sábado, 18 de enero de 2025

UN LIBRO, UNA OREJA

 

Esta semana que acaba con la muerte inesperada y casi inaceptable de David Lynch, aprovecho para hablar de un libro en el que he colaborado y rescatar una serie que me ha gustado.

 


El libro: Clásicas, modernas y extrañas. Historias feministas del cine. Colección Nosferatu

Elisa McCausland y Diego Salgado me pidieron el año pasado colaborar en un libro colectivo que iban a coordinar ellos. Se trataba de hacer una relectura de la presencia de las mujeres en la historia del cine, pero no desde un punto de vista ni historicista, ni académico. Ni siquiera cinéfilo. Para conseguir este objetivo, hacer un libro ecléctico pero riguroso, diverso pero con un eje central, contaron con diez colaboradores que, junto con ellos, escribimos los doce capítulos que lo componen. A mí me encargaron el primero, el que abre el libro. Toda una responsabilidad. Bajo el título de Las autoras polimorfas del cine mudo, se encuadraban las pioneras que en una época en la que el cine no era una industria ni una cultura, un tiempo en el que hacer películas era una aventura tanto física como del pensamiento, estas mujeres tuvieron un enorme protagonismo en las creación de los fundamentos de un lenguaje y un arte. He pensado mucho en estas pioneras viendo los devastadores incendios de Los Ángeles que han devorado una buena parte de la fábrica de los sueños que ellas contribuyeron a crear. Estos incendios son terribles no solo por la pérdida de casas, bosques y vidas, lo son, al menos para mí, porque de alguna manera destruyen un legado de imaginación, destruyen la idea de un cine que alimentó el imaginario de la gente desde hace mas de cien años. No sé que habrían sentido Alice Guy o Lois Weber viendo como su querido Hollywood ardía sin piedad. 


Pero bueno, vuelvo al libro coordinado por Elisa y Diego, Clásicas, modernas y extrañas. Estructurado en tres partes, cada una de ellas consta de cuatro capítulos en los que se avanza de forma transversal en el tiempo. En Clásicas, tras las pioneras, aparecen las estrellas como autoras en el cine clásico, y las técnicas, montadoras y otros oficios, como parte fundamental de la formación de un lenguaje. Casa, ciudad, paisaje es un texto sugerente que sitúa la mirada femenina como urbana en el cine de los años cuarenta y cincuenta. Modernas abarca los años sesenta a ochenta con aproximaciones desde el cine de autor y el cine de estudio. En este grupo de artículos el más interesante es el que escribe Elisa Mc Causland sobre Madres e hijas, un tema que daría para hacer una tesis doctoral; y la reivindicación del cine comercial que hace Elsa Fernández-Santos. Extrañas era el fragmento más complicado ¿Qué es ser extraña? A esto intentan dar respuesta los cuatro capítulos entre los que me ha gustado mucho el escrito por Desirée de Fez sobre la lo que ella llama Las edades de frontera, la adolescencia y la tercera edad. Pero si hay un texto realmente innovador y revelador, es el que cierra el libro, Ríos de sangre en el ojo del huracán, escrito por Diego Salgado donde, desde una perspectiva en los márgenes, traza una completa contrahistoria, en la que recoge todas aquellas creadoras, autoras, o simplemente outsiders, que desde el cine más marginal, el weird, el trash y el underground, sin tener en cuenta la industria o la crítica y sin necesidad de nadie, hicieron un cine completamente desprejuiciado. Estas contra autoras, presentes desde el cine mudo hasta ahora mismo, querían ganarse la vida haciendo lo que les gustaba sin aceptar ningún control, Para mí este artículo ha sido una auténtica sorpresa en el que he reconocido algunos nombres, pero he descubierto muchos otros. Y me ha encantado ver que el espíritu que impulsaba a las pioneras, de alguna manera sigue vivo en estas mujeres, las más olvidadas de las olvidadas. 


La serie: The Listeners. Filmin

The Listeners es una serie extraña (no es clásica, ni moderna) solo extraña. Está dirigida en sus cinco episodios por Janicza Bravo, un nombre habitual en las series; el guión es de Jordan Tannahill sobre su propia novela y está protagonizada por Rebeca Hall. The Listeners significa literalmente Los que oyen. Pero ¿qué oyen estos oyentes? Oyen un zumbido, lo que ellos llaman The Hum. Es un leve sonido que solo captan algunas personas. Como los misteriosos acufenos que nadie sabe explicar que son. Me imagino que el novelista y guionista debe tener acufenos y ha escrito esta novela que roza el horror como exorcismo contra ellos. Igual que a los que oyen estos ruidos permanentemente, los médicos son incapaces de darle una explicación a Claire de que es lo que oye y la perturba tanto. Este es el planteamiento de la serie, un misterioso ruido, una mujer que poco a poco se va desequilibrando, y una sombría comunidad de listeners en la que Claire encuentra refugio. No es una serie redonda, y como tantas otras, no saben acabarla bien. En todo caso no la saben acabar a la altura de la propuesta inicial. Pero vale la pena verla para intentar entender lo que les pasa y lo que viven los auténticos y reales listeners: todas las personas que padecen acufenos.

 

(una imagen lynchiana del propio Lynch)

La oreja de David Lynch

Nos ha cogido por sorpresa a casi todos. Lynch ha muerto. Pero ¿puede morir alguien como David Lynch? Yo creo que no. Puede desaparecer el cuerpo Lynch, pero el mundo Lynch, lo lynchiano, su universo hecho de girones de azul, no desaparecerá, como no ha desaparecido lo fordiano, del John Ford al que Lynch prestó su cuerpo en una última aparición memorable. Lynch siempre me gustó. Aun recuerdo las peleas siempre estimulantes, pero peleas al fin y al cabo, con José Luis Guarner por su postura frente a Terciopelo azul. De Lynch he escrito mucho, en distintos formatos y espacios, pero de lo que estoy más contenta es de un texto que reproduje en el blog hace años. Se trata de un texto que escribí en el 2006 para un libro colectivo que se llamaba Universo Lynch. El texto seguía su trayectoria (hasta ese momento) tirando de un invisible hilo azul que unía todas sus películas. Ahora que el Lynch cuerpo ha muerto, recuperar el Lynch azul de su cine puede ser un pequeño consuelo. Si alguien tiene ganas y tiempo de buscar El invisible hilo azul de David Lynch está en la entrada del 12 de junio del 2021.

