sábado, 21 de enero de 2012

PRECIOSO DIBUJO HAWAIANO


(un dibujo de Ramón. No es hawaiano pero tiene las mismas cualidades)
No tengo ninguna duda. Los descendientes de Alexander Payne será una de las mejores películas del año. Y de muchos años, seguramente. Cuando acabé de verla me quedé mucho rato sin poder moverme de la butaca del cine, como si de alguna manera estuviera sentada en ese sofá, tapada con una manta acogedora y bajo la protección de un padre pingüino. No es una casualidad que lo que los tres supervivientes de esta aventura emocional están mirando en la tele sea El viaje del emperador, donde los pingüinos padres asumen el cuidado de los pingüinos hijos.
He leído en casi todas las críticas de la película que se hablaba de tragicomedia, de humor. No creo que haya humor en esta película. Como mucho ironía. Lo que hay en esta preciosa historia es ligereza y suavidad. Ligereza para tratar la muerte de alguien querido sin estridencias; suavidad para entender que las relaciones familiares son como un archipiélago de pequeñas islas, a veces conectadas con un avión o un barco, otras separadas por un profundo abismo. La película de Payne, y me imagino que la novela de Kaui Hart Hemmings, solo se entienden en ese paisaje ligero y suave.
Hace unos días les dije a mis alumnos: los dramas con sol se llevan mejor. Es cierto. ¿se imaginan esta historia, la misma, en un país helado, nocturno? Sería un Bergman. Payne es un Bergman del sol. El paisaje de Hawai, incluso el del ese Hawai nada turístico y tan contemporáneo, es el quinto personaje de esta historia. Payne mira este paisaje con ojos de documentalista y se suma a la idea de salvarlo, preservarlo para el futuro, dejar que la naturaleza siga existiendo libre. Eso es lo que Matt aprende al final. Que el último paraíso está en aceptar la libertad, la de las tierras, la de sus hijas, la suya, o la de ese novio que está ahí para apoyarlos a todos y que protagoniza la escena mas seria de la película. La conversación nocturna de Matt y Sid es el punto de inflexión donde el personaje del padre entiende lo que debe hacer. Esa secuencia y la visita de la esposa del amante en el hospital, son los momentos mas estremecedores.
Mientras escribía pensaba que la palabra ligereza se podía entender de una forma equivocada. Los descendientes tiene la ligereza de esa música hawaiana que acompaña toda la película, cálida, ondulada, con un sentimiento de tristeza dulcificado. Los descendientes tiene la ligereza de un dibujo de línea limpia y clara, un dibujo que, como todos los pintores saben, es mucho mas difícil de hacer que un cuadro de brochazos contundentes. Los descendientes es una joya.

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