sábado, 14 de noviembre de 2015

OVEJAS DE TODO TIPO


Hay películas que se justifican  por una imagen. Son historias más o menos convencionales, mejor o peor explicadas que, de repente, dan un salto gracias a una imagen potente, una idea magnífica. Los islandeses son muy dados a este tipo de soluciones. No sé si recuerdan una película del año pasado que se llamaba De caballos y hombres donde se veía un semental negro montando una yegua con jinete incluido. Era islandesa. Como esta Rams, el valle de los carneros que se estrena estos días después de ganar el premio Un certain regard de Cannes y la Espiga de Oro en Valladolid.
¿Por qué una historia de ovejas y ovejeros, tan poco atractiva en apariencia, tan previsible en su narración, y con tan pocos elementos donde agarrarse, se ha convertido en un film justamente premiado?  Muy sencillo: por la potencia y sorpresa de su plano final. No voy a contar nada más. Solo que va de pastores solitarios, de ovejas con nombre, de enfermedades y tristeza. Y de algo más, ese algo más que se ve y se siente en su último plano.

2
Otra clase de ovejas son las que protagonizan El clan, de Pablo Trapero. Ovejas  hijos y esposa, que siguen  obedientes al pastor padre aunque sea para conseguir entre todos crear una familia (un clan) de delincuentes aborrecibles. La película cuenta el caso Puccio que conmovió Argentina a mediados de los años 80. Como dice la promoción: “Tras la respetada familia Puccio  se escondía una banda dedicada al secuestro y al asesinato”. Suena a historia muy cercana salvando la distancia que lleva de los delitos de sangre a los delitos financieros. Un padre cariñoso, preocupado por el bienestar de su familia, aprovecha sus contactos con los militares de la recién liquidada dictadura argentina para enriquecerse con un suculento negocio de secuestros y asesinatos. Un negocio, todo hay que decirlo, bastante chapucero que les lleva a cometer un montón de errores, pero que permite a la familia seguir unida entorno a la guía del frío y repulsivo padre, Arquímedes Puccio. Al margen del valor cinematográfico de esta nueva denuncia de Trapero, con su tono naturalista y una objetividad de la cámara realmente impresionante, este clan argentino tiene su gracia si se mira en clave de clan catalán. Insisto, salvando la distancia que hay entre un tipo de delitos y otros.

3

No tenía intención de hablar de la inmensa crisis de los refugiados que intentan llegar a Europa. Y menos en una entrada que se llama Ovejas de todas clases. Aunque a veces tengo la sensación viendo las imágenes de los ríos humanos que son rebaños conducidos por unos pastores desalmados que las llevan por los caminos que previamente han decidido para salvarlas, matarlas o simplemente instrumentalizarlas. Desde que esta crisis empezó hace pocos meses, no he dejado de preguntarme ¿a quién beneficia esto? ¿Quién está sacando un rendimiento económico, político, ideológico o todo junto, de esta tremenda tragedia humana? Porque alguien lo está haciendo. Refugiados ha habido siempre, la guerra en Siria dura hace casi seis años. Entonces ¿por qué ahora esta avalancha humana? No tengo respuesta (si teorías conspirativas de las que me gustan tanto donde Rusia y Putin juegan un papel importante). Pero hoy, después de lo sucedido en Paris el viernes, que ha provocado, además de una tremenda tristeza y un enorme espanto, el cierre de fronteras de Francia, y la instalación del miedo entre la gente, la respuesta a la pregunta sobre la crisis de los refugiados se me abre en otra dirección. O la misma. ¿Quién sale más beneficiado de que la idea de una Europa unida y sin fronteras salte por los aires? ¿A quién le interesa que se vuelva a los países separados? ¿Quién gana con el hecho de que Europa rechace a estos miles de seres? Háganse estas preguntas. Los atentados del Islamismo radical en París están conectados con los refugiados con la intención de instaurar una doctrina del miedo que se extienda a todas las capas sociales. Pero estos atentados a los que deberíamos empezar a llamar de otra manera: actos de guerra, ataques organizados contra un enemigo a destruir, me producen otro sentimiento importante, al menos para mi, un sentimiento de cierta vergüenza y ridículo. Mientras Europa se enfrenta a una guerra mundial contra el nuevo nazismo que es el yihadismo, extendido por todas partes como un cáncer oscuro y doloroso, aquí estamos sumergidos en una estéril discusión de quién debe quedarse con la poltrona utilizada como escudo protector en un intento desesperado de tapar las costras podridas por la corrupción rampante. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario