sábado, 25 de enero de 2020

ESPECIALES


Esta semana personajes especiales en cuatro estrenos y una serie que también habla de especiales


Mujer especial 1
Ema
Ema es joven bailarina, guapa, extraña. Ema intenta convivir con Gastón, el coreógrafo. Tiene un hijo adoptado al que ha dado en adopción por ser incapaz de criarlo, educarlo, Quererlo si lo quiere, pero no sabe cómo. Su drama es múltiple y su manera de enfrentarse a sus distintas caras es bailando un reggaeton urbano y salvaje, hermoso y fascinante. Ema baila en Valparaíso una ciudad chilena invernal y luminosa. Ella también es luminosa, pero tiene una pulsión de fuego. El fuego acompaña a Ema en su búsqueda de una redención. El director chileno Pablo Larraín se arriesga mucho en este film musical que no es de género, este melodrama en el más estricto sentido del término, experimental y valiente en el retrato de una mujer, y por extensión una generación, que no acaba de encontrar su lugar en el mundo. Espléndida la rubia Mariana di Girolamo, inquietante e hipnótica en sus movimientos y en su figura siluetada contra el horizonte. Me gusta mucho.


Mujer especial 2
Petrunya
De Petrunya ya hablé en este blog cuando estuvo en Barcelona la directora de Macedonia del Norte Teona Strugar Mitevska, pero vuelvo ahora a ella al estrenarse Dios es mujer y se llama Petrunya. Petrunya es otra mujer especial, no al principio del film cuando la conocemos como una desaliñada y aburrida joven más bien fea sin ninguna aspiración en la vida. Pero poco a poco, siguiéndola en ese día y esa noche en la que su vida da un vuelco porque ella quiere, va ganando singularidad y belleza. Petrunya se enfrenta a la mas férrea tradición representada por su madre (la vieja Yugoslavia late en su intolerancia), la iglesia ortodoxa (quizás la mas reaccionaria y atrasada de todas las iglesias cristianas), el estado representado por la policía (la mas inútil e incompetente de las administraciones), y el pueblo, la gente (el patriarcado, el machismo, la servidumbre y las humillaciones son patrimonio de la humanidad). Petrunya los desafía a todos completamente sola. Aunque al final encontrará dos aliados inesperados. Esta divertida y feroz sátira contemporánea sobre el machismo y la estupidez, le habría encantado a Rafael Azcona. Tiene su aroma. Disfrútenla.


Mujeres, hombres, niños, seres humanos especiales
Sobre lo infinito
El primer especial de estos seres especiales es el director sueco Roy Andersson, un hombre que ha creado un corpus fílmico único que le identifica como uno de los más personales e inclasificables creadores europeos. Y digo creador y no solo director, porque lo que hace este hombre con su cine es crear cuadros vivientes, imágenes de plano fijo donde los personajes se mueven, poco, hablan, menos, y transmiten sensaciones, muchas. Sobre lo infinito parte de una imagen sacada de un cuadro de Marc Chagall, una pareja flotando sobre el infinito, flotando sobre un universo narrado por una voz de mujer que nos cuenta lo que ha visto. Ha visto hombres, ha visto mujeres, ha visto gente. Y a ese gente le pasan cosas, muy pocas, en las que todos nos podemos reconocer en uno u otro momento. Con una paleta de colores grises y tierras y figuras estáticas recortadas en un escenario, Andersson produce una sensación de hipnosis fascinante, quizás no apta para todos los públicos. Incluso quizás no apta para su público si no tiene el estado de ánimo que la acompañe. Lo más parecido que me viene a la cabeza es una visita a un museo donde vas viendo los cuadros y cada cuadro te sugiere una idea, y cada idea te provoca una impresión. Y nunca, aunque repitas la visita al museo, son los mismos cuadros, ni las mismas ideas, ni las mismas impresiones. Ver esta película es una aventura parecida.



