domingo, 1 de enero de 2012
DE 2001 A 2012
Anoche volví a… 2001. No se asusten, no fue un viaje en el tiempo. Volví a ver la película de Kubrick y Clarke. Todo empezó con unas notas del Danubio Azul. De repente, nos entraron unas ganas irresistibles de ver la película. Nos llamaba. Nunca la habíamos visto en una televisión tan buena como la que tenemos desde hace un tiempo, así que la experiencia fue extraordinaria. Como verla por primera vez. Nos envolvimos tanto con ella que se nos pasaron las doce campanadas, pero no las doce uvas que nos comimos viendo como David “mata” a HAL, cada pieza de la memoria, una uva y una lágrima mientras HAL va perdiendo la voz cantando Daisy, Daisy. Y luego, el viaje Júpiter y mas allá del universo. “Está lleno de estrellas”. Ese viaje a través de un agujero de gusano que le lleva a un espacio nuevo, aun por nacer.
Mientras la veía pensaba en el impacto que les debió causar a mis dos personajes medievales, Ana y Martí, ver esta película en el año 2004. Lo que debieron sentir cuando aparece el monolito entre los monos para dar el primer salto de la humanidad; cuando lo descubren enterrado en la Luna; pero sobre todo, cuando lo ven flotando en la inmensidad del universo antes de que David lo cruce en su viaje hacia las estrellas.
Seguramente hay muchas buenas manera de empezar el año, pero sinceramente, esta me parece estupenda.
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