sábado, 3 de mayo de 2014

ALBERTO Y CARMINA


(un paisaje andaluz de Ramón como recuerdo de Alberto Elena)

Esta semana quería hablar de Carmina y amén, y de la película que clausura el D’A mañana domingo, 10.000 km.
Pero voy a empezar hablando de un amigo que ha muerto. Me doy cuenta que en los últimos meses he hablado de varios amigos muertos. Supongo que es ley de vida. Aunque no es cierto, Alberto Elena no tenía edad para morir, (si es que hay una edad para eso). Apenas tenía 56 años y le quedaban muchos más para seguir impartiendo no solo sabiduría, que la tenía, sino tolerancia. Quizás porque se dedicó a estudiar los cines periféricos de países del mal llamado Tercer Mundo; quizás porque conocía muy bien los contextos de las sociedades árabes (Irán, Irak, Palestina, Egipto); o porque dirigió su mirada al cine que se hacía y se dejó de hacer en África, Alberto era una persona que ponía por encima de todo la capacidad de entender al otro. 

Es curioso como pasan las cosas. Buscando en los mails la fecha en que le conocí (en el Festival de Las Palmas del año 2006), me ha salido una primera referencia a su nombre en un envío del blog del año 2010, Y casualidades (o no) esa referencia hablaba del estreno de la película de Paco León, Carmina o revienta. No sé cómo ni porqué, pero juro que ha sido así. Y he pensado que Alberto me daba permiso para mezclar en su recuerdo una reflexión sobre la segunda parte del díptico Carmina de Paco León. Una película marginal y periférica como los cines que a él le gustaban tanto y que además habla de como enfrentarse a la muerte.

El que Paco León haya dispuesto de mas dinero y medios para hacer esta segunda entrega no ha cambiado su tono ni su estilo, pero si la calidad de la gente que la ha hecho que ha podido estar mejor pagada. De eso se trata: el low cost sirve para empezar, pero en la segunda tienes que pagar como un profesional. Carmina y amén, es, además, un salto cualitativo en su cine. El director no se ha limitado a seguir a su madre y a su hermana con sus ocurrencias berlanguianas o azconianas. No. Ha decidido colocarlas, sobre todo a su madre, en una situación extrema y hacerle hacer y decir cosas de una violencia interna importante. Prácticamente una sola localización, el piso de Carmina donde entran y salen las vecinas y su hija, con una incursión al exterior, con homenaje incluido a Julieta Serrano, son el espacio donde esta Carmina trama y construye su historia en un film mucho mas triste y cruel que el anterior, una historia que congela la sonrisa y te invita a pensar que detrás de algunas cosas incomprensibles, hay una lógica de supervivencia. Con Carmina y amén, Paco cierra el círculo. No creo que pueda ni deba volver a Carmina. Ahora le toca un segundo salto para consolidarse como uno de los nombres a tener en cuenta en el panorama de nuestro cine.

2
10.000 km, se estrena dentro de poco. Volveré a ella en su momento.






No hay comentarios:

Publicar un comentario