Mujer especial 3
Liu Aiai, la belleza del lago
El lago es el del ganso salvaje, la película china de Diao Yinan. En esta extraña y romántica historia de bandas mafiosas, policías implacables, y traiciones, la figura de Liu Aiai, la actriz china Lun Mei, emerge como una figura entre fantasmal y romántica, ambigua en su comportamiento, una belleza del lago, una prostituta que busca la redención tanto como la busca el protagonista, Zhou Zenong, jefe de una banda obligado a huir durante un día y dos noches acompañado solo por esa belleza del lago de la que no sabe si puede, o no, fiarse. Cine negro radicalmente chino, estoy segura que este film dirigido por el “poeta de la noche”, como se conoce a Yinan, le habría gustado mucho a Nicholas Ray por el romanticismo de la historia y por el escenario nocturno, de sombras, luces, colores y nieblas en el que las calles vacías crean una atmósfera de ensueño en medio de un territorio pantanoso y oscuro que surge del lago del ganso salvaje que da titulo al film (una aclaración, ¡se ve todo!, es la prueba de que rodar de noche no significa no ver lo que pasa en la pantalla, como sucede en tantos y tantos films). Nunca se identifica la ciudad en la que estamos, pero leyendo una entrevista con el director me encontré con esta declaración: “La película tiene largas escenas rodadas en el agua. Hay muchos lagos en la ciudad de Wuhan, que se conoce como la “ciudad de los cien lagos”. Es una ciudad muy grande. Los muelles, junto a la industrialización y el desarrollo urbano, traen consigo una sorprendente variedad de escenas. Junto al director de fotografía, Dong Jingsong, no dudé mucho en decidirme por la localización. Sin embargo, no tenía la intención de presentar una ciudad de Wuhan realista. Para mí, la historia transcurre en una ciudad indeterminada del sur de China, en un espacio abstracto.” El nombre de Wuhan me llamó la atención. Nunca antes había oído hablar de esa ciudad china, pero pocos días después, ha aparecido en todos los medios comunicación por ser el origen de un extraño virus que, una vez mas, amenaza con una pandemia que acabará con la humanidad y mantiene a 40 millones de chinos en cuarentena y sin información clara de lo que sucede. Y para redondear las casualidades, esta misma semana he visto una serie que tiene mucho que ver, no con China, ni los gansos salvajes, pero si con un virus amenazante y peligroso, en muchos sentidos.

EL RINCÓN DE LAS SERIES


Utopía
Utopía es una serie británica con seis años de antigüedad. Son doce capítulos en dos temporadas producidos en 2013 y 2014 que se pueden ver en Filmin. Utopía es una de las series sobre conspiraciones y tramas ocultas del poder mas adictivas y sobre todo creíbles, además de ser una preciosidad en el concepto de las imágenes por su composición geométrica y el uso de los colores. Pero la auténtica importancia de la serie son sus personajes y su trama. Cuatro personas absolutamente normales, pero menos dada su afición a frecuentar un foro de frikis de un cómic apocalíptico llamado Utopía, se encuentran metidos es una conspiración de grandes dimensiones, perseguidos implacablemente por La Red, sin saber exactamente quién es amigo y quién es enemigo. Junto a ellos una mujer, Jessica Hyde, el centro de la historia, se convierte en su guía y en su maldición. Y contra ellos un hombre sin sentimientos, un asesino que intenta entender por qué es como es. Todo sucede en una Inglaterra y por extensión, un mundo, sumido en la amenaza de una epidemia de gripe rusa (y ahí es donde conecta con la noticia del virus chino). Lo que se oculta tras esa supuesta (o real) amenaza, es el cuerpo de una serie creada por Dennys Kelly donde la violencia se ejerce como en los cómics, sin matices, y los personajes responden a impulsos incontrolados. La primera temporada se estrenó en Gran Bretaña con un escaso éxito, pero generó una auténtica legión de fans que llevó a rodar una segunda temporada, más negra (y al mismo tiempo más colorida), más siniestra (y al mismo tiempo mas irónica) y más clara en su denuncia de las tramas que se esconden detrás de todas las grandes amenazas que sirven para mantener el miedo en el cuerpo de la población mundial. Quizás por eso no se renovó para una tercera temporada. Quizás hubo fuerzas políticas a las que no les gustó que a lo mejor se acercara más de lo necesario a la realidad. En todo caso, ahí está para disfrutarla y para pensarla. (Leo hoy mismo que los americanos están preparando un remake en HBO de la serie, veremos si tienen más suerte y pueden hacer una tercera parte que nos desvele que les pasa a Ian, Becky, Grant, Wilson y Jessica Hyde, sin olvidarnos de Pietre).








