sábado, 7 de julio de 2018

JEAN-FRANÇOIS (¿TRUFFAUT?)



El mejor estreno de esta semana es una película pequeña, atípica, tierna y sobre todo muy francesa en el mejor sentido de la palabra. Se titula Jean-François i el sentit de la vida y es la opera prima de Sergi Portabella. Cuenta la historia de un niño de trece años, solitario y callado. Se llama Francesc y no encaja en un colegio dominado por matones de medio pelo que le hacen la vida imposible. Hasta que descubre por casualidad un libro de Albert Camus, El mito de Sísifo, y se siente fascinado por él. Francesc decide convertirse en Jean-François, un existencialista con abrigo negro de cuello levantado dispuesto a conocer al autor al que quiere convencer de que estaba equivocado sobre sus tesis del suicidio. Con esa intención emprende un viaje a Paris donde cree que vive Albert Camus. En el camino se encuentra con Luna, una adolescente un poco mayor que él, que le acompaña en su viaje parisino con la idea de reencontrarse con un chico francés. Lo que les pasa en este viaje, en el que los dos por distintos caminos van a descubrir el sentido de la vida, es el cuerpo de la película. Pero si solo fuera esto, no pasaría de ser una historia más de niño que padece bulling y se refugia en un mundo propio. Lo que hace de Jean-François un film sorprendente es la manera como se cuenta esta aventura de crecimiento y amor, feliz y muy positiva, imprevisible en su planteamiento y en el uso de la obra de Camus. Y sobre todo en su música.
Quiero hacer un aparte para la música que ha escrito Gerard Pastor para la película. Cuando escribía el guión, Sergi Portabella siempre la imaginaba con música barroca francesa, Lully sobre todo. Pero cuando le pidió a Gerard Pastor que le ayudara a buscarla, Gerard le sugirió hacer una música original, de inspiración barroca. Fue un acierto. El contraste entre las imágenes de un presente adolescente con la música barroca que ha compuesto Gerard, funciona espléndidamente. Se ajusta a los tiempos de la imagen, la acompaña y la complementa sin ilustrarla. Y sorprende en cada tema. Es barroco del siglo XXI, la prueba de que la música clásica es tan moderna como lo mas moderno y que lo que importa por encima de todo es saber que quieres hacer. Gerard y Sergi trabajaron mano a mano en esta banda sonora y su compenetración se siente en cada tema de la película. Un placer verla y escucharla.
(En este enlace se puede oír la banda sonora de Jean-François, i el sentit de la vida. Ojo hay que quitar los anuncios entre tema y tema)
https://www.youtube.com/watch?v=NqblczVutGw&list=OLAK5uy_kmgLKMEI5MwYlrTvL6_YuHUzCLMY9jxWM&index=2
(me escribe Gerard Pastor para hacerme una aclaración. La idea de que la música barroca fuera original fue del productor Xavier Granada, Me parece importante decirlo porque muchas veces los productores quedan fuera de las consideraciones artísticas de un film y son, casi siempre fundamentales)

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MADRID

(con Fernando Fernández Arias, Pavel Giroud y Marcelo Piñeiro en Casa de América)

Esta semana he estado en Madrid invitada por la Casa de América para participar en uno de sus debates sobre “Temas de la Casa de América”. El que me tocó se titulaba “Las 4 P”, es decir las cuatro pantallas donde se puede ver el cine en la actualidad: televisión, ordenador, tablet, móvil. Compartí el debate con Pavel Giroud, director de cine cubano y Marcelo Piñeiro, director de cine argentino. A mí me pidieron hablar del uso de las cuatro pantallas desde el punto de vista de la crítica. De mi exposición, me quedo con tres ideas que comparto  en este blog:

