sábado, 21 de agosto de 2021

AFGANISTÁN


Esta semana podría hablar de Annette, la nueva película de Leos Carax que inauguró el pasado Festival de Cannes. Pero no me ha gustado (no digo que no sea buena, lo es, que no sea arriesgada, lo es, que no esté bien,seguramente, digo simplemente que no me ha gustado). No tengo ganas de hablar de algo que no me estimula ni siquiera para criticarla. ¡Y eso que me encantan los musicales!

Pero hay otro motivo para no hablar de ella. Esta semana del ferragosto en la que se cumplen cuatro años del terrible atentado de Las Ramblas (casi parece de otra era glaciar), los diarios y las televisiones se han llenado con imágenes de Afganistán y el  paseo triunfal de los talibanes recuperando el país para la barbarie. Tras más de cuarenta años de guerras, civiles y con potencias externas, los fundamentalistas vuelven a retroceder a la Edad Media (con el apoyo de las nuevas tecnologías) y se convierten otra vez en un nido de conflictos que se extenderán por todo el planeta en poco tiempo. Es probable que los talibanes que ahora dominan Afganistán sean un poco más inteligentes que los muyahidines de los ochenta o los analfabetos que volaron los Budas de Bamiyán hace veinte años, pero no por eso dejan de estar regidos por la Ley de la Sharía que condena a la mitad de la población, las mujeres, a la esclavitud, la humillación, la marginación absoluta. Con la conquista del poder en todo el territorio, Afganistán es, de nuevo, una tierra hostil.

En realidad nunca dejó de serlo. A finales de los años sesenta del pasado siglo, coincidiendo con la guerra de Vietnam, Afganistán se convirtió en el paraíso de los happy (hippie) flowers de medio mundo que encontraron en sus montañas y valles llenos de amapolas, ríos de droga en forma de heroína. Fue esa invasión pacífica y feliz la que fortaleció a los señores de la guerra y del opio, organizados en clanes feudales alimentados por el narcotráfico. Los hippies fueron las primeras víctimas (las mujeres lo habían sido antes, lo serian después y lo siguen siendo ahora mismo) de estos nuevos muyahidines poderosos y feroces contra los que se produjo un levantamiento comunista apoyado desde el Kremlin en el año 1978, acompañado de una ocupación militar de las tropas de la URSS. Ese fue el principio de una guerra desigual que iba a prolongarse doce años, en la que la poderosa Unión Soviética acabó sucumbiendo ante las guerrillas medievales enriquecidas por el dinero de Washington que vio en esos barbudos y primitivos muyahidines la posibilidad de debilitar al oso ruso. Y lo debilitó, sin duda. 

En 1989, los soviéticos abandonaron Afganistán víctimas de sus propios errores, acelerando el derrumbe del comunismo en Berlín, mientras en Kabul nacía una nueva elite de poder talibán que acabó convirtiendo el país en el Emirato Islámico de Afganistán, un reino del terror que duró entre 1996 y el 2001. Los americanos se dieron cuenta demasiado tarde que habían estado alimentando la bestia que se revolvería contra ellos y las consecuencias se vieron el 11 de septiembre del 2001 con el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, Los talibanes le declaraban la guerra al mundo. La Edad Media contra el Mundo Moderno. A partir de aquí, Afganistán fue tierra hostil para la coalición internacional que invadió el país en apoyo a una República Islámica de Afganistán supuestamente laica y prooccidental. De eso hace veinte años en los que la herida abierta del país asiático no ha dejado de supurar dolor, muerte, corrupción, ruina económica, ruina moral y destrucción, acompañada de tibios avances en los derechos sociales y en la libertad de las mujeres, conquistados lentamente y muchas veces en contra de los propios dirigentes. Mientras tanto, los pacientes talibanes se retiraron a las montañas y desde allí organizaron su estrategia en una doble dirección: acoso en el exterior, atentados en todo el mundo, acoso en el interior, guerra civil permanente. Terrorismo en el mundo, guerra de guerrillas en su territorio. Una guerra de desgaste, desigual en sus fuerzas y en sus estrategias, condenada a fracasar.

 En el 2014 comenzó la retirada lenta pero imparable de las tropas occidentales que ha culminado este año, materializando la derrota definitiva. En el verano del 2021, Afganistán vuelve a ser talibán, vuelve a regirse por la intransigente, arcaica y terrible Ley de la Sharia, con el apoyo económico y político de China que sabe que allí hay litio y otros minerales raros, el nuevo oro mundial. En su toma de Kabul, los talibanes hicieron promesas de moderación, nadie se los creyó. Tres días después, ya ha comenzado la represión y las mujeres han desaparecido de las calles. Los afganos que han colaborado con el invasor intentan salir del país antes de que los masacren, las mujeres se esconden en sus casas y desempolvan el burka azul celeste con rejilla. La herida se ha infectado del todo y el mundo no sabe como curarla. Estados Unidos no tiene ya tiritas para tanta pus.


