domingo, 10 de mayo de 2015

TRES ESTRENOS


(dos futuros güeros mexicanos: mis hermanos)
Descubrí Güeros en el Festival de San Sebastián donde el jurado de Horizontes Latinos del que yo formaba parte decidió darle el premio a la Mejor Película Latinoamericana por unanimidad. A mí personalmente me  impresionó mucho. Seguramente porque pasaba en un México D.F en blanco y negro, nocturno y vital que de alguna manera me devolvía los olores y los lugares de mi infancia. Y eso que la inmensa y  terrorífica ciudad de México de ahora mismo, o la que se retrata en este film ambientado en 1999, no tiene nada que ver con la luminosa ciudad donde yo crecí. Pero hay algo que perdura: el ambiente, la gente, los lugares que siguen siendo iguales. Y la banda sonora impecable y evocadora. Güeros narra la historia de una noche en la que Tomás, el niño rubio, su hermano Sombra, Santos el amigo de Sombra y Ana, buscan a un músico mítico, Epigmenio Cruz, el hombre que hizo llorar a Bob Dylan y pudo salvar el rock mexicano, en un D.F. fantasmagórico y fascinante. Ambientada durante la huelga de la UNAM (Universidad Autónoma de México) que duró diez meses dejando a los estudiantes abandonados al aburrimiento y la discusión estéril, el film es una aventura de descubrimiento de un lugar y un pasado, el de Epigmenio y el del padre de los chicos. Pero sobre todo es una road movie urbana que dibuja una ciudad llena de contradicciones y fronteras invisibles pero, curiosamente, prácticamente exenta de violencia. Esa violencia que hace que la Ciudad de México de hoy sea casi invivible, no aparece en este film que no tiene nada de  nostálgico pero si mucho de sueño añorado de otros tiempos en los que Epigmenio podía hacer llorar al padre de Tomás y Sombra tanto como a Bob Dylan. Güeros, rubios en el México chilango, es una de esas películas que no deberían perderse.

2
No sé si alguien se sorprenderá de que hable en este blog de una película como El viaje más largo, un film tontorrón para consumo de adolescentes. Basada en una novela de Nicolas Sparks, este film cuenta dos historias de amor. La del presente, entre un cowboy de rodeos y una estudiante de arte, no tiene ningún interés; la del pasado, la que sucede entre Ira y Ruth en los años 40, en cambio, me ha gustado mucho. Las dos cuentan como mujeres inteligentes con una especial sensibilidad, se enamoran de hombres sencillos que gracias a ellas aprenden a amar el arte. Pero mientras la que protagonizan Luke y Sophia es previsible y tiene poco misterio; la que viven Ira y Ruth  tiene algo dentro que la hace muy especial. Hay una frase que le dice Ira a Ruth en un momento importante de su historia: “tenemos que aprender a dejar de lamentarnos por lo que no tenemos y aprender a disfrutar de lo que si tenemos”. Y lo que tiene esta increíble pareja es un enorme amor al arte, a la pintura. Poco a poco van construyendo una “familia de cuadros” que les acompañan, les ayudan a vivir, les hacen felices. Es esto lo que más me gustó porque es algo que siempre le he oído decir a Ramon: “yo quiero que mis cuadros los compre la gente para vivir con ellos, para disfrutarlos, para que les acompañen en su vida cotidiana”. Es lo que hacen Ira y Ruth durante cincuenta maravillosos años: amar el arte por encima de la especulación y la moda absurda, intentar ser fieles a sus deseos y respetar el espacio del otro sin renunciar al propio. Preciosa lección que se cuela sutilmente en una trama pensada para entretener a un público adolescente en una película que no tiene ningún otro interés.
(Nota al margen. Los genes de Clint Eastwood son muy potentes. Su hijo Scott es un clon total del Eastwood de hace cincuenta años. Casi da vértigo verle)

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Solo unas líneas para recomendar Hipócrates, o como el tema de los hospitales y la medicina puede ser mucho más interesante que lo que se ve en series como Urgencias, House o Anatomía de Grey. Médicos de verdad en un hospital de verdad, con su humor y sus contradicciones y su impotencia para sacar adelante su vocación en un sistema sanitario maltratado y corrupto. (No hace falta irse al cine para ver cómo funciona la sanidad pública. Esta misma semana se han sabido más cosas del llamado Caso Innova de Reus. Un escándalo agravado por el hecho de producirse en un sector tan castigado por los recortes como es la sanidad).

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