Está a punto de terminar el
festival de San Sebastián. Escribo esto el jueves por la mañana. Cuando
publique esta entrada ya se sabrán los premios. Pero ahora lo que más me
interesa es reflexionar sobre el que sin duda ha sido el tema del festival: el
fin de la vida, el fin del mundo. La muerte en definitiva.
La muerte siempre ha estado
presente en el cine. Muerte de todo tipo, violenta, callada… Lo que sea. Pero
lo que hemos visto este año en Sanse es diferente. Es la muerte como tema,
acompañar a los que mueren, ayudarlos si se puede, apoyarlos si se sabe. Este
ha sido el gran tema dominante en películas que venían de España, Europa, Asia,
Sudamérica, Estados Unidos… En todo el mundo se está haciendo un cineque tiene
a los que mueren como protagonistas.
En algunos casos de una forma
extremadamente dolorosa, Mi eterno verano,
un film danés; o de una manera dulce y tranquila, Querido Trópico de Panamá. Ha habido muertes de diseño, La habitación de al lado de Almodóvar;
muertes de reconciliación como Los
destellos. Incluso de comedia en la argentina Los domingos muere más gente o profundamente románticas en el film
chino Bound in Heaven. Muchas
muertes, ¿Por qué? nos preguntamos unos a otros.
Hay respuestas de muchos
tipos: porque cada vez hay una población más envejecida, porque hay un clima de
desencanto y de crisis emocional, porqué el cine quiere reflejar la realidad y
la realidad es que todos hemos perdido a alguien. Seguramente habría más. Yo la
que me doy a mi misma es que después de la pandemia, dónde murió tanta gente
sola, sin la posibilidad de acompañarlos, de estar con ellos; después de pasar
por una distopia que parece inconcebible, la posibilidad de que alguien muera
sin que estemos cerca, es algo aterrador. Todas estas películas se escribieron
y produjeron en los años de la pandemia, el 2020, 2021, 2022. Son historia
nacidas de ese dolor. Las vemos hoy, pero sus raíces están en la inaceptable
situación en la que nos pusieron a todos hace tan solo cuatro años.
Tenía que escribir esto porque
es algo que me preocupa. Me preocupa el mensaje de desolación que se está dando
a la gente joven. Que el jurado de la juventud haya tenido como favorita muchos
días a la película danesa, es algo que me producía estupor. Y miedo.
Porque el otro gran tema del
festival es la NADA. No pasa nada, las vidas en las que no hay nada que contar,
rutinarias, mediocres, aburridas, vacías, alienadas por completo. Vidas en las
que no existe la solidaridad ni la esperanza. No viven, respiran y comen (mal
casi siempre). Es desolador. Sobre todo cuando esa desolación se contagia a la
puesta en escena, a la fotografía, a los diálogos. Cine cansino, mediocre. Se
puede hablar de gente que no tiene nada, pero las películas tienen que tener algo.
Velázquez pintaba a Las hilanderas, pero
su cuadro sobrevive al tiempo. Casi ninguna de estas películas se recordará el
año que viene.
Ya me he explayado con mis
reflexiones, así que me queda un poco de espacio para resumir en una palabra,
cada una de las 37 películas que he visto (entre pases avanzados y en el
festival) este año y a las que volveré cuando se estrenen para hablar con más
detenimiento.
Roumours, POLITICA, Los
destellos, TRISTEZA, Las
chicas de la estación, IMPOTENCIA, La
sustancia, DESMESURA, La luz que
imaginamos, BARRERAS, La llegada del
hijo, OSCURIDAD, Reas, LUZ, Zafari DECADENCIA, Querido Trópico, CARIÑO, Emilia
Pérez, PODER, El Jockey CONFUSIÓN,
La habitación de al lado, AMISTAD, Necesidades de una viajera, PLACER, El Llanto TERROR, Escape MIEDO, Los domingos
muere más gente EXTRAÑEZA, Bound in
Heaven, AMOR, Le dernière soufle,
NECESARIA, The End, CLAUSTROFOBIA, El hombre que amaba los platos voladores,
DIVERTIDA, The Last Showgirl,
RESIGNACION, El lugar de la otra,
CULEBRÓN, On Falling DESESPERANZA, Cuando cae el otoño, AMORAL, Tardes de soledad, POTENCIA, Los últimos románticos TEDIO, My Eternal Summer, DOLOR, Por donde pasa el silencio CALLADA, I Saw the TV Glow, SORPRENDENTE, Bird,
IMAGINATIVA, Querer DENUNCIA Quizás es cierto lo que dicen de nosotras,
INCOMPRENSIÓN, Apocalypse in theTropics FUTURO.
