martes, 5 de octubre de 2010
OLVIDAR, RECORDAR
(el árbol seco y el perro amarillo, una imagen del recuerdo y el olvido)
“Olvidar y no perdonar es mejor que perdonar y recordar”
De repente, esta mañana me he encontrado con esta frase que me dijo hace unos dias una chica muy joven y muy inteligente. La apunté en un cuaderno porque me impresionó y hoy, sin venir a cuento, me ha saltado a la vista mientras preparaba las cosas para trabajar.
No se si estoy segura de que sea verdad, no se si estoy de acuerdo con su enunciado. Olvidar sin perdonar debe dejar un poso latente en el fondo del alma; pero perdonar y recordar lo deja en la superficie. ¿Qué es mas duro de soportar?
Curioso que haya sido justo ahora cuando la he vuelto a leer, Ahora que tres películas de las que se han estrenado o están a punto de estrenarse, tratan de olvido y de recuerdo, de perdón y de no perdón. Aunque de forma muy distinta.
Bicicleta, cuchara, manzana, de Carles Bosch con Pasqual Maragall de protagonista, se adentra en los terrenos desconocidos e inexplorados del olvido total que produce la enfermedad del alzheimer. Pero la cuestión mas dolorosa no es que el enfermo olvide sin perdonar seguramente a un destino que le ha llevado hasta allí; sino que los que están a su alrededor le perdonen, pero no puedan dejar de recordar como era, como pensaba, quién era…
Abel, el debut del actor Diego Luna trata de otro tipo de olvido. El olvido de uno mismo para asumir el rol del otro. El pequeño Abel convertido en la figura paterna de la casa, produce un auténtico desconcierto en todos sus habitantes que preferirían olvidar aunque no perdonaran a ese padre y marido que los abandonó, con tal de que Abel recordara y les perdonará a todos. Meandros del pensamiento.
Wall Street: el dinero nunca duerme, la revisión stoniana de la actual situación financiera mundial recuperando el personaje de Gekko, trata en el fondo de eso: Olvidar lo que fue Gekko sin perdonarle o perdonarle pero no olvidar lo que fue Gekko. Su hija preferiría olvidarle, borrarle de su memoria, sin perdonarle; Gekko querría que su hija le perdonara, aunque recordara todo el mal que le había hecho. Ninguno de los dos lo conseguirá.
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