sábado, 28 de mayo de 2011

GRANDES MENTIRAS CON IMPORTANCIA


(un barco en el puerto de Tarragona, no se si de algún mentiroso)
Los franceses se han apuntado en los últimos tiempos a hacer un cine a lo Cesc Gay. Me explico. Historias de amigos entre treinta y cuarenta años, de clase media sin problemas económicos, con hijos pequeños. Gente que se conoce bien, pero que esconde muchos secretos, gente que cree quererse y cuando este sentimiento se pone a prueba demuestran que no están a la altura. Esta semana se estrena un ejemplo de este cine, Pequeñas mentiras sin importancia, dentro de unos días se estrenará otro, Cena de amigos.
Se ha comparado mucho a Pequeñas mentiras sin importancia con Reencuentro, de Kasdan y Los amigos de Peter, de Branagh. Pero a mi, en realidad, lo que me viene a la memoria es un cruce de En la ciudad y Ficción… pero con sexo. El sexo es la gran asignatura pendiente de Cesc Gay que siempre lo trata de forma elusiva. El día que se decida a afrontarlo en serio, su cine dará un salto cualitativo importante. Los franceses no tienen ese problema, aunque tienen otros muchos.
Volvamos a Pequeñas mentiras… Las dos cosas que relacionan este film con sus ejemplos mayores son argumentales: un grupo de amigos pasan unos días juntos mientras uno de ellos está muerto o a punto de morirse. Ahí acaba el paralelismo entre los tres trabajos ya que la película francesa, mucho mas costumbrista, cae en un naturalismo demasiado evidente.
De todos modos si tuviera que establecer una filiación de films con amigos y muertos, creo que empezaría por Reencuentro, seguiría con El declive del imperio americano, Los amigos de Peter y Las invasiones bárbaras. Las mentirijillas y los secretitos de este grupo de parisinos que no parecen darse cuenta de que el mundo está cambiando a marchas forzadas, parecen al lado de estos cuatro títulos preocupaciones de párvulos.

Una nota al margen
Seguramente ninguno de los protagonistas de esta serie de películas de adultescentes (el término no es mío) eternos Peter Panes (tampoco esta es una idea mía) no entienden bien que es lo que pasa con los llamados indignados que llenan la Plaza de Catalunya y la Puerta del Sol. Es curioso ver que la gente que ha congregado este movimiento o es muy joven (menos de 30) o mayor de 50. Los jóvenes adultos entre 30 y 50 años no están allí. Y no están porque crecieron en unos años en los que parecía que el mundo por fin había alcanzado la estabilidad económica y lo único que valía era el dinero y el individuo. Un mundo que se ha acabado definitivamente y para el que no están preparados. Demasiado acostumbrados a tener todo lo que han querido (trabajo estable, sueldos desmesurados, viajes, restaurantes…) ahora se sienten desplazados del centro de gravedad. Se han quedado en medio de dos generaciones que si se enfrentaron o se enfrentan a situaciones precarias o peligrosas. Claro que esto es una pura generalización banal. Estoy segura que hay montones de gente entre 30 y 50 años que comparte plenamente la indignación y está dispuesta a demostrarlo. Pero sociológicamente este es un posible diagnóstico y cinematográficamente estas son sin duda sus películas. Ludo y sus amigos solo pueden hablar de pequeñas mentiras sin importancia. Las grandes mentiras de la sociedad, se las dejan a otra generación.

domingo, 22 de mayo de 2011

EL ÁRBOL DE LA VIDA


(un árbol de la vida de Ramón)
Prólogo
Una de las ventajas de vivir en Barcelona es que estás a dos horas de Perpiñan. Una de las ventajas de Perpiñan es estar en Francia. Y una de las ventajas de Francia es que estrenan algunas películas de Cannes la misma semana que se proyectan en el macrofestival. Asi que ayer nos fuimos a Perpiñan a ver El árbol de la vida, de Terrence Malick en un cine confortable y tranquilo con una proyección y un sonido excelente.

1
A la salida. Comparto la sensación de desconcierto que provocó entre los críticos de Cannes. El árbol de la vida es una película de una belleza deslumbrante. Eso es lo primero. Es de una complejidad enorme en su aparente sencillez. Es un ejercicio de pensamiento visual y sonoro. Es todo eso y es mas.

