sábado, 5 de mayo de 2018

CARAS Y LUGARES


Antes de nada pido disculpas si esta entrada es muy larga. En estos quince días que no he escrito en el blog han pasado muchas cosas en el cine. Pueden leerla entera o saltarse los párrafos que no les interesen. Se trata de hacer un repaso de forma rápida y por fuerza escueta de algunas de las películas vistas en tres festivales. Si, tres. Porque a los dos de Barcelona, tengo que añadir el festival CLAM de Manresa/Navarcles que el destino me ha hecho conocer y del que no sabía nada hasta ahora. Los tres  han tenido lugar a finales de abril y principios de mayo. Sin olvidarme de  los estrenos de estas dos semanas entre los que hay algunas películas muy interesantes.

Me ha parecido que una buena manera de hablar de todo esto era titular la entrada  Caras y Lugares, robándole el título a la última y maravillosa película de Agnès Varda que se ha  visto en dos de estos festivales. Empiezo por las que he visto en el BCN Film Festival, sigo con el CLAM y acabo con las pocas que he disfrutado en el D’A. Para que sirva de guía, al final de cada texto pondré las siglas BCN, para el BCN Film Fest; D’A, para el D’A Film Festival, CLAM, para el de Manresa/Navarcles y E cuando se trate de un estreno. Allá voy.


Cara. Es evidente que hay que empezar por la cara de Agnès Varda. La veterana directora a sus 90 años había anunciado que vendría a Barcelona. Al final no pudo, pero envío un vídeo que se pasaba antes de su película donde su cara de niña traviesa, ingenua, inteligente, saludaba a la ciudad y al festival y explicaba qué era el experimento vital tanto como visual que es Caras y lugares, un trabajo a dos voces, emocionante, divertido, brillante. Un viaje por los rostros y los paisajes de la gente de Francia, esa que nunca sale en el cine, ni en la televisión. La gente de verdad. (BCN y CLAM)

Cara. La de Gloria Grahame encarnada en Annette Bening en Las estrellas de cine no mueren en Liverpool, donde se cuenta la historia de amor entre una de las actrices más  hermosas y perturbadoras del Hollywood clásico, con un joven actor británico del que la separaban casi treinta años. Los últimos días de su vida, Gloria Grahame decidió pasarlos al lado de Peter, en su casa de Liverpool, junto a su familia. Fue una buena decisión que la ayudó a morir en paz. (BCN)

Cara. La de la gran María Callas, La Callas en María by Callas. Su nombre evoca, incluso entre los más jóvenes, desinformados y operaescépticos, la idea de una gran diva. María Callas fue la gran estrella de la opera, su reina absoluta en los años cincuenta del siglo pasado. Este documental que se estrena el día 11, le da la voz a ella misma. La coloca en primera persona. (BCN y E)

Cara. La de Mary Shelley, autora de Frankenstein de la que se sabe mucho menos que de su famosa criatura. Mary Shelley nos cuenta quien era esta joven educada y sensible antes de escribir su Moderno Prometeo. Cine clásico bien contado, con actores estupendos. (BCN)

Lugar. Ronda. Málaga. La semana santa de Ronda es el lugar y el espacio donde se ambienta Mi querida cofradía, una comedia negra teñida del morado de los capirotes de la hermandad pero también del feminismo convencido de la directora y las protagonistas. En un contexto inesperado y poco habitual, se establece una dura guerra de sexos entre Carmen, que quiere ser Hermana Mayor de su Cofradía, e Ignacio, un hombre petulante insulso y sobre todo vacuo que sale elegido precisamente por eso, por tonto y por hombre. Pero si solo fuera esto, la película no sería tan divertida. Lo que la hace digna de ir cosechando premios del público es la comicidad de los personajes, especialmente esa vecina que no sabe hacer torrijas, de las situaciones nunca llevadas al extremo, y las soluciones imprevisibles. Una excelente opera prima de Marta Díaz de Lope Díaz. (BCN y E esta semana)