El regalo de esta semana es una oreja lynchiana, una oreja que escucha.



 

sábado, 11 de enero de 2025

REPÓQUER ESPAÑOL

 

Se estrenan esta semana cuatro películas españolas.,  las cuatro tienen alguna cosa que las hace interesantes o especiales. Hay un documental precioso, un duelo madre e hija, una madre dividida y unas novias no demasiado felices. El repóquer se completa con una serie ambiciosa y desigual, pero importante.


As de Diamantes: Ciento volando de Arantxa Aguirre

Este documental es un diamante pulido. Pulido por la mirada de Arantxa Aguirre que se acerca al mundo creativo de Eduardo Chillida desde una perspectiva nueva. No es un documental biográfico, es un documental sensitivo. La protagonista es la casa museo de Chillida, Chillida Leku, la obra que construyó lentamente para que fuera el hogar de sus esculturas, la casa y el jardín, un jardín que invita a pasear y a dejarse mecer por el baile de las hojas en la superficie pulida de las  esculturas, un baile que da la sensación de que son las esculturas las que danzan con la luz. Ciento volando nos descubre otro Chillida, mas oculto, mas callado, mas intimo y sobre todo nos acerca a una obra impresionante: el proyecto del museo al aire libre de Chillida Leku. El titulo ya es una invitación a acercarse a este mundo. En una carta que Eduardo le escribe a su mujer Pilar, en un momento de dudas, le dice que “más vale ciento volando que pájaro en mano”, dándole la vuelta al refrán. Un refrán conservador que se transforma en soñador al enunciarlo de otra manera. Ciento volando, es una invitación a andar y pensar a la sombra de esculturas que bailan.

 


As de Picas: Desmontando un elefante, Aitor Echevarría

Una pica es algo que hace daño, punzante, la punta de una espada. Este film, debut en el largometraje de Aitor Echevarría, conocido como director de fotografía, tiene dos picas, dos punzones. La madre, Emma Suárez, la hija, Natalia de Molina. ¿Y el elefante? El elefante no es otro que el alcoholismo y su dependencia. Marga, la madre, arquitecta y muy inteligente, ha estado toda su vida entrando y saliendo de clínicas de desintoxicación para su adicción al alcohol. Blanca, su hija menor, bailarina con muchas inseguridades, intenta ayudarla y comprenderla. Entre las dos está el elefante de la dependencia de Marga. La película se mueve entre los ensayos de Blanca en una coreografía que es casi un combate y las rutinas de Marga en un intento de dominar su deseo de beber. Ellas tienen las mejores secuencias, los momentos más tensos. El duelo que establecen es lo mejor de la película en la que la figura de Darío Grandinetti, el padre, queda completamente desdibujada. Casi tan desdibujada como el propio alcoholismo, un elefante más presente en lo que no se ve que en lo que vemos. Un elefante que llena los espacios vacíos entre estas dos mujeres, tan distintas y al mismo tiempo tan cercanas. Un buen melodrama

As de Corazones: La mitad de Ana, Marta Nieto

La ópera prima de Marta Nieto es toda corazón. O la mitad del corazón. Ana es madre de Son, una niña de ocho años, una niña que quiere ser, o cree que es, un niño. Son empieza a sentirse mal en su papel de niña y Ana empieza a sentirse mal en su papel de madre. Ana es la propia Marta Nieto, desdoblada en actriz protagonista y directora. Una Marta dividida. Lo más interesante de una propuesta que merece ser tenida en cuenta, es el uso que hace del arte, concretamente de un cuadro muy especial. Porque Ana es vigilante en el Museo Reina Sofía donde, en la soledad de su sala, acaba siendo hipnotizada por el cuadro Un mundo, de la pintora vanguardista Ángeles Santos, un cuadro pintado en 1929, cuando la autora tenía 18 años. En este mundo onírico en el que habitan seres extraños y hadas que vuelan, Ana se pierde en las luces que iluminan las casas y las calles de una ciudad que ella reconoce. Para Ana, ese cuadro es un misterio, como lo es su hija y su deseo de ser otro. La mitad de Ana, o la mitad de Marta, anuncia una directora que dará mucho juego.

 


As de Trébol: Las novias del sur, Elena López Riera

Un trébol de cuatro hojas, de cuatro retratos, en realidad de varios retratos, de las novias del sur, las novias del pasado, las que posaban felices y asustadas, con sus vestidos blancos y sus ramos de flores, antes de darse de bruces con una realidad que casi nunca era de color de rosa. A partir de una foto de su madre el día de su boda, la directora se pregunta cómo debió sentirse esa mujer más joven que ella en este momento. Y eso la lleva a preguntar a un pequeño grupo de mujeres mayores el recuerdo de su boda, su vida de casadas, su primera vez. Lo que surge es un diálogo fresco y desinhibido en el que las mujeres se abren a contar experiencias y emociones muy intimas. Las novias del sur combina estas entrevistas de plano fijo y voz en of de la directora, que asume un rol fundamental en el relato, con materiales de archivo, fotos y videos domésticos. El resultado es tanto un film antropológico, como una historia de amor de distintas caras. Un trébol de vidas.

