sábado, 12 de octubre de 2013

CANÍBAL

(se comería el caníbal a esta chica, creo que si)

Hoy se estrena Caníbal de Manuel Martín Cuenca. La historia de un señor que mata mujeres y se las come. Es cierto, de eso va esta película. Pero si solo fuera eso, no estaría escribiendo de ella. En el cine de Martín Cuenca nada es tan sencillo como aparenta. Este no es film de género, no es una película de terror. Es un experimento abstracto y helado sobre una pasión caliente y muy física. Es, también, una historia de amor.
Es evidente que Chabrol ha estado muy presente a la hora de enfrentarse a este hombre que mata al que me resisto a llamar asesino. Sin embargo, a mi me evoca mucho mas otro director francés, mejor dicho, una película en concreto de otro director francés. Monsieur Hire, de Patrice Leconte. Y me la recuerda por la forma de mirar. Es eso lo que mas me interesa de este hombre aparentemente normal, que hace bien su trabajo y es miembro aceptado de la sociedad. Carlos mira, no habla, mira. A Alexandra, a Nina, a la calle, a la Virgen. El acto de mirar le redime de sus acciones malvadas.
Si Caníbal me interesa y me parece un film a tener en cuenta es también por la manera como esta rodada. Granada no parece Granada, pero es Granada. Una ciudad fría y vertical. La verticalidad de los encuadres, con puertas y ventanas que fragmentan la imagen, es uno de los elementos que contribuyen a la sensación de abstracción de un film dominado por el blanco y el marrón, con una sola nota de color, el vestido rojo de Alexandra/Nina.
Hay un tercer punto de interés. Carlos mata mujeres jóvenes que le gustan, pero cuando se enamora, es incapaz de matar. Esta diferencia entre el deseo sin amor y el amor sin deseo, es uno de los elementos mas inquietantes de una película hermosa y absolutamente personal.

2
También se han estrenado esta semana otras dos películas interesantes.
Prisioneros, de Denis Villeneuve. Lo mejor de este espeso y laberíntico film es el policía Loki que interpreta Jake Guillenhaal. Todos los demás personajes son previsibles, pero él no y eso le da a la historia una dimensión más allá del thriller de asesino de niñas y ajustes de cuentas con Dios. 

El médico alemán, de Lucia Puenzo. Historia de nazi en Argentina, narrada de una forma bastante convencional, ambientada en unos paisajes de la Patagonia espectaculares, escapa al síndrome telemovie por el duelo que se establece entre Alex Brendemühl, frío y seco como un témpano y la pequeña Florencia Bado, una niña con la sensualidad infantil a flor de piel.


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