Todo este proceso histórico se ha visto reflejado en el cine. Películas y series, se han convertido en una lección de historia visual escribiéndola o rescribiéndola según quien domina el relato. Esta es una pequeña cronología cinematográfica de la herida afgana, la primera fecha es la Histórica; la segunda fecha es la de realización de la película. A veces coincide porque son contemporáneas, otras es diferente. Si sé que se pueden ver en alguna plataforma, lo apunto. 

1980. La guerra de Charlie Wilson , Mike Nichols, 2007, Amazon. Un intento de explicar el inicio de la ayuda americana a los muyahidines en su lucha contra la invasión soviética.

1984, Cargo 200 de Aleksei Balabanov, 2007, Filmin. Siniestra y contundente fábula sobre el papel de la Unión Soviética en Afganistán.

1988, La novena compañía Fiodor Bondarchuk , 2005. Crónica de la última operación militar soviética que acabó en una terrible derrota.

1989, Ultima misión en Afganistán, de Pavel Lugin, 2019, Amazon. Reescritura de la guerra con una glorificación de las tropas soviéticas, siguiendo las consignas más patrióticas de la Rusia de Putin.

2001 Kandahar, Moshen Makhmalbaf, 2001. Reflejo de la situación de Afganistán bajo el régimen fundamentalista del Emirato Islámico que dominó el país entre 1996 y 2001.

2003 A las cinco de la tarde, Samira Makhmalbaf, 2003. 2008 El caballo de dos piernas, Samira Makhmalbaf, 2008. Samira Makhmalbaf mostró en estas dos películas la tenue esperanza de un cambio con la apertura de las escuelas para niñas en el Afganistán del 2003 y cinco años después, la terrible realidad de un país destrozado por la guerra y sumido en la más absoluta desesperanza.

2001, Doce valientes, Nikolai Fuglsig, 2018 Netflix. Cine bélico puro, cuenta como un equipo de soldados de élite de las Fuerzas Especiales une sus fuerzas con la Alianza del Norte de Afganistán para derrotar a los talibanes, gobernantes del país.

2004, Hermanos, Susanne Bier, 2004. El punto de vista de los prisioneros de guerra y los traumas que conlleva en su vida profesional y familiar.  

2007 Buda explotó por vergüenza, Hana Makhmalbaf 2007. Bajo la estatua del Buda que destruyeron los talibanes, una niña intenta sobrevivir a la intolerancia aún más dolorosa de los otros niños.

2007, Leones por corderos, Robert Redford 2007, Amazon. El punto de vista intelectual sobre una guerra impopular a través de tres historias interconectadas.

2011-2020 Homeland, Netflix. La mejor crónica de la guerra en los últimos diez años desde distintos puntos de vista, una lección de cine y de historia en ocho temporadas magnificas.

2011, La noche más oscura, Kathryn Bigelow, 2012, Netflix. Excelente thriller político. Crónica de la investigación de la CIA, que acabó con la vida de Osama Bin Laden, líder de Al-Qaeda, la madrugada del 2 de mayo del 2011.

2015, Una guerra, Tobias Lindholm, Filmin. El punto de vista de los que esperan la vuelta de los soldados destinados en Afganistán, en este caso, la familia de un militar danés que se ve envuelto en una gran contradicción.

2016, Nobel, Per-Olav Sorensen, Filmin. El punto de vista político, las intrigas internacionales, a través de la historia de un soldado noruego en la guerra de Afganistán.

 La serie documental Afghanistan: the wounded land/Afganistán, el país herido, dirigida por Mayte Carrasco y Marcel Mettelsiefen, recorre medio siglo de historia afgana a través de cuatro episodios de 52 minutos cada uno en la que descubrimos un país completamente distinto, “tan bonito como maldito” en la que se plantea la pregunta “¿cómo empezó todo?”. Pendiente de estreno en Filmin.

Para conocer el Afganistán de los hippies, más que una película vale la pena leer un libro muy útil en estos momentos. Un invierno en Kandahar, Afganistán antes de los talibanes, de Ana María Briongos, publicado en el año 2015.

El regalo de esta semana no podía ser otro que un mosaico de rostros de mujeres. Un pequeño homenaje. 

 




1 comentario:

  1. Magnífico resumen de cuatro decades de horror, Nuria i detalladísima información cinematográfica.

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