(Las novias del sur es un mediometraje de 45 minutos, una rareza entre los estrenos)


( la complicidad entre Sorogoyen y Trueba se ve en Volveréis: Alejandra visita el rodaje de Los años nuevos)

Comodín: Los años nuevos, Rodrigo Sorogoyen, Paula Fabra, Sara Cano, Movistar

El repóquer de esta semana lo hacemos con el último trabajo de Rodrigo Sorogoyen, por primera vez sin la inseparable Isabel Peña. Los años nuevos es una propuesta distinta en el terreno de las series. Está pensada como una película, realizada como si fuera cine. Tiene dos temporadas, pero en realidad es una unidad. Cuenta la historia de Ana y Oscar. Los dos cumplen años el 1 de enero. Cuando se conocen en la Nochevieja del 2015, están a punto de cumplir 30 años. Oscar es médico, Ana intenta encontrar su lugar en la vida. Los seguimos en su evolución como pareja y después como dispareja, a lo largo de diez años. En los cinco primeros, su relación se va construyendo poco a poco y culmina en un viaje a Berlín decisivo para sus vidas. En los cinco segundos vemos sus vidas separados y como una extraña fuerza del destino los va volviendo a acercar. A veces, aunque luches en contra, lo que está escrito está escrito, y estaba escrito que Ana y Oscar tenían que estar juntos. No hago ningún spoiler con esto porque no aclaro que les pasa en ese último año nuevo en el que cumplen 40 años. Interpretada por Iria del Río y Francesco Carril, esta serie tiene un extraño y curioso paralelismo con el cine de Jonás Trueba, (de hecho Franceso Carril es un habitual en su cine). Lo que Trueba ha ido construyendo película a película entre Itsaso Arana y Vito Sanz, desde que se conocen en La virgen de agosto, hasta que se separan en Volveréis, es casi lo mismo que les pasa a Ana y Oscar en Los años nuevos. Pero en este caso, la necesidad de llenar diez horas de serie, juega un poco en contra del conjunto, porque igual que en la vida, no todo es tan digno de ser contado y hay muchos momentos muertos o simplemente anodinos, que en el cine de Trueba no tienen cabida porque en una película el ritmo es otro y en la serie de Sorogoyen, pesan en algunos capítulos. Para mí, la segunda parte, los cinco capítulos de ellos separados pero añorándose, son mejores que los primeros cinco. Probablemente porque los personajes son más interesantes al hacerse adultos, o también, porque el mundo en crisis pero controlado, donde todo se daba por sentado, del fin de año del 2015 al fin de año del 2019, saltó por los aires en el 2020 y aun ahora no nos hemos recuperado de esa fractura emocional. Sorogoyen recomienda ver la serie seguida, cosa bastante complicada porque dura casi diez horas, pero en todo caso, si vale la pena ver cada una de las dos temporadas sin cortes. Es una manera de apreciar mucho mejor este fino retrato de una pareja de ahora mismo, del final de la juventud, de los deseos perdidos y los deseos conseguidos. Los años nuevos nos hace recordar como éramos y que hacíamos no hace tanto tiempo. Su cotidianidad y su naturalidad son la mejor baza para compartir las vidas de Oscar y Ana.

El regalo de esta semana es  una acuarela verde y naranja, una hoja del jardín con una flor del granado



sábado, 4 de enero de 2025

REGALOS

 

Aprovecho esta primera semana del año para hacer cuatro regalos tres estrenos de cine y una serie. Recupero una película del año pasado (solo de la semana pasada) y la enlazo con dos películas importantes de esta semana. La serie es algo especial.

 


Regalo Italiano 1

Parthenope de Paolo Sorrentino

Sorrentino siempre me gusta. Unas veces todo (La gran belleza, Fue la mano de dios), otras veces imágenes sueltas, secuencias aisladas. Parthenope se mueve entre los dos polos. No me gusta todo, pero hay cosas que me gustan mucho. A veces con las películas de Sorrentino tengo la impresión de que nacen de una imagen primera y una imagen final. Y después, busca como ligarlas. En el caso de Parthenope esa imagen primera es tan brillante como la de La gran belleza: una carroza del siglo XVIII flotando sobre las aguas con la ciudad de Nápoles al fondo. Ni Fellini la habría hecho mejor. La imagen final también es felliniana, pero teñida de sorrentino puro: Stefania Sandrelli en una calle de noche, mientras se oyen los cantos de los tiffosi del Nápoles celebrando la victoria de su equipo acercándose lentamente como un barco en el océano. Estas dos imágenes encierran la historia de Parhenope y de paso la de Nápoles y de paso la de Italia y si me apuran, la de Europa. Quizás demasiada ambición para las tiernas escamas doradas de la sirena Parthenope que nace en 1950 en las aguas azules del mar. Encarnada en Celeste Dalla Porta, esta sirena busca a la largo de la película una luz: la antropología. “La antropología es ver”, le dice el profesor que interpreta Silvio Orlando. Y cuando Parthenope ve al ser de agua y sal, piensa que lo ha entendido. Pero en realidad solo lo entenderá al final: esos cantos en las calles nocturnas son la antropología. Sorrentino sigue fiel a Fellini, pero ya se siente con fuerza para crear a partir del maestro su propio estilo. Podemos hablar de felliniano, pero en rigor hay que empezar a hablar de sorrentiniano. Me olvidaba de lo principal: la película es una belleza de principio a fin.

 


Regalo italiano 2

Queer, de Luca Guadagnino

Si Sorrentino enlaza con la tradición de cine italiano de Fellini, Guadagnino es un digno sucesor de Bertolucci. Desde que Bertolucci filmara la elegante El cielo protector o la sensual Belleza robada, ningún director italiano había sabido evocar como él ese aroma de decadencia y de belleza escondida en los más sórdidos rincones. Queer era un reto. No solo porque el relato autobiográfico de William Burroughs es casi infilmable (como casi todos sus libros), lo era sobre todo porque había que adentrarse en el cielo nada protector de un delirio alcohólico y de destrucción presidido por un deseo homosexual desaforado. Encontrar a Daniel Craig fue el primer acierto. Son pocos los actores que pueden acercarse a un personaje como William Lee sin dejarse un poco del alma en el camino. Craig es lo mejor de una película que tiene muchas cosas buenas. El segundo acierto fue montar un decorado del México onírico de los años 50 en Cinecitta, lo que le permitía jugar con los colores, las luces, los espacios, el sudor, el semen, el alcohol. Para mí, el tercer acierto es el de no querer ser original. Con Bertolucci escondido en la parte oscura del cerebro,  Guadagnino se fija en el más bertolucciano de los films de Huston, Bajo el volcán (hay una alusión directa: William está leyendo el libro de Malcolm Lowry) para contar el primer capítulo de la historia de este escritor drogadicto y homosexual en la noche mexicana. Un intermedio más sereno, (Bertolucci puro), da pie a un tercer capítulo en el que William y su joven acompañante se adentran directamente en el corazón de las tinieblas de Conrad/Coppola. Y llega el final, un final en el que Guadagnino demuestra que no tiene miedo a nada, con 2001 de Kubrick apareciendo en el horizonte del firmamento. Uf¡¡¡ Cuantas cosas juntas en una película que te arrastra en su belleza, en su dolor, en su pasión, en su coraje. Un gran regalo.

