sábado, 23 de noviembre de 2019

PASADOS (Y PRESENTES)



Intemperie (pasado español)
La intemperie de este estupendo western andaluz es múltiple. Intemperie de los secos paisajes en los que transcurre la historia; intemperie de los sentimientos que afloran ante el abuso y la explotación. Adaptación de una novela de Jesús Carrasco publicada en el 2013, la cuarta película en veinte años que dirige Benito Zambrano bebe a partes iguales en la posguerra infinita y en el western fordiano. Historia de una huida, un encuentro, una redención y una no venganza, el film nos transporta a un espacio y un tiempo que pensamos definitivamente olvidados en medio de paisajes desolados y de personajes estilizados. El peso de la película recae en el Niño, el Pastor y el Capataz, los tres vértices de un triángulo emocional entre el Bien, el Mal y la Inocencia. Intemperie se puede ver de varias maneras: la mejor, como western crepuscular. También se puede leer como cuento moral sobre la necesidad, no de olvidar, pero sí de dejar de vivir en el pasado o incluso con una lectura contemporánea que nos recuerda que siempre habrá un capataz que abuse de los más débiles a cambio de protección (o de un sueldo vitalicio) y un pastor que ayude a cambio de redención. Y aquí, que cada uno adjudique a su gusto los roles en la realidad que nos rodea. Por favor, quédense hasta el final para escuchar la preciosa voz de Silvia Pérez Cruz cantando. Este es el enlace al videoclip:


Araña (pasado chileno)
El pasado siempre vuelve, nos acecha, nos persigue. Está ahí para recordarnos lo que fuimos y lo que somos. Muchos de los jóvenes que estos días se manifiestan en Chile contra su gobierno, son nietos de otros jóvenes que se manifestaban en los años setenta, y los que los reprimen son los mismos que entonces también se manifestaban, aunque no precisamente a favor del gobierno progresista de Salvador Allende, sino en su contra y que ahora mismo son los que deciden el rumbo político y económico del país desde los órganos del poder. La araña del titulo es el símbolo que tenía una organización paramilitar llamada Patria y libertad que operó en Chile entre 1970 y 1973. Copio lo que dice la Wikipedia de esta organización: “El Frente Nacionalista Patria y Libertad fue un movimiento paramilitar chileno de ideología fascista y nacionalista que pretendía cambios revolucionarios en la sociedad. Se formó en abril de 1971 como reacción paramilitar a las políticas socialistas del gobierno de Salvador Allende para lo cual realizó actividades políticas de activismo y proselitismo social, principalmente entre la juventud, y posteriormente, ya en la clandestinidad, optó por la vía armada, el terrorismo y el sabotaje para derrocar al gobierno de la Unidad Popular”. Es en este contexto donde Andrés Wood sitúa la historia de tres personajes a los que vemos en 1971 y en la actualidad. El trío lo integra un joven matrimonio de la alta burguesía chilena, con una ideología nacionalista de ultraderecha y un joven fanatizado y violento de origen popular. Los tres integran el núcleo duro del tsunami chileno que en los primeros setenta se dedicó a desestabilizar el país con todos los medios posibles. En la actualidad, ella es una empresaria de éxito, su marido es un ser anulado y el fanático sigue pensando que la calle es suya y tiene derecho a matar a quién le parezca. Este es el paisaje del pasado y el presente en un film muy bien resuelto, con dos actrices estupendas en los papeles de Inés joven, Maria Valverde y de Inés adulta, Mercedes Morán. Pasado, presente, la misma historia se va repitiendo con distintos símbolos pero con los mismos objetivos.


La vida invisible de Eurídice Gusmâo (pasado brasileño)
Por favor, no dejen que se les escape esta película. Y si se les escapa por la inclemente dictadura de los estrenos, búsquenla en cualquier sitio. Es un melodrama sirkiano, con formato epistolar. Pero es mucho más que eso. Inspirada mas que basada en la primera novela de la joven escritora brasileña Martha Batalha, la historia es un homenaje y reconocimiento a todas las mujeres invisibles que tuvieron que renunciar a sus sueños y a sus esperanzas en un mundo localizado en Río de Janeiro, pero reconocible en cualquier otro país. Escrita con mucho sentido del humor y un lenguaje fresco y desinhibido, la novela le proporcionó al director la estructura para hacer un melodrama tropical, con colores brillantes, ideas brillantes y actrices brillantes. A lo largo de cincuenta años seguimos a las dos hermanas Gusmâo, las dos mujeres invisibles que vivieron separadas en la misma ciudad por culpa de la intolerancia de una familia católica y muy conservadora. Karim Aïnouz, el director, transgrede y perturba el género y nos arrastra en el camino de estas dos mujeres que nunca consiguieron sus sueños. A Bolsonaro seguro que no le gusta nada este film, ni a Abascal, ni a las alegres muchachas que jalean sus reaccionarias ideas sobre las mujeres. Un apunte para reconocer el excelente guión de Munio Hauser y la preciosa fotografía de Hélène Louvart.


Hstorias de nuestro cine (pasado cinematográfico)
De este divertido y entrañable documental sobre el cine español solo quiero decir una cosa. El título debería escribirse así: Historias de “nuestrocine, con el nuestro entrecomillado. Porque esta es la historia del cine de un grupo de amigos que se reúnen para conversar entre ellos y con Antonio Resines sobre sus recuerdos, sus vivencias, su mirada sobre la historia del cine español, siempre desde su perspectiva. Y está muy bien, y es interesante y es divertida y cuentan muchas anécdotas. Pero es la historia de “su” cine, que también es el nuestro, pero en el cine hay mucha más historia que la que aquí nos cuentan.


El cuarto reino: El reino de los plásticos (presente y futuro)
El último documental de Adán Aliaga y Álex Lora, ganó el premio al Mejor Largometraje en el Festival de Madrid de este año. Fue por unanimidad del jurado. Todos (yo formaba parte) estuvimos de acuerdo en que este extraño y alucinado documental ambientado en un desguace de plásticos para reciclar en un barrio marginal de Nueva York, era no solo la mejor propuesta del festival, sino uno de los films mas raros y apasionantes que habíamos visto. El espacio nos remite a un planeta perdido y lejano donde Wall-E seria feliz con todos esos objetos abandonados entre gallinas, gatos, plantas y personajes marginales, no marginados. Lo que les pasa a todos ellos, aunque tiene una lectura naturalista y sociológica, en realidad es la crónica de la vida de unos auténticos aliens convencidos de que hay vida extraterrestre mas allá de los limites de su mundo/almacén. Podría ser el paraíso de los performers que no tendrían que hacer nada mas que firmar (y cobrar) por esa acumulación de chatarras varias. Y hay un personaje central, Ana, el alma de esa nave perdida en la ciudad, que no se te olvida fácilmente. No la dejen pasar. Vale la pena.


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