Migrantes
1 Dahomey, Mati Diop
Es curioso que muy al
principio de este año escribiera en el blog sobre una película de Mati Diop, Atlantique y casi al final del año,
vuelva a hacerlo sobre otra película de esta directora franco- senegalesa.
África me ha fascinado desde
hace muchos, muchísimos años. Desde que en 1972 descubrí en París, en el Museo
del Hombre, una cultura y una civilización que hasta entonces se limitaban a Las minas del Rey Salomón y Hatarí (dos películas que me gustan
mucho). En aquel museo me di cuenta de la riqueza y la enorme importancia de
las culturas africanas. Fue en ese mismo viaje donde, no muy lejos del museo,
en la Cinémathèque, hice otro poderoso descubrimiento: el cine de Jean Rouch en
especial Yo, un negro y La caza del león con arco. Allí nació mi
interés africano y me dediqué a leer todo lo que pude, desde los libros de
Léopold Shengor, hasta textos de política contemporánea. Me empapé de África.
He recordado todo esto viendo el documental de Mati Diop que le permitió ganar
el Oso de Oro de este año en Berlín. Como pieza cinematográfica es
impresionante. El 9 de noviembre del 2021, en virtud de las nuevas corrientes
descolonizadoras de la colonización, 26 piezas del Tesoro de Benin, antiguo
Dahomey, que se podían ver en el Musée du Quai de Branly, iniciaron un viaje de
retorno a su lugar de procedencia. Para contar este viaje, Diop convierte en
narradora una de las piezas, la número 26. Esta pieza recuerda como fue
arrancada de su espacio natural en 1892, como ha vivido 130 años en la
oscuridad, el exilio, y el miedo, y el vértigo que le produce volver a sus
raíces. Vemos como se embalan con toda delicadeza estas piezas del Tesoro y las
vemos llegar a su lugar de destino para ser exhibidas en el Palacio
Presidencial. Todo el país celebra esta vuelta a casa que genera un gran debate
entre los estudiantes de la Universidad de Abomey-Calavi. Este debate ocupa un
tercio del metraje del film y es en realidad su centro ideológico. El
documental es fascinante, 70 minutos que te mantienen pendientes del
pensamiento de la pieza numero 26, los argumentos de los estudiantes y la
admiración del público que mira las vitrinas. Al acabar no pude menos que
hacerme una reflexión. Muy bien, de acuerdo que en estos momentos de la
historia del mundo, se devuelvan esos tesoros a sus lugares de origen. Deben
estar en donde fueron concebidas. Pero, 26 y las otras piezas, ¿habrían
sobrevivido a un convulso siglo de violencias y corrupción si se hubieran quedado
en Dahomey? ¿Se habrían salvado de la destrucción provocada por corrientes
políticas que en nombre de la modernidad o en nombre de la religión, las
habrían destruido? Justo en estos días se ha producido la caída del brutal
régimen de tirano de Siria y hemos visto como los palacios eran saqueados,
destrozados en una comprensible venganza. Pero ¿Cuántos tesoros se habrán
perdido en el saqueo? Como pasó en Irak o como sucedió con la voladura de los
Budas de Bamiyán. ¿Qué quedaría de muchas civilizaciones si no se hubieran
“robado”? Es un tema complicado, lo sé. Pero como en tantos otros temas, juzgar
el pasado con los criterios contemporáneos, es hacer trampas. El “robo” de
tesoros ha permitido muchas veces preservarlos y hacerlos visibles en el mundo
y eso es algo que no invalida ni contradice el derecho y el deseo de una
restitución. Me habría gustado que 26, es decir Mati Diop, o alguno de los
estudiantes que tan acaloradamente discuten, hubieran puesto sobre la pantalla
este argumento como contrapunto. Aunque fuera para rebatirlo.
