraña belleza y seducción. Inseparables y Crash no están lejos de esta inquietante y divertida novela donde se habla de enfermedades tan raras como La Peyronie,  la enfermedad de Roiphe, Apotemnofilia, contractura de  Dupuytren,  todo ello mezclado con un uso casi (para)normal de las nuevas tecnologías y una enorme carga de humor sobre el cine y lo que él  llama el kimunismo. Con el libro de Cronenberg hay que hacer lo que se hace con los prospectos médicos, no leerlos jamás antes de tomar una medicina. Pues con el libro hay que hacer lo mismo, no leer la  contraportada porque te puede echar atrás y el posible lector se perdería uno de los mas hilarantes y delirantes libros sobre algunas de las para(filias) y para(noias) contemporáneas.



En cuanto a Paco León, de alguien que había sido capaz de “desnudar” a su madre en dos ocasiones sin que le temblara el pulso, no me sorprendía en absoluto que se atreviera con una película tan libre, tan positiva, tan tolerante, tan absolutamente abierta como este Kiki, el amor se hace. A Paco León no le da miedo llamar a las cosas por su nombre. Y si hay que hablar de parafilias, pues se habla. El diccionario define las parafilias como “un patrón de comportamiento sexual en el que la fuente predominante de placer no se encuentra en la cópula, sino en alguna otra cosa o actividad que lo acompaña…” Harpaxofilia, erotolalia, dacrifilia, dendrofilia, somnofilia., elifilia... son algunas de las que aparecen en esta alegre y calurosa película que enlaza cinco historias distintas en un Madrid veraniego. Con la complicidad de sus actores, entregados a la diversión de explotar elementos poco normales hasta el límite, Kiki produce un auténtico sentimiento de liberación. ¿Será también una parafilia el sentirse feliz viendo que la gente asume sus contradicciones, las expone, las acepta y acaba disfrutándolas? Porque eso es lo mejor de todo. No solo no hay ni una gota de moralismo en la historia, no solo no hay ni un solo  acento en la anormalidad, todo lo contrario. Kiki afirma con rotundidad que hay que ser feliz con lo que se es. Y punto. Y además lo hace con elegancia (algo no tan sencillo teniendo el cuenta el tema que trata), con mucho humor (las risas y las sonrisas no desaparecen en todo el metraje)  y con un enorme respeto. A lo mejor por eso en el telediario de TVE no hablaron de la película cuando comentaron los estrenos de la semana; a lo mejor por eso en algunos diarios no se le ha dado espacio ni a una pequeña crítica. 
Consumidos y Kiki, el amor de hace, son dos productos liberadores que hay que leer y ver sin prejuicios.

(1)   La cita es de David Cronenberg en una entrevista que le hice en Sitges en 1988 y que aprovecho para colgar el en otro blog)




FESTIVAL DU CINÉMA ESPAGNOL NANTES

He estado en Nantes. En el Festival de Cine Español. De jurado. Tres experiencias unidas que han  resultado un viaje muy interesante y divertido.


Nantes, la ciudad, ha sido una sorpresa. Tenía una idea cinematográfica gracias a una película mítica para mi, Lola, de Jacques Demy. Así que lo primero que hice al llegar fue ir al Passage  Pommeraye,  donde Lola /Anouk Aimmé vive momentos importantes en su vida. No solo no me decepcionó el pasaje, sino que entendí porque Demy lo utilizaba en sus películas: es perfecto para pasar de un estado de ánimo a otro. El segundo lugar importante de la película era el Restaurante La Cygale, la sorpresa aquí fue descubrir los colores que la iluminan. Pero Nantes es mucho mas. Tiene un castillo que te hace imaginar a la Cenicienta bajando por las escaleras después del baile; tiene el río Loira en toda su grandeza ya cerca del mar; tiene osos en las cornisas de edificios que solo pueden ser franceses. Y tiene un elefante gigantesco y articulado escapado directamente de una película de Miyazaki inspirada en Julio Verne. Julio Verne está muy presente en Nantes, en especial en la Isla de Nantes donde sus máquinas extraordinarias cobran vida.


El Festival de Cine Español. Yo sabía que existía, no en vano llevan 26 ediciones. Pero no me imaginaba la cantidad de público que podía atraer.  Dirigido de forma colegiada por tres personas, Pilar Martínez-Vasseur, José Márquez y Joxean Fernández, tiene un pequeño equipo de trabajadores y un gran equipo de voluntarios que hacen posible que durante casi diez días la ciudad sea un refugio privilegiado para el cine español. Ver las películas rodeada de franceses que las miraban de otra manera y sobre todo asistir a los largos (¡una hora y media!) coloquios con el público, te reconcilia con el cine que hacemos en España, tan variado, tan distinto, tan inesperado. En un momento en que la distribución internacional del cine español es tan menguante y en el que los festivales grandes parecen ignorar  la riqueza temática y de producción del cine que se hace aquí, se agradece doblemente que  existan iniciativas como este Festival que ofrece la oportunidad de ver mas de cincuenta, películas españolas.




(la foto es de Jorge Fuembuena)
Jurado. Ser jurado es una responsabilidad y un compromiso. A mi me gusta ser jurado. Lo he sido en varias ocasiones. Me gusta porque me obliga a escuchar y eso siempre es bueno. Y en este caso mas ya que los cuatro co jurados con los que compartí días y juicios en Nantes, Laurent Cantet, Heloïse Godet, Alex Masson y Anne.Cécile Rolland, conocían muy poco o nada del cine español reciente. Comprobar sus reacciones ante los films que teníamos que juzgar era para mí un ejercicio de comprensión de algo que está mucho más allá del cine. Las cosas, (películas, libros, ideas, política) funcionan bien cuando partiendo de lo más cercano alcanzan lo universal. Los nacionalismos no sirven, los localismos son nefastos, la voluntad de adoctrinar es inútil. Basta con salir un poco afuera para darse cuenta.