lunes, 30 de noviembre de 2015

DOS PELÍCULAS PEQUEÑAS

Unas líneas fuera de  calendario para recomendar dos películas pequeñas, de esas que se suelen llamar de Low Cost. Dos películas que tienen un encanto especial.
Una es La maniobra de Heimlich, de Manolo Vázquez, la otra es Tercer grado de Geoffrey Cowper.

La maniobra de Heimlich es un experimento de cine en el cine, o de literatura en el cine, o de cómo contar una historia antes de que sea una película o, en definitiva, de un falso documental. Un novelista en horas bajas quiere adaptar al cine la única novela que le dio un cierto éxito. El futuro director del film pasa de todo y es el novelista/guionista el que ensaya con los actores y el que intenta sobrellevar su vida como puede. Lo mas gracioso de la historia es la mezcla de personajes de ficción pura, Alex Pareja, el novelista y el director de cine que hace Miki Esparbé, con personajes reales, los escritores, Quim Monzó, Lucía Etxebarría, Enrique Vila Matas, o los actores, Marta Torné y Jordi Vilches. Esta inteligente sátira sobre la insoportable banalidad de la cultura tiene humor, ironía, distancia y una actriz estupenda, todo un descubrimiento, al menos para mí, Alba Yáñez como la novia performance del escritor Álex Pareja, famoso por haber escrito una novela sobre la muerte de su novia a la que no fue capaz de aplicar la maniobra de Heimilich.

Tercer grado de Geoffrey Cooper, catalán a pesar de tener este nombre, es el debut no solo del director sino de un buen número de técnicos salidos de la ESCAC. Tercer grado es un thriller, un ejemplo de cine negro que enlaza con una tradición muy larga en el cine hecho en Barcelona. Todo sucede en 24 horas, las últimas que le quedan a Marc de su primer permiso de tercer grado. En ese día y esa noche, Marc, acompañado de Mia, se verá envuelto en un atraco a un centro comercial, acabará en el laberinto de un castillo francés y encontrará una razón para vivir. No está mal para ser una primera película


Una nota que sirve para las dos. Por suerte para ellas y sus directores, no son films perfectos, no son obras maestras. Pero si son dos excelentes cartas de presentación de directores (y técnicos) que seguro tienen mucho que decir en el cine español. No siempre las operas primas tienen que ser Ciudadano Kane. A veces es mejor empezar con un film más irregular pero lleno de sugerencias y sobre todo, de ilusión, honestidad y vida. Ambos merecen pasar del low cost a proyectos de más envergadura.

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