Solo voy a destacar algunos momentos de esta película que debe verse mas de una vez.
Uno. El esplendor de la creación del mundo, tomado de las imágenes que envían los telescopios espaciales. Aunque son imágenes tratadas, no son producidas por efectos especiales, son las recreaciones que los científicos están utilizando para explicar el origen de las galaxias y por extensión el origen del mundo y de la vida.
Solo por eso ya vale la pena la película.
Dos. La imagen del dinosaurio moribundo a la que se acerca otro depredador, pero no hace lo que todos esperamos que haga, sino algo inesperado.
Tres. El árbol matriz que crece en el centro del jardín de la familia.
Cuatro. La puerta en el desierto que atraviesa Sean Penn para comprender un pasado que le atormenta.
Cinco. Los grandes edificios contemporáneos, auténtica cárcel de cristal en la que Penn sueña su redención.
Seis. El plano del río cuando Jack deja ir el camisón de su madre. La belleza del agua donde nace la vida, donde la naturaleza empieza a existir, donde se pierde el deseo prohibido.
Siete. El espacio sin tiempo que es la muerte de la que es posible volver a nacer.
Ocho. La maldad pura en los ojos de un niño, Jack, la maldad impura en los ojos de un adulto, su padre.
Nueve. La última imagen del film. Un puente que nos lleva hacia otro sitio, hacia otro espacio, hacia otro cine.

Añado dos imágenes mas que me han venido a la memoria después de escribir el texto. (De hecho la película no se me va de la cabeza)
-La madre en uno delos pocos instantes de auténtica paz, apoyada en los escalones de la casa con la gata sentada en su regazo.
-Las sombras de los niños la primera vez que los vemos. Las sombras son las de dos extraterrestres.

No se si esta película va a ser tan importante como 2001, no se si va a marcar la historia (no solo del cine), pero si se que va a dejar huella en todo el que la vea. Tanto en los que se dejen hipnotizar por ella, como entre los que la detesten por su carga metafísica y espiritual.

martes, 17 de mayo de 2011

EL EXTRAÑO CASO DE OLIVEIRA


(La Angélica de Ramón en realidad se llama Sara y no está muerta, duerme felizmente)
Un año después de su pase por Cannes, por fin se estrena El extraño caso de Angélica, ya no la última película de Manoel de Oliveira puesto que está terminando una nueva. Se ha escrito mucho de este film, demasiado como para tener ganas de volver a él porque si. Pero me apetece reflexionar un poco sobre la película después de verla.
Reflexión 1.
Oliveira sabe que la muerte es una puerta que nos conduce a otro sitio. ¿Cual? a veces se sabe, a veces no. Por eso El extraño caso… está lleno de puertas que se abren a casas, a iglesias, a habitaciones, a comedores. Puertas, muchas puertas. Puertas que son ventanas al río, puertas que son fronteras entre la luz y la oscuridad.
Reflexión 2
Oliveira sabe que en el fondo la vida no es mas que un cuento mil veces contado y aquí se divierte contando el cuento de Blancanieves, (Pilar López de Ayala) despertada por la mirada del fotógrafo y acompañada de siete enanitos que trabajan la tierra afanosamente. ¿La bruja? Quizás la hermana monja.
Reflexión 3
Oliveira sabe que no hay espiritualidad sin terrenalidad. Por eso a sus fantasmas enamorados les contrapone la tierra de las viñas que producen el vino que ha hecho famoso su país y el agua del río al que siempre vuelve.
Reflexión 4
Oliveira sabe que la fotografía (el cine) no deja de ser una forma de robar el alma. Rossellini hizo una película que se llamaba La macchina ammazzacattivi donde contaba en clave de comedia como un fotógrafo mataba a los malvados al retratarlos. Oliveira no los mata, al contrario, la foto devuelve a la vida a la hermosa durmiente.
Reflexión 5
Oliveira sabe que siempre hay un peligro que acecha: el pájaro tiene miedo del gato; el gato tiene miedo del perro, el fotógrafo tiene miedo de su amor. Oliveira tiene miedo de… no lo sé.
Cine mudo del siglo XXI, cine que usa el sonido como una voz autónoma, cine de la palabra tanto como de la imagen. Cine que no gusta a todos, pero a los que nos gusta nos gusta mucho.

miércoles, 11 de mayo de 2011

TRES ESTRENOS


(Allen no es el único que adora París)
Hoy me apetece hablar de tres películas que se estrenan este viernes. Son muy diferentes entre si.
MIDNIGTH IN PARIS, de Woody Allen; TOURNÉE, de Mathieu Amalric; SIN IDENTIDAD de Jaume Collet-Serra.