 


Regalo indio

La luz que imaginamos de Payal Kapadia

Esta sí que es un auténtico regalo inesperado. Es tan bonita, como emocionante, tan contemporánea como de toda la vida. Es un melodrama y es una comedia, es una historia de amor y una historia de amistad. Es preciosa, no puedo imaginar mejor luz que esta para empezar el año. Payal Kapadia es documentalista y eso se nota en la manera como filma la ciudad de Mumbai y sus gentes. Pero es mujer y eso se nota en la sensibilidad con que retrata a sus tres personajes femeninos. Y es directora y eso se nota en el control sutil pero férreo de las emociones y los espacios. Emociones de las cosas pequeñas que son las que cuentan en la vida. Espacios que nos condicionan a un ritmo acelerado o ralentizado según los vivamos. Para Payal Kapadia el tiempo es la única dimensión importante. Porque no se vive igual cinco minutos de felicidad, que cinco minutos de tedio, que cinco minutos de rabia. La historia es la de dos enfermeras y una cocinera. Las tres trabajan en un hospital. Prahba, está casada, pero su marido vive en Alemania y ella está paralizada en su espera; Anu, está enamorada de un musulmán, lo que la condena a la clandestinidad. Las dos comparten piso. La tercera, Parvaty, es mayor que ellas y se encuentra de repente en la calle por culpa de la especulación inmobiliaria. Tres mujeres, tres edades, tres conflictos y una luz que imaginan juntas y que alcanzan cuando son capaces de salir de la Mumbai nocturna y abigarrada. La amistad y la solidaridad por encima de todo. Y la armonía con el mundo. No se la pierdan.

 

Regalo 4 Una serie

Sugar, de Fernando Meirelles Apple TV –Movistar

Descubrimos esta serie explorando el catálogo de Apple TV. No había leído nada de ella. Pero vi que la hacía Colin Farrell y que la dirigía el brasileño Fernando Meirelles. Dos garantías de que algo tendría. Pero ¿por qué nadie había hablado de ella? Empezamos a verla y nos encontramos con un personaje de cine clásico: un detective privado encargado de encontrar a una joven rica desaparecida. El arranque es el de El sueño eterno, el personaje que interpreta Farrell es un heredero de Bogart. El cine negro de Hollywood está presente en diálogo constante con el pensamiento de John Sugar, el narrador de la historia. Te engancha desde el primer momento por su puesta en escena (el uso del cine clásico podría cansar, pero  el director consigue que sea un interlocutor imprescindible); por sus personajes inquietantes, llenos de zonas de sombra en ese Hollywood decadente de estrellas infantiles en declive; por el uso del espacio urbano y del coche azul. Todo funciona. Hasta que las pistas que te ha ido dando, casi sin darte cuenta, desembocan en un giro de guión inesperado. Y es ahí donde entiendo porque no ha gustado y no se habla de esta serie. Sugar se escapa de lo establecido y lo convencional. Sugar es una sorpresa que a mí, a nosotros, nos enganchó aún más. Desde aquí la recomiendo ver hasta el final de su octavo episodio antes de decidir si son pro o contra Sugar.

 Después de tantos regalos el regalo de esta semana es casi innecesario, pero lo voy a hacer de todos modos. Una preciosa sirena deconstruida.



sábado, 28 de diciembre de 2024

LA VERDAD


Un estreno en plataformas y un estreno en cines, me han permitido reunir en la última entrada del año a dos grandes y veteranos directores, Clint Eastwood y Paul Schrader con dos películas que tienen en común un tema: la verdad. ¿Es la verdad justa, es la verdad necesaria, no decir la verdad es mentir? Cada uno a su manera responde  a estas preguntas.

 (esta foto de Clint Eastwood con Nicolas Hoult me gusta mucho)

Jurado Nº 2, Clint Eastwood ( en algunos  cines y en Apple TV- Movistar)

La última película de Clint Eastwood, la décima en una década en la que ha pasado de 84 a 94 años, se estrenó en octubre pasado. Aún está en algunos cines, pero no había podido verla. El film aparecía en casi todas las listas de lo mejor del año de críticos muy diferentes. Algo debía tener este Jurado Nº 2. La reciente incorporación de Apple TV a Movistar me ha permitido recuperarla. Y he entendido porque estaba en todas las listas. También habría estado en una lista mía. Lo que parece ser un remake un poco anómalo de Doce hombres sin piedad de Sidney Lumet, va dando giros de guión tan inesperados como inteligentes para convertirse en otra cosa. Lo que está en juego no es la justicia, lo que está en juego es la verdad. ¿La verdad es justa? ¿Puede la verdad ser una injusticia? ¿Ocultar la verdad es moralmente aceptable? Son preguntas que deja en el aire la película y que el director no contesta al acabar el film de una manera que obliga al espectador a decidir por sí mismo. El dilema moral al que se enfrenta el protagonista, un frágil y atormentado Nicolas Hoult, es una situación en la que nunca desearías encontrarte. Eastwood no juzga a su jurado, tampoco al acusado ni al abogado. Si acaso, se coloca al lado de la fiscal para mirar a través de sus ojos, para averiguar con ella la verdad del caso, seguirla en sus convicciones y en sus dudas. Jurado Nº 2 es un film de pensamiento, de ideas, de ética. Como casi todos los de Clint Eastwood, el director/actor inmortal. Uno de los grandes de la historia del cine.

