miércoles, 21 de agosto de 2013

CUARTETOS


(cuatro elementos diferentes, juntos, componen un único y precioso cuadro)
El cuarteto 14, opus 131  de Beethoven es una de las piezas mas hermosas de toda su producción. También una de las más difíciles porque el músico la escribió sin pausas para los intérpretes. Es una obra compleja que obliga a los que la tocan a no parar, aceptando el reto de que la falta de pausas desafine poco a poco los instrumentos.
Es este el cuarteto que escogen los protagonistas de El último concierto para el que será el concierto de celebración de sus 25 años tocando juntos bajo el nombre de Cuarteto La fuga. Un concierto que será, también, el de su despedida. La gracia de este film amargo y dulce a la vez, está en la estupenda elección de actores y en la manera como este desafinarse a lo largo de una larga convivencia artística y personal, acaba por encontrar el equilibrio necesario para seguir adelante. Aunque sea sacrificando al mas desafinado de sus componentes, en este caso un Christopher Walken espléndido.
Hay muchas cosas que hacen que este cuarteto desafine y se reajuste.  La primera de todas, la enfermedad de Parkinson que obliga al chelista a enfrentarse ante la idea de dejar de tocar; pero también la descarnada manera en que la hija le dice a su madre, “en esta casa lo primero era el violín, lo segundo la viola y lo tercero la hija”; o el patético dolor de quién se da cuenta que se ha perdido algo tan importante como es el amor en nombre del arte; o el deseo insatisfecho de querer ser el primero, cuando debías saber que a veces ser el mejor segundo es lo que permite que todo funcione. Poco a poco estos desajustes se van recomponiendo en una lección de vida que tiene como escenario la ciudad de Nueva York, y como actores un cuarteto de primera magnitud: Christopher Walken, Philip Seymour Hoffman, Catherine Keener, Imagen Poots.

PERDER LA RAZON
 El primer plano de Perder la razón es estremecedor y sobre todo inquietante: varios ataúdes blancos suben por una rampa al vientre de un avión. El porqué de este plano es lo que nos cuenta la nueva película de Joachim Lafosse. La historia de un amor, el de Mounir y Murielle, corrompido poco a poco por la posesión sutil y enfermiza del Dr. Pinget con el que ambos viven. Contada de una manera sorprendente con saltos de tiempo secos y sin ninguna transición, esta es la historia de una destrucción. La de la razón de Murielle encerrada en un mundo de opresión que, desde fuera, parece el paraíso. Curiosamente, Murielle solo encuentra un poco de felicidad cuando vive en un pueblo marroquí con la familia de Mounir. En ese entorno aparentemente represivo para la mujer, Murielle encuentra un espacio de libertad que la muy civilizada Bélgica le tiene vetado.

Esta película me ha hecho pensar en otro film muy diferente, pero que también habla de perder la razón por culpa de unos maltratos que no son físicos, aunque hacen el mismo daño, o más, que los golpes. Se trata de un largometraje independiente de Pere Koniec rodado en los alrededores de Barcelona. Se titula Policromías y se puede ver en Internet. Es un film de low cost con una protagonista que también pierde la razón y busca una salida a una situación asfixiante.
Si lo quieren ver, este es el enlace.



No hay comentarios:

Publicar un comentario