Por orden alfabético de director. La película de Woody Allen me ha gustado. Tengo que reconocerlo. Me ha gustado el mensaje que lanza el film. Porque hay mensaje. Me ha gustado que Allen desde la altura de sus mas de 75 años, se permita regalarnos una idea espléndida, no por obvia menos interesante: aprende a disfrutar de tu presente, porque no todo el tiempo pasado fue mejor. La especie humana, en su variante especie cultural y mucho mas en su subvariante especie cinéfila, tiende a pensar que todo era mejor antes: la edad de oro se sitúa indistintamente en los años 60, en los años 40, en el cine mudo. Da igual. Antes siempre antes. El presente es aburrido, mediocre, lleno de enormes estupideces que nos rodean por todas partes. En cambio el pasado. Ah¡ ¡eso si que era vida! Plagada de todos los tópicos habidos y por haber sobre los americanos en París, ahora y antes, tópicos que van desde los nuevos ricos que desprecian la cultura o los nuevos ricos que saben mas que nadie de la cultura, hasta los tópicos mas banales sobre Hemingway, Scott Fitzgerald, Picasso o un poco mas atrás Gauguin y Toulouse Lautrec, el film es un cúmulo de ideas sabidas expresadas con una sinceridad y una simplicidad (que no simpleza) que lo vuelven entrañable. Allen ama París aunque sea el de una guía turística.

La película de Mathieu Amalric. No hay duda que este actor metido a director tiene en quien reflejarse. Ni soy la primera ni soy la única que trae a colación a John Cassavetes como modelo del cine de Amalric. Pero hay una pequeña diferencia. Uno es francés del siglo XXI, el otro americano del siglo XX. Casi tan añorado del pasado como el personaje de Allen, Amalric sabe, de todos modos, que es en el presente donde debe buscar a sus personajes, sus actrices, sus cómicas. Porque en el fondo, Tournée es un viaje de los comediantes a la francesa con director atormentado y con problemas y chicas dispuestas a pasárselo bien dentro y fuera del escenario. Un placer a disfrutar.

La película de Jaume Collet-Serra. Es cierto, Sin identidad no tiene identidad. Pero eso es el mejor elogio que se puede hacer de esta película. Mas que volver a ella reproduzco la crítica que escribí en Fotogramas hace un par de meses:
Hitchcock habría disfrutado mucho con esta historia de falso culpable; Polanski también. Hitchcock y Polanski son dos de los nombres que vienen a la memoria viendo esta película. Aunque a mediometraje aparece una tercera referencia: Bourne. Con estos datos ya pueden imaginarse que Sin identidad es una mezcla entre Frenético de Polanski, la saga Bourne y los antihéroes hitchcockianos. Collet-Serra fabrica con ellos un combinado explosivo que funciona como un reloj. Un reloj que esconde un truco final, porque hay truco en Sin identidad. Un hombre llega a Berlín, pierde un maletín, tiene un accidente y despierta en un hospital. Pero resulta que no es quién piensa que es y encima le persiguen. En esta situación encuentra ayuda en una chica sin papeles y en un viejo agente de la Stasi. El escenario, la ciudad de Berlín, nevada, fría, hermosa, se convierte en el tercer protagonista de un misterio que persigue al protagonista sin dejarle un minuto de descanso. Ni a él ni al espectador que se deje arrastrar por la acción de este thriller que renueva el cine de espías. Y que nos permite reencontrar a Bruno Ganz en el papel del viejo agente de la Stasi. Cine de acción, cine de ambición, cine que te engancha. ¿Un pastiche? Si, pero bien hecho. Una apuesta por el espectáculo y la comercialidad. Si, pero funciona.

jueves, 5 de mayo de 2011

COINCIDENCIAS DE CINE


Varias veces he hecho alusión en este blog a las casualidades. Entre los estrenos de mañana se me presenta una nueva ocasión de destacar una casualidad en la coincidencia argumental de películas. Una es española, No lo llames amor… llámalo X, la otra es francesa; Le père de mes enfants. Si cuento el argumento de las dos, pueden parecer que estamos hablando de una sola: Un productor de cine no puede soportar la presión tanto económica como personal que le produce su trabajo y es su mujer la que debe asumir la responsabilidad de sacar adelante los proyectos tanto profesionales como personales.
Ambos films hablan de eso. Pero ahí queda toda la similitud, porque no hay nada mas diferente que la comedia a la española que es la película de Oriol Capel y la exquisita historia que es el melodrama de Mia Hansen-Love. O lo que es lo mismo, la distancia abismal entre el Cine S añorado en una y el cine de autor mas radical en la otra. Ambas cumplen su función aunque van dirigidas a públicos muy distintos. O no, si hablamos de un público que estuviera dispuesto en un caso a dejarse cautivar por la delicadeza de la historia del productor Gregoire y su mujer Sylvia o a dejarse arrollar por la vitalidad del productor Pepe y su mujer María. Que cada uno escoja el que mas le guste y si es posible que disfrute con los dos.