 


Oh, Canadá, Paul Schrader

Paul Schrader tampoco es un joven director. Tiene 78 años y en los últimos ocho ha rodado tres de sus mejores películas, La Trilogía Moral que integran El reverendo, El contador de cartas y El maestro jardinero. Debería decir cuatro de sus mejores películas porque Oh, Canadá, para mí, se coloca entre las mejores de este director carcomido por la culpa y los dilemas morales desde sus inicios. Aflicción, de 1997, también estaría entre mis películas favoritas de Schrader. Aflicción adaptaba una novela de Russell Banks publicada en 1992, Oh, Canadá, adapta otra novela de Banks, publicada en el 2021. En este film poliédrico, el director se reencuentra con Richard Gere, el actor de American Gigolo. 44 años después, la complicidad entre ambos sigue muy presente y la capacidad de Gere de seducir con su mirada a cámara sigue siendo la misma que antes. Oh, Canadá es la historia de una mentira, mejor dicho el relato de una verdad. Enfermo terminal, Leonard Fife, un prestigioso documentalista, acepta dar una última entrevista a dos de sus antiguos alumnos. Sentado en una silla de ruedas, exige que su mujer Emma, Uma Thurman, esté presente en la entrevista. En realidad Leo habla para ella, es a ella a quién confesará la verdad de su vida, el engaño en el que ha vivido. El relato se visualiza en distintos momentos con un Leo joven que sueña con ser novelista. Casado, con un hijo y esperando otro, Leo se vio empujado a aceptar un trabajo que no quería, renunciado a su sueño. Pero la vida da muchas vueltas y Leo acabará en Canadá, aunque no por las razones que han sustentado su leyenda y su carrera. Solo al final Leo decide dar la cara y hacerlo frente a una cámara como una confesión. Schrader se identifica con Leo no en las mentiras, pero si en las renuncias, llevando la novela de Banks a su propio terreno. Cerrada y oscura en el presente, con olor a enfermedad y a muerte, el film se ilumina de falsos tonos otoñales en la etapa de juventud de un Leo incapaz de asumir sus responsabilidades. No entiendo porque el film no gustó en Cannes y porque ha tenido malas críticas. Para mí es un Schrader de los importantes. Espero que no sea el último.

 

EL RINCÓN DE LAS SERIES


Slow Horses. Appel TV en Movistar

No sé cuántas veces me dijo una amiga que esta serie era magnífica. Yo la creía, pero no la podía ver. Hasta ahora. Y lo confirmo: es magnífica. Slow Horses tiene cuatro temporadas de seis episodios cada una. Adapta las novelas de Mick Herron, una serie de seis títulos, que tiene como protagonistas al viejo y desastrado espía Jackson Lamb y a un grupo de perdedores y marginados miembros de MI5 exilados en la Ciénaga, el último refugio para los malos espías conocidos como Caballos Lentos. La serie empieza cuando el joven River Cartwright acaba en la Ciénaga tras un sonoro fracaso, provocado por una información mal dada para hacerle caer en desgracia. River y Lamb (curiosos nombres, Rio y Cordero) mantendrán a lo largo de las cuatro temporadas una relación de amor/odio que funciona perfectamente en el engranaje de esa extraña Comunidad. Y lo de Comunidad lo digo con toda propiedad porque a veces este insólito grupo de personas desgraciadas parecen la extraña comunidad del anillo de El señor de los anillos: Lamb sería un Gandalf zarrapastroso y apestoso, River un Aragon con mala pata y el resto de frikis que los rodean, los acompañantes indispensables para conseguir sacar adelante los embrollos y problemas en los que se ven metidos, sin perder nunca el sentido del humor más sutil e irónico que he visto en mucho tiempo. No conozco los libros de Herron, Slow Horses, Leones Muertos, Tigres de verdad y La calle de los espías, por eso no sé si la presencia cada vez mayor de los personajes de Catherine y Louise, está en los libros o es la maravillosa interpretación que hacen Saskia Reeves como la aparentemente anodina Catherine y Rosalind Eleazar en el papel de la atormentada Louise, las que les han ido dando más y más protagonismo en una serie en la que brilla, es un decir porque más bien huele, Gary Oldman como un Lamb digno heredero de Smiley y Jack Lowden como un anti James Bond. Frente a ellos la malvada Diana Taverner en el rostro elegante y frio de Kristin Scott Thomas y el conjunto de incompetentes, corruptos, manipuladores jefes del MI5, el servicio de espionaje británico. La ambientación, la Casa de la Ciénaga es un prodigio de dirección artística laberíntica, cutre y llena de polvo, y el uso de Londres y sus espacios, es otro de los alicientes de una serie que se ve como una película. Nosotros la hemos visto en cuatro días, una temporada por día y aun tengo el mono de saber más de estos caballos que para ser lentos, corren y son más listos que muchos supuestos purasangres. 

El regalo de eta semana es una acuarela que Ramon ha escogido para celebrar el fin de año, mejor dicho el principio de un año que espero sea bueno para todos.



sábado, 21 de diciembre de 2024

MAVERICK MARISA

 


Maverick es un término inglés que significa “inconformista” y se aplica a esas personas que no toleran ser dominadas o controladas y, a pesar de poder aceptar trabajos o compromisos de carácter convencional, mantienen un alto grado de libertad desde el punto de vista personal.