sábado, 18 de enero de 2020

CONSEJOS



Los consejos de Alice
Hay películas que aparecen en el momento justo, cuando más falta hacen. Es el caso de estos consejos de Alice que en versión original se llama Alice et le Maire, Alice y el Alcalde. Por una vez el título castellano es casi más adecuado que el original, porque la película de Nicolás Pariser va de eso, de aconsejar, mejor dicho, de hacer pensar. Leyendo los periódicos de este viernes 17 de enero en que escribo el texto, no puedo dejar de desear que en este país hubiera más Alices(y menos Ivanes) para aconsejar a los alcaldes y alcaldesas y en general a los gobernantes que nos rodean. El continuo gotear de ideas peregrinas o simplemente estúpidas, con el que nos inundan nuestras preclaras autoridades, debería pasar por el cedazo de las preguntas y consejos de alguien que simplemente aplicara el sentido común a la política. Pero bueno, vamos al film. El alcalde de Lyon, un espléndido Fabrice Luchini, lleva treinta años en política y se ha quedado sin ideas, está vacío, no se le ocurre nada. Está rodeado de asesores, secretarios, aduladores que le ríen todas las gracias y no se atreven a decirle nunca lo que piensan. Pero estamos en Francia y ésta es una película francesa dirigida por un hombre, Pariser, que viene de estudiar derecho, filosofía y arte. Una persona que concibe la política como un bien común y por eso, al plantearse que le pasa a un político sin ideas, en lugar de imaginar un publicista que le venda mejor en el mercado, recurre a un intelectual que le cuestione y le haga entrar en contradicción. Para que el juego sea más estimulante, Pariser hace que el personaje sea una mujer joven sin experiencia política, con una enorme capacidad para provocar en el alcalde preguntas y respuestas de gran sensatez. Alice llega al ayuntamiento de la ciudad sin saber muy bien que tiene que hacer y por eso despierta la hostilidad de todos los funcionarios del aparato y descoloca al alcalde con su manera de comportarse. Todo en este film inteligente y divertido, gira entorno a Alice y el alcalde y si funciona tan bien es porque entre la actriz, Anaïs Demoustier y Fabrice Luchini se establece una relación de respeto y de igualdad muy parecida a la que tienen Alice y el alcalde. Rodada en 35 mm., la realización de la película crece al tiempo que su relación personal/profesional, pasando del plano contraplano de sus primeros encuentros, siempre interrumpidos por algo o por alguien, hasta un largo plano secuencia en el que juntos escriben un importante y definitivo discurso. Se habla mucho en esta película, casi tanto como en las de Rohmer, lo cual no es extraño si pensamos que El árbol, el alcalde y la mediateca, es uno de los films de referencia de Pariser. Pero no solo se habla de política, se habla de la vida, de los deseos, de qué hacer en el mundo. En ese sentido vale la pena recordar otro de los referentes del director, Sacha Guitry y en concreto Si Versalles pudiera hablar, de 1954. Y desde luego El ala oeste de la Casa Blanca de Aaron Sorkin que viene a la memoria en algún momento, aunque los mecanismos de poder en Estados Unidos son muy diferentes de los europeos. Ligera, suave, muy entretenida inteligente y política, Los consejos de Alice es una película que te hace desear que hubiera más Alices y más alcaldes como este en la vida real. Los necesitamos ¡urgentemente!



