La semana
pasada se estrenó una película alemana que me gusta mucho y me parece uno de
los mejores títulos del año. No la incluí en la entrada porque no es
exactamente una película política (¿o sí?) y quería destacar dos títulos que
podían pasar más desapercibidos. Pero la recupero esta semana en la que, cosa
rara aun está visible en las pantallas de los cines y la incorporo a una
pequeña lista de Hombres Desubicados.
El cielo rojo, de Christian Petzold
Vi la
película en el Festival de San Sebastián y entonces escribí de ella: “El cielo
rojo es el de los incendios que están quemando los bosques de una hermosa zona
en la costa alemana. También es rojo el vestido de Nadia, una llamarada de
vitalidad y ternura en esa casa donde cuatro amigos coinciden un verano muy
caluroso. Pero el rojo más potente es el de la prepotencia y la estupidez de
uno de sus protagonistas, León, un escritor en crisis. Lo mejor de este film
romántico es la brutal descripción de un intelectual que se cree por encima de
los demás y como se da de bruces con la realidad, la tragedia y la vergüenza.
Un film muy interesante que deberían ver muchos escritores, cineastas…” Ahora,
aprovechando su estreno, puedo ampliar un poco más estas reflexiones.
El cielo rojo
si es el de los incendios que rodean y acechan con su destrucción el idílico
paisaje de la costa del Mar Báltico. Un cielo rojo que acabará por dominar con
el velo de la tragedia la vida (y la muerte) de los cuatro personajes que viven
en esa casa unos días de verano. El vestido de Nadia es rojo, pero Nadia es
mucho más que la vida, Nadia es la libertad, la alegría, la emoción, el
sentimiento. Nadia es la persona que conecta con el Romanticismo a través de su
trabajo sobre Henrich Heine, el poeta maldito del siglo XIX, y en especial con
su poema Der Asra. Que Petzold haya
escogido este poema que habla del agua en un entorno de fuego, que cuenta una
historia de amor imposible entre una princesa y un esclavo, no es algo
gratuito. Félix, uno de los dos amigos que llegan a la casa, está preparando un
trabajo fotográfico sobre el agua. Su amor por Devid les llevará a la tragedia,
mientras Nadia intenta salvar a León de su claustrofóbica impotencia creativa.
Es León el personaje que resulta más odioso y al mismo tiempo más reconocible.
Su prepotencia intelectual le convierte en un ser incapaz de conectar con la
vitalidad de Nadia, con el sentimiento de Félix y de Devid. Acababa el texto de
San Sebastián recomendando que esta película la vieran los escritores, los
cineastas, los profesores, todos aquellos que se creen por encima de los demás
aun sin ser conscientes de ello.
EL ASRA
Día tras día, al caer la noche,
iba la bella hija del Sultán
de paseo hasta la fuente
donde las blancas aguas murmuran.
Día tras día, al caer la
noche,
el joven esclavo, junto a la fuente
donde las blancas aguas murmuran,
cada vez más la color perdía.
Una noche, la princesa
se acercó balbuceando:
dime, esclavo, ¿cuál es tu nombre,
cuál tu patria y tu linaje?
Y el esclavo dijo: Me llamo
Mohamet y soy de Yemen,
y mi pueblo son los Asra
quienes mueren cuando aman.
(traducción sacada de
Internet)
Memory de Michel Franco
En rigor los desubicados en
este film americano del mexicano Michel Franco son una pareja. Un hombre que
pierde la memoria, una mujer que quisiera perderla. El hombre es un
extraordinario Peter Sarsgaard, la mujer es una introvertida Jessica Chastain.
Él padece una demencia progresiva y tranquila que le hace olvidar lo inmediato,
ella no puede superar ni olvidar un terrible abuso de su infancia. Cuando sus
vidas se cruzan, aprenderán a ayudarse mutuamente. a pesar de las
circunstancias, es decir las personas que los rodean que no parecen muy
dispuestas a que esa ayuda dure. Entre ellos nace un amor que va mas allá del
sexo, que se instala en el acoplamiento de dos almas heridas. Que el hermano de
él no lo entienda, entra dentro de la lógica; que la madre de ella no lo
acepte, entra dentro de la mezquindad. Que la hija de ella sea la única que se
atreve a apostar por ellos, es el rayo de luz en este mundo de telarañas que
los envuelve a los dos. Tan seco como suele ser todo su cine, Memory es con todo mucho menos cruel que
otros títulos suyos (Sundown o Nuevo Orden eran mucho más duras). Pero
Franco es incapaz, o no quiere, de hacer un melodrama o una película romántica,
por eso deja en el espectador una sensación de que falta algo. Falta emoción,
falta calor, por eso mismo se agradece mucho más el trabajo de los dos actores
que deben encarnar personajes retenidos, desubicados, sin dejarse llevar por lo
que la naturaleza humana les pediría.
EL RINCÓN DE LA SERIES
Eric de Abi Morgan y Lucy Forbes Netflix
Es curiosa la reacción casi
unánime contraria a esta serie. Prácticamente todas las críticas son negativas,
la acusan de excesiva, de reiterativa, de no explotar sus posibilidades, de que
Benedict Cumbertbach está exagerado… En parte las puedo entender, no compartir.
Eric no es una serie fácil, ni
confortable, ni masajeadora de los buenos sentimientos. Es una serie que
ideológicamente nos coloca en el terreno de la mezquindad y la miseria y
formalmente en el mundo fantástico de un monstruo viene a verme. Más que a
verme, el monstruo viene a acompañar a Vincent, a ser su conciencia y su
inteligencia, a devolverle el espejo de lo que proyecta. La historia pasa en
los años 80 en un Nueva York de diferencias sociales abismales. Vincent es el
alma de un programa de marionetas, tipo Barrio
Sésamo. Es prepotente, odioso, maltratador de sí mismo y de los demás.
Cuando su hijo de nueve años, Edgar, desaparece camino de la escuela, Vincent
entra en pánico, se desubica, y emprende su búsqueda con la única compañía de
Eric, el monstruo azul que ha dibujado el niño como posible nueva marioneta. El
largo recorrido de Vincent por los submundos de la ciudad le aleja cada vez más
de su familia, de sus amigos, de su profesión. Pero si la serie resulta poco
confortable es porque los personajes que encarnan el poder no son los únicos
malos: todos lo son. Porque la miseria y los miserables no son los buenos de la
función, también hay malos. Porque los amigos no son tan buenos como se puede
creer, ni la esposa es tan perfecta como puede aparentar, ni la policía tan
infalible y libre de prejuicios, ni…. Visualmente apabullante en su riqueza
barroca, desbordada por el actor que acaba creyéndose el personaje, Eric es una serie adulta sobre cómo
tratar a los niños. Porque en el fondo, lo único que quiere Edgar es afecto,
atención y respeto.
El regalo de esta semana es una foto de Ramon de un cielo rojo sobre Barcelona
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