sábado, 3 de septiembre de 2016

HISTORIAS, HISTORIA


(este barrio cerca de mi casa es uno de los que más ha sufrido con la crisis)
Este viernes se ha estrenado Cerca de tu casa, dirigida por  Eduard Cortés y protagonizada por Silvia Pérez Cruz que también se ha encargado de la banda sonora y las letras de las canciones. Porque Cerca de tu casa es un musical. Un musical con tema. Un musical que se acerca a las casas de los desahuciados, a los hombres y mujeres que desde el 2007  han sufrido el dolor y la vergüenza de verse privados de sus viviendas, privados de la dignidad. Privados por un sistema que les vendió el humo de la prosperidad y al primer soplo de viento, lo convirtió en el fuego de la desesperación.
El tema es universal y puede ser contado de muchas maneras. De hecho, se podría hacer un mini ciclo de la crisis y los desahucios con Techo y comida, de Juan Miguel del Castillo, aproximación neorrealista, La Granja del Pas, de Silvia Munt, aproximación documental y este Cerca de tu casa, aproximación abstracta y musical. Con las tres se construye un retrato bastante preciso de la situación social en España en estos últimos años.
Pero hay cosas que diferencian las tres propuestas. Y son esas las que más me interesan en este experimento de musical comprometido. Salvando todas las distancias –y la dimensión de las distancias que la ponga cada uno–, Cerca de tu casa me ha recordado Pennies from Heaven, de Herbert Ross basada en una obra de Dennis Potter, una película del año 1981 que levantó pasiones y odios a partes iguales y que ha quedado injustamente olvidada. También allí se utilizaba la música, el baile y las canciones para expresar los sentimientos de gente que vivía la gran depresión desde la pobreza y la desesperanza. Es una opción. Tan válida como cualquier otra y quizás más valiente, ya que requiere del espectador un cierto grado de aceptación de una convención que nada tiene que ver con la realidad, pero si mucho con la capacidad de evocar sensaciones y emociones a través de un lenguaje que normalmente no se utiliza para eso.
(He leído en críticas y entrevistas que el referente que tenían director y actriz era Bailando en la oscuridad, de Lars von Trier. Puede ser. También me viene a la cabeza Une chambre en ville, de Jacques Demy. Todos estos films son experimentos de cine social con música, una variante interesante del cine musical).



(esta foto de mis padres y tíos se tomó en Xochimilco en agosto de 1940, curioso)
El elegido de Antonio Chavarrías nos enfrenta a una historia que conocemos pero que muchos querrían olvidar. La película cuenta la construcción de un asesino por mandato político orquestado por su propia madre: Ramón Mercader, militante comunista/estalinista catalán que mató a Trotsky en México el 20 de agosto de 1940 siguiendo las órdenes de su madre, la dirigente del servicio secreto soviético, Caridad Mercader. Lo que me parece mas importante de esta estimulante recreación histórica de Chavarrías, es lo que tiene de actualidad al constatar que el estalinismo no ha desaparecido del mundo aunque ahora se tiña de otros colores. Por ejemplo, lo que está haciendo Erdogan en Turquía ante la total impunidad de Europa y Estados Unidos que miran para otro lado, es una nueva forma de estalinismo. Menos peligroso, es cierto, porque de momento solo maltrata y destruye a sus propias gentes a diferencia de Stalin que extendió su sombra asesina por todo el planeta. Pero igualmente odiosa en su prepotencia de querer imponer un pensamiento único: el del fundamentalismo islámico.

No tengo idea que habría pasado si Trotsky hubiera ganado a Stalin en la vieja Unión Soviética. Seguramente una catástrofe parecida con otros protagonistas. Pero de lo que si estoy segura es que la lucha fratricida entre líderes de la izquierda que quieren el monopolio del poder, se reproduce una y otra vez a lo largo de la historia. Castro y el Ché son un buen ejemplo. Me he ido por las ramas como siempre. Vuelvo a El elegido solo para recomendar que se la vea no solo como una película política sino como un film de aventuras, de espías y de amor. Y como una apuesta por hacer un cine ambicioso en sus planteamientos de producción, con actores internacionales, rodada en inglés y en escenarios naturales de México. Y lo que es más importante, sin caer en maniqueísmos de buenos y malos. En esta triste historia de manipulación y crimen, todos son víctimas.

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