viernes, 9 de marzo de 2018

WAGENSBERG



La semana pasada murió Wagens, es decir Jorge Wagensberg. Fue un golpe. Primero porque aún era joven para morir, 69 años, pero sobre todo porque era una persona inteligente, divertida, brillante, un científico que sabia divulgar y no aburrir. Ramon le conoció primero, hace mil años, mucho antes de las famosas jornadas de ciencia y filosofía que montó Wagensberg en Figueras. Desde entonces fue un amigo más cercano unas veces, más alejado otras, pero siempre presente. Cuando Ramon hacia una exposición siempre venia. La foto que publico se hizo en su estudio hace mucho tiempo. Es una foto divertida, con Ramon riendo y Jorge con cara de aquí estoy yo para lo que me echen. Recuerdo sus programas en BTV, los espléndidos capítulos de la serie Einstein a la platja. O los libros de aforismo científicos que eran lecciones de vida y de filosofía. Recuerdo que me ayudó mucho cuando quería escribir un cuento sobre un ascensor al espacio, algo que él tenía plenamente documentado. Recuerdo su extraordinaria labor al frente de Cosmocaixa, un museo que convirtió en visita indispensable por sus exposiciones y por su trabajo de divulgación. Wagens se reía mucho y compartía su energía y su entusiasmo con todos. Lo vamos a echar de menos. Mucho. Y en muchos sentidos. Pocas personas ha habido en esta ciudad con una capacidad intelectual y una humanidad como la suya. Es una lástima perderlo.





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