sábado, 4 de octubre de 2014

JUICIOS Y BOSQUES








No he visto Torrente 5, asi que no digo nada. De los demás estrenos, el mejor es Los tontos y los estúpidos, de Roberto Castón. Me remito a lo que escribí en la entrada 3 del Festival de San Sebastián a raíz de su proyección en Nuevos Directores.
Asi que me queda como recomendable solo uno, El veredicto del belga flamenco JanVerheyen. El veredicto, tal como su título indica, es una película de juicios. Un género cinematográfico que da mucho juego por la teatralidad de su puesta en escena que sin embargo puede ser muy cinematográfica (Testigo de cargo, sin ir mas lejos). En ese sentido, no hay suspense en este film, pero si giros inesperados. Hay un delito, un culpable y, primera novedad, un no juicio. Entonces, se produce un nuevo delito, un nuevo culpable, y esta vez si, un juicio. Es este segundo juicio el que resulta mas descorazonador y el que pone el dedo en la llaga en la moralidad de la legalidad. El primer delincuente sale libre por un error de procedimiento en su enjuiciamiento. El segundo, víctima del primero, convertido por esta injusticia en juez y parte, es juzgado con todo el peso de la ley. Lo que se pone en cuestión en este interesante thriller que en ningún momento cae en la rutina televisiva, es hasta que punto la legalidad de las leyes escritas en los papeles tiene que seguirse al pie de la letra, o, si por el contrario, debe estar sujeta a interpretaciones subjetivas de cada caso. Es un terreno suficientemente ambiguo como para que cada uno decida por si mismo. Yo no me pronuncio, Verheyen si lo hace.
Aprovecho esta película para recomendar un curioso libro sobre temas judiciales. Se llama Otros abogados y otros juicios en el cine español. Está escrito por Emilio G. Romero y publicado por Laertes. Emilio plantea un enriquecedor viaje por la historia judicial española desde los años 40 hasta ahora mismo a través de una veintena de films que se revisan desde una óptica específica.


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Y ya que estoy con libros quiero hablar de una preciosa novela que he descubierto gracias a la generosidad de una amiga que me la regaló. Se titula El paso de la hélice, de Santiago Pajares, publicado por Destino. Es uno de los libros más bonitos, inquietantes y sugerentes que he leído en mucho tiempo. Ambicioso sin ser pretencioso; intrigante como una serie de televisión de las buenas; con personajes y paisajes que se quedan contigo. Y lo más sorprendente es que está escrito cuando el autor tenía 23 años¡¡¡¡
En su último taller de dibujo, Ramón utilizó un párrafo del libro para que sus alumnos lo ilustraran como quisieran. Este es el párrafo:
“El bosque estaba formado por un enorme entramado de hayas y abetos. Se les unían pinos albares, dando al conjunto pequeñas notas de color con sus anaranjados y verdes. Parecían descomunales bonsáis de hasta treinta metros y ellos pequeños liliputienses que hubieran perdido la referencia de tamaños.”
Este es un dibujo de los que se hicieron en ese taller.


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