Lugar. Berlín. El Berlín de Les distàncies, un Berlín de vida cotidiana donde aterrizan cuatro amigos para darle una sorpresa a un quinto que vive en la ciudad desde hace años. La segunda y esperada película de Elena Trapé es un retrato de la decepción, la sensación de fracaso de una generación, la que tiene entre 30 y 40 años, que ha visto como se iban derrumbando una a una sus ilusiones y esperanzas. Pero el que sus personajes se sientan acabados no quiere decir que la película sea pesimista. El solo hecho de existir es la prueba de que no hay derrotas posibles. Siempre se puede hacer frente a lo que no funciona. Volveré a ella cuando se estrene en otoño (BCN)


Lugar. Navarcles y Manresa, dos poblaciones de la Catalunya interior donde se celebra el Clam Festival Internacional de Cinema Social de Catalunya que ha alcanzado su 15 edición. Un importante esfuerzo colectivo de un grupo de personas que quieren ofrecer en las dos sedes del festival una selección del mejor cine comprometido y preocupado por los problemas más acuciantes del mundo. Un descubrimiento

Cara. La de Agustí Villaronga a quien el CLAM ofrecía un homenaje por su trayectoria. Villaronga es un director de una larga carrera. Hace treinta años deslumbró a todos con Tras el cristal, un debut inclasificable,  Desde entonces, alterna films personales con encargos donde su presencia se trasluce aunque no haya nada suyo en la historia. Agustín es uno de esos directores, diría que es de esas personas, que sabe reconocer los esfuerzos colectivos. No importa que un festival sea pequeño, lo que cuenta es apoyar iniciativas que abran horizontes, sea en el sitio que sea.

Cara. La de la actriz Rosa Novell. Para acompañar su homenaje, Agustí pidió proyectar uno de sus trabajos menos conocidos, El testament de la Rosa. No es fácil hablar de esta película. En el año 2013, Rosa Novell empezaba a ensayar la obra El Testament de Maria de Colm Tóibín, cuando le detectaron un cáncer a raíz del cual perdió la vista. Se quedó ciega. Pero eso no la doblegó. Villaronga le propuso entonces filmar con ella los ensayos de la obra de Tóibín. En blanco y negro, en una casa, con la ayuda de su buena amiga Cesca, Rosa Novell fue recitando los estremecedores textos de la obra dejando que la cámara la mirara, la siguiera, grabara la belleza del dolor en su rostro, la mirada interior de sus ojos claros, la verdad de la interpretación en sus manos. Dejando, en definitiva, que el testamento de María fuera su propio testamento: un retrato del alma. Emocionante y hermoso, este film conmovió a todos los que lo descubrieron por primera vez en el el CLAM de Navarclés y Manresa.

Cara. La de Harry Dean Stanton en Lucky, su último film como actor. Es imposible ver esta película y no emocionarse cuando el viejo Lucky canta la ranchera Volver en un español mexicano lleno de matices; o cuando escuchamos a Tom Skerritt contando la historia de una niña budista que sabía que iba a morir y sonreía; o cuando David Lynch, preocupado porque su tortuga ha desaparecido, acepta que en realidad lo que ha hecho es irse a vivir una vida mejor y por eso él debe estar contento. Ver a Lucky haciendo gimnasia o crucigrama es compartir con el actor y con el personaje un fragmento de vida. El film de John Carroll Lynch recuerda Una historia verdadera del Lynch mas famoso. En esta como en aquella, la serenidad de la vida y la sonrisa ante la muerte es un aliento de felicidad y de aceptación del paso del tiempo y de la inevitable llegada de la muerte. Casi al final, Lucky mira a cámara, sonríe, nos mira y se da la vuelta. Es un hasta luego más que un adiós. (CLAM y E esta semana)


Cara. La de Charlotte Rampling en Hanna. Un film casi mudo, que explora la piel no solo del rostro, de todo el cuerpo, de una actriz que transmite desolación, soledad, pero no miedo. No es importante saber qué es lo que ha llevado a Hanna a esa soledad, a esa marginación. Lo que cuenta es su mirada, su caminar, su manera de dejar que la vida salga por los intersticios menos esperados. Es una película dolorosa, pero no es una película pesimista. (CLAM y D’A)

