sábado, 25 de junio de 2022

LEOPARDO

 

El estreno más importante de la semana es Elvis, de Baz Luhrmann, pero no le he visto todavía. De los otros diez estrenos, el que puede ser más interesante es La ley de Teherán, pero tampoco la he visto. De las demás hay una que tiene alma aunque solo sea por el espléndido nihilismo adolescente de su protagonista la Camila de Camila sale esta noche. Ante este panorama, el único estreno que realmente me estimula a escribir y destacarlo es un documental de animales. ¡Pero qué documental y que animales! Se llama El leopardo de las nieves.

 


El leopardo de las nieves, de Marie Amiguet y Vincent Munier

En la Navidad del 2020, ese año raro que para todos es una frontera, un antes y un después, escribí sobre un libro precioso que se llamaba El leopardo de las nieves o la promesa de lo invisible del fotógrafo francés Vincent Munier. Copio el texto, es corto: “El leopardo de las nieves es un libro clásico de Peter Matthiessen, especie de guía espiritual para aventureros de las montañas y del pensamiento. No lo he leído entero, pero muchas veces lo he consultado, a veces al azar. Como hoy mismo, cuando he abierto el libro sin pensar y me he  encontrado con esta frase subrayada por Ramon, que si se ha leído el libro entero. “Me encuentro ante una excelente ocasión de soltar lastre, de “ganar la vida perdiéndola”, lo que no significa temeridad sino aceptación, ni tampoco pasividad sino desprendimiento.” Me ha parecido una frase profética para encarar el año que viene, con todos los retos que nos va a plantear. Los libros son siempre buenas guías para la vida. Pero en este caso, no es del más que recomendable libro de Matthiessen del que quiero hablar, sino de un libro de parecido título: El leopardo de las nieves o la promesa de lo invisible, del fotógrafo y cineasta francés Vincent Munier. Cuenta cinco expediciones a las montañas del Tibet, realizadas entre 2011 y 2018, en busca del más mágico y fantasmagórico de todos los animales, el mítico leopardo de las nieves. Durante estas cinco expediciones, Munier, acompañado de un guía tibetano y en cada ocasión con distintos compañeros, fotografía las montañas, la nieve, el paisaje, los animales, el cielo y la tierra, buscando al casi invisible leopardo al que entrevé en varias ocasiones y al que consigue fotografiar siempre de lejos. Es un libro de fotos en blanco y negro fascinantes en su indefinición que relata en forma de diario la búsqueda de lo invisible. Hay momento muy bonitos en el libro como éste: “Será un día sin fotos, pero me llevo imágenes magnificas, escondidas en algún rincón de mi imaginario… Pienso en aquella frase de Jean Giono: “Sobre todo nada de cámaras ni de cachivaches: los paisajes bellos no se albergan en las máquinas, se aposentan en los sentimientos.”  Tomemos nota de esta idea en estos tiempos en los que parece que si no hacemos una foto no sentimos realmente haber estado en algún sitio. Los dos libros de los leopardos se pueden ilustrar visualmente con un precioso documental de Vincent Munier que se encuentra en Youtube https://www.youtube.com/watch?v=lUJQRMeYFqM

Año y medio después, podemos decir una vida y media después, se estrena un nuevo y distinto documental sobre el leopardo y Vincent Munier, rodado durante la expedición del 2018. En ese viaje, Munier estuvo acompañado por el escritor Sylvain Tesson y por Marie Amiguet, su fiel compañera de expediciones que asume el trabajo de filmar los rostros de los dos aventureros en busca del misterioso leopardo de las nieves tibetano. El documental de Marie Amiguet es muy diferente del que se puede ver en Youtube. Es mucho más complejo y está centrado en tres objetivos: la montaña, los dos hombres y los animales. De alguna manera, Vincent y Sylvain se convierten en los observadores observados mientras observan y buscan la belleza de un paisaje y de una forma de vida lejos de todo y de todos. El objetivo de la expedición, de las fotos de Munier, de los textos de Tisson, de la cámara de Amiguet, es muy claro: intentar reflejar el arte de la paciencia y la espera, retratar la armonía de ese mundo silencioso, celebrar la belleza de un entorno donde la libertad y el equilibrio lo son todo. Se puede decir que El leopardo de las nieves, la pantera como le llaman los franceses, es un film demasiado hermoso, demasiado estético. Pero no importa, también el leopardo de las nieves es un animal hermoso, pleno. Lo descubrimos solo al final. Los últimos minutos del film están fijados en el animal que observa a los observadores mientras la cámara los observa a ellos. Es un juego de miradas inteligentes entre un animal poderoso y seguro que mira diciendo: os he visto, pero no me importáis tanto como para haceros caso y dos hombres extasiados que miran al animal diciendo: te vemos, te admiramos, te respetamos. En el libro que relata las expediciones de Munier, hay un epílogo de Sylvain Tisson donde dice: “Al lado de Munier, la relación con el mundo adquiere otro cariz. La cosa ya no va de ir quemando etapas. Llegamos a la montaña, esperamos, oteamos, y, a veces, aparece un animal. El fotógrafo naturalista no divide el espacio, se instala en el tiempo.” Y acaba el texto con estas palabras: “Y de pronto, apareció el leopardo, demostrando con su mera presencia que si nos olvidamos de nosotros mismos y esperamos a que el tiempo nos conceda el pago por nuestra paciencia, éste merecerá la pena.” Una espléndida lección no solo para la montaña, también para la vida. Si sabemos tener paciencia y saber mirar, encontraremos al leopardo de las nieves de nuestra vida. ¡O al menos eso espero!

El regalo de esta semana es un particular “leopardo blanco” de Ramon


 

 

 

 

 

 

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