Los consejos de (los) papa (s)
Esta semana no quiero hablar de una serie, pero si de una película que se puede ver en Netflix. Se estrenó hace unos meses en cines, pero pasó completamente desapercibida. Se trata de Los dos papas, del brasileño Fernando Meirelles. Es una ficción, con una base real, que cuenta un supuesto encuentro en el año 2013 entre Joseph Ratzinger, cuando era el papa Benedicto XVI y Jorge Bergoglio antes de convertirse en el papa Francisco. Si el encuentro en el Vaticano y más tarde en Castelgandolfo no existió realmente, lo que se dicen uno a otro está documentado por discursos, textos, y artículos que Meirelles y su guionista han utilizado para construir este diálogo de consejos. Hay dos partes muy claras y diferenciadas en el film, las conversaciones entre ellos y el pasado de Bergoglio en Argentina, tanto cuando es un joven a punto de casarse, como en su conflictiva relación con la dictadura. No digo que no fuera necesario hablar de este periodo, pero el fragmento es demasiado largo y prolijo y en cierto modo aleja el film del núcleo principal y apasionante de las charlas/discusiones entre los dos papas antagónicos que entienden el mundo y la iglesia desde puntos de vista muy distintos. Anthony Hopkins como Ratzinger y Jonathan Pryce como Bergoglio, rozan la perfección en sus personajes. Son divertidos, brillantes, respetuosos, inteligentes y aprenden en este intercambio a comprender mejor las posturas de uno y otro. Rodada en el Vaticano en escenarios privilegiados, la película tiene momentos divertidos, como los dos papas escondiéndose de los turistas en la Capilla Sixtina para comerse una pizza; y tiene momentos espectaculares, todo el ritual magnífico y secreto de la elección de los papas en esa misma capilla, con toda su gesticulación ancestral ¡esos votos enlazados uno a uno por un hilo rojo antes de ser destruidos! Si la intención de Los dos papas era la de mostrar a Benedicto XVI como un papa conservador, frío, intelectual, amante de los ritos y a Francisco como un hombre sencillo, humilde y cercano a la gente, hay que decir que el resultado se salda en tablas, porque (quizás gracias a los actores) tanto uno como otro acaban por ganarse al espectador sin perder por ello nada de su personalidad. Los dos aprenden uno del otro, probablemente Benedicto aprenda a disfrutar de las cosas pequeñas, pero también Francisco aprende que no todo el lujo aparente de la iglesia es superfluo y que, a veces, es necesario. En todo caso, una película para disfrutar desde el respeto a una institución que no siempre ha sabido ganárselo.
Y hablando de boato y de lujo me he acordado de una pregunta que le hice a Nicolás Pariser en San Sebastián cuando le entrevisté para el programa La Cartellera. ¿Qué consejo le daría Alice al presidente Emmanuel Macron? Y Pariser me contestó: “Creo que le habría dado un consejo que le da al alcalde en la película, aunque creo que Macron no estaría de acuerdo. Alice le diría a Emmanuel Macron que debe ser un poco más modesto y Emmanuel Macron le respondería que no es eso lo que esperan los franceses. Que los franceses quieren un Luis XIV, un Napoleón, un Charles de Gaulle y él intenta encarnar esa función. Le diría que François Hollande intentó ser un presidente modesto y no funcionó. Pero yo creo que Alice tiene razón.” Yo no estoy tan segura. Pero ojo, nunca se debe confundir grandeza con soberbia, ni poder con absolutismo personal. Ratzinger y Bergoglio también lo saben.




sábado, 11 de enero de 2020

INOCENCIAS



(este árbol de Ramon tiene mucho que ver con 1917)
1917
1917 es una película de guerra. No, perdón, es una gran película de guerra, de la llamada Gran Guerra. Un clásico de ahora mismo que tiene sus raíces en Howard Hawks (El sargento York), Stanley Kubrick (Senderos de gloria) o Steven Spielberg (Caballo de batalla). Sam Mendes suma a esta lista un nuevo eslabón en el cine bélico. Y lo hace, además, con un reto al lenguaje cinematográfico filmando la historia en un único plano secuencia. Que en realidad sean varios planos secuencia unidos para dar sensación de continuidad, no es más que la prueba del gran trabajo del director de fotografía Roger Deakins y el montador Lee Smith. Aparte, claro, del enorme tour de force para el actor George MacKay, en pantalla toda, absolutamente toda, la película. Pero este alarde técnico se quedaría en una anécdota tecnológica (tampoco es la primera vez que se filma en plano secuencia continuado) si no fuera porque la historia que nos cuenta, casi en tiempo real, es apasionante, tiene suspense, miedo, valor, estupidez, coherencia y mucho de homenaje a esos soldados que Tolkien retrató con el personaje de Sam en El Señor de los anillos. Los cabos y soldados que murieron en una guerra cruenta y terrible donde se los utilizaba como carne de cañón. El cabo Schofield sabe que tiene que cumplir su misión no por deber, sino por convicción y solidaridad. No será fácil, tendrá dudas, perderá amigos, sufrirá heridas, pero ese día de abril de 1917, un sólo día, mejor dicho unas cuantas horas de ese día, el cabo Schofield se habrá ganado un lugar en la historia. Esa que le contaba su abuelo al pequeño Sam Mendes y que él resume en una frase. “La Gran Guerra fue la guerra en la que se perdió la inocencia”.





