sábado, 9 de julio de 2011

KELLY VERSUS KELLY



(Ava nos mira directamente, Grace lo hace de reojo. Las dos nos interpelan)
No puede haber dos Kellys mas dispares que la Kelly que hace Ava Gardner en Mogambo y la Kelly (Grace) que fue su compañera de reparto en esa película. No pueden ser mas desiguales y (sin embargo) mas parecidas. Una morena de 31 años, otra rubia de 24. Ambas con una vida nada fácil aunque por motivos diferentes. Las dos divertidas, bebiéndose la vida (como dice Marcos Ordóñez), pero de diferentes bebidas: Ava, la morena, de whisky, Grace, la rubia, de champagne. Las dos se han juntado en mi cabeza estos días gracias al excelente documental de Isaki Lacuesta La noche que no acaba, estrenado ayer, y al interesante libro de Donald Spoto, Grace Kelly que ha publicado Lumen recientemente. Kelly y Kelly. Dos mujeres obligadas a representar un papel en la vida, un rol que les asignaron los estudios y el público y contra el que se rebelaron en cuanto pudieron. Dos princesas, de barrio y de cuento, que llegaron a reinar juntas en una película inolvidable.
El documental de Isaki plantea un diálogo entre dos Avas, la mujer en pleno esplendor que llega a España en 1951 para rodar Pandora y la mujer en plena decadencia que rueda Harem en 1985. Un diálogo de imágenes y de voces, de edades y de actitudes. Un diálogo que evoca una vida entre dos tragos de whisky. El libro de Donald Spoto plantea un diálogo entre el autor y la amiga muerta. Con el respeto a su memoria, con el dolor de su ausencia, con el placer de su recuerdo.
Ambos, película y libro, se pueden disfrutar en paralelo y vivirlos como un tercer diálogo, el de Grace y Ava, el de Kelly y Kelly.

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