Cara. La de Jean Pierre Leaud en el film de Nobuhiro Suwa El león duerme esta noche. En su larga, larguísima filmografía, Jean-Pierre Leaud ha sido un actor y un personaje permanentemente enfadado con el mundo. Hasta ahora. En esta historia veraniega y feliz, de fantasmas, casas abandonadas, películas infantiles y canciones, Leaud se permite sonreír, colaborar, mirar de frente a la vida y a la muerte. Hay algo en este personaje que le acerca al de Harry Dean Stanton en Lucky, Los dos saben que van a morir, los dos saben que la muerte no se puede filmar. Los dos saben que una canción es la mejor manera de transmitir una emoción. Preciosa. (D’A y E la semana pasada)

Cara(s). Las de Éric Caravaca, Esther García, Louise Chevillotte en Amante por un día, el último trabajo de Philippe Garrel. A sus 70 años, Garrel sigue contando la misma historia de amor y desamor entre un hombre y una mujer, o dos. Con la variante añadida que en este caso hablamos de un hombre, su amante y su hija, la hija del personaje que es la hija del propio Garrel. Blanco y negro, rostros puros, emociones a flor de piel, en una puesta al día de  La maman et la putain que podría llamarse muy bien La fille et la putain. (D’A y E esta semana)

Cara. La de la vieja Carme, la Penélope de Eva Vila. Una versión de La Odisea de Homero en la que Penélope es una mujer muy vieja que encarna la sabiduría, la tierra, los orígenes, lo perdurable y verdadero, y Ulises es un hombre perdido que vive en una ensoñación. Todo ello enmarcado en una Itaca que es una Montaña Sagrada y mágica  (Montserrat) y un palacio que es un pequeño pueblo de la Catalunya rural con sus tradiciones,  sus fiestas y sus gentes, entrevistas siempre desde la casa de esa Carmen/Penélope que lo llena todo con su humanidad. Eva Vila film las montañas con el mismo amor y la misma belleza que filma el rostro y las manos de su Penélope particular. Y escucha el silencio y el sonido de la naturaleza y observa la niebla y el paisaje.  El mito es mito precisamente porque se puede abordar desde muchas perspectivas. La de esta película es muy hermosa. (D’A)

Cara. La de Charlie, el adolescente desorientado de Lean on Pete, un film que se puede definir como una horse road movie. Un viaje con un caballo, no a caballo, que no es nunca un western. Retrato de un chico que crece ante nuestros ojos a medida que adelgaza su cara y su vida se va simplificando en los problemas. Nunca melodramática, nunca miserable, solo eso: un adolescente que se ha quedado solo, un caballo que le sigue y el paisaje de Wyoming. (D’A)

Cara(s) y Lugar(es). Los de películas que no he visto y me habría gustado ver en este D’A que acaba esta semana. Son muchas porque no he podido ir todo lo que hubiera querido. Espero recuperarlas de una u otra manera porque el hecho de que el D’A  haya seleccionado estos films hace que ya me resulten interesantes.


Cara y Lugares. La de Cate Blanchett multiplicada por trece personajes en Manifesto, el film/arte de Julian Rosefeldt que recoge trece manifiestos político/artísticos del siglo XX. Lo mejor de este experimento: ella y sus caracterizaciones junto con los lugares escogidos para cada discurso. Lo peor, lo viejos que se han quedado la mayoría de estos grandilocuentes discursos situacionistas, futuristas, dadaístas, surrealistas, Dogma 93, Fluxus…. El tiempo es implacable con ideas que recogen el último momento sin una proyección hacia adelante. Recomendada para estudiosos del arte, amantes de los ensayos políticos y nostálgicos de movimientos bien definidos, no como nuestro tiempo que debería tener el  Manifiesto de la Fluctuación y la falta de límites constante. (E)






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