 


“Si yo fuera director de reparto en una película de mavericks no tendría ninguna duda en ofrecer el papel principal a Marisa Paredes, porque reúne en su persona un montón de cualidades que hacen de alguien un maverick. Un físico especial, un comportamiento libre, una independencia total respecto de las convenciones, un inconformismo permanente y una necesidad, casi una urgencia, de mantenerse viva, despierta, en guardia…” Me he encontrado estas líneas, escritas a finales de los años ochenta, en el libro que le dedicó Juan Francia, una “no biografía” que empieza con un capítulo titulado Las casettes de Marisa. Busqué el libro en cuánto leí en los periódicos que Marisa Paredes había muerto la madrugada del martes 17 de diciembre. Ante una noticia tan inesperada y devastadora, necesitaba encontrarme con la Marisa de siempre, la irónica, inteligente, brillante y peleona Marisa que podía ser una diva glamurosa y una mujer de carne y hueso. Necesitaba sentirla tan viva como la había sentido a lo largo de cuarenta años. Porque nos conocemos desde hace cuarenta años, desde que empezó a salir con Chema Prado, un gran amigo y un compañero en la Filmoteca. Ella ya era famosa, había hecho mucha tele, había hecho Entre tinieblas, pero aun le faltaba hacer la película que marcó un antes y un después en su carrera, Tras el cristal, de Agustín Villaronga. Marisa estuvo rodando en Barcelona varias semanas y en ese tiempo nos vimos mucho. No solo porque yo, como periodista, seguí de cerca el rodaje del extraño film de Agustín, también porque venía a casa o mejor dicho al estudio de Ramon, siempre que podía. A Marisa le encantaba la pintura de Ramon, ella y Chema no faltaron a ninguna inauguración si su trabajo se lo permitía. Desde ese año de 1986 mis recuerdos con Marisa son muchos y muy distintos. Todos los años en San Sebastián; en un Hotel de Roma donde estábamos las dos invitadas por el Festival; en un teatro de Barcelona al que ella subía a actuar a pesar de tener una contractura; en fiestas divertidas cuando Chema celebraba su cumpleaños. Y comidas en su casa o en Berlín o en Locarno. Marisa era una compañía estupenda, si no estaba de acuerdo contigo, peleaba y discutía con tanta gracia que acababas cediendo. Fascinaba. Una de las última veces que la vi fue en Madrid hace poco menos de un año, cuando Marta Armengou y yo fuimos a presentar el proyecto de Filmtopia. Marisa y Chema vinieron a acompañarnos. Su entrada fue gloriosa, aun sin pretenderlo, todas las miradas se volvían a ella, desprendía luz y alegría. Fue muy bonito. Hace muy poco, no llega ni a tres meses, estuvo en Barcelona grabando una entrevista para la serie de TV3 La Gran Ilusión. Yo no pude verla porque ya me había ido a San Sebastián, pero hablé con ella unos días antes. En la entrevista consiguió enamorar a todo el equipo, los dejó literalmente con la boca abierta por su generosidad, sus recuerdos, su manera de hablar con esa voz que era uno de sus mayores encantos. Creo que esa debió ser la última o casi la última entrevista que dio. Ya no dará más. La Maverick por excelencia ha decidido que se iba y lo ha hecho como todo lo que hacía, sin avisar, sin dar tiempo a que el tiempo la deteriorara. Una gran mujer, una diva divina. Una amiga.


Eb el estudio de Ramon en  1992. La foto es de Chema Prado

El regalo de esta semana es para Chema, Marisa convertida en ángel al integrar su figura en un cuadro de Ramon



 

sábado, 14 de diciembre de 2024

MIGRANTES Y ABUELAS

 

 

Migrantes 1 Dahomey, Mati Diop

Es curioso que muy al principio de este año escribiera en el blog sobre una película de Mati Diop, Atlantique y casi al final del año, vuelva a hacerlo sobre otra película de esta directora franco- senegalesa.

África me ha fascinado desde hace muchos, muchísimos años. Desde que en 1972 descubrí en París, en el Museo del Hombre, una cultura y una civilización que hasta entonces se limitaban a Las minas del Rey Salomón y Hatarí (dos películas que me gustan mucho). En aquel museo me di cuenta de la riqueza y la enorme importancia de las culturas africanas. Fue en ese mismo viaje donde, no muy lejos del museo, en la Cinémathèque, hice otro poderoso descubrimiento: el cine de Jean Rouch en especial Yo, un negro y La caza del león con arco. Allí nació mi interés africano y me dediqué a leer todo lo que pude, desde los libros de Léopold Shengor, hasta textos de política contemporánea. Me empapé de África. He recordado todo esto viendo el documental de Mati Diop que le permitió ganar el Oso de Oro de este año en Berlín. Como pieza cinematográfica es impresionante. El 9 de noviembre del 2021, en virtud de las nuevas corrientes descolonizadoras de la colonización, 26 piezas del Tesoro de Benin, antiguo Dahomey, que se podían ver en el Musée du Quai de Branly, iniciaron un viaje de retorno a su lugar de procedencia. Para contar este viaje, Diop convierte en narradora una de las piezas, la número 26. Esta pieza recuerda como fue arrancada de su espacio natural en 1892, como ha vivido 130 años en la oscuridad, el exilio, y el miedo, y el vértigo que le produce volver a sus raíces. Vemos como se embalan con toda delicadeza estas piezas del Tesoro y las vemos llegar a su lugar de destino para ser exhibidas en el Palacio Presidencial. Todo el país celebra esta vuelta a casa que genera un gran debate entre los estudiantes de la Universidad de Abomey-Calavi. Este debate ocupa un tercio del metraje del film y es en realidad su centro ideológico. El documental es fascinante, 70 minutos que te mantienen pendientes del pensamiento de la pieza numero 26, los argumentos de los estudiantes y la admiración del público que mira las vitrinas. Al acabar no pude menos que hacerme una reflexión. Muy bien, de acuerdo que en estos momentos de la historia del mundo, se devuelvan esos tesoros a sus lugares de origen. Deben estar en donde fueron concebidas. Pero, 26 y las otras piezas, ¿habrían sobrevivido a un convulso siglo de violencias y corrupción si se hubieran quedado en Dahomey? ¿Se habrían salvado de la destrucción provocada por corrientes políticas que en nombre de la modernidad o en nombre de la religión, las habrían destruido? Justo en estos días se ha producido la caída del brutal régimen de tirano de Siria y hemos visto como los palacios eran saqueados, destrozados en una comprensible venganza. Pero ¿Cuántos tesoros se habrán perdido en el saqueo? Como pasó en Irak o como sucedió con la voladura de los Budas de Bamiyán. ¿Qué quedaría de muchas civilizaciones si no se hubieran “robado”? Es un tema complicado, lo sé. Pero como en tantos otros temas, juzgar el pasado con los criterios contemporáneos, es hacer trampas. El “robo” de tesoros ha permitido muchas veces preservarlos y hacerlos visibles en el mundo y eso es algo que no invalida ni contradice el derecho y el deseo de una restitución. Me habría gustado que 26, es decir Mati Diop, o alguno de los estudiantes que tan acaloradamente discuten, hubieran puesto sobre la pantalla este argumento como contrapunto. Aunque fuera para rebatirlo.