La primera, sobre los modos de ver, la dejo aquí para pensarla:
-En una pantalla de cine, la imagen se ve del centro hacia fuera, del detalle al conjunto.
-En una pantalla de ordenador, o televisión, la imagen se ve de fuera hacia dentro, del conjunto al detalle.
-En una tablet o un móvil, la imagen es centro y periferia a la vez.
La segunda, sobre la necesidad de la crítica.
Ante la enorme abundancia de material que se produce, lo que se puede definir como Obesidad informativa, hacen falta nutricionistas del audiovisual que organicen el caos y guíen en la selva de la oferta. Es decir una crítica seria y creíble.
Tercero, sobre cómo se consume el cine en esas 4p.
La generalización de pantallas cada vez mas jibarizadas nos lleva a usar el cine, las series, la imagen en definitiva, como se usan los libros. Las películas, las series se consumen de forma fragmentada, en cualquier lugar y a cualquier hora. Por eso hay que empezar a pensar en el cine y todos sus derivados como un producto de uso individual y privado, tanto como colectivo y público.
De la intervención de Pavel Giroud me quedo con una idea que mira al futuro:
-Un creador, en este caso un director de cine, tiene que ser consciente de que su trabajo se va a ver en distintos formatos y en distintos tamaños. Eso no quiere decir que tenga que renunciar a la creación, pero si quiere decir que tiene que utilizar estos formatos a favor de su creación.
De la intervención de Marcelo Piñeiro me quedo con la idea de la esencia.
-A partir del ejemplo de El Gatopardo, el director argentino llegó a demostrar que, incluso en las peores condiciones de visionado, formato cuadrado, doblado, con cortes publicitarios, la esencia de la energía del film de Visconti, traspasaba todos los obstáculos.
La conclusión que sacamos entre todos fue que, usando el modelo del Gatorpardo pero en positivo, todo debe cambiar para que nada cambie. Y lo que no cambia o no debe cambiar, es la capacidad de crear belleza, emoción, sentimiento y pensamiento en cualquier pantalla o soporte.


(Boudin,  Estudio de cielo, 1860)

Ya que estaba en Madrid, aproveché para ver dos exposiciones maravillosas. Monet/Boudin en el Museo Thyssen y Lorenzo Lotto en El Prado. La primera fue muy interesante, además de hermosa, ya que en la comparación de la obra de Eugène Boudin, con la de Claude Monet, maestro el primero, discípulo el segundo, se puede ver algo parecido a lo de las 4 pantallas. No importa el soporte, telas, oleos, pasteles, en ambos casos. Lo que hace que Claude Monet esté en la historia del arte y Eugène Boudin no, es la capacidad de transgredir el tema y el material. La capacidad de crear arte. Eso no quiere decir que los cuadros de Boudin no sean buenos, le recomiendo a quien pueda que vea la exposición para darse cuenta. Pero hay algo que no funciona. Boudin, al que su joven discípulo Monet llama “El rey de los cielos”, dejó escapar la oportunidad de hacer una obra importante que se intuye en su tratamiento de los cielos sobre el horizonte, para ceñirse a la demanda de una burguesía que le pedía estampas en la playa y paisajes bucólicos. Monet, en cambio, escapó de esta tiranía y se arriesgó en su pintura. Se puede resumir su obra diciendo que Boudin representaba la realidad, Monet la reinterpretaba. Fue estupendo ver esta exposición con calma y tiempo por delante.

(Monet, Mañana en el Sena, 1897)

En cuanto a la de Lorenzo Lotto, solo decir que sus retratos de jóvenes y nobles, de personajes públicos de la Italia del siglo XVI, son impresionantes en su complejidad. Te miran, te interpelan, te cuestionan y te sitúan en un contexto histórico muy preciso. Lástima que la exposición parezca no confiar demasiado en la potencia de estos austeros retratos y se haya montado con complementos de abalorios que distorsionan un tanto la fuerza de los cuadros. A pesar de eso, es espléndida.
(descubrí a Lorenzo Lotto en el lejano año 1982 gracias a esta portada de Bomarzo de Manuel Mujica Láinez)










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