jueves, 17 de marzo de 2011

MISTERIOS DE LISBOA


¡Se estrena una película de Raúl Ruiz! Esto solo ya es una gran noticia. Si además la película dura 4 horas y 26 minutos, la noticia se eleva a la categoría de cine/ficción, ¿Alguien se atreve a proponerle al público una experiencia tan arriesgada? Pues si alguien se ha atrevido y debemos felicitarnos por ello.
Pero que nadie se asuste. Este es un film de Raúl Ruiz de los que podemos considerar amables y su longitud no solo no le hace daño, sino que juega a favor del dejarse llevar y envolver por las historias que en forma de espiral se van abriendo una dentro de otra hasta cerrarse en un final inesperado.
Ruiz siempre ha adorado el cine de representación teatral (no el teatro, eso es otra cosa) y le ha gustado jugar con el factor tiempo, dilatándolo cinematográficamente o narrándolo argumentalmente. Los tres elementos se conjugan perfectamente en este folletín del siglo XIX escrito por Camilo Castelo Branco que nos devuelve el aire de los seriales y las novelas por entregas.
La vida del huérfano Joao y su búsqueda de la identidad de sus padres, se abre en un sinfín de historias en las historias, no como las muñecas rusas, mas bien como una serpentina que se enreda cuanto mas quieres extenderla. Distanciada sin llegar a ser brechtiana, con un cuidado exquisito en la forma (ropa, ambientación, espacios), este melodrama sin drama puede llegar a ser fascinante si se entra en su juego. Vale la pena hacerlo. Vale la pena abandonarse en manos del Padre Dinis para que vaya desenredando la increíble madeja de la vida de Joao, también conocido como Pedro Da Silva, que en su indagar atraviesa la Lisboa mas misteriosa, el París mas noble; la Venecia mas hermosa y un Brasil no visto pero ensoñado.
Esta es una rara perla en la cartelera. No la dejen escapar.

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