La inocencia
Y esa frase de Sam Mendes me da pie para hablar de otra película muy diferente en todo. Española, ópera prima, dirigida por una chica valenciana, historia de adolescentes y de crecimiento. Se llama La inocencia y es uno de los debuts mas interesantes de los últimos tiempos. Antes de seguir dos cosas: no es una película redonda –flaco favor le hacen las óperas primas que se consideran obras maestras a sus directores–; no es una película políticamente correcta, su sencillo optimismo ya la hace incorrecta. La inocencia la dirige Lucía Alemany, está ambientada (y rodada) en un pequeño pueblo del interior de Castellón durante las fiestas patronales del verano. Su protagonista es Lis, Alicia, la joven Carmen Arrufat, una chica de quince años. Junto a ella hay dos mujeres adultas. Su madre, Laia Marull, el personaje mas interesante por su recorrido absolutamente imprevisible, desde unas convenciones que beben en los años cincuenta, hasta un futuro que mira hacia adelante. Y Remedios, la bruja, la distinta, la mujer sabia y equilibrada con el rostro de Sonia Almarcha, una actriz que trabaja menos de lo que a mi me gustaría. Estas tres mujeres son el núcleo duro de La inocencia en la que hay dos personajes masculinos importantes, pero peor dibujados. El padre, Sergi López, monolítico, sin matices, completamente superado por las mujeres de la casa. Y el novio con el rostro ambiguo de Joel Bosqued, uno de los que menos responden a los estereotipos. Lo que parece que es (o será), se ve contrarrestado por lo que de verdad es, un chico enamorado. Y en medio, el pueblo, el circo, la inocencia que no se pierde, el deseo de tener un futuro y la conquista de una libertad que no es imposible. La inocencia es una película inocente llena de algo que de verdad se agradece: luz y ganas de vivir.

EL RINCÓN DE LAS SERIES


Creedme
Esta serie de Netflix no tiene nada de inocente, pero no sé por qué me ha venido a la cabeza cuando escribía de la película de Lucía Alemany. De verdad que está en las antípodas, aunque en realidad, quizá no, porque aún siendo terrible y dura y desalentadora, tiene un punto de luz, de salida del túnel, que la emparenta con la valenciana. Creedme es una serie americana basada en un caso real que recogía el artículo An Unbelievable Story of Rape de Ken Armstrong y T. Christian Miller, publicado en diciembre del 2015 con el que ambos ganaron el Premio Pulitzer en el año 2016. En el año 2008, una adolescente de 18 años, Marie Adler, fue acusada de denunciar falsamente una violación. Su vida se convirtió en una pesadilla. Tres años después de que su caso se cerrara, las detectives Grace Rasmussen y Karen Duvall, inician una investigación sobre violaciones que acabará por descubrir la verdad sobre Marie Adler. El primer capítulo de Creedme, es el más duro y el que justifica el título. Marie denuncia una violación, pero nadie la cree, ni la policía, ni siquiera su entorno más cercano, sumiéndola en el dolor, el aislamiento absoluto y la frustración ante un acoso continuado. A partir del segundo capítulo y hasta el final, la serie sigue dos líneas narrativas en paralelo: la del calvario judicial y personal de Marie en el estado de Washington y la investigación de las dos detectives en Colorado. Hay muchas cosas interesantes en esta serie imprescindible. Una de ellas es la manera como enfoca la violencia de las violaciones desde el punto de vista de las mujeres que son víctimas, pero no pierden nunca ni la dignidad ni la entereza tras los arbitrarios ataques que sufren. Otra de las cosas más importantes es la relación entre ambas policías y como pasan de una cierta distancia entre ellas a una solidaridad frente a la indiferencia del sistema. En este sentido las dos actrices elegidas, Toni Collette y Merritt Wever, funcionan muy bien en su contraste tanto físico como emocional. Kaitlyn Dever, lo tiene más difícil ya que la mayor parte del tiempo Marie está completamente sola. Incluso acompañada, su personaje está solo y desamparado. Creedme es de esas series, o películas, que ayudan a pensar, a reflexionar cómo la sociedad se enfrenta a los problemas, cómo se puede manipular y tergiversar la verdad para hacerla coincidir con las premisas que le conviene explotar. En ese sentido, ahora me doy cuenta de que con quién tiene una estrecha relación esta estupenda serie es con la entrada de la semana pasada, la que hablaba de Dreyfus y Richard Jewell.


