sábado, 1 de enero de 2022

CLAROSCURO

 


No sé si debo hablar de la última semana del año 2021 o de la primera del 2022. Creo que es igual, no van a cambiar mucho las cosas porque pongamos tres doses en el número. El claroscuro que ha dominado nuestra vida desde hace un montón de tiempo (arrastrábamos casi diez años de procés y casi catorce de crisis económica, antes de caer en el pozo sin fondo de estos dos últimos años, particularmente tenebrosos) seguirá una temporada larga. Más vale que nos vayamos acostumbrando a vivir en este paisaje entre perro y lobo, como se denomina ese momento del atardecer en el que no es ni de día ni de noche. Claroscuro, unos días claro, otros días oscuro. Pero sin perder nunca de vista que al final la luz siempre acaba volviendo a iluminarnos.

En fin, después de esta entrada poético/existencial explico el motivo del nombre de esta primera entrada del año. Claroscuro es como se ha titulado en su estreno en Netflix una película de Rebecca Hall que en original se llama Passing. La he visto la misma semana en la que me he reconciliado con Paul Schrader y su contador de cartas, otra historia de claroscuros constantes. Pero lo más curioso es que ambas películas me han producido un eco de otras películas. Por eso en realidad esta entrada debería llamarse ECOS

 

(El contador de cartas  arriba y su eco Pickpocket abajo)



 El contador de cartas, Paul Schrader

El eco del último film de Schrader es sin ninguna duda el Pickpocket de Robert Bresson. Que una nos cuente la historia de un ex militar atormentado por su pasado como interrogador en una cárcel iraquí, y la otra se centre en un hombre que no encuentra sentido a su vida, no es un problema para darse cuenta que en realidad las dos películas nos están hablando de lo mismo. El peso de la culpa, la incapacidad de perdonarse, el nihilismo anestesiante que permite sobrevivir en un mundo que no se entiende. Y la redención final gracias al descubrimiento del amor. La última secuencia de El contador de cartas es exactamente igual a la última secuencia de Pickpocket. Schrader, teórico del cine de la trascendencia de Dreyer, Ozu y Bresson, no solo no disimula su admiración sino que la pone de manifiesto. Oscar Isaac presta su rostro imperturbable al personaje de William Tell, ex convicto, jugador profesional de póker, alma en pena en los fríos casino solitario interestatales y visitante de moteles de carretera en los que solo puede dormir acolchando antes todo el entorno; la estupenda Tiffany Haddish es La Linda, una mujer fuerte, llena de energía que será la tabla de salvación de Tell; Tye Sheridan, como el vengador y obsesivo Cirk, es un joven tan perdido como Tell, pero con una misión que consigue sacar al jugador de su zona de entumecimiento emocional. El cuarto en discordia es un Willem Dafoe en un papel desquiciado. En realidad, al pensar en Dafoe me doy cuenta de que El contador de cartas no es solo un eco de Pickpocket, también lo es de una de las mejores películas de Schrader, protagonizada por Dafoe, The Lightsleeper que aquí se estrenó como Posibilidad de escape. Una excelente cadena Michel (Pickpocket) John LaTour (Posibilidad de escape) William Tell (El contador de cartas).

(Claroscuro arriba y su eco Imitación a la vida abajo)

 

Claroscuro/Passing  Rebecca Hall Netflix

“En sociología, el passing es la capacidad de una persona para ser considerada como miembro de un grupo o categoría de identidad diferente del suyo, que puede incluir identidad racialetniacastaclase socialorientación sexualgéneroreligiónedad o estado de discapacidad. Esta asimilación puede conllevar privilegios, recompensas o un aumento de la aceptación social, o puede utilizarse para hacer frente a la estigmatización, en cuyo caso, el passing puede servir como una forma de autoconservación o autoprotección en los casos en que expresar la identidad propia puede ser peligroso.” La definición de la wikipedia se puede aplicar a muchas realidades muy cercanas de passings continuos, pero en el caso de este interesante debut de una actriz a la que recordamos como la Vicki del film barcelonés de Woody Allen, el eco al que me remite es Imitación a la vida, uno de los mejores melodramas de Douglas Sirk. Y el punto en común entre el film de Hall y su eco, es precisamente ese passing al que hace referencia el título: mujeres negras que se hacen pasar por blancas para tener una vida social mejor. La película de Hall está basada en una novela de 1929 escrita por Nella Larsen, hija de una holandesa y un negro, marginada en su propia familia por su color oscuro. Lo que llevó a Hall a interesarse en esta historia fue descubrir que en su propia familia había un passing, su abuelo negro que siempre pasó por blanco. El punto de conexión con el melodrama sirkiano es el personaje de Sarah Jane, la hija mulata de Annie empeñada en ocultar su relación con su madre negra para poder pasar por blanca. La historia de Imitación a la vida en realidad es otra, pero en el fondo del escenario está el tema del passing en el que vive Sarah Jane muy bien descrito en la novela original de Fannie Hurst, publicada en 1933 y convertida en film por John Stahl en 1934. Pero Claroscuro no es interesante o recomendable solo por la relación de amistad y celos entre dos mujeres mulatas que pueden pasar por blancas. Irene, la mujer negra que ha decidido ser negra y Clare, la mujer negra que ha decidido ser blanca, son en realidad dos personajes frustrados, insatisfechas, que creen ver en la de la otra una posibilidad de escapar de una realidad que no les gusta. Pero a medida que sus vidas se entretejen, la aparente estabilidad de ambas acaba por destruirse. Lo mejor de esta película ambientada en un Harlem de clases medias en el Nueva York de finales de la década de los veinte, son las decisiones estéticas y conceptuales que ha tomado la directora. Con la colaboración del director de fotografía Eduard  Grau, Rebecca Hall filma la película en un formato cuadrado y en un blanco y negro exquisito potenciado por el vestuario y los escenarios. Hall, a diferencia de Sirk, rehúye el melodrama y se centra en el retrato en claroscuro de dos personajes femeninos muy complejos y atractivos. No es una película fácil, pero si es una película importante.

 (El contador de cartas está en las salas; Claroscuro   está en Netflix; Imitación a la vida y Pickpocket están en Filmin)

 Con el nuevo año sigo la buena costumbre de regalar un cuadro o un dibujo de Ramon. En esta primera entrega, un cuadro que es una perfecta ilustración de Claroscuro.

 ¡Feliz año nuevo!



1 comentario:

  1. Magnífica entrada, Nuria... Escuché el sábado un comentario/crítica de 'El Contador de cartas' en el programa 'El Cine en la Ser' y, por supuesto, no hacían ninguna de las conexiones que tú haces... Jóvencitos indocumentados, probablemente, con poco cine a sus espaldas...? Por lo demás, espero que Ramon y tu tengais un buen 2022... a pesar del covid. Un beso.

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