sábado, 3 de marzo de 2018

SOLDADOS (MUERTOS)



La ultima bandera
Por qué me gusta La última bandera
Porque me gusta todo lo que hace Linklater, el director que mejor retrata la cotidianidad convirtiéndola en excepcional.
Porque me gusta su capacidad para dialogar de una forma natural y con sentido.
Porque me parecen extraordinarios los tres actores protagonistas: Bryan Cranston, Steve Carell y Larry Fishburne.
Porque me gustan las películas de reencuentros tras el paso del tiempo, y esta adaptación de una novela de Darryl Ponicsan, relata el reencuentro de tres veteranos de Vietnam, que treinta años atrás protagonizaron El último deber, otra novela del mismo autor y una extraordinaria película de Hal Ashby en 1973.
Porque me gusta que el personaje de Larry Fishburne tenga una doble lectura  ya que su primer papel importante en el cine fue el soldado Limpio en Apocalipse Now, y podemos pensar que estos tres ex amigos y nuevamente camaradas se conocieron entonces.
Porque la denuncia soterrada pero implacable de la explotación maniquea de los soldados muertos en combate aflora en toda la película en una reivindicación de la dignidad de la muerte y el derecho a no ser utilizados por el poder en su propio beneficio.
Porque es una road movie sentimental que va avanzando a medida que avanzan en la  carretera de su reencuentro.
Y por último porque me ha hecho recordar uno de los films más desencantados y que mas me gustan de Stanley Donen y Gene Kelly, Siempre hace buen tiempo, un musical nostálgico que aparentemente no tiene nada que ver con La última bandera, pero que te deja un regusto muy parecido. La he vuelto a ver ayer mismo, por eso lo puedo decir. (Siempre hace buen tiempo está en Filmin).


Foxtrot
Por qué me gusta Foxtrot:
Me gusta porque es una película que habla de la muerte, la guerra, el duelo y la pérdida desde un punto de vista y un planteamiento inesperado.
Me gusta por la referencia al foxtrot de su título, un  baile que siempre te hace volver al mismo punto de partida por más vueltas que des.
Me gusta por ese segundo acto surrealista, onírico, kafkiano en un paso fronterizo israelí donde un camello que cruza la barrera es un acontecimiento y la barraca en la que vegetan los soldados destacados se hunde poco a poco en el cieno.
Pero sobre todo me gusta porque nunca había visto tan clara una ilustración de un antiguo cuento sufí que Boris Karloff relata en la película Targets de Peter Bogdanovich:
Érase una vez, en la ciudad de Bagdad, un criado que servía a un rico mercader. Un día, muy de mañana, el criado se dirigió al mercado para hacer la compra. Pero esa mañana no era como todas; porque esa mañana vio a la Muerte en el mercado y porque la Muerte le hizo un gesto. Aterrado el criado volvió a la casa del mercader.
‐ Amo ‐le dijo‐, déjame el caballo más veloz de la casa. Esta noche quiero estar muy lejos de Bagdad. Esta noche quiero estar en la remota ciudad de Samarcanda.
‐ Pero ¿Por qué quieres huir?
‐ Porque he visto a la Muerte en el mercado y me ha hecho un gesto de amenaza.
El mercader se compadeció de él y le dejó el caballo; y el criado partió con la esperanza de estar por la noche en Samarcanda.
Por la tarde, el propio mercader fue al mercado, y, como le había sucedido antes al criado, también él vio a la Muerte.
 ‐ Muerte ‐le dijo acercándose a ella‐, ¿Por qué has hecho un gesto de amenaza a mi criado?
 ‐¿Un gesto de amenaza? ‐contestó la Muerte‐ No, no ha sido un gesto de amenaza, sino de asombro. Me ha sorprendido verlo aquí, tan lejos de Samarcanda, porque esta noche tengo una cita con él Samarcanda..
Si quieren saber porque lo evoco, vean esta película.


Acabo de darme cuenta al releer esta entrada antes de publicarla que estas dos películas tan alejadas en todo: estilo, historia, guerras, personajes, tienen sin embargo algo muy importante en común. Las dos hablan de soldados muertos en guerras lejanas y enfrentamientos absurdos y las dos hablan de cómo estas muertes afectan a sus padres y les cambian la vida. Curioso.


No hay comentarios:

Publicar un comentario