domingo, 1 de mayo de 2011

D'A CINE DE AUTOR


Hace un par de días comenzó en Barcelona un nuevo festival llamado simplemente D’A, Cine de Autor. Lo ha inventado y lo ha puesto en pie Carlos Ríos, uno de los dos pilares de lo que fue el BAFF, Barcelona Asiatic Film. Carlos ha pensado un festival sencillo y complejo a la vez, un festival que recoge películas importante que no se han podido estrenar en nuestro pantallas sin ningún tipo de limitación, ni de género, ni de país, ni de tema. Un festival de cine libre organizado en torno a cuatro secciones: Direccions, donde caben todo tipo de propuestas autorales; Asies, en la que se recoge el viejo espíritu del BAFF; Promeses de l’Est, sección en la que se agrupan películas de la zona de influencia ex soviética; Autoria Catalana, un repaso de ese cine catalán que deslumbra en los festivales, pero no consigue estrenarse en las salas con normalidad. Junto a estas cápsulas, mas que secciones, la arriesgada retrospectiva de Guy Maddin, quizás el director contemporáneo mas invisible de todos, autor de un cine que no tiene límites entre el sonido y el silencio, entre el color y el blanco y negro, entre el corto y el largo. Una oportunidad de oro para ver su obra completa.
Carlos me invitó a presentar La ilusión cómica, último trabajo de Mathieu Amalric como director. La ilusión cómica no es una película fácil de presentar. Tampoco es una película fácil de ver. En realidad nada de lo que este actor metido a director ha hecho al otro lado de la cámara es sencillo. Si como actor Amalric no tiene problemas en alternar películas de gran presupuesto hollywoodiense con films de autor en el sentido mas clásico del término, es decir un James Bond con un Arnaud Desplechin, como director mantiene una línea rigurosamente personal que le lleva a bordear el precipicio continuamente. Debutó en 1997 con Mange ta soupe, cinco años mas tarde adapta una novela de Daniel Del Giudice, El estadio Wimbledon. Se toma un largo periodo de reflexión, casi ocho años, en los que realiza cortos y documentales. En 2010 deslumbra en Cannes con Tourné, que por cierto está a punto de estrenarse y le permite ganar el premio a la Mejor Dirección, y ese mismo año rueda para la televisión una adaptación de Corneille. Nada menos que Corneille. Pero no una de sus obras mayores, no. Amalric escoge, o le dan, una obra de juventud de Corneille, estrenada en 1636, cuando el dramaturgo tenía 29 años. Una tragicomedia arriesgada y divertida, con múltiples lecturas, que habla del dolor de un padre por un hijo que cree muerto; del amor imposible entre una mujer y un hombre; de la maldad de un tirano; del juego de un mago. Que habla del teatro en el teatro, de magia y seducción, de mirar sin ser visto, de ilusiones cómicas en definitiva. Y aquí entra el toque de genialidad de Amalric quien decide traer la historia a nuestros días, convertir la cueva del mago en un hotel de lujo en medio de París y dejar que sus actores digan con gran seguridad los versos alejandrinos con una fidelidad al texto en total contradicción con los ambientes, vestuarios y situaciones en que los presenta. Pero no se trata de la típica operación Keneth Branagh actualizando a Shakespeare. El cine de Amalric está mas cerca del Godard de Detective en cuanto al concepto de imagen y de Demy en cuanto a la idea del texto. Traer a Demy a colación puede parecer un poco absurdo, pero la forma como el director utiliza la métrica en la acción no está demasiado lejos de la forma como Demy usaba la música y las canciones en su cine. La ilusión cómica te atrapa por su sonoridad, por su inteligencia y por sus niveles de lectura. Es la prueba evidente que los clásicos y la televisión no están condenados a ser soporíferos. Los que vivan en Barcelona aun están a tiempo de ver esta película en la repetición del jueves 6 de mayo a las 18.30.
Y aprovecho estas líneas para recomendar algunos de los títulos que conozco de los programados en D’A: How I Ended this Summer, de Alexei Popogrebsky, Rusia, 2010; Le père de mes enfants, de Mia Hansen-Leve, Francia, 2009; Cave of Forgotten Dreams, de Werner Herzog, Alemania 2011; Bibliothèque Pascal, de Szabolcs Hajdu, Hungria, 2010; Wild Field, de Mikheil Kalatozishvilli, Rusia 2008… Y si las demás son como estas, todas son recomendables. Aprovechénlo¡¡¡