Cuatro películas que han
estado en Sanse se estrenan esta semana. Emmanuelle
de Audrey Diwan, Soy Nevenka de
IciarBollain, La virgen roja de Paula
Ortiz y Megalópolis de Francis Ford Coppola.
Emmanuelle no la he visto, así que me
abstengo, las otras tres sí las he visto.
Soy Nevenka de IciarBollain,
Tengo la sensación de que
Iciar con la colaboración de Isa Campo, está construyendo una trilogía (o quién
sabe si tetralogía) de mujeres que en la historia reciénte de España han sido
protagonistas de episodios ejemplares. Maixabel fue la primera, Nevenka es la
segunda. La historia de Nevenka Fernández se ha explicado mucho estos días. No
voy a repetirla. Pero si quiero insistir en algo que a veces se usa como un
ataque y que para mi es una virtud. Las historias, la Historia, los personajes
reales, se pueden abordar una y otra vez desde distintos ángulos. En el caso de
Nevenka, desde la información periodística contemporánea, la reflexión escrita
de una novela/reportaje, la potencia de un documental en primera persona o la
ficción que es desde donde la mira Soy
Nevenka. La ficción sirve para mostrar lo indemostrable, para meterse en la
cabeza de la protagonista, para vivir con ella su miedo, su sensación de
incomprensión absoluta, su soledad. Lo que le pasa a Nevenka no se ve, se
siente. Iciar confiesa que su mayor reto en la película era el no dejar nunca
de estar con ella, dentro de ella, pero al mismo tiempo mostrar el paisaje
humano que la rodea, esa sociedad provinciana, hipócrita, servil. Ese
clientelismo político, laboral, social. Ella es el centro de un espacio social
despreciable. Soy Nevenka, como lo
era el documental, es una película necesaria.
La virgen roja de Paula Ortiz
Lo que acabo de escribir sobre
Soy Nevenka, vale igual para la
película de Paula Ortiz La virgen roja.
Si ya había una, Mi hija Hildegart de
Fernando Fernán Gómez, ¿por qué hacer otra? Pues si, porque la historia
apasionante y terrible de Aurora y su hija Hildegart es tan atroz, tan
fascinante, tan actual, que se puede y se debe contar una y otra vez. Hablando
de la película con amigos, llegamos a la conclusión que La virgen roja es la historia de la construcción de un monstruo y Mi hija Hildegart es la historia de la
destrucción del monstruo. Lo que pasó de verdad entre esta mujer enloquecida
que quiso hacer una mujer perfecta y esa hija superdotada, pero anulada
humanamente por su madre, no lo sabremos nunca. Lo que si sabemos es lo que las
crónicas contaron y sobre todo lo que si tenemos son los libros que Hildegart
Rodríguez, una mujer que murió a los 19 años y dejo tras de si una quincena de
libros políticos y sexuales de una enorme vigencia. Aurora, como tantos padres (y
madres que parecen padres, Bernarda de Alba es mas o menos de la misma época)
no pudo soportar que su hija dejara de depender de ella para volar sola,
emocionalmente en una historia de amor inventada pero posible, políticamente al
involucrarse más en las luchas de partidos en la república, y sexualmente, al
reivindicar su derecho a tener una vida sexual propia. La auténtica Hildegart
murió de tres tiros, dos en la cabeza y uno en el corazón. Paula se permite una
licencia y hace que Aurora mate a Hildegart de tres tiros; uno en la cabeza,
uno en el corazón y uno en el sexo. La
virgen roja es un film sobre la dominación, el control y la manipulación.
Megalópolis, Francis Ford Coppola
Yo me alineó con los que
defienden esta película. Aceptando su desmesura, aceptando su megalomanía,
aceptando que es agotadora. Pero es tan absorbente, tan fascinante en sus
imágenes, tan poderosa en su narración, que me dejo llevar por ella en un
auténtica montaña rusa de sensaciones. La historia no es nada complicada y es
eterna: el conflicto entre el artista visionario que quiere transformar el
mundo y el político conservador que quiere seguir controlando el mundo. Entre
ellos, la sensibilidad, el amor y la comprensión de una mujer, enamorada del
primero, hija del segundo. Esto tan sencillo, Coppola lo envuelve en una
delirante parafernalia de Nueva Roma en la que Nueva York se ha convertido en
una Roma decadente y final, ruidosa, amoral, malvada hasta cierto punto. Un
imperio que se acaba, el final de una era. Tan real como la propia actualidad. Megalópolis es en el fondo, un retrato
de nuestro presente.
El regalo de esta semana es un
soplo de vida y de serenidad ante este panorama