sábado, 7 de abril de 2018

NEGRO Y BLANCO




Negro
En este caso el negro y blanco no significan lo que normalmente se cree. El  negro es luminoso, brillante, alegre, es un negro criminal y librero, es un negro de tinta negra y de pensamientos nada negros. El negro de Paco Camarasa, el criminal de Negra y Criminal, el compañero de Montse Clavé. Paco era una institución, siempre riendo detrás de sus ojitos semicerrados, siempre dispuesto a recomendarte una novela (negra of course), a compartir un vino y unos mejillones, a jugar a las películas (negras, desde luego). Y siempre al lado de Montse. Si Montse es una presencia en mi vida desde los doce años, Paco lo ha sido desde los 30. Le veía poco, por eso aun puedo imaginármelo detrás de su mesa llena de libros. Hay algo que siento que he perdido con una muerte tan negra e innecesaria: una referencia. Alguien que formaba parte de mi paisaje mental y sentimental. El día que se celebró su entierro yo estaba en Madrid. No sé si a Paco le gustaban los tulipanes, pero si sé que esa tarde, en el Jardín Botánico, ante tanta belleza, pensé en él y le dediqué un recuerdo teñido de colores.

Blanco
El blanco, en cambio, es sucio, feo, borroso, oportunista. Es un blanco que quiere parecer bueno, pero no es más que una operación ególatra a costa del sufrimiento de los demás. Es el blanco del chino Ai Weiwei, uno de esos artistas que se aprovechan del dolor de los demás para forrarse y seguir engañando. Hay muchos artistas así, se autodenominan políticos, pero lo único que son es  unos interesados. Wewei ha pertrechado un documental del que no quería ni hablar, pero me ha salido del alma hacerlo como contrapunto al negro de Paco. El documental se llama Marea humana y se supone que habla del grave problema de los refugiados que pululan como almas en pena por el mundo desde hace años. Pero en ningún momento se pregunta por qué hay refugiados, qué sucede en sus países, por qué se van. O por qué inundaron las carreteras y fronteras europeas en los meses previos al Brexit, las elecciones francesas, alemanas, holandesas, austriacas, auspiciando el miedo al otro, al que viene de fuera a robarnos. Tampoco se pregunta porque, curiosamente, una vez pasadas las elecciones sin llegar a conseguir los objetivos de hacer ganar a la ultraderecha mas xenófoba, antieuropea y racista, los medios de comunicación los han olvidado por completo. ¿Dónde están los hombres y mujeres perdidos que caminaban en la nieve y se refugiaban en campamentos donde solo la buena fe de algunas personas les ayudaba a sobrevivir? Supongo que ahí siguen, pero ya no son útiles, no sirven  a nadie, más que a Weiwei que los ha convertido en carne de egotrip social.  Lo siento, pero detesto este tipo de operaciones.


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