Esta semana de un calor
insoportable (lo siento, pero no puedo dejar de decirlo) se han estrenado muchas
películas que no he visto. Dos de ellas me apetecen y si puedo las recuperaré.
Una es china, se llama Gou Zhen,
traducido sería Perro negro y se ha
estrenado, como no, con el título de Black Dog. China me interesa mucho y el
cine chino es un buen espejo de sus realidades. La otra es americana, y es un
blockbuster total, Jurassic World: El
renacer, la séptima entrega de la saga de los dinosaurios que comenzó hace
más de treinta años Steven Spielberg. Son dos pelis pendientes. De las que sí
he visto, me quedo con una. Diamanti.
Diamanti, Ferzan Ozpetek
Ozpetek es un director
italiano con vínculos turcos que sentó las bases de su cine en su opera prima Hamam, el baño turco, realizada hace
casi treinta años. Desde entonces, Ozpetek ha trabajado con muchas actrices en
una filmografía larga en la que los cortos ocupan un lugar importante. Diamanti es un homenaje a esas actrices,
y de paso a un cine clásico italiano, en el que el director se coloca en
primera persona. Todo empieza en una comida en el campo alrededor de una mesa
presidida por el propio Ozpetek. Las invitadas, todas mujeres, todas actrices
que han colaborado con él, no saben muy bien porque las ha convocado. El
director lo revela. Quiere hacer una película con todas ellas. Y es esa
película la que iremos viendo, alternando pequeños insertos de vuelta a la mesa
donde ellas y él leen el guión. La historia que les propone es por fuerza
coral, aunque hay dos primeras figuras. Se trata de contar la vida en una casa
de modas dedicada al vestuario de cine y de teatro. La dirigen dos hermanas muy
distintas y en ella trabajan un grupo de costureras. Caben todas las actrices
convocadas por el director, ya que también hay una diva de la opera, una
estrella de cine y una diseñadora de vestuario con un Oscar en su vitrina. Todo
pasa a una velocidad tremenda para cumplir los plazos de los rodajes y los
estrenos, pero entre corte y confección se cuela la vida de todas esas mujeres.
La historia está ambientada en los años 70, cuando el cine italiano vivía una
época de esplendor. El tono es de un cine muy popular, melodrama, comedia, algo
de musical, amor y un toque de neorrealismo. Y un vestuario espectacular.
Porque el vestuario es el gran protagonista para contar el cine desde un punto
de vista completamente desconocido. Ahora que en el Festival de Locarno han
decidido darle un premio a la trayectoria a la legendaria diseñadora de
vestuario Milena Canonero, la mujer detrás de Los padrinos, Drácula o Megalópolis
de Coppola (Francis) de María Antonieta
de Coppola (Sofia), pero también del cine de Wes Anderson o de Barry Lindon de Kubrick, es un buen
momento para empezar a pensar y reconocer el trabajo de esas profesionales que
convierten en realidad el vestuario de los sueños. Diamanti quizás no es una gran película, lo que la hace grande son
las personas que nos ayuda a conocer y la profesión que retrata.
EL RINCÓN DE LAS SERIES
Miss Austen, Aisling Walsh, Movistar
Miss Austen no es Jane Austen, Miss Austen es Cassandra Austen, la hermana mayor de la famosa escritora romántica inglesa. Miss Austen, Cassandra, vive sola en una casita con jardín cuando recibe una carta. Se la manda Isabella Fowley anunciándole que su padre se está muriendo. Miss Austen se pone en marcha enseguida. Llega a tiempo de hablar con el señor Fowley acerca del futuro de su hija Isabella. Pero sobre todo, llega a tiempo de buscar y rescatar las cartas que su hermana Jane estuvo enviando durante años a Eliza, madre de Isabella. Todo esto pasa en los primeros compases de una serie de cuatro episodios en la que iremos conociendo el presente de Cassandra e Isabella, y el pasado de Cassie, Jane y Eliza, sin olvidarnos de Mary, la impertinente cuñada de las hermanas Austen. Miss Austen está basada en una novela de Gill Hornby, con un guión de Andrea Gibb y dirigida por Aisling Walsh. Muchas mujeres para contar una historia de mujeres en pleno romanticismo. Y, sin embargo, a pesar de que hay jóvenes caballeros, en ningún momento esta serie es una historia de amor. Es Jane Austen sin ser Jane Austen. Reconocemos sus paisajes, sus casas, sus relaciones conflictivas entre clases sociales. Respiramos el aroma de sus flores y los hermosos vestidos, en la etapa de juventud, porque en el presente de Cassandra e Isabella, el vestuario es de una gran austeridad. Austeridad es quizás la palabra que mejor cuadra a esta interesante revisitación de una autora mal conocida. Pero nada de todo esto funcionaria si no fuera por las actrices que las encarnan. Keeley Hawes, inolvidable madre de Los Durrell, es una Cassandra inteligente y sensible; Rose Leslie, (la recuerdo como la salvaje de la que se enamora Jon Nieve en Juego de tronos), asume una hermética Isabella. Patsy Ferran se mete en la piel de la joven escritora Jane, mientras que Synnove Karlsen es la alegre Cassie, es decir Cassandra en el pasado. Me encanta Jane Austen, la leí hace muchos años y de vez en cuando la vuelvo a releer. Pero si me gusta la serie Miss Austen es precisamente porque no es una imitación de Jane Austen. Es Miss Austen.
El regalo de esta semana no sé
si tiene mucho que ver con las pelis, pero es el que me ha saltado a los ojos
cuando buscaba una ilustración. Quizás por el vestido azul, o porque el objeto
les podría gustar a las hermanas Austen.