lunes, 13 de diciembre de 2010
FILM SOCIALISME
(no se si esta gasolinera con sus flechas en dos direcciones le gustaría a Godard)
En el año 68, pocos meses después del famoso mayo parisino, Godard y Anne Wiazemsky estuvieron en Canadá. Su amigo Claude Nedjar les invitó a acompañarle al lejano norte polar para hacer, durante un mes, una serie de emisiones radiofónicas leyendo fragmentos del Libro Rojo de Mao. Se trataba de invitar a la población local a llamar al programa y discutir con ellos las sabias enseñanzas del Gran Timonel. Al cabo de tres días ningún habitante de la zona había respondido a las proclamas prochinas. Eso, unido al frío glacial que hacia en ese norteño lugar hicieron que los dos profetas de la buena nueva abandonaran el proyecto buscando tierras mas acogedoras.
Los tres años siguientes fueron los de la militancia maoísta a través del Grupo Dizga Vertov y su cine de propaganda política. Ese periodo acabó en 1971 cuando Godard sufrió un horrible accidente de moto que le tuvo seis días en coma con fractura de pelvis y de cráneo. Durante dos años, Godard sería un asiduo visitante de los hospitales.
El accidente rompió algo mas que su cráneo: rompió su relación con Anne Wiazemsky y su colaboración con Jean-Pierre Gorin. También rompió la línea de trabajo emprendida. Durante años Godard buscó un nuevo camino para su cine explorando el lenguaje del video y las nuevas tecnologías hasta que en 1980 decidió volver a un cierto cine narrativo con Sauve qui peut (la vie). Diez años después, en 1990, dirige la que se puede considerar su última película “normal”, Nouvelle Vague. Desde entonces ha ido construyendo una filmografía cada vez mas críptica y encerrada en si misma. Hasta llegar a Film Socialisme que se estrena este viernes con la que tengo la impresión que Godard ha vuelto a encerrarse en un estudio frío y aislado donde no le llegan las llamadas del público, ni el público llega a oír su mensaje. Un mensaje y un lenguaje que se ha quedado petrificado en el tiempo, como si una helada lo hubiera dejado congelado hace treinta años. Porque lo que a nivel cinematográfico era investigación y revolución en los años setenta, ahora no es mas que manierismo, una fórmula repetida y aplicada sin sentido que produce la sensación de que no sabe hacer otra cosa. Y en cuanto al discurso político, el cúmulo de lugares comunes, ideas preconcebidas y tópicos de una izquierda que ya era vieja en los años setenta, no soporta un mínimo análisis contemporáneo. Por si no están convencidos y van a ver la película, comparen la acumulación de tópicos sobre Barcelona, (incluido un plano de Iniesta al lado de Hemingway, los toros y las Brigadas Internacionales) para darse cuenta de que todo lo que dice no responde mas que a la idea de un hombre que mira sin ver un mundo del que se pretende erigir en portavoz. Una lástima. Y lo dice una godardiana convencida durante muchos años. El peor elogio que se puede hacer de Godard es decir: Godard sigue siendo Godard.
(En el blog de textos cuelgo una larga entrevista que le hice a Godard en 1985 en Berlin cuando estrenó Je vous salue, Marie)
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