jueves, 12 de enero de 2012
TRISTEZA
Ya no podré comer en el Restaurante Taj Mahal de Gijón como me habia prometido la última vez que estuve alli. Ya no volveré a ver su hermosa playa, ni a pasear por el Cerro de Santa Catalina presidido por la escultura de Chillida. No al menos en noviembre y compartiendo esos paisajes y esos lugares con sesiones memorables en el cine. Ya no volveré a ir al Festival de Gijón. Solo estuve dos veces, pero las dos fue una experiencia estupenda. Por la gente y por el cine. Allí se veían películas que en otros festivales no tenían cabida, allí se podía hablar con la gente directamente. Era un festival cercano y al mismo tiempo exquisito. Gran valor del Festival de Gijón el de hacer que un cine considerado difícil y minoritario fuera un éxito de publico con salas llenas. La destitución fulminante de José Luís Cienfuegos como director del Festival, al frente del cual llevaba 15 años, es una de las peores noticias de un tiempo lleno de noticias malas. No solo por lo que significa que un grupo de amigos se queden sin trabajo en estos momentos, sino como síntoma del empobrecimiento provinciano que se va extendiendo como una mancha de aceite por toda la península. El cine ha perdido un gran escenario, Gijón ha perdido una oportunidad de ser una referencia internacional. No se que pasará con el nuevo director del que se sabe tan poco, pero hoy y aquí, me duele el corazón por esta pérdida colectiva y personal. Lo siento José Luís. No te lo merecías.
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