sábado, 23 de noviembre de 2013

PADRES



(si hablamos de padres, es lógico que ponga una foto de mi padre, de cuando mi padre ya era mayor, pero aun conservaba toda su presencia)
Esta entrada va de padres. Los padres se han puesto de moda en nuestras pantallas. Padres, no madres. Las madres aparecen en estas películas como simples figuras en el paisaje. El conflicto es de, o con, el padre, en masculino.
Hay cuatro películas que giran en torno a estas relaciones. Dos se han estrenado esta semana, las otras dos se estrenan el día 29. Voy a hablar de las cuatro relacionándolas entre si.
Las dos de esta semana son La por, de Jordi Cadena y Una familia de Tokio, de Yoji Yamada.  Las dos de la semana que viene son De tal padre, tal hijo, de Kore-eda y ¡Menudo fenómeno¡  de Ken Scott. Cuatro films completamente distintos, por procedencia, por calidad, por estilo y por forma de abordar el tema.
La por lo hace desde una puesta en escena minimalista, casi sin palabras, utilizando el sonido como elemento narrativo para crear una atmósfera de película de terror.
Una familia de Tokio, retoma la historia de Cuentos de Tokio de Yasujiro Ozu para contar el difícil encaje de padres e hijos desde una perspectiva contemporánea que no es tan distinta de la de hace sesenta años.
De tal padre, tal hijo, es un hermoso y sencillo melodrama lleno de ternura, de sensibilidad y armonía que plantea un durísimo dilema ¿a quién puedes querer mas, a un hijo de tu sangre o a un hijo con el que has vivido desde que nació?
¡Menudo fenómeno¡ es una solemne estupidez que vuelve sobre el tema de la paternidad cuando un hombre, mas bien tonto pero bien dotado, descubre que es padre biológico de 533 hijos.
En las cuatro películas, tres de ellas absolutamente recomendables, se plantea el problema de la paternidad, de la herencia, de los genes como elementos determinantes de la relación. Tanto para producir auténtico pánico por el miedo insufrible a parecerse a un maltratador cruel y autoritario; como por constatar que es mas fácil que una persona ajena, en el caso de la familia de Tokio Noriko, la nuera, demuestre ser mucho mejor hija que las hijas naturales; o ver como el inteligente padre que nos muestra Kore-eda  se enfrenta a un dilema moral profundo y dificilísimo de resolver cuando se entera que su hijo no es su hijo porque en el hospital hubo un error y lo cambiaron por otro bebe.

Estas tres películas merecen ser vistas y pensadas (la cuarta no vale la pena) desde esta perspectiva: la del monstruo (La por no es una película sobre los malos tratos o la violencia de género, es una película sobre el monstruo del mal); la del amor y el respeto (de Noriko hacia el padre de Una familia de Tokio) y la de la conciencia que acaba por encontrar una solución a un problema casi metafísico (¿quién es de verdad mi hijo? en De tal padre tal hijo)

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