jueves, 12 de agosto de 2010

ALAIN TANNER


(una calle de Lisboa, la ciudad que mas le gustaba a Tanner, junto con Barcelona)
He visto estos días que el Festival de Locarno le ha dado un Premio de Honor a Alain Tanner, el suizo menos suizo de todos los suizos, pero suizo al fin y al cabo. Porque Tanner, aunque no le guste, es un auténtico suizo. Eso y además un señor de 80 años lúcido e inteligente con una filmografía impresionante. Mi historia con Tanner se remonta casi veinte años atrás, cuando en 1991 vino a España a rodar en Almería El hombre que perdió su sombra, un film producido por Gerardo Herrero, con Paco Rabal y Ángela Molina. En realidad Tanner ya me gustaba antes: desde que decidí cortarme el pelo casi al cero después de ver Messidor, o quizás antes, cuando descubrí la Lisboa de En la ciudad blanca. En todo caso, el rodaje en Almería de la película “española de Tanner” me permitió conocerle en persona, verle trabajar y vivir con su equipo durante casi una semana. Fruto de esos días fue una larga entrevista que publiqué en El Observador y que cuelgo en el otro blog por si alguien tiene interés en leerla.
Después, le ví muchas mas veces ya que su relación con Barcelona se consolidó a través de la productora Messidor de Marta Esteban. Con ellos Tanner rodó un film inclasificable El diario de Lady M y el contacto con la ciudad se mantuvo a través de Myriam Meziers y la propia Marta que le produjo Flores de sangre en el año 2002. Hace unos seis años, fuimos Marta y yo a verle a Ginebra con la intención de hacer una larga entrevista para un documental. La entrevista la hice yo, el documental, no. Desde entonces no le he vuelto a ver. Me he alegrado mucho de que fuera en Locarno precisamente donde se le diera este premio que reconoce su aportación con títulos fundamentales del cine del último tercio del siglo XX: La salamandra, Jonás que tendrá 25 años en el año 2000, Una llama en mi corazón, Fourbi o la que fue su despedida, Paul, s’en va, Paul, su eterno Paul. Si tienen curiosidad, busquen sus películas y véanlas. Descubrirán un director que se avanzó al desencanto que domina el mundo en esta primera década del siglo XXI. Un director que fue posmoderno antes de que esa dichosa palabra existiera.

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