(si quieren descubrir el cine
de Jean Rouch, en Filmin hay siete películas suyas)
Migrantes
2. Mariposas negras David Baute
Este precioso (y doloroso)
film de animación habla también de migrantes, concretamente tres mujeres que
tienen que abandonar el lugar donde han nacido por culpa de los brutales
contrastes que está produciendo la crisis climática. Un huracán devastador en
una isla caribeña; una sequía mortal en un pueblo del África central; un monzón
que acaba con la cosecha en la India. Valeria, Tanit y Shaila se ven obligadas a
escapar para salvarse y salvar a su familia. Pero ni París, ni Nairobi, ni
Dubai son el paraíso en la tierra para estas mujeres obligadas a trabajar por
una miseria, a prostituirse o a ser esclavizadas. El film se basa en historias
reales que el director ha ido recogiendo durante muchos años. Historias
terribles de eso que se llaman “refugiados climáticos” que ningún país reconoce
y que, desgraciadamente, tenemos muy cerca de nosotros en estos días. Son
historias muy duras que en un film realista o un documental serían casi
insoportables. Por eso me parece una gran idea la de recurrir a la animación
más clásica, la de la línea clara y los fondos de acuarela que permite jugar
con texturas, paisajes y personajes. Mariposas
negras es una película de animación para adultos. Y digo adultos con toda
propiedad, porque la gente más joven tiene una conciencia más clara de los
peligros de la crisis del cambio climático de la que tienen los adultos, aun
escépticos con una realidad que está ahí. Mariposas
negras es un film hermoso, necesario y muy útil.
Abuela
1 L’edat inminent, Colectivo Vigilia
Esta película ha sido una
sorpresa. Por su frescura, por sus personajes, por sus localizaciones. Y por la
manera como ha sido concebida. La edad
inminente en su título castellano, es la historia de Bruno y su abuela
Nati. Bruno está a punto de cumplir 18 años, Nati tiene 86. Viven juntos y se
tienen el uno al otro. Pero cada uno de ellos tiene su propia vida: Bruno con
sus amigos y un trabajo precario; Nati con la televisión. Se cuidan los dos,
aunque parezca que es Bruno el que cuida a Nati. Pero esta situación no puede
durar mucho tiempo. Nati tiene cada día más problemas de movilidad; Bruno tiene
cada día más necesidad de vivir una vida propia. La película los sigue en los días
en que Bruno cumple 18 años y Nati se enfrenta a ir a una residencia. Todo
discurre con serenidad, con harmonía entre ellos y el paisaje urbano de los
barrios periféricos de Barcelona. Barrios con mucha vida, no conflictivos, no
de extrarradio. Barrios como pueblos, Roquetas, Canyelles, Torre Baró, La
Guineueta. Una Barcelona desconocida, unos personajes entrañables, un film
sorprendente realizado por un colectivo de alumnos de la UPF que ha conseguido
colarse muy merecidamente entre las nominaciones de los Premios Gaudí.
Abuela 2 Cuando
cae el otoño, François Ozon
Aquí no hay una abuela, hay dos, y hay un hijo y una hija y un nieto. Y hay un paisaje otoñal precioso y hay unas setas no demasiado buenas. Ozon, con su habitual sentido del humor y de la ironía y sobre todo con su capacidad de ser tramsgresor y amoral sin molestar a nadie, nos cuenta la historia de Michelle y Marie-Claude, dos mujeres mayores que viven su jubilación en un pueblito de la Borgoña. Las dos son amigas desde hace muchos años, desde que ejercían el oficio más viejo del mundo en París. Las dos creen que se han ganado esa jubilación de paseos, charlas y comidas. El hijo de Marie-Claude acaba de salir de la cárcel, es un cantamañas alegre, inconsciente y muy servicial; la hija de Michelle nunca le ha perdona a su madre que se ganara la vida como se la ganaba. Cuando Valerie llega a casa de su madre con su hijo Lucas, ella es la única que come el delicioso guiso de setas que ha preparado su madre. Lo que pasa a partir de aquí mejor que lo vean porque contado pierde toda la gracia.
El regalo de esta semana es un
cuadro “africano” que me gusta mucho
No hay comentarios:
Publicar un comentario