sábado, 4 de enero de 2020

DIEZ AÑOS


DIEZ AÑOS

(este árbol de Ramon me cobijaba la primera vez, vuelvo a ponerme bajo su sombra diez años después)
El 3 de enero de 2010 publiqué la primera entrada de este blog. Hace ahora diez años justos, ya que escribo esta entrada, la número 697, el viernes 3 de enero del 2020. ¡Diez años! ¡Casi 700 entradas! No me lo puedo creer. Desde luego, ni en el mejor de mis sueños pensaba entonces que iba a estar escribiendo durante diez años. Pero sí, lo he hecho. Desde el primer día he procurado escribir con sinceridad y con honestidad. En general de películas que me gustan por una u otra razón, (no tienen que ser necesariamente buenas, aunque casi siempre lo son), comentar películas que no me gustan me da mucha pereza, por eso no suelo hablar de ellas. Es la libertad que me da el blog. También he procurado vincular el cine con la vida, la mía, la de mis amigos, algunos de ellos desaparecidos tristemente en estos años y hablar de las cosas que me interesan: libros, música, paisajes, viajes, festivales. Y también de política, desde la más cercana hasta la más lejana. Porque la política está ahí, en nuestras vidas, nos guste o no. Siempre he intentado hacerlo con respeto y sobre todo sin engañar a nadie. Una de las cosas de las que estoy más contenta es la de haber utilizado desde el principio los preciosos dibujos y cuadros de Ramon que me han acompañado como ilustraciones sugerentes y hermosas de los comentarios. Sin ellos, este blog no sería lo mismo. Copio aquí la primera entrada. La he releído y la suscribo plenamente. No sé cuánto durará el blog, cuánto duraré yo, cuánto durará nada. Si hace diez años no pensaba en el futuro, ahora menos. Pero aquí estoy y aquí seguiré mientras me divierta escribir de cine y del mundo y mientras haya alguien que me quiera leer.


domingo, 3 de enero de 2010
primera entrada

Empiezo este blog bajo la protección de este árbol de Ramón (Herreros) que espero me de cobijo durante todo el año. En la red hay miles de blogs de todo tipo. Unos mejores que otros, unos interesantes, otros horribles. No pretendo competir con tantos y tan buenos antecedentes como se pueden encontrar.
En realidad si me he decidido a escribir este blog ha sido por dos cosas. Una, lo fácil que resulta hacerlo. Resistirse a ello era una estupidez. Aunque siempre dije que no quería caer en la tentación, lo cierto es que sentía la necesidad de tener un espacio donde apuntar algunas ideas que me rondan por la cabeza. Y eso me lleva a la otra razón. Cada vez hay menos lugares "públicos" donde exponer lo que pienso. Menos espacio para la crítica, para el comentario, para la reflexión. Menos espacios pagados y cada vez peor pagados.
En un blog no se cobra nada. Pero al menos tienes la libertad de escribir lo que quieres sin censuras de ninguna clase más las que impone la sensatez y la educación.
Los dos motivos conjugados me han llevado a tomar esta decisión. No se si seré capaz de mantener una continuidad regular. Hay periodos de mi vida en los que tengo mucho tiempo para escribir y otros en los que casi no puedo respirar. Pero en todo caso, los que me conocen saben que tengo ideas, a veces muy peregrinas, que solo expreso en conversaciones y que confio que ahora podré compartir con más gente.
Iré comunicando la existencia de este blog poco a poco, dejando que sea su propia dinámica la que le de vida propia.