(si quieren descubrir el cine de Jean Rouch, en Filmin hay siete películas suyas)

 


Migrantes 2. Mariposas negras David Baute

Este precioso (y doloroso) film de animación habla también de migrantes, concretamente tres mujeres que tienen que abandonar el lugar donde han nacido por culpa de los brutales contrastes que está produciendo la crisis climática. Un huracán devastador en una isla caribeña; una sequía mortal en un pueblo del África central; un monzón que acaba con la cosecha en la India. Valeria, Tanit y Shaila se ven obligadas a escapar para salvarse y salvar a su familia. Pero ni París, ni Nairobi, ni Dubai son el paraíso en la tierra para estas mujeres obligadas a trabajar por una miseria, a prostituirse o a ser esclavizadas. El film se basa en historias reales que el director ha ido recogiendo durante muchos años. Historias terribles de eso que se llaman “refugiados climáticos” que ningún país reconoce y que, desgraciadamente, tenemos muy cerca de nosotros en estos días. Son historias muy duras que en un film realista o un documental serían casi insoportables. Por eso me parece una gran idea la de recurrir a la animación más clásica, la de la línea clara y los fondos de acuarela que permite jugar con texturas, paisajes y personajes. Mariposas negras es una película de animación para adultos. Y digo adultos con toda propiedad, porque la gente más joven tiene una conciencia más clara de los peligros de la crisis del cambio climático de la que tienen los adultos, aun escépticos con una realidad que está ahí. Mariposas negras es un film hermoso, necesario y muy útil.

 


Abuela 1 L’edat inminent, Colectivo Vigilia

Esta película ha sido una sorpresa. Por su frescura, por sus personajes, por sus localizaciones. Y por la manera como ha sido concebida. La edad inminente en su título castellano, es la historia de Bruno y su abuela Nati. Bruno está a punto de cumplir 18 años, Nati tiene 86. Viven juntos y se tienen el uno al otro. Pero cada uno de ellos tiene su propia vida: Bruno con sus amigos y un trabajo precario; Nati con la televisión. Se cuidan los dos, aunque parezca que es Bruno el que cuida a Nati. Pero esta situación no puede durar mucho tiempo. Nati tiene cada día más problemas de movilidad; Bruno tiene cada día más necesidad de vivir una vida propia. La película los sigue en los días en que Bruno cumple 18 años y Nati se enfrenta a ir a una residencia. Todo discurre con serenidad, con harmonía entre ellos y el paisaje urbano de los barrios periféricos de Barcelona. Barrios con mucha vida, no conflictivos, no de extrarradio. Barrios como pueblos, Roquetas, Canyelles, Torre Baró, La Guineueta. Una Barcelona desconocida, unos personajes entrañables, un film sorprendente realizado por un colectivo de alumnos de la UPF que ha conseguido colarse muy merecidamente entre las nominaciones de los Premios Gaudí.

 


 Abuela 2 Cuando cae el otoño, François Ozon

Aquí no hay una abuela, hay dos, y hay un hijo y una hija y un nieto. Y hay un paisaje otoñal precioso y hay unas setas no demasiado buenas. Ozon, con su habitual sentido del humor y de la ironía y sobre todo con su capacidad de ser tramsgresor y amoral sin molestar a nadie, nos cuenta la historia de Michelle y Marie-Claude, dos mujeres mayores que viven su jubilación en un pueblito de la Borgoña. Las dos son amigas desde hace muchos años, desde que ejercían el oficio más viejo del mundo en París. Las dos creen que se han ganado esa jubilación de paseos, charlas y comidas. El hijo de Marie-Claude acaba de salir de la cárcel, es un cantamañas alegre, inconsciente y muy servicial; la hija de Michelle nunca le ha perdona a su madre que se ganara la vida como se la ganaba. Cuando Valerie llega a casa de su madre con su hijo Lucas, ella es la única que come el delicioso guiso de setas que ha preparado su madre. Lo que pasa a partir de aquí mejor que lo vean porque contado pierde toda la gracia. 

El regalo de esta semana es un cuadro “africano” que me gusta mucho



sábado, 7 de diciembre de 2024

ANTES

 


Here, Robert Zemeckis

Cuando vives en una ciudad, se te olvida que debajo de las aceras  hay tierra, campo. Se te olvida o nunca te lo has planteado, que antes de que hubiera una casa, una tienda, un colegio, allí había campo, árboles, flores, animales. Y otra gente. Muchas familias viven en casas donde antes han vivido otras personas. Hay una memoria acumulada en los muros y en la tierra que hay debajo. Nosotros, por ejemplo, vivimos en una casita en la ladera de una montaña. Cuando yo empecé a vivir aquí, la casa era nueva, no tenia historia acumulada, aun había calles de tierra y torrentes y muchos árboles que poco a poco han desaparecido. Pero antes de mi casa, ¿Había alguien viviendo en estos parajes?