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INJUSTICIAS
Si esta primera entrada del 2020 no hubiera sido la de los diez años, se habría llamado Injusticias. Porque de injusticias hablan dos películas estrenadas esta semana. Las dos dirigidas por veteranos realizadores con muchos años a la espalda; las dos recreando casos reales de enormes injusticias cometidas en nombre del estado para ocultar precisamente su inmoralidad, su falta de dignidad y su absoluta incompetencia. Y desde luego, su racismo, su xenofobia y su desprecio clasista a los que no forman parte de la sociedad entendida como un “nosotros” que excluye a los “otros”.
Estoy hablando de El oficial y el espía, de Roman Polanski, sobre el caso Dreyfus y de Richard Jewell, de Clint Eastwood, sobre el caso Jewell. Las dos tienen una víctima conveniente, las dos nos muestran como se fabrica un caso con pruebas falsas y unas acusaciones vagas que sirven para despertar la furia de la gente (y de los medios de comunicación) simplemente porque les interesa que sean ellos y no otros los culpables, no porque quieran descubrir la verdad. En un caso, es el ejército francés el que quiere que sea un judío el acusado de traición y si para hacerlo tienen que inventarse pruebas, se las inventa. Da igual que pueda demostrar su inocencia o que grite “Viva Francia”. Ellos han decidido que el judío es el malo y nada les hará cambiar. El otro es el FBI el que, para tapar su incompetencia e incapacidad de prevenir un atentado, dirige a la opinión pública, sobre todo a los medios de comunicación mas sensacionalistas, hacia un pobre guardia de seguridad, un hombre gordo, un poco raro, que vive con su madre y cree firmemente en los valores de esa América en la que gente como él no tiene cabida. Las dos películas son estupendas.
Eastwood, a sus casi 90 años, da una lección de cómo se tiene que contar una historia. Es un narrador clásico, que mira y expone con una sencillez absoluta. Nunca juzga a sus personajes, no hace falta. Los juzgamos los espectadores indignados por la manipulación repugnante que se hace de Richar Jewell. La cámara no se nota, pero está ahí para dejar testimonio. Y los actores Paul Walter Hauser, como el ingenuo Jewell y Sam Rockwell como su abogado, están simplemente magníficos. Te los crees, esa cosa que suele decirse tanto de las películas. Eastwood consigue que te los creas de verdad.
Polanski a sus 83 años, da una lección de cómo se tiene que contar un caso judicial, siguiendo el hilo conductor de la historia que traza el coronel Georges Picquart. Picquart fue uno de los principales testigos contra Dreyfus, pero cuando descubrió la trama de corrupción, racismo, y encubrimiento del Ejército Francés, fue uno de los primeros en denunciarla. Picquart, interpretado por Jean Dujardin, es un hombre digno, un hombre justo y sobre todo es un hombre leal al Estado. Pero no al Estado que sus superiores han construido para su propio beneficio. Picquart, como Jewell, cree en los valores que son fundamentales para que una sociedad funcione y por eso son personajes muy molestos a los que hay que destruir.
Ver estas dos películas es una buena manera de empezar el año. Son dos avisos de cómo funciona el poder y sus aliados, los medios de comunicación. Son dos grandes films que sirven para despertar la curiosidad por saber mas (del Yo acuso de Émile Zola y el caso Dreyfus a finales del siglo XIX en Francia o del uso absolutamente inmoral que se hizo de Richard Jewell en el caso del atentado de Atlanta en 1996). Pero sobre todo porque son dos películas inteligentes que consiguen mantener al público pegado a la pantalla. Cine del bueno.