Esta es la idea central de Here, Aquí, la nueva película de Robert Zemeckis, un film hasta cierto punto experimental y quizás fallido, pero absolutamente fascinante y evocador. Here está basado en un libro dibujado (no es exactamente un comic), de Richard McGuire. Un libro precioso que sin moverse nunca de una misma habitación, va contando con viajes al pasado y al futuro, la vida antes de que hubiera casa, ni siquiera humanos.  El autor del libro da la clave para entender este film, para disfrutar esta propuesta vital: “Al principio quería poner como protagonista a un personaje con el que el lector pudiese identificarse, con el que pudiese tener alguna conexión emocional. Pero comprendí que no necesitaba un protagonista de carne y hueso, porque todos compartimos una serie de experiencias y recuerdos bastante parecidos de la vida familiar que nos permiten entrar en esta historia. Por eso el auténtico protagonista es el tiempo, que es una cosa que nos interesa muchísimo a todos.” Cuando Zemeckis se enfrentó al reto de adaptar a la pantalla la historia de esa habitación, de alguna manera traicionó al autor al tener un protagonista, una especie de hilo conductor. No para toda la evolución, pero si para los últimos sesenta años de vida de la casa. La gran dificultad era la de conseguir que el tiempo fuera el eje central de lo que pasaba en ese lugar desde el tiempo de los dinosaurios, pasando por los indígenas que vivían allí antes de la llegada de los ingleses, como parte del paisaje de una gran casa colonial del siglo XVIII, y desde que se empezó a construir en 1900. 1932 es un año importante en la casa, pero es 1946 el año que marca el inicio de la historia de Richard y la casa, el año de su nacimiento. Sin movernos nunca del encuadre tipo viñeta, los cambios en muebles, vestuario, música, clima, fiestas que se van sucediendo en ese salón de grandes ventanales, van contando tanto la historia del mundo a lo largo del siglo XX y parte del XXI, como la historia del cine: Jurassic Park,  El nuevo mundo, ¡Qué bello es vivir!, las sitcoms familiares de los sesenta. Tom Hanks encarna a Richard desde su adolescencia hasta su vejez. Quizás sea este el principal error y dificultad de la película, al tener un protagonista que envejece, mejor dicho cuatro, sus padres, él y su mujer, el film tiene que jugar con maquillajes que no siempre están tan conseguidos como el decorado o el vestuario. Pero a mí no me importa, entro en la convención de ver a los actores como piezas del dibujo, como trazos de la historia y me dejo llevar por ellos. Y al salir, miro la calle y las casas con otros ojos ¿Qué  había allí antes?

 


Emilia Pérez, Jacques Audiard

En cierto modo también en esta película nos podemos preguntar ¿qué había antes? O mejor dicho ¿quién era antes Emilia Pérez? Es una pregunta que se hacen muchas personas en la película ante la aparición fulgurante de esa mujer salida de la nada, riquísima filántropa mexicana, autoritaria y de una presencia imponente. ¿Quién era Emilia Pérez? El film de Jacques Audiard lo cuenta bajo la forma de un narco/musical fascinante. Emilia antes era Manitas, un jefe narco temido y peligroso, casado y con dos hijos. Un día, Rita, una abogada americana de origen mexicano, recibe un extraño encargo: Manitas quiere ser una mujer. Así nace Emilia Pérez. Así nace uno de los mejores films del año, así nace una estrella que reivindica las mujeres trans. Porque Emilia es Manitas y ambos son Karla Sofía Gascón. Pero aun siendo Emilia/Karla la auténtica protagonista, no es la única que brilla en este musical perfecto y sorprendente. Zoe Saldaña es la abogada que la acompaña en su camino, Selena Gómez es la esposa que no entiende lo que pasa. Y junto a ellas, bailarines, músicos, cantantes, coreografías imposibles, canciones inolvidables. Audiard ha hecho una opera en cine. Un corrido hecho película, un film deslumbrante. Un espectáculo total.

(si quieren escuchar la poderosa voz de Karla Sofía Gascón y compartir la sensatez de sus ideas, la pueden ver y oír en esta entrevista https://filmtopia.net/es/entrevista-karla-sofia-gascon/)

 


Memoria colectiva del Cine Español: Un archivo vivo para preservar testimonios de nuestra cinematografía. academiadecine.com/memoria

También esta plataforma habla de un  antes y  un ahora. Un antes que es memoria colectiva, el nombre de la web, un ahora, que es historia presente, y un mañana, porque estas entrevistas son semillas de futuro aunque hablen del pasado. La Academia de Cine Español ha puesto en marcha un programa de entrevistas largas, tranquilas, reflexivas, con profesionales del cine que tienen cosas que contar. “un  archivo vivo, audiovisual y accesible a todos los públicos con testimonios de algunas de las personalidades de los diferentes oficios de nuestro cine”. Es una manera de construir historia, no de hacer historia. Ellos ya han hecho historia con sus trabajos, pero ahora, con esta memoria compartida, contribuyen a construir la historia. Son entrevistas indispensables para los estudiosos, interesantes para el público en general, necesarias para cualquiera que sienta curiosidad por saber más de personas que forman  parte de su paisaje emocional desde hace mucho tiempo.

Hay entrevistas con actrices y actores: Marisa Paredes, Julieta Serrano, Gemma Cuervo, José Sacristán. Antonio Resines, Álvaro de Luna, Esperanza Roy, Juan Diego, Fernando Chinarro, Manolo Zarzo. Con directores: Cecilia Bartolomé, Adolfo Aristarain, Antonio del Real, Antonio Giménez Rico, Fernando Méndez Leite, Fernando Trueba, Javier Aguirre, Jaime de Armiñan, Manolo Gutiérrez Aragón, Pedro Olea. Directores de fotografía: José Luis Alcaine, Fernando Arribas, Manolo Velasco, Porfirio Enríquez. Técnicos de distintas disciplinas: Pedro Moreno, Sol Carnicero, Antón García Abril,  Gumersindo Andrés, Pablo Núñez, Reyes Abades, Romana González, Yvonne Blake. Es un trozo de Historia del Cine, un trozo de vida. Un retrato de la sociedad española. Un viaje hacia atrás para saber que hay debajo del cine que vemos, para saber qué había antes.

El regalo de esta semana es un cuadro pintado por Ramon cuando tenía 15 años y el jardín de nuestra casa aun tenía memoria de lo que había antes (el pozo).